Notas del capitulo:
Final incierto...
Todas y todos dudaron alguna vez sobre su sexualidad, ¿no? En la mayoría de los casos se da en se lapso de tiempo que transcurre entre la niñez y la adolescencia, cuando las hormonas empiezan a hacer su trabajo en las personas. A las mujeres, sobre todo, con menos inhibiciones a la hora de hablar de temas que de una u otra manera se relaciones con el sexo.
Lucía y Mónica eran un ejemplo claro acerca de las dudas en la sexualidad. Pero no estaban atravesando ese lapso de tiempo, no… ellas ya eran mayores de edad. Eran compañeras de estudios en el primer año en la universidad, y la historia había arrancado el primer día de clases. Por esos tiempos Lucía era una mujer recién entrada en la edad adulta sin nada de o muy poca experiencia en la vida. Había conocido en esa primera jornada a Mónica, una chica casi igual a ella, excepto por el pensamiento algo “mayorcito”, nada que ver con los de Lucía o cualquiera de las adolescentes que abundaban en la calle. Una relación de amistad que había nacido con el clásico saludo “Hola”, al ingresar a uno de los salones de clases. Como en todos los casos hombre-hombre, mujer.-hombre y mujer-mujer, la amistad se hizo más grande con el paso del año y cuarto que siguió a ese primer encuentro, hasta que la cosa pasó a mayores en un encuentro en la casa que Mónica alquilaba cerca de la universidad, cuando se reunieran para repasar para un examen.
Haya sido premeditado o no, a Lucía ni se dio cuenta del tiempo que era sino hasta la una y media de la mañana, cuando por equivocación mirara el reloj en un muro.
_ No salgas a esta hora, porque el barrio es peligroso. Mejor pasá la noche aquí., le recomendó Mónica.
_ Está bien., aceptó su amiga, que ni imaginaba lo que iba a seguir.
Pero no era tarea fácil compartir una habitación con Lucía, y Mónica se preguntó si esa habría sido la causa de la ruptura de su amiga con los tres novios que había tenido desde que se conocieran. Cantaba con una voz muy elevada sus temas favoritos, que escuchaba en el reproductor personal mientras la dueña de casa no hacía otra cosa que intentar dormir. De repente, y sin previo aviso, Lucía hizo una pregunta que Mónica para nada esperaba…
_ ¿Nos besamos?
_ ¡¿EH?! , fue la inmediata reacción de Mónica.
Tan sorprendida por una pregunta como esa respondió de forma negativa a cada una de las veces en que su amiga volvió a preguntar lo mismo. Pero la insistencia de Lucía había sido superior, y finalmente obtuvo esa respuesta a su pedido que tanto esperaba. La “ansiosa” jamás le había dado un beso a una mujer de esa forma, uno de enamorados, pero aun así había sabido concluir que era una experiencia maravillosa.
Había sido el nacimiento de una relación amorosa entre lesbianas, y sus dos componentes no pararon ni un solo día de verse. Hasta mantuvieron el contacto aun después de que la madre de Mónica descubriera la relación “poco tradicional”, como ella misma la definiera. “¿Y ahora?”, pensó Mónica.
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El final es abierto y queda a criterio de los lectores y las lectoras darle uno… los invito a todos y a todas a que le piensen un final que ustedes quieran, para que puedan continuar las historia como mejor les plazca.
Final incierto...
Todas y todos dudaron alguna vez sobre su sexualidad, ¿no? En la mayoría de los casos se da en se lapso de tiempo que transcurre entre la niñez y la adolescencia, cuando las hormonas empiezan a hacer su trabajo en las personas. A las mujeres, sobre todo, con menos inhibiciones a la hora de hablar de temas que de una u otra manera se relaciones con el sexo.
Lucía y Mónica eran un ejemplo claro acerca de las dudas en la sexualidad. Pero no estaban atravesando ese lapso de tiempo, no… ellas ya eran mayores de edad. Eran compañeras de estudios en el primer año en la universidad, y la historia había arrancado el primer día de clases. Por esos tiempos Lucía era una mujer recién entrada en la edad adulta sin nada de o muy poca experiencia en la vida. Había conocido en esa primera jornada a Mónica, una chica casi igual a ella, excepto por el pensamiento algo “mayorcito”, nada que ver con los de Lucía o cualquiera de las adolescentes que abundaban en la calle. Una relación de amistad que había nacido con el clásico saludo “Hola”, al ingresar a uno de los salones de clases. Como en todos los casos hombre-hombre, mujer.-hombre y mujer-mujer, la amistad se hizo más grande con el paso del año y cuarto que siguió a ese primer encuentro, hasta que la cosa pasó a mayores en un encuentro en la casa que Mónica alquilaba cerca de la universidad, cuando se reunieran para repasar para un examen.
Haya sido premeditado o no, a Lucía ni se dio cuenta del tiempo que era sino hasta la una y media de la mañana, cuando por equivocación mirara el reloj en un muro.
_ No salgas a esta hora, porque el barrio es peligroso. Mejor pasá la noche aquí., le recomendó Mónica.
_ Está bien., aceptó su amiga, que ni imaginaba lo que iba a seguir.
Pero no era tarea fácil compartir una habitación con Lucía, y Mónica se preguntó si esa habría sido la causa de la ruptura de su amiga con los tres novios que había tenido desde que se conocieran. Cantaba con una voz muy elevada sus temas favoritos, que escuchaba en el reproductor personal mientras la dueña de casa no hacía otra cosa que intentar dormir. De repente, y sin previo aviso, Lucía hizo una pregunta que Mónica para nada esperaba…
_ ¿Nos besamos?
_ ¡¿EH?! , fue la inmediata reacción de Mónica.
Tan sorprendida por una pregunta como esa respondió de forma negativa a cada una de las veces en que su amiga volvió a preguntar lo mismo. Pero la insistencia de Lucía había sido superior, y finalmente obtuvo esa respuesta a su pedido que tanto esperaba. La “ansiosa” jamás le había dado un beso a una mujer de esa forma, uno de enamorados, pero aun así había sabido concluir que era una experiencia maravillosa.
Había sido el nacimiento de una relación amorosa entre lesbianas, y sus dos componentes no pararon ni un solo día de verse. Hasta mantuvieron el contacto aun después de que la madre de Mónica descubriera la relación “poco tradicional”, como ella misma la definiera. “¿Y ahora?”, pensó Mónica.
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El final es abierto y queda a criterio de los lectores y las lectoras darle uno… los invito a todos y a todas a que le piensen un final que ustedes quieran, para que puedan continuar las historia como mejor les plazca.