Capítulo I - El del comienzo
Las atrapantes y dramáticas notas del Caprice nº 24 para violín de Nicolo Paganini resonaban en aquel dormitorio sobriamente amueblado, de oscuras paredes y refinada elegancia. Se repetían una y otra vez en los oídos del joven y prometedor violinista que gozaba con cada sonido y encontraba en cada uno de ellos, el sentido de su vida. Sin lugar a dudas se podría asegurar que aquellas notas atrapadas en la intimidad del dormitorio reflejaban la locura y pasión con la que Ban, vivía su día día, durante los últimos años de su vida.
Como sucedía casi todas las noches, el ir y venir de esa música endemoniada marcaba el apasionado ritmo con el que Ban sigilosa y atrevidamente desplazaba sus dedos por el cuerpo de aquella mujer siempre bella, entregada y anónima... Todo él,y especialmente sus largos y finos dedos de violinista poseían una delicadeza y soltura particular, concebidas durante años junto al encantador instrumento que tanto lo satisfacía. En aquellos momentos, ya bien adentrados en la noche (y haciendo uso y abuso de sus habilidades y encantos), sus manos no eran responsables de generar aquellas melodías que solían conmover tanto a su fiel público, sino que generaban constantes e incontenibles gemidos de placer salidos de lo mas profundo de la garganta de su amante, mientras fundían ambos cuerpos en un constante movimiento...
Una hora después, ya solo en su dormitorio y sentado en un extenso sofá, gustaba de relajarse y entonces elegía otras melodías, como el Nocturno nº9 de Chopin que sonaba aquella noche. Decidió quedarse a dormir en esa pieza de hotel, realmente no tenía ganas de vestirse y mucho menos de volver a su mansión, aquel lugar lo molestaba especialmente de noche, aunque no sabía porque. Luego de un rato y ya solo acompañado por su música, recostó su desnudo cuerpo sobre las suaves sábanas de seda, y se dispuso a degustar un cigarrillo y aunque no lo deseaba, a hablar consigo mismo:
-Esta noche... sin dudas la chica era mas joven y mas linda... su cuerpo era excepcional, su cabello largo y su piel suave...- sus pensamientos repentinamente se detuvieron, conocía muy bien como seguía su reflexión, de hecho desde hacia un tiempo, que lo atormentaba...
-Pero todo aquello, no fue mas que una actuación... no entiendo... siempre me satisfacen, hacen lo que yo quiero ( CLAAAAAAAAAAAAAAARO y quien no lo haría) y no encuentro ningún obstáculo para divertirme con ellas, no hablan, son como instrumentos de diversión pero lo único que logran es hacerme sentir vacío, no puedo evitar aburrirme, ¡que molesto! De día todo es luz, elogios, aplausos, maldición Ban Midou, sabes muy bien que ese no eres tú. Me acostumbré tanto a fingir, a vivir una vida perfecta que no existe... que.. porque.. en que momento... yo... basta. Basta. ¿Porque quiero llorar? No puedo ser tan cobarde. Este nudo en el estómago... duele mucho...- reflexionaba como nunca antes lo había hecho y notaba, con toda razón, que no podía seguir evadiendo sus sensaciones, estaba llegando a su límite.
-Sin embargo siento paz... Estas lágrimas me liberan un poco de todo ese peso, el peso que me causa vivir así... Me siento débil y quiero gritar... Basta. Basta... ¡Basta, ya es suficiente!- se levantó muy decidido, se colocó ligeramente su ropa y salió rapidamente de aquel lugar. Las sábanas aun tibias comenzaron a enfriarse...
Capítulo II - El de la idea fija
La experiencia fue sin dudas, liberadora. Caminando por las calles de la ciudad, notó que actualmente su mundo era muy estrecho y había olvidado como era recorrer aquellos sitios de noche y a pie, como la gente normal. Luego de recorrer algunas cuadras, entró a un bar, las ganas de saborear un buen whisky lo ganaron esta vez.
El lugar era pintoresco y aunque era bastante tranquilo había una buena cantidad de gente. Sus paredes estaban cubiertas con los mejores long plays del rock, y muchas luces, aunque tenues creaban un ambiente muy especial. En sus parlantes retumbaban los sublimes y sugestivos acordes de Since I´ve been loving you, de Led Zeppelin.
Fue entonces cuando Ban ingresó caminando con su particular soltura, y por supuesto no tardó en llamar la atención de toda la concurrencia:
Pensamientos espontaneos de mentes cachondas/ mentes resignadas
Chica 1 (alias Caronchas):"Ah bueeeeeeeeeeeeeeno bueno, hoy es mi día de suerte jeje, yo sabía que no me tenía quedar durmiendo, ay pero de donde salió este chico por favor, pues yo no espero saco las garras, las clavo y no lo suelto mas GRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR "
Chica 2 (alias Lise): "Ah la pelotita, ay pero que chulo, y encima que a mi me encantan los morochos de ojos azules jeje, que pecado... no, que verguenza! me tengo que tratar no puede ser que me termine babeando en público"
Chica 3 (alias Na-chan): "..." (estaba helada, no podía pensar, la boca le llegaba al piso)
Veterana (alias abuelita): "Ay pero que churrrrrrrrro, que bueno que renové mi dentadura jaja, le gustarán grandecitas y con experiencia mmmmmmm tendré que probar, pero que, si ya lo están rodeando, parecen cuervos de como lo estan acechando, mejor me escabullo sino me voy a quedar atrás"
Chico 1 (alias el gay con carpa): "Ay pero tanto bochinche por que, ¿quien es? Uhhhh pero yo estaba levantando chicas como loco, que mala leche, era demasiado bueno para ser verdad, sino le llevo una novia a mamá va a pensar que soy gay o ya lo debe estar pensando... aunque ahora que lo veo de cerca ¡que muchachito! ya fue ma te doy la razón me convierto en su nene, ma que nene me convierto en su nena!... ay Dios que estoy pensando, necesito un psicólogo urgente"
Chicos 2,3,4 etc...(alias soldados derrotados por afano): "..." (cual funeral comenzaron a caminar hacia afuera del lugar con un aura bieeeeeeeeeeen oscura)
Bueno mas o menos ese era el panorama (aunque reconozco también que me gusta exagerar jeje) y para tranquilidad del dueño del bar y de su cuenta bancaria, el lugar no se vació del todo y aún quedaban bastantes personas disfrutando de deliciosos tragos y divertidas charlas. Ban finalmente logró sobrevivir a los innumerables ataques, se dispuso a ocupar un lugar vacante en la barra y a encender otro cigarrillo.
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