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A VECES por karin_san

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Notas del fanfic:

Basado en el Lost canvas de Shiori Teshirogi y centrado en los santos de Cáncer y Aries de los cuales al menos se sabe que tienen un pasado en común motivado por ser discipulos de los gemelos lemurianos. 

Manigoldo de Ca´ncer, Shion de Aries

 

 

Notas del capitulo:

Pues trayendo para la página uno de los fics que escribi ambientando en el universo de LC dónde esta es mi pareja favorita XDD. Supongo que el spoiler es hasta el cap 70, aunque creo que se entiende sin necesidad de haber leido ya que hay flash back super imaginados XDD... en fin, a Shion ya lo conocen y en el LC lo que tienen en común estos personajes es el hecho de que sus maestros son hermanos y algunas alusiones de que Manigoldo visito Jamir, más una escena muy bella del cap 70, amo esa escena XD. Vale avisar que Manigoldo es un tanto... gosero al hablar.

El hombre caminó solitario sobre el césped, la fresca brisa matinal agitaba ligeramente su larga túnica oscura, a lo lejos, los imponentes templos de mármol dominaban el paisaje. El terreno sacro acostumbrado a sus pasos lo vio atravesar el sendero con un ramo de flores blancas, se decía que ese día las almas de los muertos y los vivos se acercaban tanto que eran capaces de sentirse. Con cuidado retiró la máscara patriarcal y dejó entrever su envejecido rostro "tanto tiempo" no obstante, este aún atesoraba la belleza de sus finos rasgos, la tibieza de su mirada. El hombre con más de dos siglos sobre sus hombros soltó una sonrisa nostálgica mientras depositaba las flores junto a una de las lápidas, había hecho lo mismo en varias tumbas antes de llegar a ella, sin embargo, siempre guardaba esa visita para el final del recorrido, esas flores blancas para él "demasiado tiempo"...

 

 

Una hilera de cumbres que se elevan hacía el cielo, una región fría e inhóspita: Jamir. "¿Qué tendrían en la cabeza para vivir en un lugar así?" pensó mientras depositaba aburridos golpes sobre la puerta. Estaba preparado para encontrarse cara a cara con un anciano alto de mirada temeraria, o sea, alguien idéntico a su maestro, pero al contrario, se encontró tras la puerta con un adolescente bajo y menudo cuya mirada almendrada no podría siquiera espantar a una mosca. El rubio con puntos en vez de cejas en la frente y amable expresión en el rostro lo recorrió tramo a tramo con curiosidad antes de hablar.

 

-¿Vienes del santuario?

 

-Busco al señor Hakurei del Altar- respondió cortante

 

-Vaya... eres un caballero ¿cierto? - soltó emocionado el más joven mientras rodeaba con sus pasos al de ojos azules y observaba embelezado las dos doradas cajas de Pandora que cargaba sobre sus hombros

 

-Si... casi... seré un santo dorado- se jactó orgulloso el de corta cabellera azulada

 

-¡Que bien! Yo también ¿de que signo?

 

-¿Eh? ¿Qué dices pendejo?

 

-No hables así

 

-Pues no digas tonterías y deja de hacerme perder el tiempo ¿Dónde esta el viejo que vive aquí?

 

-¿Mi maestro? no se encuentra, esta entrenando a Yuzu y Tokusa

 

-¿A quien? Bah, no importa ¿A qué hora llega?

 

-Mmmm no se... quizás en un rato... o mañana... o la próxima semana

 

-¡La próxima semana!

 

-Es que mi maestro es muy desconsiderado, siempre hace lo que le viene en gana y ni avisa-  explicó con naturalidad acompañando sus palabras con un ligero movimiento de hombros

 

-Viejo de mierda-masculló el italiano

 

-¡Oye!

 

-Y yo que vine hasta aquí...- siguió diciendo entre dientes a la vez que apoyaba las cajas doradas en el suelo

           

-¿Y para que buscabas a mi maestro?

 

-No te importa

 

-Mmmm estas armaduras son Cáncer y Aries ¿no?... es la primera vez que las veo- murmuró el rubio mientras acariciaba el frío metal

 

-No te acerques, yo estoy a cargo de ellas

 

-Pero Aries es...

 

-Cierra la boca de una vez pendejo y desaparece

 

El rubio unió los puntos de su frente en un claro gesto de molestia antes de desaparecer ¡Desaparecer! por completo ante la atónita mirada del italiano que no paraba de mirar hacia todos lados. Tras renovados fuertes e insistentes golpes en la puerta de la torre esta finalmente se abrió y el ariano nuevamente se asomó por ella, sin embargo, esta vez tenia los ojos hinchados y los parpados húmedos

 

-¿Pero por qué estas así?

 

-...Yo... yo no tengo la culpa de no saber donde esta mi maestro... él siempre se va cuando quiere y  nunca se molesta en decir donde y yo solo quería ser amable y ayudarte y quería tocar a Aries porque...- la mano del italiano sobre sus alterados labios lo hicieron callar

 

-Tu también puedes tele transportarte como mi maestro ¿cierto?

 

-Claro que si, eso es fácil y...

 

-¡Perfecto pendejo! parece que sí sirves para algo después de todo- afirmó mientras lo tironeaba hacía el exterior de la torre

 

-¡Deja de decirme así! Tengo nombre... soy Shion

 

-Muy bien... Shion- dijo rodando sus ojos azules en señal de indiferencia- sé un niño bueno y transpórtate a donde esta tu maestro para decirle que vuelva

 

-No soy un niño y... es una buena idea- meditó de pronto el menor antes de esfumarse por un ligero instante-¿De parte de quien le digo?- preguntó reapareciendo

 

-Manigoldo ¡carajo! vete de una vez

 

-Bien... Manigoldo- memorizó Shion antes de desaparecer y... reaparecer

 

-Pero idiota porque no...

 

-No puedo... mi maestro esta bloqueando el espacio en que se encuentra... no me deja llegar- se lamentó cabizbajo

 

-Mierda

 

-No hables así... Manigoldo- musitó con timidez el nombre, no podía evitar sentirse emocionado por conocer a un aprendiz del santuario

 

-Bah... viejo de...

 

-¿Tienes hambre?- interrumpió su monologo de palabrotas el rubio transportándose sobre la armadura de Cáncer y observándolo divertido

 

-Que no te acerques a...- un sonoro gruñido estomacal reaccionó involuntario ante el procesamiento de la palabra "hambre"

 

-Jajaja parece que si... ya vuelvo- agregó antes de desaparecer de nuevo

 

La comida de la región era tan fea como la que su maestro lo obligaba a comer con él, sentados contra las doradas cajas e intercambiando preguntas y respuestas sobre el santuario y Jamir respectivamente vieron desvanecer el tiempo. De esta forma el día paso rápido y la noche llegó helada. Manigoldo frotó sus brazos en busca de calor.

 

-¿Por qué no entramos?- sugirió el menor viendo de reojo al adolescente que sentado a su lado y recostado en la fría armadura parecía a punto de congelarse

 

-Debo cuidar estas armaduras, mi maestro dijo que debía entregárselas a su hermano

 

-Pero no va a pasar na...

 

-Esta es la misión más importante que me han encargado jamás, no me equivocare... otra vez-

 

-Todos los cancerianos son unos desconsiderados caprichosos- masculló Shion incorporándose- ahora tendré que ocuparme de ti también

 

El de ojos azules ya había tenido las horas suficientes para acostumbrarse a la manía del rubio por desvanecer y evanescer con alguna cosa extraña que enseñarle, ya le había mostrado en el transcurso de la tarde su colección de piedras raras, los libros de alquimia de los que estudiaba, la espada gigante de su maestro y ahora solo faltaba que apareciera con...

 

-Hace frío- susurraron de pronto a su oído a la vez que lo abrazaban y cubrían con una cálida frazada- no estas acostumbrado al clima de este lugar, debes abrigarte

 

Manigoldo movió los labios para hablar, sin embargo, no supo que decir, en realidad, se sentía bien ese calor que irradiaba el contacto y que resguardaba el cálido tejido.

 

-¿De veraz serás un santo?- se decidió a insistir.

 

-Si, cuantas veces tengo que decírtelo... ¡yo no miento!- le respondió Shion con tono ofendido.

 

-No te pareces a los otros aprendices- suspiró el italiano apoyando su cabeza en la dorada cabellera.

 

Mientras dormitaban dos figuras emergieron de la oscuridad, en sus labios una oscura sonrisa. Dos rayos veloces surcaron el cielo.

 

-¿Estas bien?- preguntó Shion sosteniendo al italiano tras tele transportarlo.

 

-Esos cosmos malignos son...- dijo el de ojos azules apartando a Shion y tomando postura de pelea

 

-Espectros- musitó entre dientes el menor fijando su vista en las sombras que se acercaban- ¿pero qué buscan aquí?- murmuró extrañado mientras tomaba postura de ataque

 

-Las armaduras- comprendió de pronto Manigoldo e hizo a un lado de un empujón al rubio- sácalas de aquí... vete

 

-Pero que dices, no puedes pelear solo con dos espectros... menos sin armadura

 

-¡Cállate y no interfieras!- le gritó Manigoldo saliendo al ataque, pero antes de siquiera alcanzar al enemigo se halló con la cabeza apretada contra el suelo

 

-Lento- suspiró el espectro antes de lanzarlo de una patada a varios metros

 

-No puedes enfrentarlo sin armadura- lo retó Shion atrapándolo- te sacare de a...

 

Shion no pudo terminar de hablar, el otro espectro había aparecido repentinamente detrás y lanzado a ambos hacía distintos lados.

 

-Muy lentos- agregó con una sonrisa este espectro mientras se acercaba al sangrante rubio

 

-¿Qué buscan?

 

-Sangre... de mocosos- murmuró el hombre lanzando un puñetazo que no pudo atravesar la distancia con el menor

 

-Cristal wall... y no soy ningún mocoso- le sonrió desafiante Shion, sin embargo, el gesto duró menos que un suspiro pues el segundo golpe atravesó la pared y lo dejo sin aire al impactar contra su pecho

 

-Estas acabado- sentenció el espectro levantando su brazo, pero antes de actuar se percató de una infinidad de luces fosforescentes que lo rodeaban

 

-Acubens- soltó con la mirada encendida de placer el italiano ante de que las esferas estallaran- debemos proteger las armaduras- dijo tironeando la mano del rubio, pero antes de dar siquiera dos pasos se encontraron con la figura intacta de ese espectro

 

-Jajaja con técnicas de niño no me podrán hacer un rasguño siquiera

 

-Déjamelos a mí, hermano- exclamó de pronto el espectro que se había quedado observando

 

Shion soltó un gemido ante la presión de la mano de Manigoldo sobre la suya. Lo miró pensando que él estaría asustado, pero, al contrario, en la visión  del perfil de sus facciones solo pudo hallar goce, placer... no le apretaba la mano por miedo, sino por emoción, por el éxtasis que le producía la perspectiva de un combate real.

 

-¡No! debemos tomar las armaduras y...

 

-Shhh, ellos son míos- dijo el italiano antes de lanzarlo a un lado

 

Pese a que peleaba bien y tenía técnicas poderosas, sin armadura cada golpe recibido era fatal pensó Shion retrocediendo, de pronto palpó con sus yemas las cajas doradas. "Las armaduras solo las pueden vestir aquellos que protegen a alguien, jamás deben usarse por fines egoístas" llegó como un eco la voz de su maestro. Soltó la cuerda metálica que estuvo tentado de tirar y se transporto frente a Manigoldo, no lo dejaría pelear solo.

 

-¡No estorbes!

 

-¡Cállate!

 

Tenían moretones, fracturas, sangre por doquier, si los espectros desearan matarlos ya lo habrían hecho, sin embargo, ellos parecían divertirse lastimándolos. Sus espaldas se encontraron, estaban rodeados.

 

-Mierda... te dije que te fueras niño- masculló Manigoldo

 

-¡Qué no soy un niño!

 

-Jajaj cierto... caballero de Atena- murmuró el italiano con sus últimas fuerzas

 

Los espectros elevaron sus manos, el ataque daría de lleno.

 

-Caballeros de Atena- se sonrió Shion mientras se preparaba para recibir el impacto fatal

Un sonido espantoso, dos haces de luz, polvo que se levanta. Cuando por fin la luna ilumino el lugar, sobre la grieta del ataque se hallaban dos figuras estoicas bordadas en oro.

 

-Las armaduras...

 

-Nos protegieron- continuó Shion tratando de acostumbrarse al peso que se adhería a su cuerpo

 

-Jajaja prepárense estúpidos espectros... ¡Manigoldo de Cáncer los despedazara! ¡Acubens!

 

-No seas impulsivo- le reclamó el rubio mientras elevaba su mano- déjame un poco a mi... Shion de aries ¡Star dust revolution!

 

Sus enemigos resultaron ilesos, lo único que logró su ataque conjunto fue hacer volar los cascos que llevaban los espectros

 

-Maestro- articularon incrédulos al unísono.

 

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El sol brillaba sobre su armadura, descansando sobre uno de los muros de la torre contemplaba el amanecer.

 

-No pareces contento- dijo Shion acercándose.

 

-Bah, estúpida broma.

 

-Jajaja la verdad fue muy inteligente su plan, usar a Asmita para que cree la ilusión de que eran espectros y atacarnos para comprobar si merecíamos vestir el manto dorado... fue interesante y además... las armaduras nos protegieron por si mismas...  debes estar orgulloso... eres un santo de Atena y...- la reacción inesperada del cuarto guardián lo interrumpió, sentía el roce del metal sobre su túnica, sus manos apretarse contra sus hombros, su rostro intimidantemente cerca... se sonrojó.

 

-¿Por qué...

 

-¿Cuántos años tienes niño?

 

-¿Eh?

 

-¿Cuántos años?

 

-Tre... trece

 

-¡Mierda!- farfulló apoyando su frente en la suya

 

-¿Qué pasa?

 

-¡No vayas a creer que porque conseguiste la armadura siendo más joven eres mejor que yo, eh!- advirtió fijando sus ojos azules en los de Shion, algo flaqueo de pronto en su mirada, lo soltó- ¡Tengo hambre! ¡Que tanto tienen que hablar esos viejos! ¡Me quiero ir de una maldita vez!

 

-Mal hablado

 

-Pero poderoso...- presumió divertido- así que por tu bien tráeme algo de comer...  niño.

 

 

 

 

Notas finales: Espero no halla sido demasiado pesado para tratar el primer encuentro, ya en el próximo estan crecidos.

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