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ALL I EVER WANTED por SkonSvensk

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Notas del capitulo: Bien... el segundo cap. espero les guste... Gracias por tomarse el tiempo de leerlo.

Una sonrisa apareció en su rostro mientras que su mirada se perdía entre recuerdos... su aroma, su seductora sonrisa y sus ojos ¡Qué ojos! Los cuales expresaron deseo. Sentir su suave mano en la mejilla... Elena respiró hondo y cerró los ojos... sintió el roce de sus labios por enésima vez, un beso tímido que se había tornado excitante. La piel de la castaña se erizó de tan sólo recordar lo ocurrido dos noches atrás...

-          ¡Mami! – Exclamó una dulce voz tras ella.

Elena se sobresaltó... Culpabilidad pensó.

-          ¿Sí... amor?
-          ¿Ya nos vamos?
-          Sí princesa ¿no te olvidas de nada?
La pequeña negó con la cabeza mientras le brindaba a su madre una sonrisa inocente. Elena sonrió orgullosa, cargó a su nena y la llevo a la escuela... 

Bárbara terminaba de arreglarse, lucía como lo que era: toda una diva... la chica sonrió satisfecha al ver su imagen desde varios ángulos en el espejo de cuerpo completo. Tras ella, una cautivadora chica se incorporó en la cama y la miraba con ternura. Su cabello rubio estaba alborotado y su rostro lucía limpio y emitía cierto esplendor.
-          ¿Ya te vas? – Preguntó la chica.
-          Así es y tú deberías hacer lo mismo. – Respondió cortante la morena.
-          ¿Vas a estar ocupada en la tarde?
Bárbara revisaba su celular que en seguida guardó en el bolso. Era claro que no estaba interesada en la conversación.
-          Lo más seguro, pero de todas maneras te veo el miércoles en la sesión de fotos.
-          Sí... – La rubia no comprendía ciertas actitudes de Bárbara: a veces atenta y otras cortante – de todas maneras. – murmuró la chica.
La morena se sentó en el borde de la cama, quedando frente a la chica.
-          Cierras cuando te vayas ¿quieres? – Dijo Barbie antes de besarla y dejar el departamento.
La rubia suspiró indignada y herida mientras se dejaba caer de nuevo en la almohada. 

Sus ojos verdes se concentraban en la lectura, su mano cuidadosamente manicurada hacía anotaciones y de vez en cuando desviaba su vista para idear la redacción perfecta de su ensayo. Nada podía sacarla de concentración... a excepción del estruendoso ruido provocado por una pila de libros que alguien dejaba caer sobre la mesa, lo cual también la asustó.
-          ¡¿Pero qué...?! – Exclamó la chica.
Frente a ella se sentó Leonardo con una mirada inquisitiva.
-          Y... ¿cómo te fue el fin de semana? – Preguntó el chico con ironía.
Los ojos de Bárbara expresaron incomodidad y lo molestia.
-          Muy bien... – La chica respondió mientras regresaba a su lectura.
-          Mmm... – Los ojos azules del joven se clavaban en la morena. - ¿Cómo está Patricia? Espero que igual de... bien – Leo sonrió malicioso.
-          Con que era esto a lo que querías llegar ¿verdad? – Preguntó incómoda Bárbara, aunque era más que obvio cuando analizó los ojos de su amigo; inmediatamente decidió seguirle el juego – Ya que estás de curioso... sí, nos pasamos dos días fenomenales. No nos levantamos de la cama en todo... – La chica enfatizó – EL FIN DE SEMANA.
Leonardo dejó escapar una carcajada burlona.
-          ¡Ay, por favor Barbie! Ambos sabemos que lo que tienes de bella te falta en... tu sabes... la cama.
La chica sonrió.
-          Eso lo dices, porque tú no funcionas con mujeres o ¿ya se te olvidó? – preguntó mordazmente la chica.
Leonardo miró con desdén a su amiga.
-          Muy cierto.
-          ¿Cómo es que siempre sabes?
-          ¿Saber qué? – Preguntó el chico mientras sacaba su laptop.
-          Cuando... paso tiempo con Patricia.
Su mirada celeste abandonó la pantalla de la máquina para concentrarse en su mejor amiga quien lo miraba curiosa.
-          Bueno... es que cada vez que estás con Pato, siempre llegas de un humorcito... que para qué te cuento – Leonardo cerró su computadora y tomó la mano de la morena – Barbie, ella te adora, haría cualquier cosa por ti y tú... depende de cómo te levantes es como la tratas – Bárbara miró a su amigo con cierta culpabilidad... como ya era costumbre después de hablar de su novia – Te apuesto que hoy la hiciste sentir... peor que basura. Sabes que ella no se merece esto.
-          La quiero, sólo que no sé... no sé cómo tratarla.
-          Lo que no sabes es cómo comportarte.
-          ¿Y eso qué quiere decir?
Leonardo suspiró con fastidio, a veces a Barbie le nacía su lado... “plástico”
-          El viernes, en el club. Primero estás con Pato y luego besas a Elena... – El chico expresó junto con un gesto de obviedad – Barbie... ¡HELLO! No debo recordarte que tiene un casi esposo y una hija, además de que TÚ tienes... UNA NOVIA QUE TE ADORA.
Bárbara permanecía en silencio, no sabía que decir, la culpabilidad oprimía su pecho...
-          Barbie, piensa bien lo que vas a hacer. Alguien saldrá lastimado. Eso es seguro, y me preocupa que seas tú.
-          Estoy algo confundida... quiero a Patricia, pero...
-          Te gusta Elena – Bárbara asintió – no te culpo, tiene unas... piernas, que me harían considerar el ser heterosexual, aunque... lo demás tendría que ser a mi manera, tú sabes, para no perder la práctica – Dijo Leonardo haciendo referencia a sus costumbres sexuales.
-          ¡Oh Dios! Leonardo, eres un vulgar ¿Porqué no te comportas como la niña que eres?
Ambos chicos se sonrieron mutuamente antes de seguir con sus deberes. 

Eran cerca de las once del día y los pasillos se encontraban desiertos, todos los chicos estaban en las aulas de clases, sin embargo Bárbara se hallaba contrariada... no podía estar en clase ya que las palabras de Leonardo retumbaban en su mente... la morena sacó su celular y buscó el número de Patricia.
-          Hey, ahora no te puedo contestar, pero deja tu mensaje después del tono.
-          Hola Pato, soy yo Bárbara... creo que verte hasta el miércoles es demasiado tiempo... así que ¿por qué no pasas por mí y vamos a tomar un café?... – una vez más la culpabilidad se apoderó de su cuerpo – y luego, quien sabe – la morena rió un poco – Llámame... Besos... Te... – dudó en decirlo pero se atrevió – Te quiero. – En seguida Bárbara colgó reflexionando ¿Te quiero? Pensó antes de hacer un gesto sarcástico - ¡Qué cursi! – Exclamó antes de caminar hacia su aula.

Elena regresaba de ver a la doctora Gaetani, quien era su asesora académica. Mientras caminaba miraba a través de la ventana, el cielo estaba despejado y, extrañamente, limpio... unos segundos después, se percató que había alguien más en aquel pasillo. Una chica recargada en la pared y hablando por celular... vestía unos jeans negros ajustados, una blusa rosa algo holgada, bufanda y tenis del mismo color que el pantalón. Sus rizos se encontraban sujetados en una coleta... Elena se quedó admirando a la morena durante todo el rato que la chica hablaba por teléfono. La situación que pasó en la mañana con su hija le hizo percatarse que la chica se alejaba. La castaña apresuró el paso, no sabía qué hacer (en su mente sólo había un solo pensamiento: sus labios). 
-          ¡Hey! – Exclamó Elena para llamar la atención de la chica, quien de inmediato se volvió y sonrió alegremente.
-          ¡Lena! Qué sorpresa... – Dijo Bárbara mientras la otra chica se acercaba - ¿qué andas haciendo por aquí?
-          Vengo de los cubículos y ¿tú?
-          Atendiendo una llamada.
Las chicas se miraron mientras se sonreían con complicidad.
-          ¿Te fue bien durante tu fin de semana? – Preguntó la morena para crear un tema de conversación.
-          Sí... fue... entretenido ¿qué hay del tuyo?
-          ¿El mío? Pues... – La imagen de Patricia en su cama asaltó su mente – No dejé de pensar en ti – Dijo Bárbara mientras deslizaba sus dedos por el brazo de Elena, desde su hombro hasta la punta de sus dedos. 

Aquel toque erizó la piel de la castaña. Inmediatamente, se aseguró de que estuvieran solas... Elena tomó la bufanda y la usó para atraer hacia sí a Barbie, se miraron detenidamente... prácticamente no existía espacio entre ellas. La morena rozó con sus yemas los labios de la castaña y en seguida los besó. En un principio fue lento, pero poco a poco las chicas iban tomando confianza, sus labios se entreabrían dejando que sus lenguas se reconocieran una vez más, esta vez no había alcohol de por medio, así que las sensaciones eran mil veces más placenteras. Elena tomó entre sus manos el delicado rostro de la morena, mientras que ésta se apoderaba de las caderas de su compañera... el beso fue interrumpido al escuchar los pasos cercanos de alguien, de inmediato se separaron.
La castaña no podía quedarse así, no otra vez, por lo que tomó la mano de Bárbara y la llevó a una de las bodegas de mantenimiento que se encontraba a unos cuantos metros; entraron al lugar entre risas traviesas, entretanto que la morena se aseguraba de cerrar bien la puerta... Elena esperaba recargada en la pared mientras que Bárbara la miraba con ansia... la habitación estaba casi a oscuras... aún así se percibían los rubores que se apoderaban de las mejillas. Bárbara se acercó quedando frente a frente con la castaña, se apoyó en la pared con ambas manos, con la intención de evitar el escape de la chica si lo intentase... rozó su nariz con la de su “amiga”... en ese lugar el tiempo no corría y no existía nada más que ellas... Elena acarició los brazos de Bárbara...
-          Bésame – pidió la chica.
La morena no se hizo del rogar y de inmediato atendió la petición... la caricia fue apasionada, provocativa y muy atrevida, ninguna supo cuanto duró, sin embargo, la falta de aire las hizo desistir por un momento, la temperatura había subido y podían notarlo al escuchar sus agitados alientos. Elena no quería esperar, quería aprovechar el tiempo; se lanzó directamente a los labios de su amante, mordiendo levemente su labio inferior, la morena sonrió lascivamente  ante el comportamiento de la otra chica.
-          Eres una niña traviesa – susurró la modelo en el oído de la castaña, seguido por un provocativo mordisco en el lóbulo.
Bárbara se encontraba excitada, nunca hubiera pensado que Elena tuviera... un instinto tan animal, eso la hacía desearla más... fue dejando besos por cada rincón que le permitía la situación: por el cuello, la barbilla, las mejillas, innumerables en los labios.
Elena sintió una caricia, que iba más allá de lo usual... dejó escapar un suspiró, mientras colocaba su mano sobre la de Bárbara que jugaba con su pecho derecho... sus cuerpos estaban prácticamente unidos, la excitación era quien llevaba las riendas de la situación; los besos se tornaban húmedos y mucho más lujuriosos con cada segundo que transcurría. La castaña se sorprendió así misma acariciando los glúteos de la morena... ninguna de las dos sabía cómo terminaría el asunto, es más, no les importaba... de la nada un celular sonó, sacando de concentración a la chica de los ojos verdes, sacó el aparato y en seguida reconoció a la persona...
-          Discúlpame, debo contestar – La mirada esmeralda se notaba angustiada, no quería dejarla de esa manera.
-          No te preocupes, anda contesta.
Bárbara sonrió tranquila y salió de la habitación velozmente. Elena, por otro lado, permaneció allí unos minutos más, reflexionando lo ocurrido, sintiéndose satisfecha, sintiéndose contenta. 

Después de lo sucedido esa mañana, Elena se sentía... simplemente diferente... la felicidad se había desvanecido cuando vio un mensaje de texto: “paso por la niña, te veo en casa. Franco”. Se sentía contrariada y la peor madre que pudiese existir sobre la faz de la tierra.
-          ¡Qué día! – Exclamó Serena – No pude llegar a la primera clase y además, la doctora Gaetani no me quiso recibir mi trabajo, ahora tengo un gran y gordo cero.
Elena no dijo nada. Seguía ensimismada en sus propios pensamientos.
-          ¿Lena, me escuchaste?
De nuevo no hubo respuesta.
-          Len... – La morena fue interrumpida de pronto.
-          Quiero una aventura.
Aquellas palabras sorprendieron a su mejor amiga, quien no daba crédito a lo que sus oídos escuchaban.
-          ¿Qué?
Las chicas se miraron mutuamente, una segura de su pronta y tal vez tonta decisión y la otra totalmente perpleja.
-          Quiero una aventura... necesito vivir una.
-          Pero... ¿con quién?
-          Con una mujer que no me puedo sacar de la cabeza.
-          ¡Mujer! – Definitivamente la pronta monogamia que vivía la castaña le había afectado ya – Elena, ¿estás totalmente segura de lo que me estás diciendo?
-          Por supuesto, quiero sentir el ímpetu de mi juventud, quiero... vivir.
Serena sonrió comprensiva, abrazó a su amiga y dijo:
-          Es normal que te sientas así. Lena, tienes 21 años. Vives como una mujer de mediana edad: crías a una hija de 4 años con un hombre que ambas sabemos, no te ama ni tú a él.
-          ¿Y qué hago?
-          Diviértete y déjale en claro a la chica tus reglas. – Serena sonrió mientras sus ojos expresaban curiosidad. - ¿Y quién es ella?
Elena no podía decirle que la chica era Bárbara, no podía arriesgarse a que el colegio se enterará de otro detalle de su vida personal...
-          Se llama... Valeria... no la conoces, trabaja en la escuela de mi mamá. – Debía mentir para salir de un tortuoso interrogatorio. 

Elena caminaba sin prisa hacia su auto, estaba cansada emocionalmente y lo único que quería era llegar a casa. Cerca del estacionamiento una multitud de personas se amontonaban, en su mayoría hombres... una curiosidad nació en la castaña por lo que se coló entre la gente y fue cuando la vio. Una chica de la marca “Barbie”, alta, esbelta y de exuberantes atributos. Poseía una dorada cabellera y se lograban distinguir un par de ojos grises, que parecían tan fríos como el invierno. Su piel presumía un bronceado uniforme. Sin embargo, su nariz era algo grande, pero de alguna manera era la característica que le daba personalidad y, extrañamente, no le restaba belleza. La chica esperaba junto a su plateado Volks Wagen Beatle... y cuando apareció la persona... aquellos ojos tan fríos se volvieron cálidos, dóciles... Elena buscó a quien le hizo cambiar tan bruscamente y ahí estaba... Bárbara... plantándole un beso en la mejilla...
Elena recordó esa mañana, el celular y la prisa con que contestó... la razón... ella...

Notas finales:

He contestado sus comentarios y espero seguir reciviendolos para saber su opinión... la tercera parte llegará pronto... Gracias una vez más


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