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La habitación de los espejos por Yuriy

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Notas del capitulo:

Algo que... definitivamente no debería publicar... y que escribí hace mucho, mucho tiempo como una apuesta con mi hermana... aunque igual nunca leyó la historia x3

Titulo: La habitación de los Espejos
Pareja: Kirito x Kyo
Advertencia: Lemon, sadomasoquismo, falta de trama
Resumen: Los fetiches siempre han sido algo normal en una relación de pareja, y ellos, por muy extraños que sean, no son la excepción.



Kyo se encontraba de pie en la puerta de la habitación, la cual miraba minuciosamente tratando de encontrarle el más mínimo desperfecto. No lo encontró. La habitación estaba decorada para la ocasión que se iba a dar, sonrío. Le había tomado toda una semana poder decorar la habitación para dejarla como se encontraba ahora, aunque obviamente tardo tanto porque debía ajustar su tiempo a su poco accesible agenda. Dio un paso dentro del cuarto y pudo sentir un escalofrió de antecedente, dio unos pasos más y llego a donde estaba una pequeña mesa que no era fácil de ver de buenas a primeras, sobre ella coloco dos velas acostadas, un encendedor y unas esposas.

Con una ultima mirada a su perfecta creación salió cerrando con llave la puerta, así evitaría que alguien aparte de el entrara. Camino apresuradamente a la cocina. Le dio una mirada a la hora marcada en su reloj de pulsera y cogió el teléfono movible marcando unos números al azar, después de tres timbrazos oyó una voz al otro lado del auricular que le pedía su orden, procedió a encargar la cena.

Salió de la cocina y miro la mesa que ya estaba puesta, solo hacia falta que llegara la cena. El timbre sonó y Kyo camino a la puerta, cogió la comida y entrego el dinero cerrando sin dar tiempo a otra cosa. Tenía prisa ya que el tiempo se le iba acabando, pero aun así coloco cuidadosamente cada plato sobre la mesa para evitar que se dañaran y se arruinara la presentación que tenían.

Volvió a checar su reloj y tenia media hora para estar listo él, nuevamente estaba sobre tiempo.




Kyo se miro en el espejo del pasillo, se veía bien. Escucho la puerta abrirse y dibujo una mínima sonrisa, puntual como siempre. Con paso ligero fue a la mesa del comedor y se sentó.

-¿Tooru?-

La voz de Kirito le llego perfectamente por el silencio en el que estaba sumido el departamento doble que compartían.

-Comedor.-

Contesto Kyo sin necesidad de elevar la voz. No tuvo que esperar mucho cuando vio a Kirito aparecer frente a él. El pelinegro se sentó frente a Kyo y se quedo observando fijamente la comida, analizándola.

-La mande pedir.- sonrió descaradamente.

-Provecho entonces, Tooru. - devolvió la sonrisa y ambos comenzaron a cenar.


Kirito estaba sentado en el sofá y Kyo estaba sentado a su lado, recargando su cabeza sobre el regazo del pelinegro y este a su vez acariciaba los cabellos del rubio.

-¿Celebramos algo hoy? - pregunto débilmente el de Pierrot y agregó. -Si es así, creo que lo he olvidado. Discúlpame. -

Kyo sonrió mientras escuchaba hablar al otro de manera tan relajada y sin dejar de acariciarle el cabello.

-No celebramos nada. - dijo feliz. -Simplemente decidí hacerlo. - finalizó.

Kirito sonrío, era extraño que Kyo hiciera esas cosas. Normalmente si sucedían, él mismo las planificaba, nunca de otra forma.

Dio un pequeño beso en la nuca del rubio.

-Vamos al cuarto Tooru. - dijo de forma provocativa.

Kyo sonrió mentalmente y se levantó perezosamente del regazo del otro, luego siguió por el pasillo hasta llegar a donde estaban tres puertas. Kirito tomó el pomo del dormitorio que ambos compartían, pero Kyo sujetó su mano llevándola a sus labios y depositando un beso húmedo en ella al tiempo que negaba con la cabeza. Kirito se le quedó viendo sin entender esta acción, luego vio que el rubio sacó una llave y la introdujo en la cerradura de la habitación de en medio pero no la abrió.

-Shinya te tengo una sorpresa. - dijo el rubio con una cara inocente, entregándole una venda para que se cubriera los ojos. -Por favor. -

Kirito cogió la venda y mirando la ilusión oculta por inocencia en los ojos de Kyo se coloco la venda en los ojos, al instante de quedar sin su sentido de la vista sintió que Kyo le tomaba de la mano con cuidado.

-Ven, Shinya. -

Kyo introdujo a Kirito a la habitación tomándolo de la mano con cuidado, había hecho una remodelación profunda en ese cuarto. Llevó a su amante hasta la amplia cama que había en medio de la habitación exactamente. Lo acostó en ella y se colocó a horcajadas sobre él, a simple vista estaba ansioso. Acercó sus labios a los del mayor pero en el ultimo minuto los desvió hasta la comisura derecha de la boca depositando ahí el beso. Llevó su mano derecha hasta la venda quitándosela con mucha lentitud, mientras repetía el proceso del beso pero en el lado contrario. La venda finalmente dejo de cubrir los ojos negros de Kirito que quedaron fijos en el techo, abriéndose aun más de lo que Kyo pensó se abrirían.

-Apenas comenzamos, amor. - dijo el rubio, metiendo las manos por debajo de la camiseta del mayor.

-Tu.. Kyo. - decía asombrado aun.

-Shh, calla y simplemente disfruta de la vista. - dijo cuando sacó sus manos y las llevó hasta la mesa estratégicamente oculta a los ojos de Kirito pero no a los de Kyo, quien había planeado todo.

-¿Kyo? - interrogó cuando se vio atado a los postes de la cama.

-Oh, te dije que solo ibas a disfrutar la vista.. y de todo lo que yo haga. - dijo en un tono insinuante.

Kirito volteó a un lado y se quedó mirando con fascinación y asombro. Kyo sonrió satisfecho al ver las reacciones de Kirito tan iguales a como había imaginado que serían. Se movió un poco sentándose sobre el pecho del mayor, estirando una de sus manos hasta una cómoda y abrió un cajón del cual extrajo un pequeño puñal y después cerró el cajón, todas estas acciones no pasaron desapercibidas para Kirito quien tenía que agradecer que la vista era realmente extensa. Kyo acercó la filosa arma al rostro del mayor, pasando la parte plana y no filosa por una de las mejillas, el metal frío era un contraste contra la piel caliente. Kirito se estremeció ante eso.

El rubio retiró el puñal de la cara para colocarlo justo en el cuello de la camiseta y comenzar a romperla con el filo del puñal. Dividió la camisa en dos secciones, dejando de cortar cuando podía quitarla libremente, lo cual hizo con su mano libre de forma lenta pero ruda, presionando la piel del otro en forma tosca durante el proceso de desnudar el torso bien formado del pelinegro. Kyo sonrió al terminar esta acción y acerco su cara hasta el abdomen plano del mayor, lamiendo la piel caliente, pero se alejó apenas sintió que el cuerpo de Kirito reaccionaba a sus caricias, entonces apoyó el filo del puñal sobre la piel que antes había recorrido su lengua e hizo un pequeño corte superficial, solo dejando una leve marca pero sin hacerlo sangrar.

Kirito desde su posición y gracias a que el cuarto estaba tapizado de espejos podía ver cada acción que realizaba Kyo sobre su cuerpo desde diferentes ángulos, incluso mucho de los espejos tenia aumento para que la imagen se mostrase más grande. Sin duda eso le había despertado un gran morbo, sentirse observado sin nadie en la habitación más que ellos dos, poder observar todas las acciones de Kyo pero sin poder evitarlas ni saber en que momento dejaría de hacerlas, sumándole a sentirse a merced del otro por estar esposado simplemente le resultaba más excitante de lo que había pensado.

Kyo miraba el rostro de su amante lleno de emociones como pocas veces podía contemplarlo, quería hacerlo sentir más, dolor o placer, incluso las dos juntas, pero hacerlo sentir más, hacerlo perder el control sobre el mismo, ese control que Kyo odiaba tanto a veces.

Volvió a concentrarse en el puñal en su mano y en el abdomen que ahora contaba con un pequeño raspón largo, pasó su lengua por encima de él y escuchó perfectamente el gemido sofocado que soltó su amante, una mezcla de dolor y placer, pero para Kyo aún no era suficiente y apenas estaba comenzando con esto. Apoyó el filo en otra parte del estomago e hizo un nuevo corte igual de superficial que el otro, repitió este procedimiento varias veces más lacerando el vientre de su amante que apenas y soltaba gemidos muy ahogados, que a Kyo se le hacían casi una burla.

Finalmente dejo el puñal en el piso, lejos del alcance de ambos y se reacomodó sobre las piernas de Kirito rozando ambos parte sensibles una con otra, agachando su cabeza para lamer el vientre lleno de cortes que, al sentir el contacto con la lengua caliente del rubio enviaban una sensación que era dolorosa y placentera para Kirito, quien al ver cada acción aumentada por los espejos había comenzado a sudar pues la temperatura en su cuerpo iba aumentando al igual que la fricción entre su sensibilidad y la de Kyo, quien parecía estar disfrutando mucho torturándolo de esa manera.

El pelinegro cerró los ojos un leve momento pero enseguida los abrió al sentir que las largas uñas de Kyo se clavaban en las heridas de su abdomen, entonces le escuchó decir con voz grave.

-No cierres los ojos. Si vuelves a cerrar los ojos termina el juego. - seguía creando fricción por encima de la ropa de ambos. -Juego que no pienso continuar en ningún otro lado ni ningún otro día. - aclaró.

Dejando entendido una de las reglas del juego Kirito se preparo mentalmente. Kyo había creado eso a propósito, sin avisar, sin decir... así que el pelinegro estaba comenzando a pensar que tendría que dejarse hacer hasta el final, incluso si Kyo decidía quitarle las esposas, cosas que Kirito dudaba que hiciese.

Kyo se quitó de encima de su amante, para bajar lentamente el pantalón del mayor con toda la intención del mundo, una vez que le quito esa molesta prenda, procedió a retirar los boxers con igual lentitud hasta desnudarlo por completo. Entonces volvió a hablar.

-Hermoso, ¿no crees? -


Sin embargo Kirito no dijo nada, simplemente miro su cuerpo en cada uno de los espejos que rodeaban cada centímetro de las paredes de la habitación, y por el espejo en el techo vio la sonrisa aprobatoria de Kyo.

-Vas entendiendo el juego, entonces debo cambiar las reglas. - dijo con descaro el más chico, mientras empezaba a sacarse la ropa con movimientos sensuales y provocativos, mientras se quitaba la camisa se acerco mucho a las manos prisioneras del pelinegro, casi pudiendo tocarle este el pecho al rubio, pero se alejó cuando intento hacerlo.

Cuando se desnudo de la parte inferior, lo hizo totalmente alejado, viendo con diversión los intentos del otro por contener la frustración de no poder tocarlo.

Con la punta de sus dedos comenzó a recorrer las piernas del pelinegro apenas rozando la piel en el proceso, lo cual sabia que era frustrante ya que era una zona que Kirito tenia muy sensible al tacto. Luego siguió por el abdomen y se desvió en los hombros hacia sus brazos, bajando sus manos pare recorrer los tatuajes que adornaban los brazos del vocalista pelinegro, sintió el cuerpo de su amante estremecerse y lo volvió a escuchar quejarse ahogadamente. Sonrió. Sabía que quería que lo tocara más, Kyo estaba conciente de que la sensibilidad que Kirito tenia en casi todo su cuerpo hacia el tacto podía ser usado en contra de él mismo, y es lo que estaba haciendo en esos momentos.

A medida que sus ligeras caricias avanzaban, las reacciones del pelinegro se mostraban con mayor libertad.

-¿Te diviertes? - Preguntó el rubio parando sin miramientos el toqueteo con el mayor. -Yo sí. Mucho. -

El mayor sonrió con sarcasmo moviendo sus piernas una contra otra de forma cínica frente a Kyo quien también sonrió pero de forma poco convincente.

-Mucho. - contestó el pelinegro, jugando con su sensibilidad al cerrar sus piernas sobre si mismo. -Mucho. - repitió

Kyo se acercó y sujetó los tobillos del pelinegro con fuerza, el otro no hizo intención de resistirse lo cual el rubio agradeció interiormente ya que si el vocalista de Pierrot hubiese querido realmente poner resistencia Kyo no hubiese podido controlarlo.

-Quédate quieto. - gruñó pero sin molestia

Kirito sonrió con inocencia antes de contestar con una voz que destruyo la fachada que trataba de dar con su cara.

-Entonces deja de ser tan lento. -

El rubio entrecerró sus ojos y puso una sonrisa de superioridad y sin soltarle los tobillos paso sus largas uñas por la piel, haciendo presión con ellas dejando pequeños senderos enrojecidos.

-¿Así esta mejor?. - dijo de forma burlona cuando escuchó al otro gemir muy suavemente.

Libero sus tobillos cuando el pelinegro estaba disfrutando más de lo que tenia planeado en ese instante. Se acerco a hasta la mesita y encendió una de las velas, regresando con el mayor al cual le sonrió viendo que ya estaba excitado. Se subió encima del otro dejando que cayeran unas gotas de cera caliente sobre el abdomen de Kirito quien no pudo evitar gemir al sentir arder su piel por lo caliente de la cera, Kyo sonrió alegremente al escucharlo y dejo caer más cera sobre la piel que fue enrojeciéndose conforme la cera caía sobre ella.

-Ahh Kyo. - gimió

Sonrió al escucharlo y al estar sentado sobre su sensibilidad sabia que estaba excitado, muy excitado, el mismo se encontraba excitado. Kyo se mordió el labio inferior, comenzaba a sentir que la parte inferior de su cuerpo comenzaba a palpitarle, y sabia que no era el único en esa dolorosa y placentera situación.

El mismo gimió cuando dejo caer cera sobre su propia piel, el rubio apago la vela que ya estaba consumida casi en su totalidad. Había logrado su objetivo, miro por uno de los espejos las expresiones casi dolorosas del rostro de Kirito y pudo distinguir en sus ojos un brillo de alegría que le hizo sentir un cosquilleo en la parte baja de su estomago.

Se levanto y camino dolorosamente debido a su excitación, libero las manos de Kirito de las esposas que le habían tenido restringidas desde el inicio del juego y enseguida sintió que su cuerpo chocaba contra el piso alfombrado debido a que el mayor se le había lanzado encima mordiendo su cuello con frenesí, Kyo soltó gemidos algo más fuertes por los bruscos movimientos, sus ojos se encontraban fijos en el espejo del techo y podía apreciar como se veía el panorama desde arriba, con el cuerpo del pelinegro sobre el suyo dejando marcas en su cuello y ahora también en su pecho y brazos, apretando y succionando la piel delicada de Kyo quien solo podía gemir y disfrutar de la vista.

Ambos se fundieron en un beso salvaje, Kirito mordiendo el labio de Kyo hasta hacerlo sangrar y ambos gimieron en medio del beso. Cuando se separaron ambos tenían en sus bocas muestras de sangre, Kyo sonrió lanzándose sobre el otro dejándolo bajo su peso, acerco su cara a la de Kirito y susurró rozando sus labios lastimados contra los del otro sintiendo el olor metálico de su propia sangre.

-Deja que este arriba. -

Kirito lo miró sorprendido durante unos instantes como si no entendiera bien lo que pedía el otro.

-Déjame hacerlo a mi.- repitió Kyo en el mismo tono de susurro. Acariciándolo con ternura poco usual cuando estaba en ese estado.

El pelinegro asintió con la cabeza lentamente, entonces Kyo se quitó de encima y lo vio darse vuelta quedando en el mismo lugar, mirando para el espejo de enfrente, Kyo se puso un poco nervioso, pocas veces tenia todo el control. Kirito sonrió aunque un rubor intenso cubría sus mejillas, pocas veces Tooru pedía eso, además... esta vez podría verlo a la perfección.

Kyo cogió lubricante de un frasco y lo untó en una de sus manos con la que comenzó a dilatar a Kirito. Después de que este se relajó fue mas fácil para Kyo dilatar la entrada y una vez que hizo esto, se untó lubricante en su miembro y comenzó a introducirse de a poco, pudiendo observar detalladamente las expresiones de incomodidad y oír los leves gemidos de dolor, también sintió el cuerpo de Kirito tensarse bajo su peso. Cuando vio que el pelinegro se fue acostumbrando a sentirlo dentro se introdujo un poco más en el. Cuando creyó que ya podía comenzar a moverse fue cuando la cara de incomodidad de Kirito iba relajándose ligeramente, entonces Kyo empezó a salir y entrar, una y otra vez.

Hizo movimientos continuos, entrando y saliendo del vocalista mayor, a veces no entraba completamente, otras lo hacia muy profundamente. Kyo cerró los ojos escuchando los gemidos y leves gritos que sus embestidas causaban en su amante, deleitándose al saberse el causante de los mismos. Sin dejar de penetrar tomó entre sus manos el miembro del mayor para masturbarlo, comenzó aplicándole caricias con el mismo ritmo con el que se introducía en su cuerpo, la velocidad variaba desde rápido a tortuosamente lento, haciendo gemir al de Pierrot ante las dos diferentes sensaciones que recorrían su cuerpo haciéndolo gritar sin poder contenerse del placer que comenzaba a nublarle la visión de las cosas, simplemente dejándose llevar por su pequeño amante.

Kyo sonrió al sentir el cuerpo bajo suyo estremecerse violentamente por los espasmos preorgasmicos. Un escalofrió placentero recorría también el cuerpo del rubio que hacia lo posible por no perder detalle de las muecas eróticas que tomaban por asalto la cara de su amante, quien ya había sucumbido ante el control que Kyo había ejercido. Miró los ojos entrecerrados, los labios apretados tratando inútilmente de reprimir los gemidos que querían escapar de su boca, el cabello mojado cayéndole sobre su rostro, sus manos cerradas fuertemente en un puño. Los gemidos de ambos seguían llenando el ambiente, volviendo la imagen más erótica todavía.

-Ah Kyo, más fuerte. - suplicó

El rubio no se sorprendió al saberse llamado por su nombre artístico y decidió darle a su amante lo que pedía, embistiendo con algo más de fuerza y masturbando al otro con algo de rudeza; fue como a ambos los alcanzo el placentero orgasmo. Ambos soltaron un sonoro gemido de satisfacción, Kyo dejándose caer sobre la espalda del otro pero sin salir de él todavía. Miro sus manos y no pudo evitar el ligero rubor que cubrió sus mejillas, aun sabiendo que eso no debía avergonzarlo en lo más mínimo después de lo que acababa de hacer en esa habitación.

Se quedaron un rato de esa manera, abrazados y sin decir nada, la realidad apenas golpeándolos a cada uno y de manera diferente. Kyo encontró fascinante el enrojecimiento en la cara de Kirito quien a su vez agachaba la cara para evitar que se notara el color escarlata en las mejillas, aunque quizás era demasiado tarde, pues Kyo solo negaba con la cabeza mientras sonreía de forma entre tierna y burlona.

Finalmente Kyo salió del interior de Kirito y aunque trató de no ser brusco pudo ver claramente la mueca dolorosa que atravesó el rostro del mayor, sintiéndose sólo un poco culpable por ello. Se puso de pie a un lado del pelinegro, quien trató de reincorporarse para imitarlo pero Kyo lo detuvo, ambos se miraron sorprendidos.

"¿Qué sucede?" era la muda pregunta en los ojos negros del vocalista de Pierrot. Kyo simplemente se encogió de hombros antes de contestar.

-Espera aquí, ya vuelvo. No te muevas. -

Después de eso salió cerrando la puerta, regresando apenas diez minutos después. Miró un poco indignado a su amante que ya se encontraba de pie y con un rostro descompuesto, tratando de remediarlo cuando le vio entrar. Suspiro. Era inevitable que sucediera algo así, pensó algo divertido.

-Vamos, antes de que el agua se enfrié. - dijo apenas audiblemente.

Cuando Kirito se colocó a la altura de Kyo, en la puerta, ambos se miraron intensamente durante unos segundos, después Kyo camino de forma indignada delante de Kirito, quien ignoró el hecho siguiéndolo desde una distancia algo alejada.

-Me siento insultado. - reprochó Kyo, aunque no sin diversión. -Aunque la idea es muy tentadora, muy tentadora. - dijo al momento de detenerse frente a la puerta del baño, esperando al mayor.

-Una idea muy tentadora, una idea ejecutada rápidamente a manera de insana diversión. - dijo Kirito mientras asentía con la cabeza.

-Oh acaso... - hizo una mueca de indignación bastante fingida. -¿Acaso insinúas que yo pensé por un segundo hacerte caer para disfrutar con el dolor que eso te provocará? - voz al borde de soltar una risita.

-Sí, eso insinúo. - fue la respuesta sin la menor muestra de arrepentimiento, duda o culpabilidad.

-Oh, no pensaba hacerlo. No aún claro. - agregó antes de cerrar la puerta del baño con ambos adentro. -Pienso relajarte, aun me falta una segunda ronda. -

Kirito le mando una mirada que podía traducirse como un: "Estas bromeando, ¿cierto?", ante lo cual Kyo rió de forma escandalosa. Ambos se metieron dentro de la tina, donde Kyo como un acto inusual se dio a la tarea de enjabonar el cabello de Kirito dando un pequeño masaje en el proceso. Pasaron unos minutos donde Kyo seguía dado a la tarea de inutilizar al pelinegro hasta que el cómodo silencio entre ambos fue roto por el mayor.

-Fue una sorpresa maravillosa, debo decirte. - se escuchaba bastante complacido al decir esto.

-¿En serio? - Kyo fingía desinterés, aunque su cara delataba que era todo lo contrario. Kyo estaba ansioso, esperando ese momento desde que habían terminado, deseando saber si su esfuerzo por preparar aquello había valido la pena.

-Sí. Nunca pensé que harías algo así. -

Kyo comenzaba a odiar esas respuestas tan cortas y poco explicativas, así que jalo con un poco de rudeza el cabello del mayor, exigiéndole tácitamente que fuera más expresivo y no jugara con él de esa forma tan odiosa. Kirito sonrió al sentir el brusco tirón de cabello por parte de Kyo, sabía que el otro se moría de curiosidad por que expresara con palabras lo mucho que le había gustado aquel presente, pero sinceramente aun estaba algo sorprendido por haber recibido el mismo.

-Me ha encantado Tooru, si es eso lo que quieres que te diga, es simplemente hermoso. Jamás pensé que fueras a cumplirme algo así, gracias por el detalle. -

Kyo se sintió satisfecho consigo mismo, había hecho algo para Kirito y lo había hecho bastante bien, tomando en cuenta de que los deseos de su amante a veces eran un tanto peculiares en todo el sentido de la palabra. Enjuagó el cabello y se abrazó a la espalda de su amante, respirando sobre la piel del cuello de este, pasando las manos por la cintura.

-Tu siempre haces cosas por mi, y quise demostrarte que te aprecio y no dudaría de hacer algo por ti, por muy raro que sea. - decía en voz baja el rubio.

-Y te lo agradezco, fue hermoso, Tooru. -

El más joven apretó un poco más su agarre sobre la cintura, dibujando pequeños círculos con sus manos en la piel húmeda por el agua que aún estaba tibia, cerró sus ojos de manera somnolienta, estaba cansado emocional y físicamente, pero muy feliz. Lentamente comenzaba a dormirse y no supo más hasta que se vio en la cama ya con la ropa de dormir puesta y la cara de Kirito mirándolo fijamente, sonrió a pesar de que se podía interpretar más como una mueca que otra cosa, y sus ojos estaban ya casi cerrados nuevamente.

-Descansa, Tooru. -

Escuchó cariñosamente, lo cual hizo que sintiera un calorcito en su interior, siempre se sentía así de bien cuando estaba con Kirito a su lado, a pesar de como eran siempre terminaban así. Los brazos del mayor rodearon el cuerpo de Kyo en un abrazo protector, mientras el cobertor cubría ambos cuerpos. Kirito dejó un beso en los labios de Kyo antes de quedarse dormido.


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