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ALL I EVER WANTED por SkonSvensk

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Notas del fanfic:

Una historia que se me ocurrió en una madrugada... Dejen comentarios... DISFRÚTENLO

Notas del capitulo: El primer capítulo, algo largo... en fin. pronto habrá actualización.

Los latidos de su corazón retumbaron en sus oídos, su respiración se agitaba con cada segundo que pasaba y con ello sus labios se secaban, el sudor recorría su frente, mientras miraba atenta sus ojos verdes, tan intensos como la esmeralda...           

Elena se despertó sobresaltada, respirando con gran dificultad; tocó su frente descubriendo pequeñas gotas de helado sudor, respiró profundamente tratando de tranquilizarse...

-          Bárbara... – pronunció silenciosamente – sal de mi mente, déjame descansar. 

 

Era una mañana fría, los chicos vestían abrigos y bufandas, reían mientras bebían café o chocolate caliente. Elena entró en la cafetería buscando a su amiga Serena, sin embargo, halló a alguien más entre toda esa gente, Bárbara estaba ahí junto a sus inseparables amigos. Chicos populares... admirados por unos, envidiados por otros, criticados por la mayoría; se les consideraban presuntuosos y odiosos. Bárbara era la chica que más resaltaba. Codiciada por los hombres, una chica alta, de “perfectas medidas”, la mejor vestida del colegio decían las chicas que la admiraban, era un sueño, un ángel, una diva con los ojos verdes más hermosos que una persona pudiese poseer, enmarcados por unas pestañas negras que parecían nunca terminar, cabello negro, rizado resaltado por una piel blanca y perfecta y toda esa belleza era finalmente decorada por una tierna sonrisa que le hacía entrecerrar los ojos. Y si se pensaba que Dios no premia dos veces a una persona como ella, gran equivocación... Bárbara se alejaba de ser una “Barbie” vacía, ya que su mente era apreciada por los académicos, admiraban su opinión, su pensamiento y su excelente desempeño. Todos los demás eran... amigos de Barbie, no sobresalían mucho si se encontraban solos, a excepción de Leonardo, el presunto novio de la morena. Era prácticamente ella pero en versión masculina; guapo, de impresionantes ojos, tan azules como el cielo de primavera, bronceado y sus demás características eran similares a las de su amiga. La pareja perfecta ya que “dos para quererse necesitan parecerse” ¿cierto?

 

-          ¿Me buscabas? – Preguntó Serena

-          Sí, pero siempre te pierdes. Voy a comprar un café ¿quieres algo?

-          No, gracias. – Agradeció su amiga - Oye, mientras tu compras iré a saludar a Barbie y Leo ¿OK?

-          Seguro. 

 

Serena era la mejor amiga de Elena. La chica con la agenda social más ocupada del colegio, claro que era normal ya que era miembro del consejo estudiantil. Famosa por ir de fiesta en fiesta y, al parecer, así había conocido a los “gemelitos”, los chicos con más invitaciones a reuniones sociales. Elena no comprendía el por qué les dirigía la palabra, no tenían nada en común, la belleza de Serena era muy diferente a la de ellos, era morena, de piel tostada, con intensos ojos negros, era pequeña de estatura pero muy exuberante de otras cosas. Sin duda Serena era lista, pero pensaba diferente a “ellos”. Aun así, su amistad había crecido bastante. 

 

-          ¿Terminaste? – Preguntó sarcástica Elena.

Serena sonrió ampliamente, sabía que otra discusión se acercaba.

-          No te pongas celosa, sabes que eres mi mejor amiga.

Ambas chicas caminaron en silencio por un par de minutos.

-          Todos nos preguntamos ¿por qué te interesa la amistad de los odiosos esos? ¿qué les ves? – preguntó Elena.

-          Ellos son más que caras lindas ¿sabes? Piensan y son... divertidos... son diferentes...

-          ¿Diferentes? Eso todo mundo lo sabe, se le llama presunción.

Serena miró a Elena, analizando las palabras de su amiga.

-          Son todo lo que quieras, presumidos... – el rostro de la morena expresó desacuerdo – no, todo menos eso.

-          Lo que digas.

-          De verdad, deberías conocerlos mejor, te sorprenderías.

-          Como si eso fuera a pasar. Yo no deseo conocerles y estoy segura de que ellos ni mi nombre saben.

Serena sonrió maliciosamente

-          Te sorprenderías... en la noche hay fiesta en SORCELLERIE.

-          ¿Y?

Los ojos negros de la morena se clavaron en Elena.

-          Oh no, ni lo pienses... ese club es para gente... como Bárbara y Leonardo, además esas fiestecitas terminan siendo gigantescas orgías. ¡Olvídalo! 

 

Elena se encontraba tocando el timbre del departamento de Serena. Las 9:00 p.m., como habían acordado en la tarde.

-          No sé cómo pudo convencerme de esto. – se dijo para sí misma antes de que la puerta fuera abierta. 

 

Bárbara y Leonardo reían de tonterías que el chico solía contar para hacer más amenas las veladas.

-          Entonces, al ver al muñeco, ese que confundí con mi tío, salí corriendo en seguida, tiré como a tres personas y mi mamá y su hermana, en lugar de tranquilizarme, se reían descaradamente, lo peor de todo fue que me tomaron fotos. Fue una de las ocasiones más vergonzosas que he pasado.

Bárbara reía, sus mejillas habían adquirido un carmesí intenso, un segundo después sonó el timbre. Serena gritó desde su habitación.

-          Es Elena, ¿le pueden abrir?

Bárbara se levantó y atendió la puerta. Al verse, ambas chicas se quedaron algo pasmadas. Elena, al ver quien abría la puerta, no se esperaba ver a... ella ahí, tan bien arreglada, resaltando sus atractivos. Bárbara quedó perpleja al ver lo bien que se veía Elena, su cabello castaño atado cuidadosamente, maquillada delicadamente, resaltando más que nada sus ojos color avellana. Vestía pantalones negros ajustados a sus piernas ejercitadas, botas del mismo color y una blusa blanca elegante, haciendo resaltar su piel trigueña.

-          Bárbara, no seas mal educada, deja pasar a Elena. – Comentó Leonardo al ver la tonta situación entre ambas chicas.

-          Perdón... Adelante. – Bárbara se hizo a un lado para que la castaña pasara.

Elena se acomodó frente a Leonardo, quien la miraba interesado.

-          Hola – saludó amigable el chico – disculpa a Bárbara.

-          Está bien... no me esperaba verlos aquí, en... casa de Serena.

-          Bueno, es que quedamos en que iríamos todos juntos, ya que Barbie es quien tiene entradas V.I.P. – Comentó Leonardo, mientras veía a Bárbara, quien se notaba fuera de sí, nerviosa y sin quitarle la vista de encima a la castaña.

Elena se sentía fuera de lugar, sólo atinó a sonreír amigablemente.

-          Serena aún no termina de arreglarse – volvió a comentar Leonardo.

-          Es típico de ella, por eso siempre llega tarde – Debía comportarse normal ante ellos, pensó la castaña. - ¿llevan mucho esperando?

Bárbara por fin atinó a sentarse, junto a Leonardo...

-          Pues... ya conté como cinco anécdotas vergonzosas de mi infancia.

-          No seas exagerado han sido sólo dos – intervino la morena al escuchar la mentira de su amigo – Como veinte minutos hemos estado esperando a Serena.

-          Y todavía le falta – comentó sarcástica Elena.

-          Bueno... te va Barbie. Debes contar algo vergonzoso.

La morena meditó, tratando de recordar algo que le hubiera sucedido... rió divertida cuando recordó algo...

-          Tenía quince años. Estaba en clase de inglés y solía sentarme hasta atrás, sólo que ese día los pupitres estaban más adelante que de costumbre y entre mi lugar y la pared había un gran espacio... recuerdo que había terminado mis ejercicios y la profesora se paseaba entre nosotros. Yo estaba leyendo así que no me di cuenta de que estaba detrás de mí – Bárbara cerró los ojos y sonrió forzadamente – eché la cabeza hacia atrás y... fue a dar justo entre las boobies de la miss – la morena guardó silencio al escuchar la carcajada de Leonardo, sus ojos verdes se posaron en Elena, quien reía discretamente pero divertida – de inmediato regresé a mi postura original y la profesora preguntó “¿ya terminaste?” no pude responderle, me escondí tras el libro y no pude verla a los ojos como por tres meses.

-          ¿Alguien vio? – preguntó la castaña.

-          ¡Dios no! Nadie, es un secretito entre la miss y yo – Bárbara sonrió pícaramente ante su comentario - bueno... y ustedes.

Los tres chicos rieron divertidos...

-          Ya estoy lista – Dijo Serena.

-          ¡AL FIN! – Exclamaron al mismo tiempo Elena, Bárbara y Leonardo. 

 

Los chicos llegaron al club, había mucha gente haciendo fila para poder acceder al lugar de moda y entrar era todo un reto.

-          ¿Creen que nos dejen entrar? – Preguntó Elena.

-          Tú déjamelo a mí – Dijo Bárbara decidida.

La morena se escabulló entre la multitud hasta llegar con el gorila de seguridad quien de inmediato la reconoció, se saludaron y Barbie le hablaba con su encantadora sonrisa... dos minutos más tarde, los cuatro chicos disfrutaban de una gran mesa, alejados de la gente que se concentraba en el centro.

-          Ves te dije que Barbie tenía pases V.I.P. – Le comentó Leonardo a Elena.

-          Querrás decir que yo soy el pase V.I.P. 

 

Esa noche el vodka corría como agua, brindaban por lo que fuera y poco a poco la bebida iba surtiendo efecto entre los chicos.

-          Ahora regreso – Avisó Bárbara antes de levantarse, Leonardo la observó con un halo de preocupación en los ojos.

-          Y bien señorita Elena ¿Te diviertes? – preguntó el chico para hacer conversación.

-          Mucho y gracias por invitarme... ahora, cuéntame cómo es que Bárbara consigue todo lo que se propone. – El alcohol iba desinhibiendo a Elena con gran rapidez.

Leonardo sonrió complacido por la pregunta.

-          Se lo gana.

-          ¿Cómo?

-          ¿No te has dado cuenta? Observa a tu alrededor y dime ¿qué ves?

La castaña vio a su alrededor, había gente, más gente... un lugar decorado con fotos de exuberantes modelos... rubias, morenas... fotos en blanco y negro que resultaban ser provocativas.

-          Pues... gente y modelos sexies en posters gigantes.

Leonardo se acercó a Elena y le señaló unas cuantas fotos...

-          Mira esa, esa y esa ¿no te resultan familiares?

La castaña puso atención y se sorprendió de ver a la mujer en aquellas fotos... todas eran Barbie... con diferentes peinados, diferente ropa, en unas lucía provocativa y en otras resultaba ser elegante.

-          Barbie nació para eso ¿no crees? – preguntó el chico de ojos azules.

-          Sin duda... – Elena se sintió abrumada – Ahora regreso, voy al sanitario.

-          OK, no tardes. 

 

Elena caminó entre la multitud, hasta llegar al sanitario, en donde encontró una foto gigantesca de un hombre bastante atractivo que marcaba “caballeros” y... una chica con un diminuto conjunto de encaje color rosa pastel, su expresión era sobria... dulce e inocente, era Bárbara en lencería e indicaba el tocador de damas... Elena sonrió (la imagen de su sueño la bombardeó en ese momento). 

 

La castaña salió del sanitario, se sentía algo mareada y cansada, miró el reloj: 1:45 a.m. Respiró hondo y dio unos cuantos pasos pero al instante chocó con alguien.

-          Perdón... no fue mi intención – Definitivamente no más alcohol, pensó Elena.

-          ¿Te sientes bien? – Preguntó una voz que le resultó familiar. En seguida la castaña levantó la vista y vio a Bárbara.

-          Estoy un poco mareada.

La morena condujo a Elena hasta la mesa que ocupaban, la cual estaba sola, buscó a Serena y Leonardo, pero ambos estaban ocupados en sus propios asuntos.

-          En un rato se te pasa, no tomaste mucho.

-          Lo sé, pero es que casi no bebo... qué vergüenza. – Elena sintió un rubor en sus mejillas, pero no estaba segura si era por el vodka o por la vergüenza – Te ves muy bien... tienes talento – Comentó la castaña, haciendo alusión a sus fotografías para hacer conversación.

-          Gracias, aunque dudo que se le pueda llamar talento.

-          No cualquiera tiene actitud y belleza, claro que es talento. Leonardo debe sentirse orgulloso de tener una novia como tú – afirmó Elena.

Bárbara rió divertida al escuchar las palabras de la castaña.

-          ¿Novia de Leonardo?

-          Sí, no es un secreto, todo el colegio lo sabe.

-          Pues el colegio no sabe observar

Elena miró confundida a la morena.

-          Mira... – Bárbara señaló en dirección de Leonardo, quien bailaba muy cerca de... Elena abrió los ojos de par en par.

-          ¡¿Leonardo es GAY?!

Barbie seguía riendo divertida, no podía creer el chisme que corría de ella y su mejor amigo.

-          La única relación que existe entre Leonardo y yo es fraternal. Ambos vivimos  solos en esta ciudad y somos como hermanos... novios ¿a quién se le ocurrió eso?

Elena miró a la morena, de verdad que era hermosa... (A su mente vino la imagen de Bárbara en ropa interior) en seguida desvió la vista en la dirección opuesta.

-          Bueno, pero tienes novio ¿no?

-          No... no tengo ¿tú tienes novio?

La pregunta sorprendió a Elena de alguna manera, no sabía por qué, tal vez por el tono sarcástico que había usado la chica. Miró hacia abajo y no contestó. Bárbara rió un poco.

-          No es un secreto Elena, todos saben que lo tienes, viven juntos y te casarás con él... mi pregunta sería ¿por qué?

-          Porque... – La castaña respiró hondo, no debía decirlo, no debía darle toda su confianza a una perfecta desconocida... con los ojos más hermosos... que había visto en su vida – porque debo hacerlo, porque es mi deber...

-          Porque tienes una hija con él...

Elena se quedó pasmada... ¿cómo lo sabe? Pensó.

-          Porque tu hija necesita de su padre.

La castaña sonrió insatisfecha.

-          No creí que todo el mundo supiera mi vida... ahora sé por qué soy popular.

-          No eres popular porque tengas una hija, eso es independiente.

-          ¿Ah sí? Entonces dime ¿Por qué soy famosa?

Bárbara miró tiernamente a Elena, la contempló...

-          Porque eres una gran estudiante, de las mejores... porque no te rindes. Simplemente porque eres admirable...

-          Se lo debo a mi hija – interrumpió Elena.

-          Porque eres... muy atractiva.

La castaña miró sorprendida a Bárbara, quien la seguía mirando perdidamente... algo en Elena se encendió (Su sueño más Bárbara en lencería). La cercanía entre ambas ponía en evidencia la tensión sexual que había entre ellas.

-          ¿Te gustan las mujeres? – preguntó Elena en voz baja.

Bárbara sonreía complacida y coquetamente, mientras acortaba el espacio entre ambas. Se lograban percibir los aromas y sus respiraciones chocaban...

-          Me gustas tú.

Elena quiso responder pero la morena se adelantó plantándole un beso en los labios... un beso totalmente inocente, que funcionaba de prueba... Enseguida se separaron, Bárbara no dijo nada...

-          ¿Eso fue un beso?

Bárbara sonrió nerviosa...

-          ¿Patético?

Elena asintió con la cabeza y con una expresión poco convencida.

Bárbara acarició la mejilla de la castaña, rozó sus labios con los de Elena y la besó de nuevo, fue más apasionado, un beso de verdad... los labios se entreabrieron y las lenguas se reconocieron... al principio tímidas, pero segundos después lo hacían sin tapujo alguno. El calor invadió sus cuerpos y la falta de oxígeno las hizo separarse...

-          Ese sí fue un beso. – Afirmó Elena dejando escapar un suspiro

Notas finales:

PS... GRACIAS POR LEERLO. ¿QUÉ OPINAN?


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