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"Mariposas Arco Iris" por Nessa Yaoi

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               Mariposas Arco Iris

 

- Es suficiente... - deteniendo el entrenamiento.

- ¿A dónde vas Sasuke-kun? - pregunto Kabuto,  el Uchiha detuvo su paso observándolo de reojo con una mirada fiera,  luego de la amenaza visual siguió su camino - Últimamente se ha vuelto bastante caprichoso.

- Deja que haga lo que quiera,  Kabuto,   prefiero que se sienta a gusto, después de todo, es un huésped no un prisionero - decía el de ojos de serpiente.

- Orochimaru-sama,  es demasiado condescendiente con él,  debería sujetarle un poco más la correa o puede que lo lamente después - ajustándose sus anteojos.

- No se marcharía sin antes haber conseguido su tan ansiada venganza,  solo por eso es que vive,  nada más - retirándose del lugar de entrenamiento hacia el bosque cercano al camino que conducía a una pequeña aldea no muy lejos de allí.

      Para no estar a la vista de cualquiera que transitara por el camino se subió a una de las rama  más alta  de un  árbol,  donde podía ver sin ser visto,  para contemplar el cielo sin que nada lo perturbara,  sus ojos se perdían en el gran manto azul,  lo que le hacia recordar  a ciertos ojos del mismo color,  mordió con molestia la ramita que tenia en su boca al saberse preso de su única debilidad,  Uzumaki Naruto.

- "¿Hasta cuando seguirás atormentándome con tu recuerdo? Eres como una pared que impide que llegue hasta el final de mi meta,  como una cadena que me arrastra al pasado, hasta el momento  en que te abandone para cumplir con lo que definía mi vida y era mi único motivo para seguir existiendo,  pero aun sigues aquí... como un fantasma en mi mente,  recordándome día con día, lo que deje atrás,  tus ojos,  tu sonrisa...  debí matarte cuando te vi de nuevo  y enterrar para siempre lo único que me aleja de la absoluta oscuridad,  quiero escapar de este sentimiento,  pero no puedo...  tu recuerdo solo me causa amargura y heridas difíciles de curar, ¿Cuál seria la medicina para este mal? Mi muerte o tú" - meditaba hasta que algo llamo su atención.

- ¡Ero-sennin! ¡¿Dónde rayos te metiste?! ¡Maldición, siempre es lo mismo con este viejo pervertido! Para que me molesto - grito el rubio de ojos azules pateando una piedra del camino - De seguro,  esta en la aldea haciendo sus tan famosas investigaciones,  hace tiempo que debería recibir un castigo por ser un fisgón,  viejo verde...  en fin,  el día esta demasiado bonito para que pierda mi buen humor por su  culpa - estirando sus brazos y aspirando el aire mientras seguía su camino hacia la aldea en busca del viejo verde.

- "Esa voz... ¿Sera posible?"  

      Se pregunto viendo pasar al gitsune por el camino bajo el árbol donde él se encontraba,  sin dudarlo salto al vacio,  aterrizando sutilmente sobre el suelo sin hacer ruido alguno,  aunque no paso desapercibido para el rubio,  éste se detuvo de espaldas hacia el intruso quedando inmóvil y con las manos agarradas a  las cintas de su mochila.

- ¿Aun pierdes el tiempo buscándome,  dobe? - con el corazón bombeando más rápido de lo normal.

- "Sasuke..." - reanudando sus pasos sin siquiera mirarlo.

- ¡Oye! ¡Te estoy hablando! ¿Huyes de mí?  Es algo lógico,  ya que sabes perfectamente que no puedes vencerme,  dobe - provocándolo,  a propósito, para que le plantara cara.

- Si es así,  entonces... ¿Por qué estas usando tu sharingan? - bajando sus brazos a los lados de su cuerpo.

- "¿Cómo sabe que...? Ni siquiera me ha mirado aun"  tienes razón,  no lo necesito para ponerte en tu lugar - ansioso por ver el rostro del ojiazul.

- ¿Estas seguro de eso? Puedes llevarte una desagradable sorpresa - al fin dando la cara.

- "¿Qué significa esto? ¿Qué le pasa a sus ojos? ¿Por qué ese color dorado en su mirada?"  No entiendo que..." - sorprendido ante la nueva imagen del gitsune,  ojos dorados como dos soles brillantes e incitadores.

      Volvamos en el tiempo tres meses atrás...

- Ero-sennin, ¿A dónde vamos? - siguiendo al peliblanco por un intrincado sendero en las montañas.

- Ya deja de preguntar y camina.

- Solo a ti se te ocurre transitar por un sito tan difícil y cansado - sudando a mares.

- No te quejes,  tómalo como uno más de tus entrenamientos.

- ¿Otra vez con lo mismo? Siempre dices eso cada vez que tienes una de tus locas ideas y... ¡Oe, no te detengas así! Casi me aplasto la nariz con tu humanidad... ¿Ero-sennin? - Alzando la vista hacia donde su maestro miraba - ¿Quéeee?  No puede ser verdad...- al observar una escalera de piedra que parecía interminable, a vista de pájaro.

- ¿Te acobardas con tan poca cosa? Al final de estos escalones se encuentra un templo budista,  donde un viejo amigo, es el monje de mayor rango - comenzando con la subida.

- y decidiste hacerle una  visita cordial...  odio los templos y sus interminables escalones - susurro bajando su cabeza con pesar y lamentando no tener alas en ese momento.

- Naruto, ¿Quieres aprender una nueva técnica? - los ojos del rubio se iluminaron, el peliblanco sabia que tecla tocar para que su alumno se sintiera animado y dispuesto a pasar por lo que fuera para incrementar su fuerza.

- ¡¿En serio,  Ero-sennin?! Una nueva técnica,  eso me acercara un poco más a Sasuke y a mi deseo de hacerlo volver - susurraba para si con el puño serrado sobre su pecho,  el sennin sonrió.

- Cambias de humor muy fácilmente,  rayos.

- Sabes muy bien que hago todo esto por él y por defenderme de los Akatzuki - poniéndose serio - Ero-sennin, ¿Qué clase de técnica es esa? Puedes decirme - soltando ánimos por todos sus poros.

- Una que solo él conoce,  si la dominas,  te será de gran ayuda en contra del sharingan de Sasuke y de sus técnicas de fuego y el chidori - explicaba el peliblanco.

- ¡Increíble!  Ya quiero aprenderla- adelantando en una carrera al sennin - ¡Date prisa y mueve esos pies,  Ero-sennin!

- Cielos,  ahora yo soy el lento...  endemoniado,  muchacho - sonriendo de medio lado.

- ¿Cómo has estado,  amigo mío? Tú debes ser,  Uzumaki Naruto - saludaba un anciano al verlos llegar al ultimo peldaño de la larga escalera.

- Así es,  señor - inclinando su cabeza.

- Vaya,  eres muy apuesto - sonriendo,  las mejillas del gitsune se sonrojaron

- "Ahora comprendo porque es amigo de Ero-sennin, de seguro,  también es un pervertido igual que él" - desviando su mirada - Gracias...  creo.

- ¿Estas dispuesto a ser mi sucesor? - mirándolo con seriedad.

- ¡¿Cómo dice?! ¡No quiero convertirme en monje! Absolutamente descartado - poniendo cara de susto.

- ¡Jajajaja! Serias demasiada tentación para el resto de la orden,  muchacho,  quise decir,  sucesor de la técnica de las Mariposas Arco Iris - poniendo su mano sobre el hombro del rubio para que entrara al templo.

- Hora de marcharme - dijo el peliblanco.

- ¿Ero-sennin? - deteniéndose en el umbral de las grandes puertas.

- Pon toda tu atención y esfuerzo en aprender la nueva técnica lo más pronto posible,  volveré para entonces - bajando los escalones de regreso.

- ¡Ero-sennin! "Me pregunto si estaré a salvo en manos de este monje con cara de viejo libidinoso... ¿En que me metí? Todo sea por rescatar a Sasuke" - dejándose guiar por el monje libidinoso,  es decir,  por el amigo de su sensei.

- Jiraiya me comento que eres de naturaleza viento,  eso ayudara a que domines mejor mi técnica.  Será un duro entrenamiento,  comenzaremos mañana,  por hoy,  es mejor que descanses - llevándolo al área de habitaciones bajo la atenta mirada de los otros monjes del templo - Este será tu sitio de descanso mientras llevas a cabo tu entrenamiento,  no es a lo que estas acostumbrado,  seguramente,  pero nosotros vivimos con poca cosa - mostrándole al rubio su habitación.

- Es suficiente para mi,  gracias - dejando su mochila sobre la cama.

- Descansa un rato,  te avisare cuando este lista la cena - serrando la puerta y dejando solo al gitsune.

- "Que ganas de no verte nunca más,  Sasuke,  diría una persona sensata y con sentido común...  después de lo que paso la ultima vez,  pero para mi desgracia,  soy una persona muy dada a los sentimientos e incapaz de ignorar lo que mi corazón me dicta,  si ser frio, insensible y calculador hacen a un buen ninja, entonces creo que  soy el peor de este mundo y sus alrededores... oh,  Sasuke,  eres como una espina clavada en mi corazón y de la cual no he podido deshacerme - pensaba mientras observaba la pintura de una flor de loto en el techo de la habitación - Honestamente,  he intentado fijar mis ojos en alguien más ,  pero tu recuerdo y mis sentimientos han impedido que pueda enamorarme abiertamente y sin rastros de duda,  me siento atrapado entre el pasado,  el presente y con un incierto futuro,  ciertamente creo que seguirás dentro de mi mente y corazón hasta que desaparezca de este mundo" - serrando sus ojos y rindiéndose al sueño.

- Naruto,  ¿Puedo pasar? - pregunto el monje dando unos golpecitos en la puerta.

- Claro - levantándose.

- Tienes un lindo rostro cuando despiertas - sonriendo.

- Ya no diga esas cosas,  por favor - ruborizado.

- La honestidad siempre te traerá bendiciones,  jovencito,  hora de cenar - invitándolo a que lo siguiera hasta el comedor.

      Una gran mesa rectangular con largos bancos de madera a los lados y un generoso numero de vestimentas de monjes,  los esperaban, para comer. Los ojos de todos se clavaron, y seguían,  la figura del ojiazul con gran insistencia,  haciendo que éste se pusiera nervioso,  el monje le señalo un lugar junto a él para que se sentara.

- "Oh, por Kami,  parecen una manada de lobos mirando a un pobre cordero" - pasando su mirada por los comensales a la mesa.

- Que no te asusten,  solo recrean su vista,  eres algo a lo que no están acostumbrados,  no tenemos muchas oportunidades de contemplar la belleza en una de sus mejores formas,  créeme - susurraba el monje al ojiazul.

- Pero pensé que ustedes no podían... por lo de ser monjes,  digo - apenado hasta los huesos.

- Ah,  mi querido niño,  hacemos con los ojos,  lo que se nos prohíbe con el cuerpo,  Buda es misericordioso,  en ocasiones podemos liberarnos de esa atadura pagando un tributo - la sonrisa de todos los presentes se torno amplia al mirar al gitsune.

- "Aja,  hacen todo según su conveniencia,  ya me imagino la de cosas que harán entre ellos,  estando tan lejos de la civilización...  ¿Pero en que clase de lugar vine a caer? Las puertas no tienen serraduras,  por lo que pude observar...  voy a tener que dormir con un ojo serrado y otro abierto" - mirando a los que serian sus compañeros por tiempo indefinido.

- No es mucho,  pero tiene los suplementos necesarios para una buena salud - señalando el plato del rubio.

- "¡Verduras! Odio las verduras,  hacen que me de dolor de estomago" - no por que le cayeran mal,  si no porque no le gustaban,  y para colmo, era la parte más generosa del plato.

      Luego de la cena,  cada quien se retiro a su habitación,  lo que el rubio aprovecho, para dar un paseo por los alrededores del templo,  en la parte de atrás encontró una cascada con un pequeño lago al pie de ésta con hojas de flor de loto flotando en sus aguas, una visión a la que la luna daba un toque de misterio y belleza,  estuvo por largo rato observando las hondas producidas por la caída de agua en la superficie,  haciendo danzar  las hojas de loto en un suave vaivén.

- Bastante relajante,  ¿No es así? Es nuestro lugar de meditación - dijo una joven voz,  al igual que su dueño,  a espaldas del ojiazul - disculpa por haberte seguido hasta aquí,  pero rara vez tenemos la oportunidad de hablar con alguien del exterior,  por decirlo de alguna manera - acercándose al gitsune.

- No hay problema,  y tienes razón,  este lugar es hermoso - con una sonrisa.

- Me alegra que lo aprecies,  ya que si vas a entrenar con el anciano,  estarás  aquí la mayor parte del tiempo - explicaba el joven monje - Mi nombre es Kentaro,  encantado en conocerte - juntando sus manos y haciendo una reverencia.

- Naruto,  Uzumaki Naruto,  también me da gusto conocerte,  Kentaro-san - ya que era algo mayor que él, se inclino haciendo el mismo gesto que el monje.

- Para ti, solo soy Kentaro,  por favor.

- De acuerdo,  solo si tú haces lo mismo conmigo ¿Esta bien? "¿Qué habrá querido decir con eso de que "solo para mi"? Creo que me estoy poniendo paranoico,  será mejor que lo deje por la paz"

- Es hora de que vayas a descansar,  el anciano te sacara temprano de la cama para iniciar tu entrenamiento, te acompañare a tu habitación - poniendo su mano en la espalda del ojiazul y serrando sus ojos al contacto - buenas noches,  te veré mañana,  ya que soy el asistente del anciano,  te despertare con un beso...  es broma - viendo la cara de susto del gitsune - que descanses.

- P-por supuesto,  lo mismo para ti - el monje serró la puerta suavemente.

- ¡Definitivamente no son ideas mías! Estos sujetos se comportan de una manera que no esta de acorde con su posición de monjes,  más bien diría,  que son unos lunáticos con hambre de sexo reprimida,  nadie me quitara eso de la cabeza,  tendré que estar atento o podría perder mi virginidad en un abrir y cerrar ojos... rayos - murmuraba acostado y con la manta hasta la nariz.

      Entre sus locas suposiciones y vigilar la puerta,  se quedo dormido, teniendo en mente lo único que lo motivaba a seguir adelante... Uchiha Sasuke, por alguna razón estaba convencido que  esta vez si lo lograría,  traer de vuelta a la aldea y a su vida al azabache que significaba todo para él era lo que su corazón anhelaba con más fuerza. Como siempre ocurre cuando tenemos un gran sueño,  la noche paso rápidamente,  los golpes en la puerta lo despertaron.

- Naruto, soy Kentaro,  ¿Puedo pasar? Pareces un topo en su madriguera - viendo el bulto bajo la manta - Buenos días - poniendo su mano sobre la manta.

- ¿Ya amaneció? Eso fue rápido,  yo... este, me protegía de los mosquitos - justificando su forma de dormir.

- A veces pueden ser bastante molestos - sonriendo por la ingenuidad del rubio.

- Pero si todavía esta oscuro - mirando hacia la ventana - ¿Qué haces levantado tan temprano? Falta un buen rato para que salga el sol.

- ¿Crees que Buda tiene noción del tiempo o el espacio? Los dos estados existen dentro de nuestros cuerpos al igual que nuestra devoción - sentándose en la cama.

- Pues vaya que es caprichoso,  ni él estaría despierto tan temprano,  rayos - dejando la cama - ¿Y bien? ¿Qué sigue? - con las manos en la cintura.

- Un baño - acercándosele.

-¿Qué? ¿A esta hora? - mirando al monje como si éste fuera un lunático.

- No es cualquier baño, es uno de purificación,  acompáñame - saliendo de la habitación y caminando hasta la cascada en la parte de atrás del templo.

- ¿No querrás decir que...? - sintiendo escalofríos y poniéndosele la carne de gallina.

- Desnúdate por completo,  el maestro no tardara en llegar.

- ¿Qué cosa? Hay  no... - teniendo un mal presentimiento - ¿Quieres decir que tengo que meterme ahí? ¡Pero el agua debe estar helada! - abrazándose a si mismo.

- Solo en tu mente - se escucho la voz del anciano - Solo imagina que estas en un baño de aguas termales - acercándose a ellos en el borde del gran estanque,  Kentaro hiso una reverencia,  el ojiazul,  por el contrario,  lo miro con suspicacia.

- Claro,  estúpido de mí,  es igual que mirar una roca e imaginar que es ramen,  así nada más - dijo con total sarcasmo.

- La mete es algo muy fácil de sugestionar,  como en las técnicas ilusorias,  todo entra por los ojos haciendo real lo que solo existe en tu mente,  el dolor, el miedo y la muerte, únicamente tienes que saber como reemplazar esos temores con tus propios pensamientos - poniendo sus manos sobre los hombros del ojiazul.

- Se lo peligrosas que pueden ser esas ilusiones - bajando su mirada.

- Te enseñare como bloquearlas,  solo tiene que hacer todo lo que te diga sin protestar - con una sonrisa de "esto lo voy a disfrutar"

- De acuerdo - apretando sus puños y pensando que no importaba lo que tuviera que pasar para dar un paso más hacia el azabache.

- Naruto,  tu ropa - le recordó el joven monje.

      Ante la atenta mirada de ambos monjes,  el gitsune fue despojándose de su ropa hasta quedar en su prenda interior,  dudo por momento si quitársela o no,  pero la mirada autoritaria del anciano,  le hiso decidirse al fin,  con las dos manos en su entrepierna y temblando del frio metió un pie en el estanque.

- ¡Maldición! Voy a morir de una pulmonía... ¡¿Y ahora que sigue?! Debería ser él el que estuviera metido aquí, demonios - murmuro.

- Siéntate bajo la cascada y medita - dijo el anciano tomando asiento en un mullido cojín en el suelo mientras Kentaro le servía una humeante taza de té.

- ¡Es fácil decirlo para ti! ¡Mientras tú estas calentándote con té,  yo estoy aquí enfriándome el trasero! - machacando las palabras debido al entrechocar,  por el frio, de sus dientes.

- Sierra los ojos e imagina un lugar cálido donde te gustaría estar en estos momentos - dijo sorbiendo su té.

- "Sasuke...  es en sus brazos donde deseo estar" - serrando sus ojos y juntando sus manos a modo de rezo.

-  Siente el agua como si fuera la caricia de un ser amado, cada gota es una promesa,  el sentimiento de que nada es imposible si lo deseas con todas tus fuerzas,  siéntela,  siente el agua... hazla tu compañera y aliada - haciendo un sello con sus manos y fijando su mirada en el rubio.

      El cuerpo del ojiazul dejo de temblar al percibir la tibia sensación de unos brazos rodeándolo,  en su mente,  la presencia del Uchiha se hacia más fuerte,  y con ello,  la necesidad de encontrarlo por segunda vez,  esperando que fuera la ultima y definitiva, mientras el rubio permanecía con los ojos serrados y la mente abierta,  el anciano maestro transfería su chakra al cuerpo del ojiazul,  era parte de la técnica a enseñar,  durante toda la mañana alumno y maestro permanecieron sin moverse al tiempo que Kentaro cuidaba de ambos,  aunque sus ojos estaban clavados en el desnudo cuerpo del gitsune haciendo que fabricara sus propias fantasías en su mente,  observaba como las gotas de agua resbalaban por la sedosa piel del gitsune provocándole el deseo de acariciarla en su totalidad,  muchas veces seco el sudor de su frente debido a la excitación que experimentaba, sin poderlo evitar, su propio cuerpo.

- ¿Es difícil resistírsele, cierto? No tienes porque apenarte - viendo el sonrojo del joven monje.

- Es increíblemente hermoso,  cualquiera se sentiría feliz de compartir su vida con él.

- Hay alguien que tal vez no opine como tú.

- Cualquier persona que no lo vea de esa forma,  no se lo merece,  Naruto es...

- Una bella flor de loto,  al que entregue su amor,  será muy afortunado...  te gustaría ser ese afortunado,  ¿No es así?

- Yo... bueno yo... - enrojeciéndose hasta las orejas.

- Jajaja,  los deseos no son malos,  ellos te hacen saber que estas vivo - comento el anciano,  el rubio arrugaba su cara debido al murmullo que llegaba a sus oídos.

- ¡Aaaah! ¿Podrían callarse? ¡Hacen que mis pensamientos se dispersen! - grito a través del agua que caía en su cara.

- ¿Nos escuchabas? Significa que no estas concentrado,  ya puedes salir - indicándole a Kentaro que le sirviera una taza de té caliente al rubio.

- Gracias,  es extraño,  ya no siento frio - sacudiendo su cabeza para sacar el exceso de agua de su cabello,  el joven monje se mordió el labio ante tal visión.

- Es el primer paso para fundirte con el agua,  observa.

      El anciano maestro levanto una de sus manos frente a la cara del ojiazul,  haciendo arder su chakra,  innumerables gotas de agua se formaron y danzaban flotando a su alrededor,  los ojos del gitsune miraban maravillados el fluir del agua en torno al cuerpo del monje.

- Increíble...

- Puedes darle la forma que quieras,  únicamente debes tener un completo control de tu chakra,  combinada con tu naturaleza de viento,  lo hace un jutshu bastante poderoso,  te ayudara a sofocar hasta el fuego más poderoso,  inténtalo.

- Pero...  no vi que hiciera ningún sello.

- No es necesario,  esa es la diferencia entre las técnicas budistas y la de los ninjas.

- ¿Entonces como...? - no entendiendo del todo.

- Solo tienes que evocarla en tu mente,  al principio se te hará difícil si no te concentras lo suficiente,  con el tiempo se te será tan sencillo como el mismo respirar,  algo natural en tu ser y mientras más intenso sea el deseo de vencer,  mas poderosa será la técnica combinada,  seria algo digno de ver.

      Durante los siguientes días,  el rubio meditaba cada mañana en la cascada, para luego enfocarse en el entrenamiento de la manipulación de la técnica de agua combinada con su elemento viento,  con algún que otro accidente,  hasta tenerla dominada por completo.

- ¡Te felicito! ¡Lo hiciste en pocos días,  Naruto!  Sabia que lo lograrías- grito Kentaro abrazando al gitsune - Lo siento,  este... me emocione - dando un paso atrás.

- Gracias a ti,  por cuidar de mí - siendo el gitsune quien lo abrazara en esa ocasión,  el monje lo apretó a su cuerpo con cariño.

- ¿Y que hay de mi? Muchacho mal agradecido - dijo el anciano con una sonrisa,  el ojiazul extendió uno de sus brazos y atrajo al maestro al circulo de tres.

- ¡Oe!  Mira donde pones tus manos,  viejo libidinoso - al sentir un pellizco en su trasero.

- Es mi recompensa,  jovencito - dijo haciéndese el interesante.

-¿Qué? ¿Tú también quieres recompensa? - viendo la cara de, "y yo que", de Kentaro.

- Un beso estaría bien para mí - acercándose al gitsune.

- ¡¿Qué es lo que pasa con ustedes?! ¡Van a ir al infierno por quererse aprovechar de un chico inocente como yo! Estoy comenzando a dudar que sean realmente monjes - mirando de uno al otro.

- No te enfades,  es un pequeño precio por enseñarte una técnica que nadie más conoce,  Naruto - dijo el anciano dándole un empujón hacia Kentaro,  haciendo que los labios de ambos se encontraran,  lo que el joven monje aprovecho para agarrar la nuca del rubio e intensificar el beso.

- "Ni siquiera siendo accidental,  como aquella vez,  ni así... se compara con el de Sasuke"

- Aun no terminamos,  Naruto - jalándolo por el brazo y liberándolo de la prisión del beso de Kentaro,  que parecía no querer dejarlo ir - Ya estas listo para dar el siguiente paso - haciendo que se sentara en el suelo.

- Mariposas Arco Iris, ¿No es así? Lo estaba esperando - dijo emocionado y con un brillo especial en sus ojos.

      El anciano,  con sus brazos abajo,  abrió sus manos con las palmas al frente,  lo observado por el rubio después de eso,  le hiso pensar que se encontraba en otro mundo.

- Puedes utilizarlas a voluntad,  cada color te da una habilidad distinta, las azules te darán una defensa difícil de penetrar,  las purpuras  te dotaran de una gran velocidad, casi imposible de seguir por cualquier ojo humano,  incluyendo el sharingan, las verdes te harán capaz de curar heridas,  propias o ajenas, con gran eficiencia y por ultimo... las rojas - poniéndose serio al mencionarlas - Seria mejor que no tuvieras que utilizarlas nunca.

- ¿Por qué? Dime... - no pudiendo creer que existiera una técnica como esa.

- Estas necesitan de una gran cantidad de chakra,  si el tuyo no es suficiente, extraerían el del Kiuubi,  eso seria peligroso,  Naruto - mirando a los ojos del rubio - Podrías perder el control.

- ¿Cómo sabe que yo...? Ero-sennin - bajando su cabeza.

- Te equivocas, te conozco desde que eras un bebe,  he seguido tu desarrollo desde entonces y antes de que me preguntes como,  te diré que era gran amigo de Saratobi,  tercer Hokage de Konoha - los ojos del gitsune mostraron tristeza ante la mención del viejo y querido Hokage.

- No te desanimes ahora,  Naruto,  se que podrás vencer a cualquiera sin llegar al limite y sin tener que usar las rojas - alentaba Kentaro al rubio.

- Por más esta decir que puedes combinarlas según el caso, por ejemplo, las purpuras darán mayor velocidad a tu ataque de agua combinada con viento y durante el ataque puedes utilizar las azules para defenderte,  solo falta una cosa más para hacer de esta una técnica completa,  pero... lo reservare para el final, únicamente tienes que seguir ejercitando tu control del chakra,  éste tiene que ser preciso o lo demás no funcionara.

- ¿Por cuánto tiempo? No dispongo de mucho antes de... - pensando en el momento en que Orochimaru tomaría el cuerpo del azabache.

- ¿Ya te aburriste de nosotros? Y yo que pensé que disfrutabas de nuestra compañía - haciendo una cara larga.

- No es eso,  tengo que impedir que tomen su cuerpo,  ya casi es hora - murmuro apesadumbrado el gitsune, Kentaro lo miro fijamente.

      En los días subsecuentes,  el único entrenamiento a realizar consistía en el absoluto control de su chakra, de eso dependía el que pudiera usar la técnica a su antojo y perfección,  pasaba el día completo,  y parte de la noche, meditando en la cascada y bajo la supervisión de Kentaro,  el cual pasaba cada segundo observando  no solo el cuerpo del gitsune, si no que también,  su tenacidad y disciplina,  se sentía algo celoso de la persona a la cual estaba dirigido el esfuerzo demostrado por el ojiazul. Pasó un mes desde que Naruto comenzara con la fase final del entrenamiento y aunque solo estaba acompañado por el joven monje,  los ojos del viejo maestro,  y a veces,  los del ermitaño pervertido, estaban sobre él todo el tiempo.

- ¿Estas seguro de que quieres hacer esto? Las consecuencias son...

- Ah,  viejo amigo,  hay que darle paso a los más jóvenes,  esto no lo hago solo por mi,  lo sabes,  es hora de que ponga mi grano de arena para contribuir al futuro y felicidad de Naruto,  se lo merece,  además... creo que será un gran Hokage - exhalando una bocanada de humo de su pipa.

- Si no el mejor,  por lo menos el más querido y recordado - tomando un sorbo de sake.

- Tienes razón, vaya... como me gustaría ser más joven,  te aseguro que no se me escaparía - mirando al rubio por una de las ventanas de un salón que daba al estanque.

- Tú no cambias, aun te gustan los chicos lindos - sirviéndose otro trago.

- Por eso nunca anduve tras de ti jajajaja...

- Voy a extrañarte,  viejo verde - levantando su copa en honor al viejo maestro.

- Mira quien lo dice,  entre nosotros solo varía el género, pervertido - sonriendo con cariño - creo que ya es hora... adiós, viejo amigo - dándole un abrazo al sennin - No dejes de cuidar a Naruto - retirándose a su habitación al ver que el ojiazul terminaba su entrenamiento del día, Ero-sennin alzo su copa de nuevo.

      Luego de la cena y de que el rubio se retirara exhausto a su habitación para quedar profundamente dormido,  el anciano maestro se deslizo dentro del cuarto del gitsune y luego de observarlo por un momento,  coloco la palma de su mano derecha sobre la parte de atrás del hombro izquierdo del ojiazul y encendiendo su chakra tatuó un pequeño sello en la piel de éste,  el cual consistía en una mariposa dentro de un circulo rodeado de caracteres chinos que decían "Mariposas Arco Iris" y junto con el resto de su chakra completo la transferencia de la técnica,  a duras penas regreso a su propia habitación,  se recostó en su cama con las manos sobre su pecho y una sonrisa en los labios.

- Eres el sucesor más idóneo para esta técnica,  Naruto... eres una gran persona y serás un gran Hokage,  c-cuídate mucho...  se feliz - serrando sus ojos totalmente satisfecho de su decisión.

- Ya amaneció,  de vuelta al agua - murmuraba el ojiazul rascándose la parte donde el sello fue puesto - Ah, Kentaro, espera un momento... - poniéndose su ropa.

- Naruto,  el maestro... el maestro murió anoche - informo el joven monje,  el gitsune se dejo caer sentado sobre la cama por la mala noticia.

- Pero... pero,  ¿Cómo sucedió eso? - no pudiendo creerlo aun.

- Lo hiso por ti,  Naruto.

- ¡Ero-sennin! ¿C-como que por mi? No entiendo.

- El precio de enseñar esa técnica es la muerte,  no solo se traspasa el conocimiento de la misma,  es necesario que el poseedor inyecte todo su chakra en el cuerpo del sucesor, y por consiguiente,  eso resulta en la muerte del que la enseña,  mira atrás de tu hombro izquierdo - usando un espejo - Ese es el sello que te permitirá usar la técnica sin ninguna restricción.

- ¡¿Por qué no lo dijo?! - sintiéndose responsable de la muerte del anciano.

- ¿Hubieras accedido a aprenderla?

- ¡Por supuesto que no!

- Por eso no fuiste informado de las consecuencias,  además fue su decisión.

- ¿Por qué yo? Hay ninjas mucho mejor - molesto con el anciano por haberlo dejado al margen de lo que sucedería.

- Creo que te dio sus razones ¿O no? Te conocía desde que naciste,  estuvo todo este tiempo esperando a que crecieras como persona y como ninja,  él te eligió,  Naruto - poniendo sus manos en sus hombros.

- No estés triste,  él no lo estaba cuando murió,  Naruto - dijo Kentaro abrazándolo - Una placida sonrisa adornaba su rostro,  estoy seguro de que no querría que te entristecieras por su muerte.

- Aun así...  a pesar de que fue poco el tiempo que convivimos,  lo voy a extrañar,  espero que a donde haya ido, encuentre bastantes traseros que pellizcar... jejejeje - riendo ante el pensamiento.

- Bien,  nos iremos  después de presentar nuestros respetos en el funeral de esta tarde.

- Es preferible que partan mañana temprano,  bajar la montaña de noche puede ser peligroso - tratando de persuadir al peliblanco.

- Ero-sennin.

- De acuerdo,  tomare unas cuantas copas más a tu salud,  viejo amigo - mirando hacia el cielo.

      Luego del funeral,  el rubio regreso a su habitación acompañado de Kentaro,  se sentaron en la cama con Naruto dejándose caer de espalda sobre ella, el joven monje observaba al gitsune tratando de decidir si dejar salir las palabras que tenía atoradas en su garganta desde que escuchara a éste referirse a una persona desconocida para él.

- ¿Qué o quien te motiva hacerte más fuerte, Naruto? ¿Es alguien relacionado sentimentalmente contigo, quizás? Solo es curiosidad - acostándose con su codo apoyado junto al ojiazul.

- Podría decirse que si, después de todo,  la amistad también es un sentimiento ¿No es así? Sasuke es... - iluminándosele la mirada.

- Alguien muy especial para ti,  la forma en la que brillan tus ojos cuando lo nombras es increíble,  lo envidio - mirando intensamente al rubio - A decir verdad,  siento celos de él - pasando sus dedos por la mejilla del gitsune - ¿Siente lo mismo por ti?

- No,  definitivamente no - recordando el intento del azabache por acabar con su vida,  dos veces.

- Entonces... ¿Por qué continuas buscándolo? No tiene sentido para mi.

- Aun tengo varias cosas que aclarar con él - sentándose de nuevo en la cama - Es la ultima oportunidad que tengo para convencerlo de regresar a la aldea - apoyando sus codos sobre sus rodillas y entrelazando sus dedos.

- ¿Y si se rehúsa? - sentándose también.

- No insistiré más,  no quisiera darlo por perdido,  pero... ¿De que sirve obligar a alguien hacer algo que no desea de corazón? Es como cuando encerramos a un pájaro en una jaula,  es mejor cuando se posa en tu mano libremente y por voluntad propia,  eso es lo que pienso.

- Mañana te iras y no se si volveré a verte de nuevo,  vine aquí para despedirme de ti, Naruto.

- ¿Pero que dices? Nos veremos mañana antes de irme - dijo sonriendo el ojiazul.

- No,  no estaré ahí, no quiero verte marchar,  seria más doloroso para mi - agarrando la barbilla del rubio - Un beso tuyo,  mantendría tu recuerdo en mi mente por largo tiempo.

- No me parece justo para ti.

- Deja que yo juzgue eso, ¿Esta bien? Es todo lo que te pido - acercando sus labios a los del ojiazul,  éste accedió al pedido.

      Luego de obtener su recuerdo, el joven monje se dispuso a abandonar la habitación,  se paro en el umbral de la puerta mostrando una sonrisa.

- Recuerda,  si eres rechazado... siempre me tendrás a mi aquí, esperándote, Naruto - dicho esto serró la puerta.

      Siguiente día, temprano en la mañana y luego de preparar su mochila, Ero-sennin y el gitsune abandonaron el templo depuse de despedirse de todos, menos Kentaro. Bajaron la montaña en medio de una intensa neblina que fue aclarando a medida que salía el sol.

- Hay algo más que tienes que saber sobre esa técnica,  Naruto.

- ¿Cómo que? ¿Algo más que olvidaron decirme? Como la muerte del anciano.

- La manera de evitar caer en una técnica ilusoria,  más concretamente, el sharingan de Sasuke e Itachi, tener amigos es bueno,  pero no siempre estarán a tu lado para poder ayudarte, ¿Comprendes?

- Lo se, tengo que poder defenderme por mi mismo.

- correcto, la técnica que  el anciano te enseño,  te hará capaz de prevenir y dispersar cualquier técnica ilusoria usando  tus ojos,  cambiaran de su color original al dorado,  solo recuerda enfocar bien tu chakra para cada situación,  espero que hayas entendido,  tu vida depende de eso,  Naruto - llegando al camino principal.

- ¿Ero-sennin? ¿A dónde vas? Es por aquí - señalando el lado contrario hacia donde el ermitaño se dirigía.

- Tengo algo que investigar en la aldea vecina - el ojiazul cruzo sus brazos poniendo cara de "no te creo nada" - Adelántate, te alcanzare después - apresurando el paso.

- Definitivamente, no tiene remedio - dijo retomando el camino.

      Pasaron los días,  gastando suela,  hiendo de aquí para allá buscando información que los llevara al escondite de Orochimaru y por consiguiente al del Uchiha. En su recorrido resolvieron algún que otro problema,  ya saben que a nuestro rubio no le gustan las injusticias.  Sol,  lluvia y un encuentro desagradable que termino en tragedia,  los obligo a regresar a Konoha, luego de presentar el informe de lo sucedido a la Hokage abandonaron de nuevo la aldea.

      Volvamos de nuevo al tiempo presente, Uzumaki Naruto y Uchiha Sasuke... frente a frente.

- Oh,  veo que cambiaste de parecer,  ¿Precaución, tal vez? - al ver al azabache activar de nuevo su sharingan.

- "No puedo penetrar su mente como la ultima vez, ¿Qué esta pasando? Es como si sus ojos me rechazaran impidiendo que mi sharingan surta efecto... pero eso es imposible" ¿Aun quieres obligarme a regresar a Konoha? Deja de insistir con...

- ¿Obligar? Ni siquiera quería verte de nuevo, ¿Te crees el centro de mi universo? Hay cosas y personas más importantes para mí en este instante - sin bajar la guardia en ningún momento.

- "¿Personas?" no te creo,  es difícil pensar que dejen libre, tan fácilmente,  a alguien como yo - acercándose un par de pasos.

- Puedes pensar o creer lo que quieras - serrando sus puños a los lados de su cuerpo.

- Pensé que habías hecho, de buscarme, un compromiso de vida - descansando su brazo en el mango de su espada.

- Cambie de opinión, "Si esto no sale bien, creo que moriré,  solo estar delante de él... hace que mi sangre se caliente al máximo"

- ¿Por qué? - pregunto con recelo el azabache.

- Hace tiempo me di cuenta de que es inútil tratar de convencerte para que regreses a Konoha  - sonrió llevando una de sus manos a sus labios - Después de todo,  no compartimos el mismo sentimiento,  Kentaro tenia razón - murmurando las ultimas palabras y acariciando sus labios con sus dedos.

- ¿Recordando algo en particular? ¿Mi beso,  quizás? - para él,  era algo que siempre tenia muy presente.

- ¿Sabes? No todos los besos dados por accidentes son malos, y los dados con consentimiento,  son aun mejores - suspirando al serrar sus ojos,  como recordando algo verdaderamente bueno,  al ojinegro empezó a revolvérsele la sangre.

- Hablas como si hubieras sido besado por alguien además de mí - serrando su mano en la empuñadura de su espada.

- Digamos que la tuya no ha sido mi única experiencia,  es muy reconfortante saber que  al regresar,  hay alguien que nos espera con ansia ¿No lo crees así? - con una de sus más hermosas sonrisas.

- Estas acabando con mi paciencia - agachando un poco su cuerpo y con  su mano en la espada, el rubio dejo de sonreír.

- No entiendo porque te enfadas si fuiste tú el que me retuvo aquí,  puedo seguir mi camino o podríamos tener una conversación amistosa... por los buenos tiempos - fijando sus ojos dorados en los rojos del Uchiha.

- Quería divertirme un rato contigo,  antes de...

- "¿Sigues pensando en matarme, Sasuke?" ¿De que? ¿Matarme? Estaba comenzando un lindo día hasta que tú apareciste,  pero si no me dejas alternativa... hay alguien que quiero volver a ver,  alguien que si me aprecia... a diferencia de ti,  Sasuke.

- "He estado pensando en ti como un idiota todo este tiempo... ¿Para que ahora vengas a decirme que hay alguien que te espera? Y por lo dicho por ti,  ese alguien ya te probó, ¿Crees que después de escuchar eso me quedare tan tranquilo? No he pasado todos mis días y noches soñando contigo para que ahora tenga que cederte a alguien más, Uzuratonkachi. Esta vez seré yo él que te retenga aquí,  aunque tenga que romperte todos los huesos del cuerpo"

- Estaba pensando que harás ahora que el motivo de tu venganza ha desaparecido - sin cambiar de expresión.

- ¿Qué dices? ¿Desaparecido? ¿Qué paso con Itachi? - algo confundido y poniendo mucha atención a la respuesta del gitsune.

- Paso a mejor vida, espero que  eso no sea motivo para que me conviertas en tu próxima venganza, además de hacer añicos la razón que te mantiene al lado de esa serpiente.

- ¿Quiere decir... quiere decir que tú lo mataste? - no pudiendo creerlo.

- No me dio alternativa,  era su vida o la mía,  supongo que lo único que te queda ahora,  es convertirte en el próximo contenedor del alma del desgraciado de Orochimaru o volver conmigo a Konoha, en todo caso,  no es algo que me importe demasiado.

- ¡Es imposible que hayas derrotado a Itachi! No lo creo.

- Oh, ya entiendo,  quiere decir que si aceptas esa verdad,  significaría que soy más fuerte que tú ¿Es eso? El hecho de que Uzumaki Naruto sea más poderoso que el grandioso Uchiha Sasuke...  es algo que,  verdaderamente,  no podrías aceptar en tu prodigioso cerebro, tan fácilmente.

- Es imposible... - murmuro frustrado al ver parte de su vida convertida en humo,  pero ese no era todo el problema,  había otra cosa que necesitaba aclarar,  la existencia de esa otra persona en la vida del ojiazul.

- Como veo que no cambiaras de opinión,  seguiré mi camino - dando media vuelta, pero si bajar su guardia.

- ¡Detente ahí! No iras a ningún lado - sacando su espada.

- Sabía que si volvíamos a encontrarnos - soltando el aire por su boca y bajando su cabeza - Llegaríamos a esto - abriendo sus manos con sus palmas al frente.

El gitsune dejo fluir su chakra e incontables mariposas azules brotaron de su cuerpo envolviéndolo por completo, sus ojos dorados brillaban con un destello de dioses, el azabache quedo maravillado con la visión frente a él.

- "No se que clase de técnica sea esa,  pero... por Kami,  se ve hermoso,  adelante Naruto, enséñame lo que tienes" - apuntándolo con la espada.

- A partir de hoy dejare de llorar,  desde hoy voy a empezare a vivir,  no más llanto ni dolor,  no más tú - con la tristeza reflejada en sus ojos - Alguien me dijo que la honestidad  trae bendiciones,  quiero creer en eso,  y por eso...  me voy a prometer que borrare tus huellas de mi y que serrare mi corazón, como un tesoro, hasta que alguien más merezca tener la llave - invocando mariposas purpura - ¡Sasuke! - grito con lagrimas en sus ojos dorados al tiempo que desaparecía de la vista del azabache.

      Su velocidad era tal,  que el Uchiha no podía seguirlo ni siquiera con su sharingan, el azabache daba vueltas sobre si mismo tratando de prever de donde podría venir el ataque del ojiazul.

- ¿No puedes verme? ¡Aquí estoy! - apareciendo delante del azabache y golpeando su rostro.

- ¿Pero como...? ¡Toma esto! - haciendo su técnica de fuego.

      Antes de que el fuego lo alcanzara,  el ojiazul combinó sus mariposas de agua con su naturaleza de viento,  aunado a las mariposas purpura para darle mayor velocidad al gran remolino que había formado para detener la técnica de fuego del azabache, luego de que el vapor se dispersara,  el Uchiha lo observaba tratando de encontrar una abertura en la defensa del ojiazul,  el chidori comenzó a manifestarse por todo el cuerpo y espada del azabache. Naruto extendió una de sus manos para formar su Rasengan mezclado con  viento y mariposas purpuras.

- ¡Este es el final! - grito el gitsune levantando el polvo, y de nuevo, desapareciendo de la vista del Uchiha, éste aumento su chakra para esperar el golpe,  ya que no podía ver el ataque del ojiazul.

      El golpe dio de lleno en el pecho del Uchiha, su cuerpo voló a más de trescientos metros a través del bosque derribando los arboles a su paso,  el rubio respiraba agitadamente mientras miraba el destrozo ocasionado, volvió sus ojos a la normalidad y corrió desesperadamente hacia donde el cuerpo inconsciente del azabache se encontraba.

- Sasuke...

      La humanidad del ojinegro, con una quemadura en el pecho y múltiples heridas, estaba tirada en un claro más allá de la arboleda,  un hilo de sangre escurría de una de las comisuras de su boca, el rubio se dejo caer de rodillas junto al azabache y coloco su oreja en su pecho.

- Gracias a Kami, aun respira... Sasuke - utilizando sus mariposas verdes curo hasta el ultimo rasguño del cuerpo del azabache, luego de eso se sentó a su lado, el Uchiha continuaba inconsciente.

- Perdóname,  las cosas no salieron como yo deseaba...  ya no volveré a buscarte,  no se si comprendiste algo de lo que te dije,  y si lo hiciste,  no te importo - pasando sus dedos por la mejilla del azabache mientras las lagrimas cubrían su rostro - ¿Qué pasa conmigo? Dije que no volvería a llorar por ti nunca más,  esto es muy difícil para mí - secando las lágrimas que no dejaban de fluir de sus ojos por más que intentaba pararlas - Te lo dije porque pensé que tenias que saberlo - inclinando su rostro sobre el del azabache - Este es mi adiós definitivo... te amo,  Sasuke - besando los labios del azabache para luego desaparecer por siempre de su vida o eso pensaba.

      Casi había anochecido cuando el Uchiha volvió en si,  algo aturdido,  se levanto del suelo y miro a su alrededor.

- Naruto... ya no podrás escapar de mi "En verdad te has hecho fuerte,  ni siquiera me diste oportunidad de defenderme, ahora entiendo como fue que venciste a Itachi... pero  a diferencia de él,  no me mataste ¿Dónde estas ahora?  ¿Fuiste a buscar a ese alguien, Naruto? En ese caso debiste matarme,  es hora de que sea yo el que te busque a ti, pero antes de eso,  tengo que ocuparme  primero de algo"- regresando a la guarida de la serpiente.

      Pasaron varios días desde el accidentado encuentro entre el gitsune y el Uchiha, días en que el azabache rastreaba el paradero de su ojiazul y éste,  junto con Ero-sennin,  lo hacia con los de las capas negras con nubes rojas.

- Otra vez lo volvió hacer... ¡Me esta obligando a ponerme serio y que tenga que mandarlo al diablo! ¡Me tienes arto, Ero-sennin! - levantando sus brazos al aire.

- Al fin apareces,  el mismo escandaloso de siempre, ¿No es así, dobe? - saliendo de detrás de un árbol situado al lado del camino.

- Jajaja... esto es irónico - revolviendo su cabello.

- ¿Qué es tan gracioso, Uzuratonkachi? - acercándose barios pasos hacia él.

- Todo,  ahora que no quiero verte,  apareces de la nada por segunda vez  y con un, muy corto, intervalo de tiempo entre una visita y la otra ¿Qué es lo que quieres en esta ocasión? - resistiéndose a las ganas que tenia de colgarse del cuello del azabache.

- Lo mismo que la vez anterior - acercándose un poco más.

- No otra vez,  te dije que te dejaría en paz, has lo mismo conmigo, ni siquiera Ero-sennin sabe que volví a verte y que...  peleamos - desviando su mirada, ya que se sentía culpable de haberlo dejado tirado en medio de la nada.

- ¿Quién es la persona, que dices,  espera por ti, Naruto? - avanzando unos pasos más.

- ¿Eh? ¿Qué tiene eso que ver con...? ¿Qué haces? - viendo al azabache caminar en torno suyo.

- ¿Sigues intacto? - ardiendo de celos por dentro.

- ¿Que si sigo...? ¿De que rayos estas hablando? - dando unos pasos hacia atrás.

- Aquí - estirando su brazo y tocando los labios del ojiazul - ¿Ha habido otros labios aparte de los míos?

- Ya basta - poniendo su mano en el pecho del azabache para apartarlo - Y si así fuera, no es algo que te incumba - no entendiendo muy bien el jueguito del Uchiha.

- Quiere decir que es cierto,  entonces - sintiendo que su sangre bullía en sus venas.

- "¿Qué es lo que pretende? Esto no me esta gustando nada,  aunque el deseo de sentirlo me funda por completo, no dejare que me ridiculice con sus insinuaciones, podría morir por ti en cualquier momento, si necesitaras mi sangre, te la daría,  pero lo que no permitiré es que te burles de mis sentimientos" Al menos,  él me aprecia en todo lo que valgo, me quiere, me desea, pude notarlo en su beso...  el cual, yo permití ¿Satisfecho? Adiós,  espero no volver a verte de nuevo - dando media vuelta para marcharse - No tienes derecho a juzgarme y tampoco a él, ¿Sasuke? - sintiendo la prisión de los brazos del azabache alrededor de su cuerpo.

- Me traicionaste, ¿Cómo pudiste dejarte tocar por otro, eh? Si hubiera sido la loca de Sakura, podría perdonártelo un poco, pero otro hombre es algo que se sale de mi límite del perdón - hablando al oído del ojiazul.

- Traición, es algo que duele, ¿No es cierto? ¿Qué es lo que quieres de mí? No te debo nada - apretando sus puños y dientes para no caer ante lo que estaba sintiendo en brazos del azabache.

- Quiero poseerte - mordiendo la oreja del rubio,  éste sentía que su garganta se secaba y sus piernas temblaban, aunque trato de disimularlo lo mejor que pudo.

- ¿Es tu forma de vencerme? Hacer el amor es cuestión de gusto no de obligación, es algo que se siente en el alma, no solo en la carne.

- Es mi forma para que me la devuelvas,  ha estado contigo desde que te deje,  mi corazón apenas late desde entonces - haciendo el abrazo más fuerte y hundiendo su rostro en el cuello del ojiazul.

- No comprendo que...

- ¿Acaso tengo que dibujártelo, dobe? Te amo, Uzuratonkachi - agarrando la cara del rubio para que lo mirara - Déjame estar contigo.

- Sasuke,  siempre has estado aquí - llevando la mano del azabache hasta su corazón y haciendo lo que tanto había deseado,  abrazarse al cuello del azabache y besar sus labios, con toda intención esta vez.

      El Uchiha le agarro la nuca  para un beso desesperado y furioso,  mientras colaba su otra mano bajo la ropa de su ojiazul para hundir sus dedos en la suave piel de éste, el Uzumaki lo aparto desesperado por buscar oxigeno para sus pulmones.

- ¿Qué fue eso? - sintiendo sus labios arder.

- Tengo que borrar de tu boca el sabor de aquellos labios,  los que permitiste que tocaran los tuyos, estaré haciendo eso por el resto de mi vida o hasta que tú los olvides - atrayéndolo de nuevo a su cuerpo.

- Ya los olvide, baka - abrazándolo por la cintura y apoyando su cabeza en el pecho del azabache.

- Deseo tanto sentirte, acariciar el cuerpo que siempre ha sido mío,  solo mío - bajando el sierre de la chaqueta del ojiazul.

- Aquí estoy para ti, en mi vida no hay cabida para nadie que no seas tú, aunque si te portas mal... tengo un candidato de reserva - con una sonrisa picara.

- No si no quieres que lo rostice,  tu compromiso conmigo es de por vida y después de la muerte, dobe - jalándolo de la mano para abandonar el camino y llegar hasta los arboles donde nadie los interrumpiría.

- ¡Espera! ¡No tan rápido! - tropezando con piedras, ramas y todo lo que encontraba.

- ¡He esperado tres años por esto, dobe! ¡Ya no puedo esperar más! Ya no más- cercándolo contra el tronco de un árbol - Te necesito ahora,  enloqueceré si no te hago mío en este instante,  quiero llevarte al  delirio, el mismo que siento al imaginar tu piel junto a la mía - despojando al rubio de su ropa mientras éste hacia lo mismo con la de él.

      Entre besos desenfrenados y caricias enloquecedoras,  el azabache acostó al gitsune sobre la ropa en el suelo y su cuerpo sobre el de éste,  no hubo rincón de la anatomía del ojiazul que no fuera besada, mordida y chupada por el azabache,  aun frenando al máximo el deseo que sentía por hundirse dentro de su gitsune el dolor en su hombría le recordaba que reprimirse era casi imposible,  el ojiazul se retorcía ante el placer de sentir la piel, manos y labios del ojinegro repartir caricias, besos y sudor por todo su cuerpo.

- "Su piel esta ardiendo,  me quema,  si así es el infierno,  no me importaría caer contigo en el" Te a-amo, Sasuke - arqueando su cuerpo al sentir la boca del azabache en su miembro.

      Los movimientos de la boca del Uchiha en la hombría de su rubio se volvieron frenéticos,  su urgencia era demasiada como para deleitarse por más tiempo con el delicioso chupete de su zorro dorado,  entre gemidos y fuertes jadeos la fuente del rubio irrumpió en la boca del ojinegro,  éste ni corto ni perezoso, tomo un poco en sus dedos y el resto lo compartió con su zorrito en un apasionado beso,  mientras seguía borrando, según él, el sabor de los labios del monje,  sus dedos descubrían el interior del rubio como un explorador descubre tierra virgen,  solo le tomo un momento hacer a un lado el obstáculo que suponía  la estreches de la entrada de su gitsune, aquella que lo llevaría juntos hasta el cielo, sin dejar de besarlo, coloco sus piernas en su cintura y procedió a penetrarlo en una sola embestida, el zorro clavo sus uñas en la espalda del azabache para mitigar el dolor.

- A- ahora eres totalmente mío... Naruto, tu virginidad me pertenece solo a mí - poniendo las manos del ojiazul en su pecho.

- ¿Acaso l-lo d-dudabas, baka? ¿Piensas quedarte ahí toda la vida sin hacer nada, Uchiha?

- Lo que más deseo en este momento, es hacerte gritar de placer, mi dobe, pero no quiero lastimarte - deseando moverse como loco.

- Deja que sea yo el que se preocupe por eso, baka - queriendo pagar en algo el haberlo lastimado el día que pelearon.

- Me gusta esa actitud en ti,  espero que luego no te arrepientas de esas palabras, ya que no te dejare dar marcha atrás,  de hoy en adelante no habrá momento en el que no desee tenerte una y otra vez,  serás tú el que me suplique que te deje en paz, lo que tampoco are dado el caso- acariciando la piel de su ojiazul desde la cara hasta sus caderas.

- Y yo espero que tampoco olvides las tuyas - entrelazando sus dedos con los del azabache.

      El azabache comenzó con penetraciones lentas para sentir al máximo el ardiente interior de su rubio,  poco a poco y a medida que su cuerpo se lo pedía, fue aumentando la velocidad y fuerza de las embestida,  al tiempo que masturbaba el miembro del gitsune con el movimiento de su vientre y mantenía una lucha amistosa de su lengua con la del gitsune,  sintiendo próximo el final,  el ojiazul dejo salir su chakra, involuntariamente, rodeando ambos cuerpos con mariposas doradas.

- ¿Naruto? - pregunto confundido el azabache,  el cálido toque de las mariposas en su piel lo hacían sentir eufórico pues intensificaba el placer que sentía en su unión con el gitsune.

- No te d-detengas - mirándolo con sus ojos color dorado.

 El final llego y con el la rendición de todas las barreras que pudieran haber  existido entre los dos,  no más confusiones,  malos entendidos o  mentiras entre ambos. Solo la fusión de sus almas y el amor de dos seres destinados a estar juntos desde sus nacimientos prevalecerían en el tiempo.

- ¿Cómo te sientes, mi amor? Vaya, hacer el amor contigo en esas condiciones, es totalmente... alucinante, además de doblemente placentero, ¿Cómo lo haces? Esas mariposas doradas, tus ojos...  jamás vi algo tan hermoso en mi vida,  no parecías un ser de este mundo - abrazándolo a su pecho después de acostarse uno junto al otro y cubrirse con la camisa del azabache.

- El color dorado de mis ojos es parte de la técnica de las "Mariposas Arco Iris" y como ya pudiste darte cuenta, el día que peleamos, cada color tiene su propia utilidad - explicaba el gitsune - Las azules son mi defensa ante cualquier cosa, las purpuras le dan velocidad a mis movimientos y a cualquier ataque que realice, las verdes, no pudiste verlas porque estabas inconsciente, las utilice para curar tus heridas después que te derribe y conste que no estoy presumiendo, puedo utilizarlas a voluntad y en el momento que quiera, estoy feliz de tenerla... aunque eso le haya costado la vida a la persona que me la enseño - entristeciendo su mirada.

- ¿Qué quieres decir? - alzando la barbilla del rubio para mirarlo a los ojos.

- ¿Ves esto? Es el tatuaje que te hace único poseedor de las "Mariposa Arco Iris" - mostrando el sello en su espalda atrás de su hombro izquierdo - La vida, es el precio que debe pagar el poseedor de la técnica al traspasarla a su sucesor.

- Entonces creo que la técnica morirá contigo, no dejare que te sacrifiques por enseñársela a alguien más - estrechando el abrazo - ¿Qué hacen las doradas? Aunque no tendría ni que preguntarlo, ya que lo experimente en carne propia.

- Eso es algo que me confunde por completo, en la técnica no hay mariposas doradas.

- ¿No será algo que tu mismo creaste a partir de tus emociones de hace un momento? No seria algo imposible.

- ¿Tú crees? Digo, no fue algo que pensé o desee, simplemente surgió.

- Si cada vez que te posea sucede lo mismo,  repito,  hacer el amor contigo será todo un espectáculo,  deberíamos vender boletos - sonriendo - Es broma,  la única persona que puede verte desnudo soy yo... que no se te olvide.

- Baka, en todo caso, será un espectáculo solo para ti.

- Solo una cosa más, ¿Desde cuando puedes utilizar el elemento agua? Lo usaste para detener mi ataque de fuego.

- Créeme que me costo días enteros de tener que remojar mi trasero bajo una cascada,  una de dos,  tenia que aprenderla o morir de pulmonía - dijo mientras bostezaba - ¿Qué pasara ahora, Sasuke?

- ¿A que te refieres?

- Tu relación con Orochimaru, el tiempo casi se acaba,  él querrá obtener lo que tanto quiere de ti - acurrucándose en el pecho del Uchiha.

- Tonto, ¿En verdad crees que le entregaría mi cuerpo a ese parasito? A estas horas debe estar tras las puertas del infierno junto con su querido Kabuto para hacerle compañía.

- ¿Quieres decir que tú...? - sintiendo un bienestar interior.

- Si decidí regresar contigo, no podía atrás esos cabos sueltos, además, me canse de vagar en ese mundo de tinieblas en el que nunca debí entrar,  pero gracias a ti y a tu constante presencia en mi mente, pude reunir la voluntad necesaria para volver - besando la frente del gitsune.

- Sasuke...

- Duerme un poco,  nos queda un largo camino que recorrer y muchas explicaciones que dar a la Hokage cuando regresemos.

- Todo saldrá bien,  es cierto que la honestidad atrae bendiciones - serrando sus ojos y con una serena sonrisa en sus labios.

      Es muy cierto,  la honestidad, sinceridad y verdad hacia los demás y con ellos mismos,  seria su camino a seguir desde ese momento en adelante. Las bendiciones, regalos o favores son para aquellos que comprenden el significado de vivir en armonía con los demás, ayudando en lo que sea posible, a que la felicidad sea completa.

 

Fin.

Feliz Navidad Para Todos Les Desea.

 

                                                   Nessa Yaoi.  

 

Notas finales:

¡Feliz Navidad, amigas y amigos! despues de pasar la resaca de noche buena, una nueva historia para leer no les caeria mal... espero, es hora de que se relajen un poco y disfruten de un merecido descanso, espero les guste y si no haganmelo saber.

Hasta la siguiente, diviertanse mucho en estas fiestas, pero tomensus precausiones.

Besosss para todos y chaito.

Karina, no me he olvidado de ti, estoy trabajando en eso, feliz cumpleaños... aunque sea con atraso.

                                                  Nessa Yaoi


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