Serge Willcourt, Un joven de 16 años, esperaba frente a la sala de profesores. Había quedado con el de deportes; quería salirse de su actividad, el permiso lo tenía concedido, solo necesitaba darle los motivos al maestro. Apretaba los libros con fuerza en su pecho, se sentía extremadamente nervioso ya que nunca había tenido que hablar con ningún profesor.
“¡Diablos Serge, se valiente y mira por la venta para que así se percate de tu presencia!” pensaba Serge mientras respiraba profundamente con los ojos cerrados. Cuando se sintió listo para enfrentarse con el profesor se asomó por el gran ventanal y posó su mirada en dirección del escritorio del profesor de educación física pero no vio a su profesor, en vez de ello, vio a un joven extremadamente hermoso, de ojos miel, cabello rojo fuego ondulado que caía grácilmente por sus hombros, tez blanca porcelana. Aquel joven tan hermoso capturó por completo su atención haciendo que se quedara mirándolo embelesado y a la vez logrando que soltase los libros.
En ese instante el profesor salió de la sala, ver a Serge pegado al cristal observando embobado hacia alguna dirección le pareció extraño, trató de buscar con la mirada aquello que veía Serge pero no logró ubicar exactamente que era, regresó su mirada al joven y éste seguía embobado con una sonrisa en los labios. Serge seguía mirando al pelirrojo hasta que éste le volteó a ver y le dedicó una sonrisa, instintivamente desvió la mirada encontrándose con el profesor a su lado examinándole detenidamente.
Un grito salió de su boca, el profesor le miró atónito, al parecer no se había percatado en lo absoluto de su presencia.
El susto había ocasionado que Serge cayera hacia atrás en sus posaderas.
-¿Sucedió algo?- preguntó el profesor mirándole extrañado, definitivamente ese comportamiento no era normal, le ofreció la mano.
-No, nada-respondió Serge tomando la mano que le ofrecían, se levantó del suelo, sus mejillas se había tornado carmesí.
Después de esperar a que su estudiante sacudiera sus pantalones y recogiera sus libros extendió la mano hacia él.
-tu justificación- le exigió el profesor mirándole con temple serio.
-Oh si, perdone- se excusó Serge, buscó entre sus libretas hasta dar con el dichoso papel, se lo entregó al profesor.
Éste examinó el papel, leyó el contenido y asistió satisfecho con la cabeza.
-Muy bien, puedes retirarte- le dijo mientras le devolvía el papel. Serge guardó nuevamente el papel entre sus libros y buscó rápidamente con la mirada al pelirrojo, pero no tuvo suerte, este ya se había marchado. Soltó un cansado suspiro, dio media vuelta y se dirigió a la biblioteca, debía estudiar para los exámenes próximos.
Llegó a la biblioteca algo agitado, ésta no se encontraba a la vuelta de la esquina, entró al lugar y buscó por todos lados.
-¡Serge! ¡Hermano!-se escuchó una voz a toda potencia proveniente de detrás de unos estantes. Serge se detuvo al reconocer la voz.
El chiquillo escandaloso se colgó del brazo de Serge.
-¡Hermano!, ¿en dónde estabas?, te he estado buscando por todas partes- exclamó el chiquillo mirando a Serge de soslayo.
-Will… ¿Cuántas veces tengo que decirte que no te cuelgues de mí y que no hagas escándalo en la biblioteca?-Dijo Serge mirándole con el ceño fruncido.
-perdona hermano, es que hace mucho que no te veo…- Respondió Will en voz baja mirando hacia el suelo apenado, Serge regresó a su faz habitual, tronó los dedos.
-¿Llamaste?-dijo un chico apareciendo tras ambos.
-si, cuídale-respondió serge tomando en brazos a Will para luego dárselo al joven que había llamado como si se tratase de un paquete. Will se dejó hacer, no era la primera vez que su hermano llamaba a Jeremy para deshacerse de él.
Serge se marchó de ahí en cuanto Will estuvo en brazos de Jeremy.
-Eh…Jeremy… ¿no te cansas de que siempre me deje contigo?-preguntó will mirando desde abajo al joven que le cargaba. Éste miró hacia abajo encontrándose con la mirada un tanto avergonzada de Will.
-¿Por qué habría de molestarme de tener a mi cuidado a una lindura como tú?- respondió Jeremy acercando su rostro al de Will, el cual se sonrojó y desvió la mirada.
-no digas cosas raras-se quejó inflando los cachetes como niño de kínder enfadado.
Mientras tanto en la sala de estudio.
“Así no podré estudiar” pensó Serge mientras buscaba con la mirada algún sitio libre, al no encontrar uno se resigno a ir a la sala de estudio individual.
Se dirigió hacia dicha sala presuroso, no quería seguir perdiendo el tiempo. Suspiró aliviado cuando entró y no vio a nadie, tomó asiento junto a la ventana.
Depositó el pesado libro que llevaba consigo en la mesa y lo abrió emocionado, era uno de los pocos estudiantes que se dedicaban a lo que realmente debían hacer, “estudiar”.
Varios minutos después unos sonidos llamaron su atención, detuvo su lectura y miró hacia todos lados en busca del autor de dicho ruido.
-¡El chico pelirrojo!-exclamó levantándose de golpe y tirando la silla a la vez que su mirada se posaba en el joven que se encontraba sentado en la mesa de al lado.
-¿viste un fantasma Serge Willcourt?-preguntó el pelirrojo mirándole de soslayo con una sonrisa en los labios.
Serge se quedó helado al escuchar su nombre completo, no tenía ni idea de cómo ese sujeto sabia tal cosa…