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Your Are My Raison D'etre por RyokoYukishiro

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Sentados uno frente al otro.

 

Él, acariciando mi mano, reconfortándome en mi llanto, tratando de contener el propio para no desesperarme más.

 

¿Pero como yo saber que el sentía el mismo dolor que yo?

 

Mi cerebro no logra asimilar bien cuando me sumo en la tristeza.

 

Si lloro, es por tristeza; y al comprender esto como única verdad, si la gente no llora cuando se esta triste, es por que en realidad no se esta tan triste. Y el que el no llorara ni mostrara signos de llanto (en ese entonces estaba tan ciego, que solo pensaba egoístamente en mi) me trastornaba.

 

Y en realidad, estaba llorando por ambos.

 

-          no deseo un monólogo… dime algo, si no, me das a entender que yo decida y tu acatarás lo que yo diga…

 

¡Que podía decir! Si mi mundo en esos instantes se derrumbaba, mi cerebro no analizaba con precisión la información. ¿Nunca les ha pasado que cuando se sienten irreversiblemente destruidos no saben como actuar… que decir? Y sin embargo el me pedía que le refutara lo que el me había dicho.

 

Pero para mi desgracia estaba todo en mi contra.

 

No lograba encontrar frases que contrastarán lo dicho por el.

 

Una ruptura.

 

Un adiós.

 

Un nunca más.

 

Todo por no lograr estar el suficientemente tiempo juntos, por ocultar el ojo de los demás nuestro amor, nuestro deseo.

 

En estos precisos momentos quienes me leen no saben quien soy yo y aun peor de que estoy hablando.

 

Pido mis disculpas, no es mi intención.

 

Si deseo que me ayuden, debo presentarme.

 

Me llamo Takanori Matsumoto y si este nombre no les dice nada, lo dejaré más claro aun, me dicen Ruki, si, el mismo. Y a quien tengo enfrente tratando de calmar mi llanto, es Daisuke Ando o más conocido como Die. Ahora puede que se sitúen un poco más.

 

Solo me falta aclarar el por que de mi llanto. Pues bien.

 

Ambos somos novios. Lo lamento, ex novios, aun que puede que la situación se invierta en estos momentos.

 

¡A quien engaño! Si ya no hay esperanzas.

 

Pero me desvió del tema. Decía que éramos pareja, amantes, y procedía a narrarles por que me encontraba llorando. Es más que obvio. Acabamos de romper.

Eso ya esta claro, pero faltan los pormenores.

 

Le conozco desde hace bastantes años, y quien no, si es bien sabido la fama que se a ganado con Dir En Grey. Pero con todo esto de estar todo el tiempo de arriba para abajo practicando, grabando, tour y  sesiones de fotos, nunca hay tiempo para conocer gente.

 

Todo en mi vida era lo mismo hasta cierto día en el que trajinando en unas tiendas me lo tope…

 

 

Tome unos de los cinturones y lo mire con bastante detenimiento, no me daba mucha confianza, no lo se, me parecía mas como los cinturones que suele ocupar Reita.

 

-          Si te interesa la opinión de alguien ajeno, creo que te vendría bien ese cinturón – Escucho su voz grabe a mi lado, también trajinando entre los cinturones-

 

 

Desde su comentario en esa tienda que entable mas conversación con el, no se como es que consiguió sonsacarme mi numero telefónico, me llamaba casi día por medio, preguntando como es que iba todo, invitándome algún que otro trago tal o cual día, hasta que en una de esas salidas a un bar termine en su departamento para continuar la borrachera en su cueva, aprovechando que ninguno de los dos tenía que trabajar el día que seguía.

 

Ya dentro de su departamento y con unas copas mas comenzamos a besarnos descontrolados. Yo completamente sumiso dejándome desnudar por sus ágiles manos las que dejaban al descubierto todo mi tórax acariciando cada lugar nuevo mientras que su boca hambrienta regaba besos por toda mi piel volviéndome loco. No me importo que esa noche me llevara a su cama. Pero entre toda esa pasión desbocada… yo tenía miedo, miedo del principiante, como si fuera una quinceañera en su primera vez. Algo si era verdad, era mi primera vez.

 

Die me trato con cuidado, preparándome y asegurándose que en ningún momento el dolor fuese insoportable.

 

A la mañana siguiente (después de unos minutos de vergüenza por mi parte y que el encontró “adorable”) comenzó todo lo formal…

 

Estábamos perfectamente bien hasta hace 2 mes y medio.

 

Él de gira por Europa y yo de gira en Japón. Y en estas situaciones nadie puede.

 

Cuando un amigo o amiga les diga: si estas lejos de la persona amaba, no importa, el amor siempre sale adelante, seguirás junto a ella. Por que se aman.

 

¡Pamplinas, eso no es cierto!

 

Si eso fuera cierto, en estos momentos no estaríamos así con Dai, o es eso, o que no nos amábamos lo suficiente.

 

Prefiero creer y creo que es la distancia. O tal vez algún problema ajeno a nuestra relación ¡Que se yo! Si él nunca me cuanta nada de su vida personal, cuando estamos ambos juntos, enfrascados en nuestro mundo, el otro ya deja de existir.

 

Deben estar furiosos conmigo, me desvió del tema, pero han de entenderme, pido comprensión, las ideas se aglomeran en mi mente y no logro expresarlas con claridad.

 

Yo hablaba de las giras de ambos.

 

Pues resulta que dentro de ese lapso de tiempo no hubo conexión alguna físicamente solo unas llamadas furtivas ya que no deseábamos que nuestros compañeros de banda se diesen por enterado de la relación de ambos, y mucho menos la prensa.

 

Prometimos llamarnos a lo menos 2 veces por semana.

 

Yo soy un sentimental de remate, quería que me llamara cada hora, pero Dai se enfadaría con una petición semejante. Así que preferí callarla.

 

El por el contrario, es bastante descorazonado, por decirlo de alguna forma. Yo era quien llamaba primero, quien “se acordaba primero”. Esto contrarrestaba completamente al Dai que me llamaba día por medio antes de comenzar a salir, por eso era que me sentía mal que no se incentivara en la relación.

 

Que no me llamara me desconcentraba en los ensayos. Mi atención estaba puesta en el típico ¿Dónde estaría ahora? ¿Qué esta haciendo ahora? Pero más importante ¿Con quién estará ahora?, esta última duda era la que me atormentaba más, pero en especial al mes de cuando se marcharon a su gira…

 

Sólo el recordarlo mi llanto se incrementa más. El saber la verdad de él por que ahora acabamos así.

 

Pero me adelanto, mil disculpas.

 

Le llame en la tarde, calculando que el ya se encontraría en la habitación, para que nadie sospechara con quien se encontraba hablando el guitarrista.

 

Aun no se si me lamento por ello o si de verdad fue bueno que llamara, exactamente en ese momento, si tal vez, como si me lo dictaba algún presentimiento loco, me hubiese abstenido a llamarlo cuando se encontrara “desocupado”.

 

Me contesto agitado regañando “¡Joder, no me puedes llamar en otra ocasión Kyo, no me jodas que estoy “ocupado” tu me entiendes”. Y de lindo fondo unos exagerados gemidos de éxtasis por parte de una chica. Si de una chica.

 

Me cortó, dejándome estupefacto ante el móvil, observándolo, como pidiéndole a él que me diese una explicación decente.

 

Fue más ridículo lo que hice después.

 

Me senté en el diván que estaba próximo a mí, sujetándome la cabeza con ambas manos comenzando a llorar amargamente.

 

Despechado y secándome las lágrimas con el dorso de la mano tomé mi móvil para mandarle el siguiente mensaje. “Disculpa si te he interrumpido, trataré que la próxima vez que te llame no estés “ocupado”.

Estaba pensando en firmar  con un “maldito gilipollas” pero deseche la idea, ahora me pregunto, que hubiera pasado si lo hubiese firmado de esa manera, como estarían las cosas si no hubiese mandado ese mensaje.

 

La respuesta a esa última pregunta debería hacerla yo mismo. Seguiría la misma mentira.

 

Claramente, y enmendando su “error” a la hora después de haberle yo mandado el mensaje sonó mi móvil. No necesitaba ver la pantalla de este para saber de quien se trataba. Sólo no contesté, estaba demasiado demacrado para hablar. Así que apagué el aparato.

 

A la tarde siguiente me volvió a sonar el fastidioso artefacto, aun que esta vez no reparé en el nombre en la pantalla, ni mucho menos me puse a cuestionarme si contestar o no, fue por inercia.

 

-          Ruki?-una inconfundible voz para mi se escuchó al otro lado de la línea, iba a colgar, pero un ruego de su parte me lo impidió… soy un completo imbecil- No cortes, te debo una explicación

 

Al escuchar su voz me pareció arrepentido creo que por ese motivo le perdone al instante, sin tan siquiera escuchar sus excusas, que al fin y al cabo eso eran, excusas. Pero como orgulloso que soy miento cuando digo que le perdone, por que para mi pesar, por más que lo amara me había traicionado…

 

Me quede silencioso, esperando sus palabras.

 

-          Mira…

 

La ahora inseguridad de mi novio me hacía dudar de antemano de las palabras que seguían, ya sabía que me estaba engañando y ante mi razonamiento, nada de lo que de sus labios saliera me convencería de lo contrario ni apaciguaría las lágrimas que derramo en estos instantes, ni las que derrame aquel día.

 

-          Deja las cosas así Daisuke, Tal vez hablemos cuando ya estés aquí en Japón, ahora no, compadécete de mi…

 

Solo eso pronuncié, debía dejar descansar mi alma un poco. Detener el sangrado de esta gran herida.

 

El resto de semanas que quedaron me las pase en vela. Descorazonado. Destrozado.

 

Ustedes me dirán ahora…

 

Desde ese entonces, de su traición, ya no somos nada.

 

Y no se equivocan.

 

-*-

 

Su llegada a Japón fue toda una controversia, los rumores a los que yo hice oídos sordos estaban a la orden del día en el país.

 

Al parecer el codiciado guitarrista principal de Dir en Grey llegaba con una chica de la que se había enamorado en Europa. Cuando oí que el aeropuerto estaba atestado de gente y las noticias volaban como solo en Tokio se podían expandir de que los rumores eran ciertos, al lado de mi novio se hallaba un precioso ejemplar Francés, una rubia platina de crespos amplios, baja de estatura para ser Europea alcanzando al guitarrista hasta el hombro, dueña de un cuerpo curvilíneo, como buena Europea, con un atuendo japonés sencillo.

 

Su nombre Louise Exupéry. Nunca olvide detalle de cada silaba que su nombre contenía.

 

El integrante de Dir en Grey la protegía celosamente de las cámaras. Mudo ante las preguntas de la prensa, su acompañante igual de callada, expectante.

 

De su llegada ya van 2 meses sin estar frente a frente con él. Cuenten bien los meses y comprenderán el por que de mi incesante llanto en estos momentos. ¿Han de hacerse una idea no? De la situación que ahora estoy viviendo.

 

Les aclaro mejor la película.

 

Estaba recuperándome ¡lo juro! Ya estaba estable, cuando recordaba su traición no me invadía la tristeza, ya lo tenía todo asumido. Pero ya saben, cuando uno se estabiliza luego de una tormenta no debe dormir en los laureles, por que las tormentas no azotan una sola vez. Ya creyéndome recuperado del golpe, el toque de un timbre me desmoronó. Pensaré seriamente en mirar primero por el ojete antes de abrir la puerta.

 

Esta vez no lo hice.

 

Abrí sin pensar, quedándome pasmado ante quien se hallaba frente a mi. No deseaba verlo, no deseaba oír su nombre.

 

Ni mucho menos su voz.

 

Pero ahí estaba, y ya no podía hacer nada más que abrirle el paso a mi casa, ya e había abierto la puerta de mi casa, y con anterioridad la de mi corazón ¿Qué más podía hacer?

 

Cerré la puerta tras él, apresurándome a sentarme en uno de los sofás de la sala principal, tomando de forma nerviosa (por lo menos a mi me lo pareció) un cigarro para posteriormente llevarlo a mis labios y prenderlo. Mi invitado me miraba desde su posición, en el centro de la sala parado.

 

Soltando una bocaza de humo le miré para luego ver como se sentaba frente a mí, distanciándonos la mesa de centro.

 

Comenzó el a hablar, al recordar todo con completa nitidez ahora, ya que las ideas están más ordenadas en mi mente siendo también los acontecimientos más recientes, le hubiera hecho callar con un beso, volviendo a camuflar la realidad, como si lo de hace unos meses no fuese cierto, sólo una pesadilla, o bien no haberle permitido entrar al santuario de mi hogar, cerrándole la puerta en las narices, tal vez hacer como si no estuviese en la casa, no contestando al llamado de la puerta.

 

¡Que se yo! Cualquier cosa que me ahorrara el sufrimiento de ahora.

 

-          Ruki… yo –no sabía que hacer- no se por que estoy aquí, ahora, debí quedarme en casa para evitarte el sufrimiento que te daré ahora…

 

Yo no sabía que hacer, estaba peor que Dai, fumando casi compulsivamente evitando a toda costa su mirada temiendo encontrar en ella o bien desprecio o un total arrepentimiento.

 

-          Tienes el derecho…-

 

No le permití acabar la frase, no deseaba que hablara, la opresión en mi pecho hacía inconcebible seguir escuchando su voz, debía imponer la mía.

 

-          ¿El derecho a que Dai?-le espeté-

-          A saber… saber que te amo-dijo mirando al frente, encontrando mi esquiva mirada-

-          Que… ¿Qué me amas dices? –pronuncie, incrédulo, entonces ¿Por qué el engaño? ¡¿Por qué?! –

-          Si, te amo, Ruki, sin embargo… quiero… quiero que tu me comprendas-hablaba, centrando su miraba en la mía, cuyos ojos miraban los suyos, como hipnotizados-

-          ¿Qué te comprenda en que? ¡Habla!

 

Estaba fuera de mi mismo, al exigir que hablara golpee con fuera la pequeña mesa de centro, que tembló ante mi puño, temiendo en un momento que esta se quebrara.

 

-          Ruki, por favor, tranquilízate, permíteme hablar- me miraba suplicante, yo sólo me limité a soltar un gran suspiro, sujetándome el cabello en un gesto cansado, moviendo la mano para incitarlo a continuar- verás…-dudaba en hablar- lamento haberte traicionado, a eso va el tema…

 

Yo solo continuaba con la mano en mi pelo, en mi frente, mirando hacía el piso, sorprendiéndome cuando Die tomo asiento a mi lado sujetando mi mano libre, la misma que reposaba en mi pierna luego de desplazarse en un gesto cansado hacia arriba para hacer un gesto de “continua” a pesar de que mi pecho no dejaba de oprimirse más mi cansado corazón, dificultándome la acción de respirar.

 

-          No deseo estar con esa chica, Ruki, pero escúchame bien, te lo pido…-

-          ¡Habla de una maldita vez!-grite, levantándome de mi sitio-

-          ¡Estoy obligado a ello, maldición, no permitiré que sea madre soltera!

 

Me quedé perplejo, mientras el se daba cuanta del modo que había pronunciado esas palabras, dejándome en claro su situación.

 

Esa muchacha estaba embarazada.

 

Cuando mi cerebro asimiló la información, sentí que si hubiese tenido en mis manos un cuchillo o en preferencia una pistola, ya el detonante mortal estaría en mis sesos.

 

Pero no tenía nada a mano, más si un torrente de lágrimas que no logré suprimir, cayendo desvanecido en el sofá, llorando amargamente, en silencio, sólo permitiendo a ese líquido salado salir, me encontraba mudo del asombro. Dai se situó nuevamente a mi lado, esta vez estrechando mi mano. Continuando con su relato rematando mi corazón.

 

-          Estaba más que bebido, tiene cara de santa, pero de eso nada- hizo una pausa y continuo- me estuvo seduciendo toda la noche, desde que pisamos el local, yo ya no podía más… y… me la llevé a mi habitación en el hotel- suspiró pesadamente-

 

>>Yo no se que hacer Ruki, después de lo ocurrido y darme cuenta de lo que había hecho, prácticamente la eche a patadas del lugar, ella se fue enfurecida, cuando leí tu mensaje… Dioses, me sentí completamente arrepentido, ¡Te había engañado!. Te llame al instante, era natural y comprensible que no me atendieras. Cuando intenté nuevamente, al escuchar tu voz comprendí que te había perdido la noche anterior…

Pasó un mes… esta tipa logró dar conmigo exigiendo hablarme, que tenía algo importante que decirme.

 

-          Pues bien-le dije

 

La llevé en donde nadie nos molestara, y sin necesidad de palabras me enseño una hoja, con un expediente médico que aseguraba que ella se hallaba en cinta.

 

Me exigió que me hiciera cargo de la criatura, de lo contrario acabaría con el estorbo, que a ella no le servía ni tenía planeado ser madre solera<<

 

Ahora nos situamos al ahora, mi desesperación, la mudes repentina. Un montón de pensamientos, frases a decirle que se aglomeraban en mi garganta formando un nudo en ella, impidiendo el habla.

 

En una situación como esta ¿Qué debo hacer? Por más vueltas que le de al asunto no logro apaciguar las lágrimas, no se ni el por que de ellas, todo me parece vació, sin sentido.

 

-          ¿Me pides que te arregle ahora la vida?

 

Mi voz irrumpió en la estancia, alarmándolo, mirando mi rostro serio concentrado en algún punto en la habitación. ¡Me estaba pidiendo consejos! ¡Ahora, después de ser el quien me engaño con esa tipeja, venía a mi casa y me pedía que le ayudara con el asunto!

 

-          ¿Pisoteando la mía? ¡Que clase de respuesta esperas! Todo esta acabado, Dai… todo- hice una pausa, para luego, a mi esperanzado corazón la mente le dio una idea- Si dices que es una mujerzuela… ¿Qué te hace pensar que en esa noche solo se acostó contigo?- mi pregunta pareció encender una chispa de razón y esperanza a su ojos oscuros- No se… pídele una prueba de ADN, que se yo… estoy destrozado-confesé-

-          Lo lamento…-estaba siendo sincero- Yo me siento completamente arrepentido…………

 

 

Su silencio me exasperaba, deseaba descansar, que se alejara para pensar con claridad tratando de cortar todo esto sanamente, esperanzando a mi ingenuo corazón de que Louise no estaba embarazada de Dai, no de mi Dai. Pero por más que fuera así, dudaba poder perdonarlo, no en estos momentos.

 

-          Aun que se ofenda, me importa poco, le pediré que se haga el ADN-prosiguió-

-          ¿Y eso que cambiará Dai? Sólo te quitará a esa mujer de en medio, el estorbo ese que engendra- dije de forma despectiva- Nada más…

 

Yo continuaba soltando lágrimas, mirando la nada, prestando y a la vez no prestando atención a lo que el pronunciaba… estaba agotado.

 

-          Si, puede ser…-suspiró- Pero guardo la esperanza que no sea mi hijo, de vol..-le interrumpí-

-          De volver nada Dai… me duele tu traición, si tu estuvieras en mi lugar no estarías en estos momentos hablándome, como yo lo hago, preferirías dejar las cosas como están, yo también las prefiero así…-solté, al final- ¿Pero que le puedo hacer?, te amo, a pesar de todo y por más que me duela, no se si podré perdonarte- deje de lamentarme de mi mismo y mi llanto comenzó a decaer, secando mi rostro en un gesto intranquilo- Ahora te pido que me dejes solo

 

Me acerqué a la entrada de la casa, en eso reparé en el reloj que tenía una de las murallas de la estancia, las 4 de la mañana, no por nada mis ojos me pesaban, pensé que era por el llanto, más bien este era un valor agregado.

 

No podía decirle que se marchara a estas horas de la noche. Cerré la puerta, el me miró interrogativo. Tan solo hice una seña a la pared que contenía el reloj, verificando la hora en su propio reloj, soltando un gemido de asombro.

 

-          Te quedarás en la habitación de invitados-le hice saber, agotado- en la mañana tal vez hablaremos… ahora me encuentro cansado, quiero descansar…

 

Debí de parecerle derrotado, angustiado y masacrado ya que se sorprendió a si mismo abrazando mi cuerpo tembloroso, al principio rechacé el gesto, tratando de apartarlo de mi espacio vital, pero ni fuerzas tenía ya para debatir.

 

Me sentía indefenso, ansioso de su abrazo, de algún gesto que me indicara que aun me amaba, que sus palabras eran reales y no una burda mentira. Quizás lo fue todo, se burlaba de mí cayendo redondito en su juego. Pero lo conocía, no era cruel para hacerme esto, no a mí.

 

Que lo amaba.

 

Que me entregaba por entero. Aun en estos momentos.

 

Que ya, por este simple abrazo, lo había perdonado.

 

Me liberó luego de mi insistencia, quería descansar. Ambos nos desplazamos para sumirnos en la inconciencia que te brinda el sueño. 

 

-*-

 

Cuando logré despertar era pasado el medio día. Me levanté con pesadez.

 

Si no fuese por la hinchazón de mis ojos ahora rojos y por la pequeña nota de Dai en la pequeña mesa de la noche de ayer, pensaría que todo había sido una cruel pesadilla. Mas sin embargo no debía ilusionarme, sabía que era tan cierta como que me llamaba Takanori Matsumoto, y si no era así, han de recordarme aprenderme mi nombre.

 

Leí la nota con atención y pesimismo.

 

“Nada de lo que diga o haga

hará que esta pesadilla acabe,

solo nos queda esta pequeña esperanza.

Pero no debemos engañarnos,

te perdí esa misma noche, y temo no recuperarte.

Pero aun así.

Tu sabes que te amo.

Daisuke.”

 

Me estremecí de pies a cabeza al terminar de leer el contenido de la nota. Sentí que se me agotaban las fuerzas, no podía en contra de este sentimiento. El temor a no lograr perdonarlo me estaba envenenando y matando lento el corazón. Para colmo, en mi refrigerador estaba clara una nota que le recordaba que el 5 de mayo debía entregar la letra de la nueva canción y para esa fecha solo quedaba una semana. En estos mismos instantes no me creía capaz de escribir algo decente, me asombre cuando al tomar lápiz y papel ya tenía las ideas claras en mi mente, solo me quedaba pasmarlas en el papel.

 

Terminé al cabo de dos horas, fue entonces que antes de releer el borrador de la letra que escuche el teléfono de la casa sonar. Aun que la insistencia del aparato era molesta, no me dirigí a el para atender la llamada, dejé que eso lo hiciera la contestadota.

 

“Deje su señal después del tono……

 

Pip!

 

Se que no deseas contestar, tal vez solo continúes descansando, te hablo para comentarte que Louise ha accedido, a regañadientes, pero accedió al ADN… tengo miedo Ruki, ahora que me detengo a pensar… no deseo ese niño. No si a costa de él te pierdo a ti. Debido a mi insistencia mañana a primera hora tendrán los resultados, espero que salga negativo. Se que esto no me asegura estar a tu lado… se que no me lo merezco. –luego de un largo silencio- te amo.

 

Desee descolgar el artificio para gritarle que yo también, que a lo había perdonado ayer mismo. Pero me quede en mi sitio, silencioso. Prestando esta vez atención en lo recién escrito. Asombrándome nuevamente. Dejé la hoja para leerle en la mesa.

 

Y comencé a leerla en voz alta, como si se la recitara a alguien.

 

Tú sabes bien a que me refiero

Cuando te hablo de amores

Tú sabes bien a que me refiero

Cuando te digo que perderte

Es uno de mis mayores temores.

 

Siento que estoy perdiéndote

Con esta forma desesperada

De amarte,

Presiento que esto amándote

Con esta forma tan mía

De perderte

 

La voz me comenzó a fallar, no pudiendo controlar el tono de ella, ni mucho menos el llanto acompañado de todos los sollozos que no dejé escapar en las veces anteriores, y como si de auto agrediéndome estuviera continué con mi lectura.

 

Aguantando la respiración

Para aguantar tu traición

Me duele en el alma

Esta ágil puñalada

Que sin compasión

Me diste por la espalda

Ahora resulta que quien esta resentido

Y quien resultó gravemente herido

Fue el corazón…

 

He de confesar

Que aquella noche no lloré

Era tanta la rabia

Que en llorar no pensé…

 

¡Claro que no pensé en llorar! Cuando me di cuenta de todo, cuando asimilé todo, ¡Ya me hallaba llorando! Pero no deseaba recordar más, estaba angustiado. Pero esto no era lo que iría a presentar ante mis fans, era algo que quedaría guardado bajo siete llaves en algún sitio de mi hogar. Ahora solo tenía una cosa en mente…

 

Mañana a primera hora.

 

Era como sentencia de muerte. Esperar un día específico, una hora específica.

 

Pero debía mantener la calma. Estar solo, después de todo, estaba con unas vacaciones de dos semanas. Decidieron todo eso por mi estado de ánimo, en cierta manera, mis compañeros de banda ya estaban enterados de mi situación. Y deseaban saber quien me tenía de esa manera, Kai estaba que ardía, pero mantenía la calma… por mí.

 

Ahora debía pensar en mañana.

 

Mañana a primera hora, mañana ¡El mañana nunca llega!

 

-*-

 

Pero llegó…

 

Y yo estaba desde las 8 Am despierto, perdido en ensoñaciones.

 

Me imaginaba a Dai angustiado mientras esperaba los resultados, la histeria suya cada vez que al preguntar por ellos aun no estaban listos. O a Dai, aun en su casa, descansando, mientras yo me encontraba despierto y trasnochado. Con el corazón en el puño, dispuesto a ser oprimido.

 

Las 2 de la tarde.

 

Estaba en la sala de llegada, fumando un cigarrillo tras otro y sirviendo de vez en cuando un café cargado en exceso de su esencia y como 6 cucharadas de azúcar por taza. Fijando mi mirada en la puerta.

 

Cuando el silencio del hogar se vio interrumpido por el timbre. Nuevamente abrí sin pensar, esperando la llegada de Dai.

 

Encontrándolo dichoso, con unos papeles que supuse eran los exámenes, antes de pronunciar palabra alguna, se permitió entrar.

 

-          Aun no los he abierto…-se apresuró a aclararme, sentí un nudo en la garganta-

 

Le arrebaté el sobre de las manos dispuesto a sacarme las sospechas. Mi gesto le llamó la atención y yo me avergoncé de él. Intranquilo, le devolví el sobre, sin siquiera leer su contenido.

 

Él era el posible padre, por tanto el debía saber que contenía dicho documento.

Yo estaba atento cada una de sus reacciones, esperando una sonrisa triunfal de relajación, o un suspiro de derrota.

 

Me complació ver la primera reacción. Pidiendo a gritos silenciosos la posesión del archivo para leerlo yo mismo, Dai me facilitó los papeles.

 

Los leí rápidamente, buscando lo que esperaba.

 

Negativo.

 

¡Negativo! Bendito sea el cielo. No medí mis acciones.

 

Lo ansiaba desde que se marcho a Europa. Me senté a horcadas sobre él haciendo que botara los molestos papeles de las manos para sujetarme con fuerza de la cintura y fundirnos en un beso.

 

Dai no comprendió mi gesto, pero se entrego a el sin reservas, igual de ansioso que yo por ese roce.

 

-          Ruki, Ruki, Ruki-repetía entre besos- no te merezco, pero soy egoísta y te quiero a mi lado-confesó-

-          Ninguna traición más Ando- le exigí, medio serio, medio riendo, para luego abrazarme a el con fuerzas- ¿Por qué te amo tanto como para perdonarte?-pregunte mas para mi que para el-

-          Nunca más Ruki, nunca más-aseguraba-

 

 

 

Cuando uno es traicionado no mide sus palabras, ni sus acciones, lo único que ansía es alejarse de esa persona que nos dio esa puñalada en la espalda, maldiciéndola, repitiendo una y otra vez al viento que la odias, tratando de convencerte de ello. Claro que esto es inútil, por que sabes que por más que te traicione, no dejarás de amarlo con loca pasión.

 

Sabes, como se yo. Que por el amor que le profesabas antes de que te traicionara, sea cual sea el motivo, con un simple gesto que te indique que se encuentra arrepentido desde el fondo de su corazón ya lo has perdonado…

 

 

You are my raison d’etre.

 

 

-Fin-

Notas finales:

Espero hallan disfrutado del fic... y que mas me queda? solo que estaba bastante dramatica cuando lo escribia xD. Sus comentarios en los Review y muchas gracias por leer!

 

...:RyokoYukishiro:...


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