-Le agradezco todo lo que ha hecho por mi señora, no lo olvidaré fácilmente
-por favor caballero- murmuró la mujer con una sonrisa, sin saber que la palabra caballero había sido tan pertinente- no debe molestarse, ¿qué nos queda a los humanos si no nos prestamos ayuda los unos a los otros?
-claro, estoy de acuerdo
Fuera nevaba con saña.
La nieve no era problema para Milo, a pesar de los años que habían pasado por él y por toda la tierra desde la última gran batalla que tuvieron que librar en nombre de Atena, pero la visibilidad y el sentido de la orientación si resultaban más problemáticos, no quería caer exhausto en mitad de ningún sitio y tampoco veía bien la posibilidad de arrollar algún peatón o edificio si encendía su cosmo con fuerza y simplemente apartaba la nieve o caminaba a ciegas. No, aquello no era buena idea y, a fin de cuentas, la parada tampoco era un retraso imperdonable, estaba obligado a parar antes o después en alguna parte, ni siquiera un antiguo dorado podía recorrerse medio mundo en un solo día, necesitaba al menos dos.
-viene usted desde muy lejos señor Milo?, de donde?
-¡Patrik!, eso no se pregunta-reprendió la madre, Milo solo sonrió al mocoso.
No estaba acostumbrado a tratar con niños y no tenía la menor idea de cómo actuar con ellos, de hecho, los veía tan extraños y deformes como a enanos de cuento
- no le he preguntado desde hace un rato, está usted seguro de que se encuentra bien?, una tormenta así…podría haber despedazado a cualquiera
-descuide, me encuentro bien, lo único herido es mi orgullo
salvo por el detalle de perderse, de avanzar prácticamente a ciegas en la tormenta, de acabar varios kilómetros desviado de su rumbo y de haberse visto obligado a preguntar una dirección, las cosas no le habían salido mal. había acabado en una pequeña aldea dejada de la mano de los dioses, con gente amable y confiada que había accedido abrirle su hogar a un agraciado madurito que aparecía en medio de la tormenta, estas cosas no ocurren ya en las grandes ciudades
La cena con la familia de desconocidos fue agradable, comida casera, charla amena en la que no se vio obligado a intervenir, lo único negativo fue la excesiva cordialidad de la señora de la casa y alguna acción inoportuna de los enanos. Todo apuntaba hacia una retirada armoniosa al sofá o a donde fuera que le permitieran acomodarse. Era todo lo que quería, nada de charla, no estaba de humor, era la primera vez que abandonaba su retiro en varios años y el peregrinaje estaba reavivando recuerdos extraños que le estaban agotando, solo quería dormir para no pensar en el regreso al santuario.
Asustado tras tantos años
Era basurdo
Auqneu no era miedo
Solo..se sentái extraño, si extraño
Recuerdos extraños, sensación extraña…no eran dolorosos ya, había pasado demasiado tiempo, peor aún picaban, como cualquier asunto inconcluso
Milo pensaba en eso, y de esa forma…y también se sentí ligeramente culpable por haber estado tan callado durante la comida, no es que él fuera un tipo agradecido pero se encontraba de humor melancólico y era consciente de no haberse comportado como un buen invitado.
Y esa es la lista de motivos por los que la siguiente petición le pilló con la guardia baja
-¡cuéntenos un cuento!!
-¿¡qué?!
-¡¡si, que nos cuente un cuento!!-¿eso!
-¡niños!
-¡pero mamá, es que si no no podemos dormir
-eso es mentira-comento el padre con desgana desde el sillón de orejas del que no se había movido ni para la cena
-además seguro que se sabe muchos cuentos nuevos, como es extranjero…
-si, eso es cierto…peor no podéis obligarle, es un invitado
-¡encima de que come gratis!
-¡¡Patrik!!
-¿¡es verdad o no es verdad!?
La poca simpatía que milo pudiera sentir por los enanos de cuento se había desvanecido por completo.
Admiraba la determinación del niño, habrái sido un buen caballero, de hecho le recordaba a sí mismo cuando era joven...le recordaba demasiado, pero en ese momento resultaba d elo más inconveniente
-dejalo Claire- volvió a intervenir el padre desde lejos- no van a callarse, además, seguro que a nuestro invitado no le importa, ¿verdad que no?
El padre se salvó de la intervención de escarlata por dos motivos, porque la nueva doctrina de tena era partidaria del amor y porque el exquisito guiso de su esposa había llevado a Escorpio a un estado de placidez inusitado, de otra manera el tipo habría tenido problemas
-er…hm….bueno-malditas preguntas retóricas- ¿habéis escuchado alguna vez la leyenda de los santos de…?-no, demasiado violento para niños tan pequeños.Maldición, su cabeza estaba totalmente puesta en el santuario y no podía pensar en otra cosa, ¿Qué les contaba?