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Servicios Por Deuda por Nessa Yaoi

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        Servicios Por Deuda

 

- ya dije que te pagare... solo necesito algo más de tiempo - con las manos metidas en su chaqueta negra hasta más debajo de las rodillas.

- podríamos hacer un trato...  y quedaríamos a mano,  hay alguien de quien me gustaría que te encargaras - frotando dos esferas metálicas en su mano.

- ¿Qué paso,  olvido hacerte una reverencia antes de irse? ...no matare por ti si es lo que estas pensando - dándole la espalda.

- muy gracioso,  no permito que nadie me desprecie jamás... tampoco mencione nada con respecto a un asesinato... solo quiero que le des un buen susto,  el método queda a tu elección,  no es mal negocio... piénsalo.

- ¿Quién es? - despertando su curiosidad por la persona que había puesto en su lugar a alguien como Orochimaru... el gánster mas peligroso de la ciudad.

- trabaja en el café que esta cerca de la plaza central.

- ¿en el Ichiraku? Pero...  allí solo trabajan chicos - dijo con sorpresa.

- nunca mencione que fuera una mujer,  eso tú lo supusiste.

- variedad de gustos... ¿Quién lo diría?

- me considero un amante de la belleza este donde este,  hombre o mujer... no hay diferencia para mi - fijando sus ojos amarillos en la otra parte de la conversación.

- ¿y esa belleza tiene nombre? - intentando recabar información sobre la victima.

- Uzumaki,  Uzumaki Naruto... un rubio bendecido por la madre naturaleza,  de ojos color cielo y sonrisa de un armonioso cascabel.

- con eso mi deuda quedara saldada... ¿correcto? - cerciorándose de aclarar bien los puntos.

- por supuesto,  una cosa más...  no quiero que lo golpees,  ese cuerpo vale oro para mi... y quiero que continúe inmaculado y sin marcas - sonriendo sádicamente.

- si no hay nada más que decir...  - caminando hacia la puerta de la oficina en el piso superior de una de las bodegas del puerto.

- solo avísame cuando este hecho... Uchiha - viendo la puerta serrarse.

- "es algo que no estaba dentro de mis planes,   pero será una más que agregarle a su cuenta personal" - pensaba mientras montaba en su moto,  de repente le habían entrado ganas de beber café.

- capuchino grande y una rebanada de pastel de chocolate - dijo uno de los chicos que atendían las mesas poniendo la orden sobre el mostrador.

- mi favorito - contesto un chico rubio de ojos color cielo y una gran  sonrisa - ¿podrías llevar esto a la mesa siete,  Koga... gracias - extendiéndole la orden anterior ala del pastel de chocolate.

La puerta se abrió dando paso a un joven de pantalón negro,  suéter de cuello de tortuga con un pequeño sierre en la parte delantera del mismo color,  chaqueta larga también negra haciendo juego con sus lentes de sol y cabello,  echo un vistazo alrededor hasta que localizo a su blanco detrás del mostrador,  avanzo hacia una de las mesas más alejadas de la entrada desde donde podía observar sin ser observado,  deslizó un poco sus lentes hacia abajo de su nariz para mirar al rubio al natural sin que lo opaco de sus protectores de luz distorsionaran lo natural de su figura.

- "vaya, vaya... no lo culpo por querer tenerlo a toda costa,  hasta creo que se quedo corto al describirlo,  es una pena tener que cortarle las alas a tan hermoso espécimen,  aunque si fuera mío también lo haría y...  botaría la llave"

- su orden,  señor - fue interrumpido en sus pensamientos por uno de los chicos que atendían las mesas.

- solo café - devolviendo sus lentes de sol a su sitio.

- enseguida - dijo el mesero retirándose.

Dos horas y cuatro cafés después el establecimiento lucia desierto,  menos por una pareja y el señor misterio,  ya que casi era la hora de sierre por ese día.

- ¿Cómo te fue hoy con las propinas? - pregunto el rubio a su amigo Koga.

- Mmm... nada mal,  solo espero por el chico del fondo ¿puedes creer que ha estado sentado ahí sin mover un musculo por largo tiempo  y solo ha pedido café? - mirando hacia el lugar,  el rubio apoyo medio cuerpo sobre el mostrador para ver al extraño individuo.

- tal vez espera a alguien - dijo el ojiazul.

- ¿por dos horas? Yo no perdería ni una.

- Koga,  eres el santo de la impaciencia... si es que hay algún santo para eso,  creo que lo dejaron plantado... es uno de los grandes pecados de las mujeres... cruel pero efectivo - comento quitándose el delantal.

Mientras decía esto,  el chico del abrigo largo paso junto a ellos y  sacando su mano del bolsillo deposito el importe de lo bebido más la propina sobre el mostrador mientras el rostro del rubio se reflejaba en sus lentes oscuros.

- que tipo tan extraño - comento Koga al verlo salir.

- ya es tarde,  tengo que irme o perderé el autobús ¿sierras por mi? - tomando su mochila de debajo del mostrador.

- ya piérdete - haciendo una seña con su mano.

- ¡gracias,  amigo! - corriendo hacia la salida. 

El ojiazul tenia que caminar dos calles hasta la parada del transporte que lo dejaba al frente del edificio de departamentos donde vivía,  se sentó en la banca y espero,  había anochecido y el lugar estaba algo solitario por lo que no dejaba de mirar a los lados en todo momento,  no es que fuera paranoico pero estar alerta nunca estaba de más,  se rasco el cuello como si un insecto lo hubiera picado para unos segundos después serrar sus ojos y dejarse resbalar hacia un lado en el asiento quedando inconsciente,  el azabache coloco el cuerpo del ojiazul sobre uno de sus hombros y camino hasta el callejón donde tenia oculta su motocicleta,  lo puso en el asiento a su espalda con los brazos del rubio rodeando su cintura  atando sus manos al frente para evitar que se cayera mientras él conducía... y si era visto por alguien solo podría pensar que eran dos amigos dando un paseo para divertirse.  Condujo por un rato hasta la zona residencial con bellas casa y algo alejadas del centro de la ciudad,  un sitio tranquilo... ideal para sus propósitos.

- viéndote,  cualquiera pensaría que eras más pesado y tambien... hueles delicioso  - cargando el cuerpo del rubio hasta su propia habitación - ya debe estar por terminar el efecto de la droga - colocándolo sobre la amplia cama.

Rápidamente,  antes de que el rubio despertara,  cambio la atadura de sus manos a la espalda y vendo sus ojos con una bufanda de seda azul marino para no dejar pasar la luz a través de la prenda,  se quito la chaqueta y la lanzo sobre la cama,  se sentó en un sillón del lado de la cama que daba a la puerta de la habitación...  y espero.

- ¿Q-Que me paso? ¿Una venda? N-No puedo mover mis manos... ¿Qué es lo que sucede,  donde estoy? - totalmente asustado.

- tranquilízate,  podrías hacerte daño - viendo como se revolvía sobre la cama.

- ¿q-quien esta ahí,  que quiere? - más asustado que antes.

- por ahora...  que permanezcas tranquilo,   y si es posible... también callado - con los codos apoyados en los posa brazos del sillón y su barbilla en sus  entrelazados dedos.

- ¿Por qué me hace esto? - tratando de incorporarse en la cama.

- eres mi rehén - con voz tranquila.

- ¿secuestro? ¿Acaso es una broma? Mira...  no tengo dinero,  trabajo para poder pagar mis estudios,  la renta de mi departamento... y el resto apenas me da para comer y... ¿no estarás equivocado de persona? - pasando su cara por el hombro para tratar de quitar la prenda que tapaba sus ojos.

- así que ahora nos tuteamos... gran inicio.

- ya que yo soy el que esta atado y a ciegas... creo que me gane ese derecho,  idiota - tratando de reunir el valor que necesitaba para no gritar histérico.

- ¿eso piensas? Lo cierto es que estas asustado y...   atacándome con palabras crees tener la situación bajo control ¿suena sensato para ti enojar ala persona que te tiene en sus manos? - totalmente razonable.

- ¿Qué esperabas,  una victima sumisa? Te equivocaste de rehén,  al final todos terminan igual...  o sea muertos  ¿no es así? - tratando de que su voz no temblara,  no quería darle esa satisfacción.

- tienes un sentido erróneo de la situación... no quiero dinero.

- ¿ah no? ¿Entonces porque estoy aquí? Si no es dinero lo que quieres... entonces ¿Eres... alguna clase de pervertido? - ahora si que sus nervios llegaron al techo.

- al parecer te metiste con la persona equivocada... lo que de por si ya es bastante problemático para ti.

- no se a que... ¿de quien estas hablando?

- no necesitas saberlo por ahora,  lo único que si puedo decirte... es que estarás aquí por algún tiempo.

- imposible,  alguien se dará cuenta... mis amigos,  mi jefe... alguien.

- ya me ocupe de eso,  saliste de la ciudad por razones personales... por toda una semana ¿crees que te traería aquí sin haber anticipado eso? - echándose hacia delante y cambiando los posa brazos por sus rodillas.

- se ve que ya has hecho esto antes... todo un profesional ¿cierto? - reteniendo la respiración - si no quieres dinero ni eres un pervertido... ¿Cuál es tu ganancia en todo esto? O me dirás que trabajas por amor al arte ¿esperas ganar algún premio o algo?

- digamos que por tomar este trabajo una deuda quedara saldada.

- ya veo,  soy algo así como un intercambio de intereses ¿correcto?

- algo así,  pero sin beneficios... al menos para ti - sentándose en la cama,  el rubio al sentirlo rodo por la superficie cayendo al suelo.

- ¡rayos!! - Grito sobre la alfombra - ¡¿podrías quitarme la venda de los ojos?!

- te ves gracioso en esa posición - levantándolo y sentándolo en la cama - no debería...  pero hare una excepción contigo - retirando la prenda de los ojos azules.

- ¡yo te conozco,  eres el que estaba... demonio!   No debí decir eso - mirando hacia el piso - ahora que puedo identificarte supongo que no viviré mucho.

- ¿tienes hambre? - dejando la bufanda a un lado.

- vaya,  un delincuente considerado... ya no hay muchos de esos - con sarcasmo.

- no voy a matarte de hambre - agarrándolo por un brazo.

- ¿Qué tal con veneno? - dejándose llevar.

- seria un desperdicio - sacándolo de la habitación.

- ¿el veneno o yo? - mirando a ambos lados del pasillo por donde estaba siendo guiado.

- ambos - caminando por el corredor que daba a la sala y de ahí a la cocina - permanecerás conmigo hasta que este lista la comida - acomodándolo en una de las sillas atando sus pies a las patas delanteras de ésta.

- ¿también cocinas? Un bandido habilidoso ¿Quién lo diría? - moviendo sus tobillos para deshacerse de las ataduras sin resultado.

- un poco... ¿eres alérgico a alguna comida o medicina? - colocándose un delantal.

- no que yo sepa,  pero si no es así... no te sientas mal... este,  no me has dicho tu nombre.

- ¿para que quieres saberlo? - cortando verduras de espaldas al rubio.

- es necesario para presentar cargos contra ti a la policía... seria el paso más lógico,  pensé que sabias de estas cosas - recostando su cabeza en la mesa de la cocina.

- ¿te gusta el ramen?

- es mi comida favorita...  ¿estuviste investigándome?

- no,  lo del ramen es una coincidencia,  solo me dieron tu descripción física... y no te hace justicia - murmurando lo ultimo.

- quiero ir al baño... al menos que quieras un accidente en este lugar - mirando directamente a los ojos negros.

- no haría juego con la comida - acercándose al rubio con el cuchillo en la mano.

- no hay problema... puedo aguantar un rato más jeje - pensando lo peor al ver al azabache con el objeto filoso en su mano.

- te llevare - cortando las ataduras de los pies del ojiazul.

Fue conducido de nuevo por el pasillo hasta la puerta frente a la entrada de la habitación.

- ¿podrías desatar mis manos? Al menos que quieras... tú sabes - señalando con sus ojos la zona central de su cuerpo.

- ¿deseas estrechar nuestra relación? - levantando una ceja.

- ¡claro que no!! ¡No quiero mojar mis pantalones,  cretino!! - grito con las mejillas sonrosadas,  el azabache desato las temblorosas manos y se apoyo en la pared junto a la puerta después que el ojiazul entrara al baño.

- no cabes por esa ventana,  es muy pequeña para ti - dijo luego de escuchar un ruido parecido al de una cabeza atascada en un hoyo - no hay objetos cortantes,  filosos ni pesados... nada con lo que puedas escapar de mi ¿Qué harás,  atacarme con el papel de baño? - dándole crédito por intentarlo al menos.

- tenia que probar,  no puedes culparme por eso además de que cualquier cosa es buena cuando se trata con gente como tù - saliendo el pasillo y poniendo sus manos juntas al frente.

- posición equivocada - dándole la vuelta y atando sus manos a la espalda - la comida casi esta lista ¿volvemos a la cocina? Tengo hambre y creo que tú también,  no comiste nada en la cafetería antes de salir - caminando de vuelta.

- no sabia que me observabas,  esto...  ¿me rebajarías la sentencia si te ayudo a lavar los platos después? - atado de nuevo a la silla.

- es lo bueno de los lentes oscuros,  los que te observan no saben exactamente a donde estas mirando,  y por lo otro... lo consideraría si no estuvieras todo el tiempo pensando en como salir de aquí - poniendo un tazón de ramen en la mesa y sentándose frente al rubio.

- como sea,  espera un segundo... ¿me darás de comer... en la boca? - haciendo su cabeza hacia atrás.

- es el sitio lógico ¿no te parece? Al menos que quieras una intravenosa - tomando una cucharada de caldo y enfriándolo con su aliento.

- odio las agujas,  me refiero a que... yo puedo hacerlo solo si desatas mis manos.

- ha sido un largo día,  estoy cansado,  y por ultimo... no quiero andar correteándote por toda la casa ¿comprendes? - Llevando la cuchara a la boca del rubio - ¿Qué tal? - tomando otro poco del tazón.

- no es de restaurant cinco estrellas... pero no esta mal.

- ¿has estado en un restaurant cinco estrellas? Basado en tus finanzas resulta imposible - queriendo saber donde y con quien,  algo ilógico si pensamos que acababa de conocer al rubio ese mismo día.

- una vez... con un sujeto bastante desagradable - tomando otro sorbo de ramen.

- ups... aguarda - dijo el azabache pasando su dedo por la comisura del labio del ojiazul por donde escurría algo de caldo para luego llevarlo a su propia boca y chuparlo,  Naruto miro a otro lado un poco avergonzado por la acción.

- para ti todo es cero desperdicio por lo que puedo ver - mirando el fondo del tazón casi vacio - estoy satisfecho... gracias.

- es la primera palabra amable que has dicho desde que llegaste - retirando el tazón y sirviéndose el suyo.

- desde que me trajiste querrás decir... llegar significa venir de visita o algo por el estilo,  obligar a alguien a estar en un sitio en contra de su voluntad no es precisamente una visita cordial ¿no lo crees? - volviendo a recostar su cabeza sobre la mesa.

- lo que creo es que ya es hora de dormir - terminando su cena para luego lavar los trastes - increíble... se quedo dormido - acercándose y retirando un mechón de cabello de la frente del rubio - Hei,  despierta... estoy cansado para cargarte hasta la cama -  desatando los pies del rubio luego apago la luz de la cocina y volvieron a la habitación.

Sentó al ojiazul en un lado de la cama para luego rodearla mientras se sacaba la ropa y la tiraba en el sillón,  Naruto observaba las acciones del azabache con algo de recelo.

- ¿y ahora que te propones? Aguarda... ¿dormiremos los dos juntos en  la misma cama?

- ¿pues que pensabas? - quedándose con una camiseta negra sin mangas que llevaba bajo el suéter y unos pantalones cortos sacados de una de las gaveta del mueble frente a la cama.

- ¿en el sótano tal vez?

- no tengo sótano... creo que has visto demasiadas películas policiacas - sentándose al otro lado del ojiazul.

- la sugerencia era para ti por si no te diste cuenta.

- mi cama es demasiado cómoda como para dormir en otro lado,  por otra parte...  si te sientes incomodo durmiendo junto a otro hombre... puedo atarte con cinta adhesiva hasta que parezcas momia y dejarte en el sillón... tú decides - dijo el azabache recostando su cabeza en la almohada.

- dormir con ropa,  atado y en tan nefasta compañía es de por si suficiente para que también tengas que agregar amenazas verbales - dejándose caer de lado sobre la sabana dándole la espalda al ojinegro.

- buen chico,  debo advertirte que tengo el sueño bastante ligero... por si se te ocurre alguna idea extraña - colocando sus brazos bajo su cabeza.

- ¿ideas extrañas? lo extraño comenzó desde que entraste en la cafetería  ¿un individuo que se sienta por mas de dos horas solo para beber café? las estatuas son más animadas que tú, usando lentes oscuros en un lugar serrado y dedicarse solo a observar... eso si que es extraño,  debí sospechar que algo no andaba bien contigo - tratando de acomodar su cuerpo en la cama,  no es fácil dormir con las manos atadas a la espalda.

- eres buena persona,  de esas que son incapaces de pensar mal de los demás,  eso esta bien,   aunque...  también es tú debilidad - volteando su cuerpo hacia el rubio.

- y yo que pensé que estabas en una cita y que te habían dejado plantado.

- tú eras mi cita... solo esperaba - moviendo su mano hacia el cabello rubio para acariciarlo pero deteniéndose antes de hacerlo.

- no me gustan las citas a ciegas... la sorpresa puede ser bastante desagradable - dijo suspirando el rubio.

- o todo lo contrario si lo ves del otro lado del cristal - agarrando las manos del ojiazul para comprobar que las ataduras no le hicieran daño en sus muñecas.

- no cuando el cristal esta tan sucio como la persona del otro lado,  tal como ese...  oscuro individuo - recordando un rostro de ojos amarillos y de sonrisa lasciva.

- "Orochimaru... maldito desgraciado,  no dejare que le vuelvas a poner los ojos encima,  se quedara conmigo y... ¿Qué acabo de decir? Cuando todo esto termine tendré que dejarlo ir... con el concebido desprecio de su parte por haberlo retenido en contra de su voluntad,  desearía que continuara a mi lado,  me gusta... me gusta demasiado" - delineando la silueta del rubio con sus ojos e imaginando el cuerpo de éste entre sus brazos.

- ¿ya te dormiste? - pregunto el ojiazul suavemente.

- no si no dejas de moverte.

- es tu culpa, es muy incomodo dormir con las manos atadas a la espalda... deberías probar.

- intentemos otra cosa - levantándose y buscando algo en la gaveta de la mesita de noche.

El rehén,  digo Naruto,  escucho el ruido de algo metálico chocar entre si,  sintió que sus manos eran desatadas y se giro en la cama,  el azabache tomo la prenda que antes había estado en los ojos del rubio y la envolvió alrededor de la muñeca izquierda antes de colocarle las esposas...  que luego pondría  en su propia mano derecha,  el rubio observaba pacientemente como si ya nada le sorprendiera.

- ¿para que la cinta? - pues no parecía encajar con el instrumento metálico para nada.

- así tu muñeca no se lastimara - volviendo a acostarse.

- que amable de tu parte...  aunque hubiera preferido que me ataras a la cama - mirando su nueva pulsera.

- de este modo es más fácil darme cuenta si intentas escapar... y si por alguna razón tienes suerte de dejarme inconsciente o muerto...   no creo que puedas arrastrarme por ahí tan fácilmente como quien pasea una mascota - serrando sus ojos.

- podría improvisar... nunca se sabe de lo que se podría ser capaz por salvar el propio pellejo - con toda razón.

- no te atreverías,  no eres de esa clase... ni siquiera por tu hermosa piel - acercándose al rubio y colocando su brazo sobre el pecho de éste.

- ¿q-que haces? - sintiendo el aliento del azabache en su mejilla.

- solo me aseguro de tener un sueño tranquilo y que tú lo tengas también... ¿es la primera vez que te abrazan al dormir? - pregunto el azabache con incertidumbre.

- no...  aunque no recientemente,  eso me trae recuerdos - dijo el ojiazul con una sonrisa de nostalgia.

- así que te recuerdo a alguien ¿a quien? - sintiendo celos  por primera vez.

- una persona especial... y muy querida - serrando sus ojos azules - quiero dormir - indicando que hasta ahí llegaba la conversación.

Instintivamente el azabache apretó su abrazo como queriendo proteger algo suyo...  y que a su vez el abrazado se sintiera protegido en un sueño tranquilo y acogedor... dadas las circunstancias,  dormir no seria tarea fácil para el azabache y menos teniendo el seductor cuerpo del ojiazul pegado al suyo.

- "desprende un delicioso aroma por todo su cuerpo...  difícil de ignorar y resistir a la vez...  ¿a quien entregaste tus mieles? Quisiera saberlo,  quisiera saber quien disfruto de lo que debería ser prohibido para todo el mundo... excepto para mi,  creo que he violado las tres reglas sagradas de lo que implica un secuestro,  la primera; no encariñarse con el rehén... imposible,  ya creo que lo quiero,  la segunda; mantener el mínimo contacto visual...  no puedo dejar de mirarlo desde que entre a la cafetería y tercera; no dormir con la victima... de ahora en adelante creo que será misión imposible - girando el cuerpo del rubio para que quedara frente a él y abrazándolo por la espalda para que sus cuerpos quedaran pegados uno al otro,  el dormido ojiazul se cobijo en el pecho del azabache buscando refugio y protección,  la sorpresa vendría al despertar.

- Mmm... que bien dormí - bostezando y estirando sus brazos pero... - ¡ouch! ¿Qué es esto? - viendo que su mano estaba esposada a uno de los barrotes del cabecero de la cama,  ni señas del azabache en la habitación - ¿donde se metió? ¡Oye... como te llames! ¿Estas ahí? - no hubo respuesta.

Miro a su alrededor,  la puerta estaba serrada... seguramente con llave pensó,  la mesita de noche quedaba al otro lado de la cama de donde él estaba... imposible revisarla para buscar algo con que abrir las esposas y la puerta.

- piensa,  piensa,  debe haber algo para...  espera - fijándose en su cinturón - no pierdo nada con intentarlo - desabrochándolo y sacándolo de las presillas del pantalón.

Hecho esto,  introdujo el pequeño gancho de metal en la ranura para la llave de las esposas,  lo movía en todas direcciones tratando de abrir la pulsera de metal que lo confinaba a la cama y a la casa,  la acción duro por un rato agrandando su frustración hasta que un clic le devolvió la esperanza de salir ileso de la situación y de su secuestrador sin nombre,  lo siguiente era la puerta,  agarro la perilla y la giro... estaba abierta.

- que extraño,  o no tenia previsto que me soltara... o es bastante descuidado,  cosa que no creo - abriendo la puerta suavemente y con precaución.

- ¡guau, guau... grrrr!! -  ladro una enorme masa peluda al tiempo que ponía sus grandes patas sobre la puerta.

- ¡demonios!! ¡¿De donde salió esa dentadura con patas?! - serrándola  de golpe y apoyándose en ella con el rostro completamente pálido por el susto - no lo vi ayer cuando... ese baka,  sabia perfectamente que seria posible que me librara de las esposas y dejo esta sorpresita por si acaso,  ¡el muy hijo de...  cebra! - dijo molesto,  unos minutos después la puerta se abrió.

- buenos días... veo que ya conociste a  Akamaru - entrando a la habitación con el monstruo,  digo el perro,  a su lado - Akamaru,   él es  Naruto y...  - el animal se abalanzo sobre el rubio y le paso su gran lengua por todo el rostro como presentándose así mismo,  el ojiazul sonrió acariciando el lomo del enorme animal.

- hola bonito,  ya déjame jajaja...  me haces cosquillas - riendo.

- parece que le agradas - acercándose al sillón donde Naruto se sentaba y el perro encima de él.

- no fue lo que pareció cuando intente abrir la puerta,  toma... esto es tuyo - lanzándole las esposas al azabache.

- sabia que te las quitarías de algún modo... por eso Akamaru era mi segundo recurso para retenerte aquí.

- lo supuse,  nunca creí que me lo dejaras tan fácil... ¿hasta cuando tengo que permanecer en este encierro obligatorio?

- hasta que pague mi deuda... quiero suponer que para entonces ya te hallas acostumbrado a mi - dijo con la esperanza de algo personal.

-  no comprendo... ¿y que es eso de tu deuda?  ¡¿Que tengo yo que ver?! - Alzando su voz - ¿Significa que estoy aquí por una deuda que ni siquiera es mía?

- no totalmente... ¿recuerdas que te dije que te habías metido con la persona equivocada?

- si,  pero no le veo... ¿de quien estamos hablando? - intrigado.

- Orochimaru... él te quiere - escupiendo veneno junto con el nombre.

- seguro que si... y no en el sentido bueno de la palabra ¿todo esto es porque lo rechacé? Debería hacer de sus fracasos algo constructivo... no ir por ahí vengándose de todo aquel que le de un  "gran no" como respuesta - paseándose con enojo por la habitación.

- ¿no lo entiendes? Él es un tipo peligroso y esta encaprichado contigo... a la ultima persona que lo rechazó no le fue nada bien... es un mafioso que haría cualquier cosa para salirse con la suya - observando al rubio en su paseo.

- y tú... pagaste tu deuda secuestrándome para él...  ¿Cuánto valgo? - parándose frente al azabache.

- cinco mil.

- ¿cinco mil yenes?  ¿Me secuestraste por tan poca cosa? Veo que estoy en barata.

- dólares - mirando a los ojos azules

- ¿americanos? - El ojinegro asintió -   vender a alguien,  ya es malo de por si pero...  que lo hagan con moneda extranjera es el colmo de los colmos ¿y bien,  cuando me entregaras al señor tenebroso?

- ¿Cuál es tu prisa? Aun no lo decido.

- tarde o temprano tendrás que hacerlo ¿no es así? hasta estuve pensando que tal vez no sea tan malo,  si le agrado lo suficientes quizás hasta me trate bien,  ser esclavo sexual no era lo que tenia planeado para mi vida pero...  en fin,  si juego bien mis cartas hasta querrá casarse conmigo... ¿no crees? Al mal tiempo buena cara - caminando hacia la puerta.

Las palabras del ojiazul rebotaban en el cerebro del Uchiha como si una ametralladora hubiera sido disparada dentro de su cabeza,  el solo imaginar el cuerpo del rubio entre unos brazos que no fueran los suyos le provocaba jaqueca mezclada con celos,  ansiedad y rabia... algo difícil de controlar.

- ¿A dónde vas? - pensando que su ave deseaba abandonar el nido.

-  por favor... ¿A dónde podría ir? - Dijo con ironía - necesito un baño,  no lo hago desde antes de ayer y...  creo que apesto - saliendo de la habitación.

- Akamaru - haciéndole una seña con la cabeza al peludo,  éste salió tras el rubio.

- ¿quieres bañarte conmigo? - escucho el ojinegro desde el pasillo.

- ¿me estas invitando? - dijo desde la puerta de la habitación.

- hablaba con el perro - mirando al Uchiha con desdén.

- esta ahí para vigilarte no para darte jabón - conteniendo la risa al ver la expresión del rubio - preparare el desayuno mientras piensas en la siguiente forma de escapar de aquí.

El golpe de la puerta del baño al serrarse fue su única respuesta,  el cuatro patas se sentó en el pasillo frente a la superficie serrada y espero,  el Uchiha se dirigió a la cocina a preparar los alimentos para comenzar el día,  mientras cortaba,  cocinaba y batía pensaba en lo dicho anteriormente por el rubio,  sabia que tenia la situación controlada hasta ahora y no quería que nada se saliera fuera de lo planeado hasta llegar al punto final... sus pensamientos fueron interrumpidos.

- te agradecería que me prestaras algo de ropa si es posible - dijo el rubio desde la puerta de la cocina.

- claro que... si - tragando saliva al encontrarse de frente con el cuerpo desnudo del ojiazul tapado únicamente con una pequeña toalla a la cadera.

- ¿y bien? - Al ver que el Uchiha solo lo miraba sin decir palabra - ¿Qué pasa? ¿No me enjuague bien,  tengo jabón en algún lado,  me creció otra nariz o que? - sintiéndose un poco incomodo ante la fija mirada del azabache.

- al contrario... luces perfectamente - tratando de mantenerse sereno ante semejante vista - puedes tomar lo que quieras del armario y ven a desayunar después.

- quiero los míos bien cocidos,  odio cuando quedan crudos... parecen vómitos de bebe - refiriéndose a los huevos en la sartén.

- igual yo - mirándolo alejarse con Akamaru a su lado - uff... eres la tentación con piernas ¡y que piernas!- murmuro sintiendo que su cuerpo se erizaba.

- a pesar de que casi toda su ropa es negra... tiene buen gusto - mientras rebuscaba en el armario - ¿Qué es esto?  - sacando una mediana caja de la repisa - en una situación normal no debería... que diablos,  esta no es una situación normal - abriendo la caja y dejándola caer al piso por la sorpresa... al ver lo que contenía - es... una  pistola - tomándola por la cacha con cuidado y dejándola sobre la cama.

El rubio estuvo por unos momentos observando el arma,  luego tomo del armario lo primero que tubo a la mano y se vistió rápidamente,  una camiseta negra y un pantalón del mismo color más la pistola en su mano constituían su indumentaria.

- ¡Naruto,  se enfría el desayuno!! - grito desde la cocina.

- ¡rayos! - Dejando caer el arma al piso por el susto - dame eso... ¡Akamaru! - Tratando de sacarla de la boca del peludo - ¡espera,  devuélvemela!! - corriendo tras él por el pasillo y deteniéndose en la puerta de la cocina.

- ¿Qué sucede,  Akamaru? Veo que encontraste mi juguete... buen chico - sacando la pieza de metal del hocico del cuatro patas mientras miraba al rubio.

- él fue - señalando al perro con su dedo mientras el animal lo hacia a la vez con su pata como niños acusándose entre si cuando hacen alguna travesura.

- ponla de vuelta en la caja - colocándola en la mano del rubio.

- ¿no tienes miedo de que la use contra ti? - apuntando al azabache con temblor en su mano.

- esta vacía,  y aunque te diera las balas... dudo que sepas la manera correcta para cargarla además de que...  no serias capaz  - sirviendo los platos.

- que no este de parte de la violencia no significa que no me defenderé si es necesario,  además de que no sabes lo que se puede aprender viendo la internet... ¿a cuantas personas has herido con ella?

- ninguna,  no la necesito... soy muy convincente a la hora de tratar mis asuntos.

- eso lo se,  hasta ahora no te ha hecho falta para mantener el control  - poniendo el arma sobre la mesa y sentándose a desayunar.

- tengo que salir a ocuparme de algunas cosas ¿te portaras bien en mi ausencia? No tardare mucho - sentándose frente al rubio.

- no puedo esperar... no te has ido y ya te extraño - dijo con ironía.

- no es verdad... pero me gustaría - Naruto se le quedo viendo.

- ¿y eso porque?

- me agrada tu compañía.

- y a mi la de Akamaru,  pero eso no quiere decir que desee quedarme contigo para estar  cerca de él - terminando su desayuno - no se puede tener todo lo que se quiere en la vida.

- ciertamente no pero... se puede hacer el intento - levantándose y tomando al rubio de los brazos - hay una línea muy delgada entre lo que se puede y lo que se quiere... y como dicen por ahí,  querer es poder - besando los labios del ojiazul con ansia - debo marcharme - tomando el arma de sobre la mesa.

Naruto permanecía con los ojos muy abiertos y el rostro contraído por la sorpresa,  tardo barios minutos en procesar lo que había pasado sin entender realmente el porque de lo que había pasado,  como un zombi recogió los platos de la mesa y los limpio para de nuevo ponerlos en su lugar,  decidió sentarse de nuevo al darse cuenta que sus piernas comenzaban a temblar y su cabeza a dar vueltas,  escucho la puerta abrirse pero no se movió.

- cuídalo por mi ¿quieres? Volveré pronto - le dijo al peludo mientras acariciaba su cabeza.

Casi atardecía cuando el azabache entro a la bodega en el puerto, propiedad de Orochimaru,  subió por la estrecha escalera hasta   la oficina en el segundo piso y abrió la puerta sin anunciarse.

- no has contestado mis llamadas... ¿Dónde esta mi premio? - clavando sus ojos amarillos en el recién llegado.

- en un lugar seguro - le contesto el Uchiha dando unos pasos al frente.

- su lugar es aquí... conmigo,  ese fue el trato.

- que yo recuerde,  solo debía darle un escarmiento... y eso ya lo que hice,  no se hablo nada sobre traerlo aquí ¿cierto? - adelantándose un poco más.

- ¡es de mi propiedad! ¡Se daba por sentado que debías entregármelo de inmediato! - levantándose con rabia de su gran sillón.

- ¿Cuánto tiempo durara tu capricho esta vez? ¿Lo mismo tiempo que con el chico que mataste el año pasado? Se ve que para ti la novedad pasa muy rápido... ¿Por qué no dejarlos ir simplemente? - observando cada movimiento del ojos amarillos.

- ¿y que me acusara por violación y otras cosas? Los muertos no hablan,  es la parte más divertida... matarlos mientras los poseo...  es un éxtasis indescriptible - sonriendo con sadismo.

- suficiente... ¡adelante,  lo tenemos!!

- ¡eres un maldito!! - abalanzándose sobre el Uchiha.

Naruto permanecía sentado en el sillón de la sala,   el televisor encendido,  aunque ni siquiera lo miraba,  y a su lado un gran bulto peludo que dormitaba cómodamente con la cabeza sobre  sus piernas.

- tú que lo conoces bien... ¿Qué significó su beso de esta mañana? - Acariciando el lomo del animal - porque déjame decirte que tienes un amo   bastante extraño para ser un delincuente profesional,  no tiene teléfono,  hay rejas en todas las ventanas... ya lo comprobé,  y no me atrevo a abrir la puerta... no sea que me espere otra sorpresa desagradable como me paso contigo... - el peludo ladro al escucharlo - esta bien,  no eres desagradable... me disculpo por eso,  no quise ofenderte... pero lo cierto es...  que no se que esperar de él,  no se lo que piensa ni lo que hará a continuación... aunque puedo hacerme una idea... en fin -  suspirando hondamente.

Akamaru abrió sus ojos al escuchar el ruido de la puerta y se levanto del sillón batiendo su cola  hasta la entrada para recibir a su amo.

- ¿Cómo va todo mi peludo amigo? ¿Dónde esta Naruto? - saludando con una caricia al cuatro patas lo siguió hasta la sala donde solo la luz del televisor alumbraba el lugar.

El cuerpo del ojiazul descansaba en el sillón,  la mirada del Uchiha se paseo por la mesita de centro donde había barios paquetes de golosinas y una lata de soda a medio tomar,  rodeo el mueble y se sentó en el borde para observar al rubio dormir,  paso su mano por el cabello rubio y la suave mejilla lo que causo que éste  despertara.

- ¿me extrañaste? -  Mirándolo cariñosamente.

- si era lo que pretendías llegando a esta hora...  lamento decirte que lo único que extrañe fue la comida,  para compañía me basto con la de Akamaru y... ¿Qué te paso en la cara? - tocando con sus dedos el rasguño en el rostro del Uchiha.

- ¿te preocupa? - agarrando la mano del rubio para que no la retirara de su cara.

- para nada... pero será mejor que hagas algo con eso o se pondrá peor  ¿Qué fue lo que ocurrió? No,  espera,  déjame adivinar... seguramente pensaste que cinco mil dólares era poco por mantenerme prisionero y decidiste ponerte codicioso... ¿resultado? Tu jefe no estuvo de acuerdo...  por lo que puedo ver - retirando su mano.

- mi codicia no es de dinero precisamente...  tomare un baño ¿me acompañas? - guiñándole un ojo,  al rubio se le subieron los colores a la cara.

- ¿y bañarme con un sujeto del que ni siquiera se su nombre?... no lo creo - cruzando sus brazos en desacuerdo.

- puedes llamarme Sasuke - frente a la puerta del baño.

- ¿puedes "llamarme" Sasuke? ¿Significa que no es tu nombre real? - cuestionando lo dicho por el ojinegro.

- ¿Por qué la duda?

- cuando uno se presenta con alguien no dices "puedes llamarme" sino "yo soy" fulano de tal,  los motes o nombres falsos son los que pertenecen a la rama de "puedes llamarme" - poniendo cara de que sabia exactamente de lo que estaba hablando.

- ¿Qué me dijiste que estudiabas? - poniéndose enfrente del rubio.

- no lo dije... pero por si quieres saber,  arte y literatura - dijo con orgullo.

- lo sospechaba... de ahí las palabras complicadas y frases sin sentido - encogiéndose de hombros.

- ¡te diré lo que no tiene sentido! ¡Tú y tu secuestro de medio tiempo con cosas que no vienen al caso como... como el beso de esta mañana!! - echando humo por las orejas.

- así que eso es lo que te ha estado perturbando todo el día... ¿Por qué será? - poniendo una risita sospechosa de por si.

- ¡vete al cuerno,  baka!! ¡Iré hacer la cena! - caminando hacia la cocina a grandes zancadas.

- ¡gua, guau! - reclamo el cuatro patas mirando al azabache.

- ¿ahora tú también vas a regañarme? ¿De que lado estas? - metiéndose en el baño.

- ¡es un idiota arrogante!! no tengo porque aguantar esto... en lo que tenga una oportunidad le daré su merecido - preparando unos emparedados mientras pensaba en todos y cada uno de los insultos que se sabia.

- "parece que no fue el beso en si lo que le molesto... sino el porque se lo di,  de seguro se esta devanando los sesos tratando de encontrar la respuesta... respuesta que le daré esta noche pase lo que pase,  lo que suceda después... dependerá de él" - pensaba el azabache mientras se bañaba.

- te quedaron muy bien... en serio - alabó el azabache al morder su emparedado.

- no es la gran cosa,  simplemente use lo que había en el refrigerador... que no era mucho.

- como convertir el agua en vino ¿vemos un poco de televisión o prefieres ir a dormir? - terminando su cena.

- es ridículo,  quieres hacer parecer esto como si fuéramos una pareja que descansa y se entretiene después del trabajo del día.

- vamos a la cama... hora de... - tomando la mano del rubio.

- ve tú,  yo prefiero ver televisión  ¿o prefieres que te diga que tengo jaqueca? - dijo nervioso el ojiazul soltando su mano.

- ¿y dejarte a tus anchas por toda la casa? Claro que no... no tardarías ni cinco minutos en tratar de hacer algo para salir de mi vida  - agarrando de nuevo la mano del rubio y jalándolo hacia la habitación.

- "¿su vida? ¿Qué quiere decir?" tuve todo el día... y no lo hice,  hasta estoy seguro de que Akamaru se hubiera ido conmigo... Sasuke - con su cuerpo tembloroso.

- ¿Qué te detuvo? - mirándolo fijamente.

- Orochimaru... tuve miedo de  encontrármelo de nuevo,  aunque eso no quiere decir que este a salvo contigo tampoco...  al fin y al cabo trabajas para él pero... no creo que sea tan considerado y amable conmigo como tú - bajando su mirada.

- tal vez tengas razón,  pero una cosa es segura... ambos queremos lo mismo de ti...  solo que por distintas razones - abrazándolo  para caer ambos en la cama con su cuerpo sobre el rubio.

- ¿Q-Que haces? - con sus ojos muy abiertos.

- algo que he deseado desde que entre en esa cafetería... no puedo conformarme con solo  imaginar como podría ser... quiero saberlo ahora,  te tratare como mereces... suavemente - pasando sus dedos por el rostro del rubio.

- y solo por eso... ¿crees que eres mejor que él? - sintiendo la caricia de los dedos del azabache en sus labios - de acuerdo,  ya que al parecer no puedo oponerme... lo tomare como una despedida piadosa,  pero de algo puedes estar seguro... jamás lo olvidaras - siendo él el que dio el primer paso al besar los labios del ojinegro serrando sus ojos.

Aturdido por la acción del rubio el Uchiha se dejo llevar irrumpiendo con su lengua el la boca dulce y algo inexperta del ojiazul con el fin de llevar el control,  deseoso y a la vez desconcertado por las palabras de su recién descubierto tesoro deslizo con sus manos la camiseta que cubría lo que desesperadamente quería obtener,  esa piel suave y perfumada que desde un principio sus manos querían acariciar... desde el primer día,  orejas,  cuello,  pecho y pezones,  nada pasaba desapercibido para la boca del azabache. Naruto pasó de su auto negación a la entrega total al escuchar sus propios gemidos y los de su audaz captor,  sus inquietas y sudorosas manos acariciaban el cabello del azabache mientras éste se deleitaba con sus rosados pezones,  al pasar la frontera de su ombligo las manos del ojiazul fueron a parar al sierre de su pantalón como una barrera instintiva.

- no puedes detenerme ahora... tú empezaste,  si es porque soy hombre... solo piensa que es masturbación asistida - retirando la barrera que le impedía llegar a los dos puntos más importantes por conquistar.

- n-no es eso,  a mi me... e-espera... Sasuke,  yo aun no... - el temblor de su cuerpo se hacia cada vez más notorio.

- por tus palabras creo que encajo perfectamente en lo que a tus preferencias se refiere y... me alegra mucho ser el primero... eso hace que mi deseo sea aun más fuerte - deshaciéndose de la prisión de la hombría del rubio.

- ¿Qué te hace pensar que soy virgen? No lo llevo escrito en la frente que yo sepa y... oh dios - sintiendo como las manos del azabache subían desde sus tobillos hasta sus muslos y a lo que había en el centro de ellos.

- tu forma de actuar,  nerviosismo y miedo a la vez... tu rubor al sentir lo que no puedes esconder - tratando de disimular su propio nerviosismo.

- ¿y que te hace a ti un experto? - mirando como el azabache se desnudaba,  más color para la cara del rubio

- tú - acostándose sobre el cuerpo de su rehén.

Naruto creyó ver chispas cuando ambos sexos se tocaron,  apretó sus piernas alrededor de la cintura del azabache en un impulso por tener más contacto con la hombría palpitante de su compañero,  y ahora,  amante.

- aah... Naruto,  esto es... el cielo - frotando su cuerpo con el de su ojiazul... o muy pronto a serlo.

Decidido,  el azabache retomo el punto,  de momento aplazado,  y sumergió el pene del rubio en su boca hasta casi la base,  Naruto contuvo la respiración al ser invadido por oleadas de placer en todo su cuerpo,  el ojinegro pensando en su propia urgencia dio rienda suelta a sus movimientos bucales hasta que entre gemidos y convulsiones la esencia del rubio lleno su boca,  solo faltaba algo por hacer, y por lo que el azabache moría por encumbrar... la tan anhelada posesión de su ojiazul.

- di que te gusto... anda - besándolo por todo el rostro.

- ¿C-Comparado con que? - tratando de tomar aire.

- Naruto... solo dime - chupando el cuello para dejar su marca.

- si eso te hace feliz... si me gusto - mirando los ojos negros que cada vez le gustaban más.

- entonces... te prometo que esto te gustara aun más - metiendo sus dedos en la boca del rubio mientras acariciaba su cuerpo con su otra mano.

Entre besos,  caricias y sudor los cuerpos se complementaban el uno con el otro como dos ramas de un mismo árbol,  la pasión desbordante de ambos hacían de la habitación un lugar casi sofocante pero a la vez muy intimo,  el ojiazul no supo en que momento el azabache introdujo sus dedos en su interior... estaba demasiado perdido en el placer para darse cuenta.

- v-voy a entrar en ti,  quiero tener tu cuerpo,  alma y corazón y... aunque no pueda detenerme... quiero tu permiso - susurrando al oído de su rubio.

- l-lo tienes... aunque,  aunque sea por esta vez - no pudiendo casi hablar por la excitación.

Luego de tener bandera verde el ojinegro se adentro en el maravilloso camino del placer con un gran gemido de su parte y un grito por parte del rubio,  éste clavo sus uñas en la espalda del Uchiha haciéndolo sangrar,  el moreno sintió el calor de las entrañas de Naruto rodear su hombría como si estuvieran quemándolo a fuego lento,  se quedo inmóvil con su cabeza sobre el pecho del ojiazul dándole tiempo a que se acostumbrara a su intrusión.

- n-no te detengas ahora... n-no quiero d-dejar de sentir esto ni un segundo - dejando derramar pequeñas lagrimas de sus ojos - s-será algo bonito que recordar para lo que vendrá después - pensando en el ojos amarillos.

- pero Naruto...  podría hacerte daño - aguantando sus propias ansias.

- ¡hazlo!! - grito con desesperación.

El mandato fue claro y el azabache no se hizo de rogar,  sus movimientos comenzaron junto con el concebido placer del Uchiha y el dolor inicial del ojiazul,  que poco a poco y a cada estocada se iba transformando en puro placer y amor de su parte,  aunque lloraba en el proceso por no saber a ciencia cierta el verdadero sentir del azabache hacia él ¿una buena cama?  ¿Satisfacer un deseo carnal tal vez? ¿Ganarle al señor tenebroso algo,  que según él,  le pertenecía? Pensaba con pesar,  ambos llegaron juntos al final cayendo rendidos y sin respiración,  el rubio hizo a un lado al cuerpo sobre el suyo y le dio la espalda cubriéndose con la sabana.

- e-eso fue estupendo - besando la nuca del rubio y abrazándolo por el pecho para pegarlo a su cuerpo.

- me alegra que te halla gustado... será algo digno de contar a tus nietos - murmuro sintiendo dolor en sus entrañas y corazón mientras se agazapaba en la cama con la sabana hasta las orejas.

- Naruto... ¿Qué sucede? - preocupado por el proceder del ojiazul.

- ¿no temes que tu jefe te asesine por dañar mercancía valiosa? - dejando que las lagrimas corrieran por su rostro.

- no tienes que preocuparte por eso,  esta vez lo encerramos y enterramos la llave... y todo gracias a ti - apretándolo con fuerza.

- ¿Qué significa eso? - pregunto confundido.

- soy policía y... - siendo apartado con un gran empujón.

- ¡¿Q-Que dijiste,  que fue lo que dijiste?! ¡¿Policía,  eres policía?! - saltando de la cama ignorando por completo su dolor y con el rostro desfigurado por la ira.

- déjame que te explique... - queriendo acercarse.

- ¡no me toques! Me usaste...  abusaste de la situación ¡¿y todavía quieres que  escuche tus razones?! - Echando fuego por sus ojos - ¡te aprovechaste de mí! ¡Eres un maldito!! - Golpeando al azabache con todas sus ganas - espero que esto te sirva para tu carrera - dijo con ironía mientras se vestía y corría hacia la puerta,  el peludo salió tras él pero no le impidió la salida,  al contrario,  se marcho con el ojiazul.

- ¡¡demonios!! Ni siquiera dejo que le explicara... ¿Qué podría explicarle? ¿Qué se convirtió en mi deseo más profundo,  que no quiero que desaparezca de mi vida? Naruto... eres mi vida - tapándose el rostro con sus manos - Esto era lo que más temía,  duele Naruto... duele mucho - tocando su propio pecho del lado del corazón - abandonado por mis dos amores a la vez... creo que me lo merezco - masajeando su quijada donde había recibido el golpe del ojiazul - vaya que golpea fuerte...  como una patada de mula - dirigiéndose al baño.

Al llegar a la puerta de su departamento el rubio miro al peludo mientras pensaba.

- "creo que le pegue muy fuerte... ¿estará bien? ¡¿Por qué tengo que preocuparme por ese baka? ¡Se lo tiene bien merecido,  rayos!! ¿Seguro que quieres quedarte conmigo? Te advierto que mi casa no es tan grande como la de ese idiota... apenas quepo yo - abriendo la puerta - su paga es mayor que la mía... de eso estoy seguro,  así que no esperes demasiado - el peludo ladro traspasando la entrada - si estas de acuerdo con eso pues... adelante - dijo irónicamente.

A la mañana siguiente...

- no puedo llevarte conmigo,  no insistas...  - siendo sujetado de sus pantalones por el peludo - ... tengo que arreglar cuentas con tu amo y seguir con mi vida,  se buen chico y cuida la casa en mi ausencia ¿esta bien? - saliendo del departamento.

- ¿Qué te sucedió? Luces como si hubieras peleado con la almohada,  y al parecer no tenia guantes - comento el capitán Kakashi al ver entrar al azabache a la comisaria.

- déjame en paz,  no estoy para tus chistes esta mañana - poniendo su abrigo en la silla frente a su escritorio.

- tal vez esto te anime - sentándose en la esquina de la mesa,  el azabache lo miro con fastidio - hoy me visito un joven,  muy hermoso por cierto,  y me conto una historia... de la que tú formas parte - mirando fijamente al Uchiha.

- ¿Q-Que te dijo sobre mi? - no preocupado por su trabajo sino de que su ojiazul no quisiera volver a verlo de nuevo.

- no mucho,  solo  que testificaría en contra de Orochimaru si era preciso... aunque no creo que haga falta,  la grabación que tomaste es suficiente para encerrarlo de por vida,  buen trabajo - poniendo su mano en el hombro de unos de sus mejores policías.

- "Naruto..." - rápidamente lleno el reporte de todo lo sucedido en el caso,  omitiendo ciertas partes claro esta,  y salió a la calle.

Anduvo deambulando por la ciudad haciendo tiempo hasta la hora en que sabia que su ojiazul entraba a trabajar en la cafetería,  las horas se le hacían tediosas e interminables,  se sentó por un rato en el parque y contemplo el cielo azul trayéndole a la mente los ojos de su amado rubio... lo que hizo que su paciencia no diera para más,  de nuevo sobre su motocicleta se dirigió directamente a la cafetería en busca del perdón y el amor de la persona más maravillosa que había conocido y ala no pensaba renunciar  jamás.

- ¡hola Naruto! ¿Todo bien? Me preocupe mucho cuando desapareciste de improviso - dijo Koga al ver entrar a su amigo - te eche de menos ¿sabes? - guiñándole un ojo.

- solo porque no estando yo... se te duplica el trabajo ¿no es así? - pasando detrás del mostrador.

- ¡eso no es verdad! es cierto que te extrañe,  amigo - poniendo cara de cachorro abandonado.

- lo se,  y te doy las gracias por eso,  amigo - regalándole una sonrisa.

La puerta se abrió dando paso al azabache.

- ¿no es el tipo raro del otro día? - pregunto Koga en un susurro.

- ¿lo es? No me había dado cuenta - haciéndose el desentendido. 

El ojinegro camino hasta el mostrador y se sentó en una de las banquetas,  coloco sus lentes de sol en la superficie de madera y clavo sus ojos en el rubio.

- Koga,  la pareja que acaba de entrar necesita que la atiendas,  mesa seis - dándole el menú de postres.

- si... claro - tomando el menú y preguntándose cual seria el motivo del  cambio repentino de humor de su amigo.

- ¿Qué quieres? - sin siquiera mirarlo.

- que tú...

- del menú,  no de mi - poniéndolo delante de su nariz.

- café y pastel de chocolate... es tu favorito.

- ¿Cómo lo sabes?

- se muchas cosas,  como también se...  que hoy fuiste a la comisaria y hablaste con mi capitán,  pudiste haberle dicho lo que realmente paso ¿Por qué no lo hiciste? Hubiera sido el fin de mi carrera como policía... una perfecta venganza.

- no fui allí por ti... solo quería que ese degenerado pagara por lo que había hecho a ese chico y por lo que pudo hacerme a mi,  aquí tienes - poniendo el pedido delante del azabache - ¿te duele mucho el golpe que te di? - fijándose en la zona roja del rostro del ojinegro.

- bastante,  pegas duro.

- que bueno - alejándose un poco del mostrador.

- Naruto... ¿me permitirías ver a Akamaru? Se que esta contigo - tonta excusa pensó el rubio.

- no veo porque no... es tu perro - haciendo cualquier cosa para no tener que mirarlo,  sentía que si lo veía aunque fuera por unos segundos caería rendido a sus pies.

- nuestro perro - tomando un sorbo de café.

- ¿me lo darás en adopción? No creo poder mantenerlo,  no con lo que gano.

- podemos hacerlo juntos.

- ¿y compartirlo entre semana como hacen los divorciados con sus hijos?... no seria justo para Akamaru.

- ya basta... ¡ven conmigo! - grito por lo bajo y sujetando la mano del ojiazul lo hizo pasar por sobre el mostrador.

- ¿Qué haces,  te volviste loco? - tratando de soltar su mano.

- ¡tú,  encárgate! - señalando a un muy asustado Koga.

- ¿pero que...? ¡Naruto!

- ¡no pasa nada,  volveré enseguida! - llegando a la puerta.

- no estés tan seguro de eso... arriba - señalando la motocicleta.

- ¿alguna otra deuda que pagar?

- Naruto...

- oblígame... puedo gritar - cruzando sus brazos.

- recuerda que soy policía... ¿las quieres amarradas al frente o la espalda? - señalando las manos de su ojiazul.

- salgamos de esto de una vez - tomando el casco que el azabache le ofrecía - puedo ir perfectamente atrás - viendo que el azabache le señalaba el asiento delante suyo.

- no es lo mismo para mi - jalándolo del brazo para que se sentara.

Cosa que hizo bajo protesta,  rápidamente el azabache condujo hasta llegar al edificio de departamentos del rubio y a su puerta donde el peludo golpeaba con sus patas al olfatear a ambos chicos.

- ¡hola mi precioso,   ya estoy de vuelta! No te fijes en el intruso... se ira pronto - señalando con su pulgar al azabache.

- ¿Cómo estas mi querido amigo? - Alborotando el pelo del cuatro patas,  la alegría del animal era notoria - Naruto... quiero que vuelvas conmigo,  te necesito - abrazando al ojiazul por la espalda contra su pecho - te extraño... es cierto cuando dijiste que no podría olvidarte - besando el cuello de su captor,  puesto que ahora,  el se había convertido en su rehén.

- me extrañas,  me necesitas... no es suficiente - serrando fuertemente sus ojos.

- ¿quieres castigarme,  es eso? - sintiendo opresión en su pecho.

- ¿por engañarme? Tal vez,  por no amarme... seguro que si - mordiendo sus labios.

- ¿crees que eres tan solo producto de una noche para mi? - Dándole vuelta y abrasándolo con fuerza - por dios... quiero pasar el resto de mi vida contigo,  al igual que Akamaru... estoy seguro,  te amo mi ojos de cielo... vuelve al hogar en donde hasta las paredes te extrañan.

- ¿en verdad me amas,  o solo es un eufemismo que usas para tenerme de nuevo? - con los brazos al costado de su cuerpo.

- mis caricias de ayer debieron darte la respuesta ¿Qué te dice tu corazón? - metiendo sus dedos en el cabello de la nuca de su ojiazul.

- mi corazón dice que crea en tus palabras pero mi cabeza aun tiene dudas... que deseo ignorar - respondiendo al abrazo del ojinegro con todas sus fuerzas.

- te amo mi cachito de sol,  jamás te arrepentirás - besándose ambos con pasión renovada mientras se deshacían de las ropas que impedían que sus pieles se tocaran de nuevo.

Ya desnudos como Adán por parte doble caminaron a la habitación del rubio y entre besos y caricias se dejaron caer en la cama enredándose como dos lianas al viento.

- espera un momento - dijo el ojiazul tratando de salir de debajo del cuerpo del azabache - no tardo - dijo con una sonrisa al abandonar la habitación.

- ¿y ahora que? - intrigado.

- ¿jugamos? - Apareciendo en la entrada con las esposas dando vueltas en su dedo - es tu turno de estar amarrado - dijo con una sonrisa picara y lanzándose sobre el azabache.

Lo que sucedió después ya podrán imaginarlo,  pero no se equivoquen,  nuestro querido rubio siempre seria el rehén y el Uchiha su captor,  mientras el peludo custodiaba la entrada de una habitación rebosante de amor y promesas para el futuro.

 

 

Fin.

                                                         Nessa Yaoi.

Notas finales:

¡Hola mis lectores! otra historia màs para que sigan entreteniendose... ¿fue rapido,  verdad? como sea... quiero sus opiniones al respecto,  dejen la flojera y escriban... no se que haria sin ustedes.

es todo por ahora,  noa veremos  Chaitooo

cuidense.

                                                            Nessa Yaoi.


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