El mejor regalo de navidad
Faltaban siete días para el día de la navidad, siete malditos días, era muy poco tiempo para encontrar el regalo perfecto para su príncipe, ellos lo sabían muy bien. Este era su ultimo año en Hogwarts, por ende habían decidido pasarla todos juntos, algo que muchos de otras casa del último año también habían decidido hacer, ya que muchos querían aprovechar todos los momentos y fiestas importantes con sus compañeros, amigos y novio/as que habían compartido con ellos durante siete largos y al mismo tiempo cortos años, pasando alegrías y tristezas, y bastantes dificultades, ya que ellos habían pasado la guerra allí, en esas antiguas paredes, defendiendo y peleando con sus propios compañeros.
Las serpientes no estaban extensas de esos días oscuros, era por eso que querían darle el mejor regalo de navidad a su príncipe de hielo, Draco Malfoy, muchos podrían pensar que era solo por ostentar, pero eso estaba lejos de la realidad, ellos eran de verdad amigos, Blaise Zabini, Theodore Nott y Pansy Parkinson, eran los mejores amigos de Draco Malfoy, los cuatro habían estado en las malas y en las buenas. Draco los había protegido de ambos lados, peleo y les defendió diciendo que ellos no eran mortífagos que sus padres lo estaban obligando a tomar la marca, y también los defendió de sus propios padres, ya que estos querían que fueran seguidores del Lord. Draco los había enviado a una de sus propiedades para que no tomaran parte de esa guerra y ellos estaban eternamente agradecidos por eso, sabían perfectamente que gracias a él podían tener una vida normal, feliz y “limpia” de marcas oscuras en sus brazos, ya que el rubio había pagado por ellos, convirtiéndose en mortífago y espía al servicio de la orden y eso era impagable, pero aun así ellos querían pagarle con algo a cambio, demostrarle cuanto lo querían, cuanto lo apreciaban y que mejor forma que comprar el mejor regalo de navidad… Aunque allí estaba el verdadero problema, ya que Draco al ser un Malfoy había tenido todo lo que un niño quiere o quisiera…
En esos momentos se encontraban tomando unas cervezas de mantequilla, en las tres escobas, Draco había salido a algún sitio que ellos no sabían, la verdad después de la guerra Draco había comenzado a actuar algo extraño…
- muy bien… - dijo cansada la única chica del grupo – que tal una túnica de fiesta con tela hecha de seda de oruga china?
- eso sería… como decirlo… - decía Blaise
- muy común…
- oh! Theo – bufo - vamos esas telas son carísimas y muy valiosas – hablo la chica retadora, ella siempre había querido de esas telas para sus vestidos
- sí pero él ya tiene de esas – dijo serio
- mierda! – exclamo la pelinegra
- esa boquita querida – le dijo burlón el de ojos azules
- cállate Blaise y mejor piensa en algo – le dijo mordaz
- hemos estado recorriendo todo el pueblucho y no hemos encontrando nada!
- pues claro Blaise que esperabas? – Alzando una ceja – hemos viajado hasta Japón y no hemos encontrando nada allí, que pensabas cuando creíste que podríamos encontrar algo aquí?
- la esperanza nunca se pierde, pensé que quizás podría ver algo… no se
- mejor no pienses
- gracias querida
- de nada…
- ya basta! – se desespero el castaño – ambos! – rugió cuando vio que sus dos amigos iban a reclamar
El oji-azul con la pelinegra se callaron al instante ambos con pucheros y refunfuñando
- compórtense debemos encontrar el regalo adecuado – dijo serio – por lo menos podremos hacer una lista con los posibles obsequitos y luego vamos tachando lo que no nos guste…
- esa es la mejor idea que se te ha ocurrido en tu vida Theo, me alegra saber que no todos están perdidos – dijo mirando para nada disimulada hacia el otro chico que los acompañaban
- quieres insinuar algo Pansy
- no nada…
Media hora después y siete vasos de cerveza de mantequilla…
- muy bien comencemos – dijo Theo quien tenía un largo pergamino, que llegaba hasta el suelo…
Todos se habían juntado en la mesa, los tres tenían las cabezas bien juntas para poder leer el papel, Theo tenía una pluma en su mano para comenzar a tachar lo que no les gustaba…
- muy bien… - dijeron los otros dos
Una casa
Un auto
Una moto
Una planta carnívora del desierto de Atacama
Una vasija de porcelana de la dinastía Ming
Una estatua de él mismo hecha de mármol
Una perla negra de dragón
Un dragón Una pirámide tridimensional del triangulo de las bermudasUna sirenaComprarle todas las series de anime (yaoi) Comprarle HogwartsUn Viaje a Disney WordBoletos al mundial de Quiddchit Un PegasoUn unicornioUna snicht multicolorUna víbora de dos cabezasUna islaUn gira tiempoMuñecos de vudúEtc. etc. etc.…- creo que estamos muertos – dijo desplomándose en la mesa
- Blaise mantén tu compostura
La pelinegra recibió como respuesta un bufido
- Blaise tiene razón… - pero Theo no pudo continuar porque su amiga lo interrumpió
- o es el fin del mundo, Blaise tiene razón en algo
- gracias – le digo molesto
- de nada querido
-no empiecen – les dijo el serio del grupo – no tenemos nada para navidad… - dijo desesperadamente
- rayos porque tenía que ser tan rico – gruño
- debe haber algo que desea… – dijo el castaño – algo que ni siquiera sus padres les hayan podido dar… – siguió comentando – algo que siempre ha querido para él pero le ha sido imposible obtener… - siguió con su monologo – mmm… alguna obsesión con algo…
- o alguien… - dijo con una sonrisa para nada tranquilizadora la chica del grupo
Ambos muchachos miraron donde su amiga tenia fija la vista que era la puerta del local, donde tres chicos recién entraban al lugar, y uno de ellos era un azabache con unos hermosos ojos verdes… los otros dos sonrieron perversamente igual que su amiga…
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Draco se encontraba en el banquete de noche buena, sus amigos estaban ansiosos se les notaba en sus movimientos hiperactivos al hablar o su voz se ponían demasiado nerviosas. Miro todo el comedor, muchos de los allí presentes eran de ultimo años con su respectivo grupito, de sus labios surgió una sonrisa que nadie vio, solo sus amigos, la guerra por fin había acabado, por fin todos podían vivir como unos adolecentes normales, teniendo preocupación como cualquier niño de su edad, sería difícil decir adiós a ese castillo, que mas que un colegio fue un hogar para muchos, por no decir para todos. Se fijo en sus amigos, daba gracias a Merlín de que estuvieran bien, no se perdonaría nunca si les hubiera pasado algo, sabía perfectamente que ellos no eran malos, quizás un poco retorcidos pero no malvados, no era culpa de ellos ser hijos de mortífagos, y él como buen líder ayuda a todo aquel que no quería la marca, que para sorpresa de muchos era casi toda la casa de las serpientes, él no era el líder de su casa solo por el nombre, por su poder, frialdad o manipulaciones, sino porque de verdad se preocupaba de los de su casa, vivir con el prejuicio de ser condenado antes de poder demostrar su inocencia siempre implicaba ser frio y calculador, para poder soportar los rumores, descalificativos y discriminaciones, pero ahora después de la guerra las disputas y odio hacia las demás casas estaba cambiando y esperaba que con nuevas generaciones desaparecieran totalmente, por culpa de esa enemistad había perdido mucho… Vio con algo de asombro que en el grupito de Gryffindor no se encontraba su líder Harry Potter, al parecer no estaba en el banquete, frunció el ceño al no saber donde se encontraba…
Draco iba por los pasillos oscuros, solitarios y silenciosos del castillo, la fiesta que se desarrollaba, después del banquete de navidad, había sido del agrado de todos, pero a los pocos minutos de haber empezado, sus amigos le habían dicho que en su cuarto se encontraba el obsequio que le habían hecho y que era mejor que lo abriera ahora. Sonrió de lado, sus amigos se preocupaban mucho por él y les agradecía de corazón, sabía que ellos estaban agradecidos por todo lo que había hecho por ellos y también que se sentían en deuda con él, por eso había aceptado ir a su habitación, a él ya no le importaba que tan caro, lujoso o exclusivo fuera su regalo, había madurado ese tiempo y sabia que lo más importante eran la personas y no lo material, aunque eso no quitaba que le gustaran los lujos, después de todo seguía siendo un Malfoy…
Cuando entro a su habitación, que como premio anual de ese año, su cuarto era para él solo, se dio cuenta que estaba decorada con varias velas alrededor de la habitación, que le daba un toque armonioso ya que por los enormes ventanales se podía apreciar la luna llena en toda su majestad, la luz de esta se posaba en la enorme cama que en ese momento poseía los doseles cerrados, vio con asombro que en el suelo había un camino de pétalos hacia la cama, así que se dirigió a esta sin poder imaginar que era lo que en ella se encontrara o sospechando pero sin ser capaz de creer que sus amigos habían comprado un esclavo sexual, no podían ser tan… ¿retorcidos?. Al llegar a los doseles verde oscuro, levanto su mano para tocar esa suave tela corriéndola lo suficiente para poder ver que es lo que había en ella, sus ojos se abrieron como platos, en su cama se encontraba ni más ni menos su objeto de obsesión, su némesis, el chico de oro, allí atado de cada mano con finas sedas a cada lado del cabezal de su cama, cubriendo su desnudo cuerpo por una fina sabana de seda color perla, mientras que la cabeza del chico se encontraba de lado contrario a él, se encontraba ese ángel caído solo para él, ahí estaba el gran Harry Potter, sonrió depredadoramente, se sentó en la orilla de la cama, poso su mano en la mejilla izquierda del moreno daleándola hacia él descubriendo que tenía un pañuelo en su boca, sonrió aun más satisfecho al ver como esos hermoso ojos verdes se abrían lentamente, desenfocados tratando de ver donde estaba, Draco acerco su cara al azabache, este descubrió con sorpresa al ver tan cerca al rubio, este se acerco a la oreja del maniatado y le susurro…
- al parecer mis amigos me dieron el mejor regalo de navidad y sabes que Potter… – susurrando su apellido sensualmente, dándole escalofríos al propietario de este – no sabes cómo lo disfrutare…
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Draco se encontraba descansado en su cama, en su pecho se recargaba una cabeza azabache toda desordenada, mientras que su brazo a sujetaba la cintura del moreno posesivamente, acercándolo lo más posible a su cuerpo, el rubio sonrió con superioridad esta había sido la mejor navidad que había vivido en toda su vida.
Sintió como se removía aquel que estaba en su pecho…
Abriendo despacio sus ojos verdes, mirando tiernamente aquel que era le servía de almohada, para luego fruncir sus cejas luciendo enojado - amor recuérdame matar a tus amiguitos – le dijo refunfuñando, mientras se acomodaba mejor subiendo por la cama para llegar a los labios del rubio dándole un apasionado beso para luego recargarse nuevamente en ese pálido y perfecto pecho.
El rubio le acaricio los cabellos desordenados mirándolo embobado – cariño podrías tratar de matarlos después del día de reyes así me dan nuevamente un obsequio como este – rosando la entrada del de ojos verdes, sonriendo lobunamente, mientras que la “victima” se estremecía ante ese contacto…
Si ese había sido el mejor regalo de navidad…
FIN (yo también quiero un regalo así XD!)