Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

...Ella por CatherineEchizen

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Titulo: ...Ella

Summary: ¿Me Cumplirias Mi Deseo?... esa pregunta en mi decimo septimo cumpleaños, desato hecho que nunca pense que iban a ocurrir

Genero: Yuri y algo Yaoi

Advertencias: Incesto, prosible lemon

DESEO UNO:

…Mi deseo…

Jueves, Octubre, día tercero del mes. Esa era la fecha que anunciaba el calendario el día de hoy. Como cualquier día de Octubre, el verano se iba y el otoño cada día los invadía más. Eso implicaba los brisas frías, las calles llenas de hojas secas. Los abrigos y bufandas empezaban a ser sacadas del closet y las calles de Francia se llenaban con un olor de tabaco y café por toda la tarde y noche.

Seis de la mañana, esa hora en donde el aire se salvaba de esos olores extravagantes e indeseables para muchos, deseables para otros.
Ella simplemente prefería lo natural. Ese aroma de humedad que llenaba el ambiente después de una noche de pequeñas lloviznas y una mañana de poco sol. Sonrió hacia si misma; a la vez enrollo mejor la bufanda color miel que rodeaba su cuello.

Tuvo que detenerse en una esquina al impedimento de un semáforo en rojo y los automóviles que pasaban con una gran velocidad. Miro a un lado suyo y la ventana de una tienda de utensilios de comida le devolvió su reflejo.

La pequeña sonrisa se borro de su rostro mientras observaba la imagen que le regalaba el vidrio. Una chica próximo a los diez y siete; un físico bastante envidiable, se cuidaba en exceso, ganándose así su estrecha cintura y sus formadas y redondas caderas que seguían el paso a unas largas y torneadas piernas. Un visto lo bastante perfecto para acoplarse a su físico. Una cara de porcelana china, blanca como la nieva suave y tersa. Unos medianos y rasgados ojos azules metálicos; unos labios carnosos e insinuantes; al final una cabellera rojiza sangre, dos largos mechones que le caían hasta finales del busto a casa lado, un fleco disparejo y un corte corto a media nuca.

Por el mismo vidrio pudo notar las miradas lujuriantes y hambrientos de varios hombres, jóvenes, adultos ancianos. Era hermosa, de muchas personas había escuchado que salían esas dos palabras cuando pasaba por su lado.
Ella no se sentía así. Aun sus ojos no encontraban ese brillo de belleza que todo el mundo veía en ella.

El empujón en su hombro derecho le hizo abrir los ojos y notar como todos los peatones empezaban a cruzar la calle. Acelero el paso para encontrarse a la misma altura que los demás. Siguió su camino. Paso de largo las tiendas de moda y de comida rápida que la hacían emocionarse. Su delirio, el aroma a ropa nueva y la comida rápida.

Se detuvo y respiro tranquilamente y con triunfo cuando por fin toco piso escolar. Nadie creería que siempre moriría por un pedazo de mordida de una grande y jugosa hamburguesa. Casi podía reírse de la cara de las personas si les comentaba que la vida era mas linda y hermosa sin reglas de dietas y comer lo que quisieras. Así a ella le gustaría vivir. Había veces que pensaba que si había valido la pena seguir su sueño de modelaje.

-Feliz cumpleaños Chis

Volteo a ver como una chica pasaba a su lado mientras le sonreía por la felicitación. No fue la única, más y más personas fueron proclamando las mismas palabras mientras seguía su camino al salón de clases que en esos momentos deseaba mas que nada.

-Felicidades señorita Dux- ahora fue su profesor de algebra quien la felicito

-Gracias profesor- le respondió con una sonrisa algo fingida

Fue directo a sentarse a su silla. Todo el mundo la felicitaba pero ninguno sabía que en verdad ese no era el día. Se habían acostumbrado de que los días anteriores de su cumpleaños siempre habían caído en viernes o un día donde no los veía. Su madre siempre quiso que se la pasara bien esos días, por eso organizaba una pequeña convivencia con sus compañeros un día antes de su verdadero cumpleaños.

En esta escuela tampoco había la excepción, nadie nunca se había tomado la molestia de olvidarse por un momento de que día era, acercarse y preguntarle en verdad sobre su cumpleaños. De nuevo otro año donde su cumpleaños caería en viernes, su madre estaba fuera de la cuidad por su trabajo y solo había dejado dinero para hacer con ella lo que ella gustase.

Suspiro cansada mientras sacaba su cuaderno, lo que en verdad ella quería no era algo que se podría comprar con dinero, era algo que simplemente se veía imposible para ella. Desvió sub vista hasta el ultimo asiento de la fila cerca de la ventana, el único asiento vacio en todo el aula, el asiento que nadie se sentaría nunca. Miedo, costumbre quizá. Era solo un asiento destinado para su dueño

No había ido tampoco hoy, ella pensaba que si lo iba a ser, ese día se cumpliría dos semanas y media que no había entrado con su actitud de indiferencia por el aula, y contestado los exámenes como si nada más importara y terminaría viendo por la ventana hasta las campanadas de finales de clases se escucharan.

Tal vez soñaba demasiado ante la idea de que vendría, precisamente ese día y que haría su sueño realidad. Aun era una chiquilla, aun no sabía ver la realidad de las cosas y se escondía detrás de una fantasía y el deseo de algo. Para el mundo entero seguiría siendo la chica que cumplió 17 años ese día, para ella aun seguía siendo la chiquilla miedosa al escuchar los gritos de sus padres y que se aferraba a sus cuentos de hadas. Deseando el día en que alguien vendría a hacerla feliz.

Un día… próximo

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

-Christine ve por algo de leche por favor- la voz de su madre la disipo de sus pensamientos

-Voy mamá

Al final había sido una sorpresa entrar a su casa y ver la maleta de su madre, le había dicho que el trabajo había sido más rápido de lo esperado y por eso había llegado antes. En cierta parte se alegro. Extrañaba a su madre, no pasaba mucho tiempo con ella desde el momento en que entro a la escuela pero en verdad que la amaba.

Se coloco su bufanda de nuevo y salió hacia la calle oscura. La noche ya había caído, ese día casi terminaba. Suspiro, día tranquilo, nada que pasar. Prefería la tranquilidad, aunque había veces que se preguntaba que tanto podía aceptar lo mismo siempre.

Vio la tienda de siempre que estaba cerrada, mala suerte, tendría que caminar hasta acercarse mas al centro. Vivir un poco alejada tenía sus consecuencias. Pero la noche era linda para darse un paseo nocturno.
Disipo todos sus pensamientos y simplemente decidió disfrutar del silencio y de la tranquilidad.
Diez minutos después llegó cerca del centro, el ruido y las luces invadieron su ser. Sonrió ante la movilidad presente frente suyo. Tal vez tardaría mas en regresar a dejar la leche.

Camino sin prisa alguna por las tiendas, deteniéndose de vez en cuando para ver un aparado llamativo. Aunque apenas empezaba el mes de Octubre, la mayoría de las tiendas mostraban artículos para noviembre, precisamente el día de todos los santos. El mes de Octubre era uno de los más tranquilos, ningún festividad se presentaba, simplemente era una entrada hacia una lista de días festivos y de alegrías. Halloween aun no había alcanzado a ganarse el corazón de los franceses; personas que aun seguían tradiciones de media noche, festivales culturales y placeres nocturnos.

Siguió observando, hasta que algo le capto la atención. El supermercado, dentro de ella pudo apreciar la persona que con tanto ansias había buscado esa semana, precisamente esa mañana.

Una hermosa chica, alta de cuerpo esbelto, piel blanquecina y una cabellera lacia y larga negra le caía por su espalda, un rostro un poco alargado junto con un par de ojos penetrantes, serios y algo fríos color grises que parecían zafiros de hielo. Estaba frente a ella dentro de la tienda viendo un producto entre sus manos, concentrada nada más en eso.

Sus pies se movieron sin darse cuenta hacia más a la entrada de la puerta del lugar, pero no avanzaron más al ver la persona que se acercaba a la chica. Era un hombre con aspecto de ser un poco más mayor que ellas dos, pero eso no le quitaba la elegancia, sensualidad y atractivo. De cabellos castaños rubios, de ancha espalda, le ganaba por una cabeza a la morena y ojos hermosos ojos mieles que veían de una forma extraña a la chica. Tenían cierta esencia familiar los dos.
El chico abrazo por los hombros a la morena y se rio mientras que la morena simplemente rodaba los ojos y se apartaba de el para dejar el producto en el carrito del supermercado y seguir buscando; seguida por el chico.

Tuvo que recargar su espalda en el vidrio del lugar, no se esperaba verla en ese momento. De hecho nunca había pensado verla fuera de la escuela, en la cuidad como una más de toda la gente que se encontraba alrededor. Era tanto el misterio que guardaba la morena.

-Van a estar felices por la cena- una voz grave y masculina se escucho a un lado de ella, era una voz muy hermosa y atrayente que le llamo la atención

Alzo la vista y la pareja que hace poco había visto dentro de la tienda ahora salía de ella. La morena se abrazaba a si misma como si tuviera bastante frio mientras el chico tenía una sonrisa en su rostro y una mirada pasiva y tranquila. El era el que cargaba con todas las bolsas.
Inhalo fuertemente, era una escena muy típica, una escena de una pareja de casados. Por un momento sintió como su corazón se oprimía. Que podía esperar?. No sabía nada de ella, y era imposible que estuviera sola con la belleza que era.

-Es tarde, pronto estarán llamándonos- el chico reviso su reloj mientras comentaba eso

Vio como saco de su pantalón un par de llaves y los apuntaba a un auto negro que no pudo fijar bien el modelo por la noche que estaba estacionado en una esquina de la calle. El seguro se escucho y los dos se dirigieron hacia el.
Tenía que aprovechar ese momento. Si quería que su sueño se hiciera realidad tenía que aprovechar ese instante. No podía esperar a ver cuando la chica volviera a parecer en la escuela. Se lo había prometido a si misma.

-Catherine- grito lo único que sabia de ella

La morena se detuvo mientras abría la puerta, y volteo encontrándose con su mirada gris de confusión. Ahí todo se detuvo. AL encontrarse con esa mirada, el saber que la estaba viendo que la notaba.
Pudo ver que fruncía el ceño extrañada de que no le dijera nada, tenia que decirle ya. Pero por una extraña razón se boca estaba seca y cerrada y no podía emitir ninguna palabra.

-Pasa algo Cat?- el chico que acababa de cerrar la cajuela al dejar la bolsa se acerco a ella nuevamente

Pudo ver como le dirigía una mirada para después regresar a verla, esperando una segunda oportunidad. Una que nunca vino, enseguida la morena negó con la cabeza para seguir su camino al auto y abrir la puerta entrando al auto sin mirar atrás.
Pudo ver como el chico se le quedaba viendo extrañado.
Por un momento sintió miedo, ese chico tenía algo, su mirada era demasiado extraña. Solo pudo retroceder lentamente. Y ver como el chico entraba por la parte del piloto al auto y se iba.

Mientras ella se daba la media vuelta y corría de regreso a su casa. Como si alguien la persiguiese y quería matarla. Un miedo la invadió. Era un caso inútil. Nunca lo conseguiría, no la merecía. Cerró los ojos con fuerza al sentirlos arder y siguió su carrera.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Bostezo, había por fin llegado a la escuela, el trayecto había parecido más largo que los demás días. Paso tranquilamente por los edificios del colegio. Ningún ruido dirigida a ella. La conmoción había sido ayer, cuando el verdadero día era hoy. Por fin hoy había cumplido los deseosos diez y siete años y nadie lo sabia.

De nuevo bostezo, no había podido dormir bien la noche anterior. Había llegado corriendo y con lagrimas en los ojos anoche en su casa. Su madre se extraño pero decidió dejarla sola. Lo había agradecido. Como poder explicarle a tu madre que sentías un miedo hacia algo que simplemente ignorabas que no conocías su existencia.
Como explicarle que su timidez y miedo impedían que su mayor sueño se a completara. Lo había tenido cerca. Tal vez la única oportunidad de que fuera feliz por un día… pero simplemente no llego.

Suspiro ante sus pensamientos. Era una maldita cobarde, solo a eso se podía reducir todo lo que había pasado anoche. Llego a su edificio y empezó a subir las escaleras con pesadez, quería llegar ya a su pupitre y tal vez tener una pequeña siesta antes de que llegara el profesor.

-Ya escuchaste…- un susurro paso a un lado de ella pero no termino de escucharlo

Nunca había sido una persona que le gustaba involucrarse en los secretos o vidas de otras personas; tal vez ese día le serviría un poco de eso. Alzo la mirada y todo a su alrededor se volvió extraño.
Pudo ver muchos grupos de alumnos, de tres o cuatro integrantes que se susurraban entre si. Al parecer todos decían del mismo tema. Pero nadie se percataba de nada más de lo que estaban diciendo. Siguió caminando derecho y agudizando el oído al ver si podía atrapar algo de cualquier conversación.

Ni una persona conocida se cruzo por su camino para que le pudiera informar de lo que estaba pasando. Entro a su aula y la misma conmoción estaba pasando ahí, pero ahora podía saber que era algo que se trataba de afuera. Ya que varios grupos se agrupaban en las ventanas. A veces unos encima de los otros solo para ver que lo que mostraban afuera.

Como pudo se logro abrir paso hasta un sitio donde pudiera ver con claridad y pudo percatarse de que ajetreo era.
Catherine, la hermosa morena descendía del mismo auto negro de anoche. Como siempre cada dos semanas o tres se presentaba sin avisar. Portando de forma extraña su uniforme

El saco negro abierto como siempre, los puños de la camisa de manga larga por fuera igual que la orilla de la camisa estaba por fuera de la falda corta a medio muslo holgada que portaba. Junto con unas botas de piso, sin tacón, negros. Su cabellera negra suelto que se mecía de una lado a otro mientras caminaba hacia los edificios.

De nuevo sintió como su respiración se detenía por un instante al verla, esta vez, había pasado más tiempo de la de siempre para que ella se presentara.
Un presentimiento de alegría se presento en su corazón, la tristeza de la noche anterior había desaparecido junto con el miedo. Tal vez hoy… ese mero día podría cumplir su sueño.

Todos saltaron nerviosos cuando escucharon la puerta del salón abrirse y ver como la misma morena entraba sin ninguna preocupación cerrando la puerta detrás de si. Tenia su mochila colgada sobre un hombro. Los ojos cerrados y como si se supiera el camino con la cabeza baja empezó a caminar hacia los pupitres.

Todos se apartaron como si de un veneno se tratara al ver a la chica acercarse a su lugar; el ultimo sitio de la fila de la ventana. Catherine dejo su mochila a un lado de su silla y se sentó cruzando una de sus largas y torneadas piernas dejando ver un poco de ella mientras recargaba su barbilla en la palma se du mano derecha y dirigía la mirada hacia el cielo.

De nuevo todos empezaron a susurrarse entre si por la actitud de la chica pero ella como siempre no los tomaba en cuenta. Se encerraba en sus misterios y en su mundo y dejaba a un lado todo y todos. Le encantaba eso de ella. Su misticismo y la forma en que nada podía afectarle. Que simplemente vivía como ella quería.

-Todos a sus lugares por favor- el profesor había llegado y todos regresaron a sus lugares- señorita Burton, sus exámenes

Eso era algo que siempre sorprendía a todos. A pesar de que la morena solo se presentaba una vez cada dos semanas, los profesores la apoyaban, como si supieran cual era el motivo de las faltas de la chica. Además de que siempre que venía, los profesores estaban listos con exámenes para ella

Ella simplemente se levantaba de su lugar y tomaba los exámenes para empezar a resolverlos, hasta podía ver con algo de aburrimiento. Si no fuera por que una vez por accidente una de sus profesoras tiro uno de sus exámenes y le ayudo en levantarlo, nunca se hubiera enterado de su nombre y aparte de las buenas calificaciones que la chica sacaba en ellos.

Casi se podían comparar a las suyas. Siempre había sido bastante tímida, aunque poco a poco la carrera de modelaje y fotografía le habían estado abriendo más. Pero desde que tenía memoria los libros y los estudios eran donde siempre huía. Escondiéndose detrás de ellos sin la preocupación que la fueran a lastimar.

El día paso sin ningún cambio aparte de la presencia que intimidaba de Catherine. Siempre terminaba los exámenes antes que la clase y aunque los profesores le decían que podía salir si quería prefería sentarse en su lugar y mirar el cielo sin decir nada. Aunque ahorita que lo recordaba, nunca había escuchado su voz. Nunca había escuchado un gracias, si, no, por favor, nada que saliera de ella. Simplemente todo era silencio.

La campana de finales de clases se escucho y todos exclamaron frases de felicidad, era viernes y un largo fin de semana los esperaba de ahora hasta el lunes. Todos salieron con rapidez del salón junto con la maestra de lectura.
Ella siempre se tomaba su tiempo en arreglar sus cosas y no ver que algo se le olvidara. De todos modos, no había nadie que la esperara para irse o al llegar a casa. Pero ahora su motivo no había sido eso. Otra persona que siempre se quedaba al final era Catherine. Viendo por la ventana hasta visualizar el auto que la recogería. Como en ese mismo momento

En el momento en que el auto se estaciono justo en la entrada de la escuela, la morena se levanto de su lugar, tomo su mochila y sin decir nada salió del salón de clases con paso apresurado.
Aunque ya sabia que eso iba a pasar no lo vio venir en ese momento. Asomo un poco la cabeza por la ventana y vio el auto pero no pudo ver quien estaba dentro. Tal evz era el mismo chico que había visto la otra noche junto a ella.
En ese momento cruzo por su cabeza el por que el miedo de la noche anterior y el que iba a hacer antes de eso.

Tomo su mochila y empezó a correr hacia la salida con la intención de detener a la morena y por fin hablar con ella. Tenia que hacerlo, si no tendría que esperar otras dos semanas y no podía esperar más. Era hoy o nunca

-Catherine- grito fuertemente al encontrar de nuevo la figura esbelta de la morena casi a la salida

Igual que la noche anterior se detuvo ante el llamado, no volteo todo el cuerpo pero si vio por encima de su hombro izquierdo quien le había llamado. Continuo corriendo hasta que se encontraba como a un metro o un poco mas de ella. Trato de recuperar el aliento mientras se agarraba el pecho por los latidos constantes de su corazón, no tanto por la carrera si no por el momento.
Catherine espero pacientemente hasta que recupero el aliento. Cuando lo hizo se enderezo y la vio a los ojos. De nuevo los nervios invadieron todo su organismo y pudo notar calor en sus mejillas, lo más seguro que ya estaba bastante sonrojada.

-Yo…- empezó tartamudeando

Esto hizo que Cat volteara por completo para enfrentarla de frente, esperando que terminara su frase. Igual que la noche anterior frunció el ceño ante su extraño comportamiento. Creo que no era muy común ver como una chica te perseguía y por dos ocasiones te llamaba por tu nombre para después no decir nada.

-Yo… soy, Christine, bueno creo que eso no te importa en si- empezó aun nerviosa; algo que se podía ver claramente al decir tantas idioteces- yo… quería saber si tu…- diablos, en ese momento en verdad quería salir corriendo a refugiarse en cualquier lugar donde no la encontraran y llorar por su maldita timidez

Suspiro, tenia que tranquilizarse, respiro profundamente, le agradecía a la morena que al parecer tenia mucha paciencia en esperar a que le iba a decir. Alzo la vista, tal vez había mostrada una cara muy decisiva al ver un poco de sorpresa en Cat por el cambio tan brusco

-Yo, quería saber si…¿Me cumplirías mi deseo?- de nuevo se sonrojo al terminar la pregunta

Pudo ver como Cat abría sus ojos grises con sorpresa, tal vez no esperaba esa preguntaba. Tonta Christine, la preguntaba había sido demasiado directa. Lo más seguro era que ahora Cat pensaba que una pervertida o una loca insana.

-Cat!- esa voz había roto todo

Cat volteo detrás de ella al escuchar el grito. Ella no pudo evitar asomarse para ver quien era la persona que le gritaba con alegría y confianza.
Abrió un poco los ojos con asombro.
Del auto salía una chica, podía asegurar que de unos quince años al ver su cuerpo; menudita y en crecimiento. Pero aun así no le quitaba la belleza que irradiaba, una belleza combinada con inocencia. La chica era de cabellos cortos y negros, con pequeñas lucecitas plateadas y unos grandes y expresivos ojos verdes jade.
La chica venía corriendo y cuanto sus brazos pudieron atraparon el cuerpo de Cat en un abrazo

-Por que tardas?- tenia una voz algo suave y chillona, pero podía considerarse bella en una forma- quien es?- pregunto al fijarse en ella

-Regresa al auto Kisa- le indico Cat, por primera vez había escuchado su voz, una voz suave y algo grave, una voz que penetro por sus oídos y no dejo de escucharse en su cabeza

-Pero…

-No tardo- le interrumpió Cat mientras le dedicaba una pequeña sonrisa. Una sonrisa tierna y especial; por un momento sintió como su corazón de detenía ante la escena

-Esta bien, Luke esta impaciente- dijo por último la chica Kisa

Antes de que la chica se diera media vuelta le dirigió una mirada extraña. Una mirada llena de seriedad y amenaza… que era lo que estaba pasando? No duro mucho cuando de nuevo salió corriendo la chica hacia el auto. Ella regreso su vista a Cat quien no le regreso la mirada hasta que vio que la chica se perdía dentro del auto

-Cat…

-Lo siento- le interrumpió ahora a ella

Esas dos palabras fueron lo suficiente para que sintiera como su corazón se hacia pedazos. Solo pudo ver como la morena se daba medía vuelta y se dirigía al auto para después marcharse sin más. Igual que la noche anterior.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Otra noche de vela total. Después de haber regresado de la escuela, trato de fingir una sonrisa frente a su madre quien al parecer le creyó ya que no le pregunto nada y se concentro en la serie policiaca que en ese momento pasaba en la televisión.

Simplemente había subido a su habitación, había hecho la tarea, bajado a cenar cuando se le pidió su madre para después decir que estaba muy cansada y que se iba a dormir temprano. Pero no había podido dormir

Ni siquiera se había quitado la ropa que había utilizado ayer nada mas quitarse el uniforme. Toda la noche su mente había recreado la escena con Cat. Su sueño se había ido a la borda. Se percato que ya era otro día cuando un pequeño rayo de sol choco contra su cara.

Se enderezo y abrió la persiana de la ventana que se encontraba en la cabecera de su cama. Tenia una hermosa vista, podía ver la torre Eiffel, junto con su iglesia y lugar favorito el Notre Dame y aun lado el Sena.
Sinceramente era un hermoso día sábado en Francia. Tal vez salir un rato a caminar y comprarse un libro o dos le serviría para despistarse, mientras no se cruzara con una boutique o una tienda de comida rápida todo saldría bien.

Se metió a bañar rápidamente, se vistió con ropa casual y de verano, el día se veía que iba a ser caluroso y simplemente tomo una chamarra ligera por si las dudas que la brisa empezara. Aunque no pensaba alejarse mucho del centro.
Su madre no estaba, desde el día anterior le había avisado que se iba a ir con una amiga a tomar un café para recordar viejos momentos.

Aun no desayunaba pero tampoco se le apetecía nada. Simplemente tomo una manzana para poder ir comiéndosela en el camino. Aunque preferiría una naranja, pero no quedaban.
Empezó a recorrer las calles, mientras se animaba a si misma. Era extraño, se había prometido a si misma que si no conseguía que Cat cumpliera su deseo, se iba a dar por vencida con ella. La escena de ayer había dolido más de lo que creía, pero en cierto modo se sentía feliz, sabía que había alguien importante en la vida de Cat, por la mirada que le dedico a la niña. Podía presumir de saber algo de ella que los demás no.

-Bonjour Christine- le saludo un chico en la recepción de su librería favorita

-Bonjour Haru- era uno de sus pequeños amigos que tenía por toda la cuidad.

Gracias a el había encontrado esa librería, por lo que sabia el chico era providente de Japón junto con su respectiva pareja Tama, quien en esos momentos no lo veía. Junto los dos abrieron esa librería y se sostenían por la misma. Era algo famosilla, cualquier libro que no encontraras en otro lugar era seguro que ahí lo podrías encontrar.

-Buscas algo en especial?- le pregunto Tama, un apuesto y sensual rubio de ojos azules

-Literatura japonesa… recomendación?- se llevaba bien con los dos. Y saber que eran pareja fue un alivio para ella.

-“Tokio Blues” de Haruki Murakami, nos acaba de llegar, aunque Haru ya lo leyó, lloro al final, ya lo conoces- le paso un libro el rubio mientras se burlaba de su pareja

Se rio ante el puchero que hizo Haru desde el mostrador al haber escuchado el comentario de Tama. Siempre era lo mismo, Tama ponía en vergüenza a Haru y este se sonrojaba y hacia lindos pucheros.
Podía asegurar que después de cada uno de esas mini peleas, Tama se disculpaba de una manera bastante convencible. Lo podía asegurar ya que un día había encontrado a Tama y a Haru en un momento algo… vergonzoso. A ella le había dado tanta pena que no había regresado a la librería. Cuando lo hizo tardo mas de una hora en decidir entrar o no hasta que Tama salió y le pregunto si iba a entrar. Haru se lanzo a ella y se disculpo por el pervertido de Tama.

-También puedes llevarte “Lo bello y lo triste”- la vergüenza se había ido y Haru le paso otro libro

Era fanática de la cultura japonesa, algo que esos dos chicos le habían enseñado cuando los conoció. Es por eso que a cualquier oportunidad aprovechaba para hablar de ellos sobre cualquier cosa relacionada.
Paso como dos horas hablando con ellos, cuando vio prudente tener que irse se despidió de ellos con una sonrisa. Le había servido hablar con ellos.

-Nos vemos la próxima semana- se despidió de los chicos

Con una sonrisa se aferro a la bolsa con sus dos nuevas adquisiciones de libros. Al final había terminado comprando los dos. Haru le había relatado un poco de que era lo que se trataban y no pudo evitar emocionarse.

-Christine- su corazón dio un brusco golpe

Conocía esa voz, a pesar que solo lo había escuchado por primera vez ayer podía distinguirla. Alzo la vista lentamente, hasta con un poco de miedo. Frente a ella se encontraba Catherine, con su mirada extraña y seria, mirándola fijamente.

-Catherine… que haces aquí?- su voz se escuchaba entrecortada y hasta se le hacia complicado formularlas

La morena no le contesto nada, simplemente con paso lento se acerco a ella lentamente, sin prisa alguna pero sin dejar de observarla. Su corazón de nuevo empezaba a latir rápidamente y sus mejillas las sentía calientes.
Exclamo un pequeño grito al ver como la chica inclinaba un poco se cuerpo hacia ella y pegaba su frente con la suya. Haciendo que sintiera el tibio aliento con aroma a naranja.

-Cual es tu deseo?

CONTINUARA…..

Hola todo el mundo...

Si lo se otro fic, pero en verdad que me entraron ganas de escribirlo y como siempre les digo

todos mis fics los voy a terminar

De hecho este fic deberia de haberlo publicado desde la semana pasada pero por examenes y trabajos finales y aparte una depresion que traía no se me fue posible

Espero que lo disfruten como yo al escribirlo

La ficha del fic estara publicado en el live journal y en el blog que se encuentran en mi perfil para cualquier duda

Nos Leeremos en otra ocasion

Sayo ^ ^

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).