-¡¡¡Miku es una niñita llorona!!! ¡¡¡Miku es una niñita llorona!!!
No dejaban de gritarlo, no se cansaba, adoraban reírse de el y molestarlo todo el tiempo, pero el ya estaba acostumbrado, era cosa de todos los días, nunca iba a cambiar.
Se levanto de su asiento y tomo sus cosas, cuando iba a salir del salón lo jalaron con tanta fuerza que cayo de espaldas.
Debido al fuerte golpe cerró los ojos, los volvió a abrir cuando escucho la puerta del salón cerrarse violentamente.
Los niños que lo molestaban habían cerrado la puerta con seguro, esta vez, tenían un nuevo juego que querían probar con su victima de todos los días.
-A Miku le gustan las cosas que le gustan a las niñas ¿no?
-Si, ¡si!, ¡le gustan las muñecas y arreglarse el pelo!
-Además, ¡su nombre es el de una niña!
-Y seguro… otra cosa que le gusta igual que a las niñas…. Es los niños… verdad Miku-chan, que te gustan los niños?
-N-no… no me gustan los niños…
-¡Claro que si!... ¿solo nos miras cierto?... ¿pues sabes algo? Ya nos cansamos de eso… mejor… te vamos a dar lo que quieres para que nos dejes en paz… ¿verdad chicos?
-¿Q-que?... ¿de que hablan?
Sin responderle siquiera dos de los niños lo agarraron de los brazos y lo acostaron rudamente en el suelo, el otro niño empezó a quitarle la ropa poco a poco y el niño restante solo lo miraba con malicia.
-¡N-no!... ¡¡déjenme!!... ¡déjenme!
-Hoy te vamos a dar lo que tanto deseas Miku-chan… te vamos a dar por el culo bien fuerte
Un escalofrío recorrió el cuerpo de Miku. ¿Violarlo?, no, no eran capaces… o ¿si?... llevaban años molestándolo y haciéndole la vida imposible… pero…seguro que no se atreverían a eso ¿verdad?... ¿verdad?
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando sintió como de poco a poco sus pantalones eran deslizados hacia abajo, como le quitaban su ropa interior y la lanzaban a un lado.
Pataleo, iban enserio, pero el no quería, no quería.
El niño que termino de quitarle la ropa y sostuvo sus piernas, las abrió y se hizo a un lado aun sosteniéndolas, dejándole libre el paso al niño restante.
Se hincó frente a el, observándolo, recorriendo cada parte de su cuerpo con una lujuria impresionante, su mirada reflejaba deseo, desde hace años quería tener ese cuerpo.
Primero toco las tetillas de Miku, simplemente las rozo un buen tiempo, haciendo que poco a poco se excitara.
Después las comenzo a pellizcar, con una maldad y deseo notables, Miku gemía de dolor, no era nada amable, pero como iba a serlo, si era el mismo que lo había molestado todos estos años.
Esta vez acerco su boca hasta esos pequeños botones y los comenzó a morder, sin una pizca de delicadeza, haciendo que más que sentir placer, Miku sintiera un dolor y una impotencia enormes.
Lagrimas empezaron a salir de sus ojos, lo que estaba sintiendo era horrible, aun no creía que fuera cierto, no era cierto.
Pero, por más dolor que sintiera, tanto en su corazón como en su mente, su cuerpo reaccionaba completamente diferente. Se estaba excitando. ¿Cómo era posible eso?... Se estremeció cuando sintió la mano de su agresor en su miembro. Estaba fría, muy fría.
Se estremeció aun más cuando la sintió acariciándolo por completo. Pero las suaves caricias fueron reemplazadas por dolorosos movimientos. La mano subía y bajaba con una violencia notable, quería hacerle daño, todo el daño posible. Miku no aguantaba el dolor, era una completa tortura lo que sentía, pero de nuevo, su cuerpo respondía diferente acabando en la mano del niño.
Jadeando, intento incorporarse pero los niños que lo mantenían sujeto lo sujetaron con más fuerza. Fue entonces cuando noto que solo eran dos los que lo sostenían, ¿donde estaba el tercero?
Fue cuando lo vio, tenia una cámara de video entre sus manos, no se perdía de un solo detalle. Un segundo escalofrío recorrió a Miku, ¿lo chantajearían?... ¿que harían con esa videocámara?
Pero de nuevo sus pensamientos fueron interrumpidos. Esta vez por la intromisión de un dedo en su pequeña entrada. Dio un grito de dolor, lo había tomado por sorpresa, los niños a su lado se rieron y lo sujetaron con más fuerza para que no se moviera.
Ahora un segundo dedo se abría paso dentro de el, un dolor aun mas agudo que el primero se hizo presente y grito con mas fuerza, uno de los niños a su lado le tapo la boca, tampoco era para que los maestros los descubrieran.
Miku forcejeo lo mas que pudo, pero los niños tenían mas fuerza que el y además, se encontraba demasiado excitado para hacer nada.
Esta vez, fue un tercer dedo el que fue introducido a su entrada, cerro los ojos con mucha fuerza y unas cuantas lagrimas se asomaron y el niño de la videocámara no se perdía ni un momento, lo seguía filmando.
Quería gritar, quería detenerlos, suplicar porque lo dejaran pero no podía, se movía con más violencia entre las manos de sus opresores pero nada servia.
Sintió un gran alivio cuando los dedos eran retirados de su entrada, pero eso… solo daba señal de que algo peor estaba por ocurrir.