La luna sobre su rostro le permitía ver los reflejos que le hacían entornar la vista hacia un horizonte nublado. Estaba descalza sobre el frío pasto mojado, llovía incesantemente sobre ella, y su triste mirada se perdía entre el cielo y la luna que despedía destellos plateados, respirando profundamente el olor a humedad y nostalgia en el ambiente. Sus lagrimas se confundían con las gotas de lluvia que sobre su rostro resbalaban, temblando, caminaba lentamente dejándose guiar por las alas del viento.
Mientras paseaba, sintiendo como el aire acariciaba su piel, se dejaba invadir por el sonido del viento. Se agachó y cortó una pequeña flor, la tomó delicadamente entre sus manos y de un momento a otro, rompió a llorar...
La chica se quedó mirando un momento con el tiempo perdido aquella florecilla, más sus lagrimas no le permitían tener una vista perfecta, ya que su mirada se nublaba a cada minuto.
La noche empezó a caer sobre sus ojos y con él, los primeros suspiros que la joven dejaba escapar, levantándose, miro de nuevo a la luna plateada, dejando ver su bello rostro, el reflejo del astro hacía parecer su piel tan blanca como la nieve, uno de sus ojos era de un rojo intenso como las llamas, y el otro era un profundo color azul como el cielo nocturno, su cabello era largo, que bajo la luz tomaba un brillo espectacular, un negro muy hermoso a decir verdad...
Pronunció su nombre en alto: -Yamiko…-. Su alma estaba muy lejos de aquella noche, su voz empezó a recordar y a dejar morir también su pena bajo la lluvia que no cesaba.
Al poco rato decidió irse de ahí, no podía soportar los recuerdos nostálgicos que la atacaban a cada instante, pero antes, quería pasar por una última vez, por aquel lugar, en el que su corazón se aceleraba a cada paso que daba...
Era un inmenso árbol, tan verde y frondoso, sus hojas eran del tamaño de una mano extendida. Ese lugar era su favorito, tantos hermosos recuerdos que le hacían llegar, la inimaginable vista de la ciudad, las luces a lo lejos, el resplandor de la luna, la resonancia del agua al caer, el viento soplando fuerte, hacían de ese lugar el más ideal para desahogar las penas y hacer que el dolor se fuera lejos...
La joven se acercó al límite donde se podía pisar, para después asomarse hacia abajo, se veía oscuro y lejano, era un barranco que llevaba directamente hacia un riachuelo, así que se sentó. La vista era realmente magnífica, desde allí se divisaban todas las hermosas luces que proyectaba la ciudad, parecían estrellas perdidas que habían descendido del cielo solo para jugar un poco. Dejó escapar un suspiro, solamente podía pensar en como sería su nueva vida rodeada de toda esa soledad que sentía, siempre había querido tener tan siquiera una persona con la cual estar, quería sentir la calidez que te brindaba una persona la cual se preocupase por ti. Entonces recordó aquél día...
===============
La conoció esa misma mañana, caminaba por los pasillos del instituto, uno de los más prestigiados le la región. Estaba al parecer llorando, no quería que nadie la viera, así que entró a un salón solitario, uno al que nadie le interesaba, era el salón de teatro, solía ir allí a menudo a pensar, a descansar, a desahogarse de lo que la pudiera preocupar, y ese día no era la excepción...
Lentamente pasaba por las hileras de sillas bien acomodadas, volteando hacia el estrado para poder tener una mejor visión de las obras, conciertos, recitales... Se sentó en una silla alejada, cerró los ojos y se dispuso a suspirar profundamente para poder así calmar las penas que la aquejaban.
Fue entonces como sucedió, como si la hubiera presentido desvió la vista un instante hacia ella, más tarde pensaría que fue en aquel momento cuando perdió su corazón en sus manos, entonces sólo pudo sentir que rozaba el cielo al sentir sus ojos rojiazules en los suyos. Se quedó un instante mirándola, era casi como si la hubiera estado esperando. Ella era de estatura mediana, complexión delgada y muy fina, su cabello rojo irradiaba ante la luz que se filtraba por los ventanales, sus ojos verdes brillaban con los reflectores del salón, la hacían ver hermosa, su piel se veía tersa y pálida, como una delicada muñequita...
De repente, la chica habló...
- “Veo que me has encontrado...” - una fresca y dulce voz sonó – “¿Esa sonrisa significa que te gusto?” - Decía la joven que estaba parada en el estrado. Yamiko estaba confundida y a causa de sus palabras, había hecho que se sonrojara; no sabía si era a ella a la que le hablaba, y antes de poder expresar alguna palabra, la jovencita volvió a hablar:
-“Pero... eres a quien tanto he esperado... no podría vivir ni un segundo más apartado de tu lado, princesa...” - La pequeña estaba recitando una obra de teatro, era buena, su voz era clara y audible, agradable al publico, sus movimientos expresaban completamente sus acciones, su porte era como la de una profesional. – “Es imposible, yo no nací para amar a nadie, solo a mí...” -
Esas palabras le llegaron como una flecha a joven que a escondidas la observaba, no comprendía el porque de al ver a esa linda chica, su corazón palpitaba cada vez más rápido, sus manos temblaban, y sus ojos de lagrimas se inundaban... En ese momento se miraron un intenso segundo a los ojos, y al no poder soportarlo más, Yamiko salió corriendo. La linda niña del estrado solo la vio partir...
-“Yo se que tú te perderás en mi…”-
==================
-Creo que fue ese día... cuando la empecé a odiar...- Dijo la hermosa joven levantando nuevamente la vista hacia la luna. - No pude evitarlo, yo estaba ahí, parada, sin poder evitar el sentirme cautivada... por la persona que más detesto... - Decía con cierto tono de rabia. Agachó la cabeza y de sus ojos volvieron a brotar lentamente las lagrimas, no entendía el porque de lo que sucedía, detestaba a esa chica… en verdad la odiaba pero, no podía pensar en otra cosa que no fuera ir y pelear, o tratar de hacerla renegar como casualmente lo hacía, si no lo hacía, sentía como si una parte de ella le faltara…
“Solo viviendo en tus sueños podré ser libre, al fin y al cabo, es donde aprendí a volar… con las alas que tu me entregaste…”