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La vida llega hacer demasiada monótona en ocasiones. Pero que sucede cuando eres traicionado por la persona en la que creías confiar haciendo que todo lo que has logrado se venga abajo. Esos eran los pensamientos de un joven de largo cabello azabache que se encontraba en su habitación terminando de empacar sus últimas pertenencias. Esto se debía a los problemas recientemente ocurridos, todo comenzó con un rumor en la empresa. Acusándolo de haber echo un fraude y de querer llevarla a la quiebra, al principio creyó que era algún empleado envidioso queriéndolo arruinar.
Pero se sintió decepcionado cuando su padre le reclamo y más aun cuando se entero que no era solo un empleado el que lo quería fuera. No soportando tal resentimiento e indignación renuncio a todo lo que tuviera que ver con su familia y sus negocios. Tomo el asa de la maleta y se dirigió hacia la puerta, pero otra persona entro interceptándolo.
-Que rápido te has rendido hermano-dijo el recién llegado con un tono de burla en su voz.
El joven se detuvo y después de unos segundo respondió -Se que la persona que infundió las habladurías has sido tu… Sasuke-.
El aludido se sorprendió sin embargo no dio muestras de aquello, dio media vuelta pero antes de salir dijo:
-Lo siento.
Salio inmediatamente de la habitación dejando algo turbado a la persona que se encontraba ahí. ¿Por qué se disculpaba? ¿Es que acaso se ha arrepentido o esta actuando como lo hizo todo este tiempo? ¿Será que estará haciendo lo correcto? Eso no importaba ya. El había escogido una decisión y nada haría que cambiara de parecer.
Camino hacia la salida de la mansión. Espero afuera y tomo el primer taxi que iba pasando. No pensaba pedirle nada mas a su padre y eso incluía los autos, el dinero o cualquier otro lujo. Hace solo una semana fue que ocurrió el incidente y después de eso se puso a buscar como loco un lugar para vivir. Con lo poco que tenía consiguió un cómodo apartamento que aunque era humilde consistía en parte en el plan. Empezar desde cero.
Llego a su nuevo hogar en un cuarto de hora. Lo había conseguido lo mas alejado posible de su antigua vida. Bajo del vehiculo y pago al taxista. Subió las escaleras del edificio hasta llegar al tercer piso. Escucho una estruendosa música proveniente del piso de arriba. Genial, para su mala suerte lo toco un vecino ruidoso. Saco unas llaves del bolsillo del abrigo que traía y abrió la puerta. Prendió la luz en auto reflejo, coloco la maleta aun lado de la puerta. Tal vez mañana acomodaría las cosas ya que todo se encontraba en cajas o cubierto por alguna manta, se encontraba demasiado cansado llevaba varios días sin dormir y solo se mantenía en un silencioso pensamiento.
Se dirigió a la habitación que tenia previamente preparada para el. Consistía solo de una cama y a lado un mueble que tenia una pequeña lámpara. Sin duda mañana seria un día muy agotador. Se quito los zapatos y se acostó sin destender la cama. Siguió pensando como es que había llegado a esta situación. Remoro cual habrá sido su error pero aun no encontraba la respuesta aquello. Después de organizar un poco sus ideas se quedo profundamente dormido, ni siquiera la música del escandaloso vecino seria capaz de despertarlo.
Al día siguiente se levanto algo malhumorado. La razón. Tenia el cuerpo entumecido por que la noche anterior ni siquiera se quito lo que traía puesto. Se dio una rápida ducha arreglándose velozmente y salio del apartamento. Como ya lo había previsto ese día tenia muchas cosas que hacer. Una de ellas. Comprar la despensa.
Al regresar se encontraba subiendo las estrechas escaleras del edificio. Cuando una melena rubia se atravesó en su camino. Giro el rostro hacia un lado para ver quien era el estorbo por que la pila de bolsas de la despensa no lo dejaba ver.
-Hola necesitas ayuda dattebayo?- pregunto el chico.
-No. Quítate.- fue la escueta respuesta del mayor.
-Pues no me quito hasta que me dejes ayudarte ttebayo- dijo resoplando bajamente.
-Esta bien ya que esta tan servicial.- dijo soltando un pequeño suspiro.
El chico rubio le quito la mitad de bolsas que traía y se echo a correr hacia arriba de las escaleras. Pero se detuvo de inmediato.
-Hehehe… perdón…. Pero donde vives?-. dijo rascándose la nuca con una risa nerviosa.
-En el tercer piso-. Dijo pero esta vez con un tono de voz mas amable.
-ok!- y regreso a su carrera. El otro solo lo seguía un tanto más despacio.
Al llegar enfrente de la puerta se encontraba el rubio con una gran sonrisa de triunfo. El mayor saco sus llaves, abrió la puerta y dejo que el chico pasara primero.
-Donde dejo esto?-
-en la mesa esta bien gracias-.
-Fiu! Que desorden, necesitas que te eche una mano?-.
- Estas seguro?-
-Si, de todos modos no tengo nada que hacer. Así que manos a la obra!-. Dijo arremangándose su playera.
Estuvieron arreglando alrededor de tres horas, por consecuente ya había anochecido. Y se encontraban cenando algo preparado por el azabache.
-Esto esta delicioso!, que bien que sepas cocinar lo único que yo se hacer es ramen!- dijo agarrando otro pedazo de comida.
-gracias. Por cierto no me has dicho tu nombre y por que me atacaste en la escalera.- dijo con una sonrisa de medio lado.
-hehehe Mi nombre es Uzumaki Naruto… y lo de la escalera pues me pareció que necesitabas ayuda yo solo iba de paso hehehe- dijo con la mirada gacha algo sonrojado y riendo nervioso.- Y tu como te llamas?-
El azabache dudo un poco pero después contesto.-Uchiha Itachi-.
-Uchiha eh?, mmmmm…. Donde eh escuchado ese nombre… mmmmmm…. Bueno no importa, mucho gusto Itachi, ya es tarde y me tengo que ir. Si me buscas vivo en el piso de arriba, bye bye-.
Itachi asintió con la cabeza y lo acompaño a la salida. Así que el es el ruidoso vecino. Pensó.
Ya había pasado una semana y el moreno se encontraba leyendo cómodamente en un sillón llevaba rato así. Naruto no había puesto su desquiciada música como solía decirle Itachi así que se podía entretener con una buena lectura. Pero su comodidad fue interrumpida por unos golpecitos a la puerta. Se levanto algo fastidiado. Se había mudado para estar tranquilo, pero no se puede todo en la vida, o si??
Al abrir se encontró con unos azules ojos y un Naruto con una radiante sonrisa.
-Como no me has ido a buscar he venido a invitarte a cualquier lado no se al cine, la playa, un concierto o simplemente un café que dices, eh? Eh?-
- No- estuvo a punto de cerrarle la puerta en la cara pero sus modales se lo impidieron.
-Ándale!- le suplico poniendo ojitos con lagrimitas.
- No-. Una venita se estaba haciendo presente en su sien.
-Anda por fas! Te ayude con tu desorden!-. Replico.
Itachi se calmo y alzo una ceja. Sabía que había algo detrás de tanta amabilidad.
- Esta bien, pero solo a un café entendiste!.-
- Ok!- apenas le dio tiempo a Itachi de tomar sus llaves por que el rubio le tomo de la muñeca y lo jalo.
Caminaron tranquilamente hacia el café. Naruto era el que iba dirigiendo a Itachi.
-Ya puedes devolverme mi mano. Te prometo que no escapare.-
El rubio se sonrojo, asintió y soltó débilmente la mano del moreno. Siguieron caminando y pudieron divisar el pequeño local. Tenía terraza con mesitas afuera del lugar y escogieron una un tanto alejada. Pidieron su orden, el rubio una malteada de chocolate y el azabache un café. Durante la espera Itachi miraba inquisidoramente al rubio. Noto unas extrañas marquitas en forma de bigote en sus mejillas. Su tostada piel contrastaba con su dorado cabello y esos azules ojos mirando curiosamente el paisaje.
- Se puede saber por que me miras tanto? Me estas poniendo nervioso ttebayo.- dijo el rubio aun mirando hacia al parque que se encontraba no muy lejos.
Itachi se sorprendió pero no lo demostró. Como es que se dio cuenta de que lo miraba sin ni siquiera se movió. Así que solo volteo hacia donde veía el rubio.
-Nada… solo eres… interesante-
-Interesante eh?- dijo volteándolo a ver. – Por que lo dices?- indago con la ceja levantada en una rara mueca.
- Nunca había conocido aun chico tan ruidoso- le respondió encarándolo con una media sonrisa y cruzando los brazos.
-Ja!, pues yo nunca había conocido a un sujeto tan callado ttebayo- igualmente cruzo los brazos pero haciendo un puchero y desviando la mirada.
- En serio crees que soy callado… - apoyo un brazo en la mesa, tomo la cucharita para el café y comenzó a jugar con ella mirándola como si fuera muy valiosa.
- si-. Respondió efusivamente.
Itachi seguía jugando con su cucharita pero ahora en el café.
- Bien, que podría hacer para remediarlo?-
- mmmmmm… ya se! Háblame de ti, lo único que se es tu nombre…
- Esta bien, no hay mucho que decir. Tengo veintiún años, hace poco trabaje en una empresa pero me aburrí y prefiero una vida mas tranquila. Me gustan los libros no me gusta el ruido. Eso soy yo resumidamente.-
El rubio lo miro perplejo. Que clase de respuesta era esa. El esperaba más. Dio un suspiro resignado y le tomo de su popote a la malteada.
-Bien- dijo asintiendo falsamente. –supongo-.
-Ahora es tu turno, Naruto-
-ok, ok!- haré lo mismo que el. Pensó.- Tengo diecisiete años pero dentro de una semana es mi decimoctavo cumpleaños. Soy mesero en un restaurante a un lado del edificio donde vivimos. Me gusta el ramen pero no me gustan los tres minutos que tengo que esperar para que se caliente el agua. – Termino diciendo con una sonrisa.
- Puedo saber mucho de ti con tus gestos y con tu forma de ser, sabias? Así que tu intento no sirvió de mucho.-
- De veras?- dijo mostrando interés.
-Así es, eres un joven cabezota.- dijo ampliando un poco mas su sonrisa y recargándose en el respaldo de la silla.
Naruto casi se cae de la silla, pero al ver la sincera sonrisa en el rostro del mayor el también sonrió. Lo cual sorprendió al otro el cual pensaba que se iba a enojar y soltar improperios. Sin duda su impresión de ese chico no era la que pensaba.
Terminaron de tomar sus bebidas. Y se retiraron del lugar. En el transcurso del camino iban acompañados de un cómodo silencio.
Tanto que no se percataron de que ya estaban enfrente del departamento de Itachi.
- Yo aquí te dejo, ya es algo tarde y mañana tengo que trabajar.-
- Trabajo…- susurro Itachi. Ahora que lo pensaba con el dinero que tenía no iba a vivir por demasiado tiempo. Ya era hora de buscarse un trabajo.
- Que? Dije algo malo?-
-No no es nada hasta luego Naruto-
-Bye bye Itachi- dijo con un ademán de mano y subiendo por las escaleras. El azabache no se metió hasta que perdió de vista al ojiazul, sonrió. Ese día había sonreído como hace mucho no lo hacia. Este cambio de vida no iba a hacer tan tranquilo después de todo.
Continuara…