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Tiempo de vida por Zachary4

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Notas del fanfic:

pasen a leer, el resumen no dice mucho pero la historia cuenta un poco más

Notas del capitulo:

espero y les guste, un one-shot más

Leucemia… Eso dijeron los doctores, los mismos que lo llevaban atendiendo desde su niñez, era poco el tiempo que le quedaba, al parecer el diagnóstico tardó demasiado, era evidente, los síntomas no se presentaron hasta el momento de presagiar su fin, a sus 22 años cualquiera pensaría que Alfonso estaría aterrado de su enfermedad, pero contrario a todo, lo único que sentía era lástima por aquellos que se quedarían llorando su muerte, también tenia cierta incomodidad a causa de que sus padres parecían no entender que la situación actual no tenia solución, lo llevaban de un médico a otro y lo sometían a cuanto tratamiento existiera, comprendía que estuvieran sufriendo, así como también entendía que estuvieran desesperados por salvarlo, siendo el hijo mayor, gran parte de sus esperanzas recaían sobre él, el hijo inteligente, el que había terminado una carrera con las notas más sobresalientes y que a su edad ya llevaba a cuestas la responsabilidad de dirigir una de las compañías más grandes de su familia, lo que sus padres no comprendían era que estaba cansado, su límite estaba por llegar y su cuerpo le respondía cada vez menos, y como si esto no fuera suficiente, su hermano 6 años menor, estaba en la etapa rebelde y lo culpaba de que todo en su familia estuviera cambiando, cada que tenia oportunidad solía echarle en cara el que los demás lo vieran como un ser inferior, inclusive llegó a tirar sus medicinas por el drenaje, él no le culpó de nada, para este momento, lo único que hacían ese montón de fármacos era aliviar un poco su dolor adormeciéndolo, esa era una sensación que no le gustaba en lo absoluto, solía pasar todo el día durmiendo, acostado en la cama de su habitación, sufriendo en silencio para que los demás no se preocuparan más de lo necesario, después de todo, eso de fingir y evitar dañar a los otros se le daba muy bien, llevaba toda su vida haciéndolo.


 



Este día estaba especialmente agotado, acababa de regresar de un tratamiento experimental que prometía retenerlo en el mundo de los vivos por otros tres o cuatro años, lo único malo es que como pago tenia que dejar su cabello, su capacidad de caminar y hasta la libertad de comer lo que deseara, ya que los medicamentos eran tan fuertes que su estómago arrojaba todo lo que ingiriera momentos después de tragarlo, estaba intentando manejar por si mismo la silla de ruedas que sus padres le compraran, a tres meses de comenzar a utilizarla aún no comprendía del todo su mecanismo, cuando apareció su hermano en el rellano de la puerta, lo miraba de una manera que odiaba, aunque últimamente se estaba acostumbrando a observar esa misma expresión en el rostro de los demás, “lástima”, como aborrecía que las personas lo trataran como si de un bulto de basura se tratase, ahora inclusive su adorado hermanito menor se alejaba de él, si tenia leucemia, no lepra, lo suyo no se pegaba con el hecho de respirar en la misma habitación, pero esto era algo que al parecer los demás no comprendían, cada día que pasaba su familia y sus seres queridos lo rechazaban más, un claro ejemplo era su novia, desde que se enteró de que estaba enfermo hace seis meses atrás comenzó a evitarlo, hasta la fecha no la veía, aunque no la extrañaba en lo más mínimo, si estaba con ella era para complacer a sus padres, como todo lo que hacía en su vida, y al parecer seguiría así hasta el día de su muerte, ahora que lo pensaba, nunca hizo nada por decisión propia, todo lo realizaba por seguir los estándares preestablecidos por sus progenitores, inclusive dejó pasar la oportunidad de enamorarse, siempre pensó que no era correcto el hacer una cosa así, ya que secretamente a él le gustaban los hombres, hasta este momento nunca había deseado a ninguna mujer, ni siquiera a su antigua novia, al contrario de esto, encontraba el cuerpo de los hombres extrañamente atrayente, sin duda alguna tiró su vida por el caño, no había hecho nada por gusto, nunca había sido feliz, se alegró de que Alex, su pequeño hermano no fuera así, a su corta edad ya tenia fijas sus metas y no se dejaba gobernar por nadie, siempre se había sentido orgulloso de él, este es el porque le doliera tanto el que ahora lo despreciara de esta manera.


 



 


 


 


Alex observó a Alfonso, tal parece que su hermano estaba mas retraído de lo normal, últimamente lo veía muy decaído y estaba seguro que no era solo por lo de la enfermedad, sabía que tenia algo de culpa en esto, pero es que no podía evitar tener resentimiento contra aquel que se llevaba toda la atención de sus familiares, al menos esto fue en un principio, ya que con el pasar del tiempo y mientras se deterioraba la salud de su hermano, se percató de que todo era vil fachada, la vida del único miembro de la familia que se preocupaba por él se estaba terminando y parecía que a nadie le importaba realmente, sus familiares hablaban a sus espaldas y sus padres ya buscaban un reemplazo para la empresa al darlo todo por perdido, si aún buscaban una cura era solo para quedar bien ante la sociedad y que los demás los compadecieran y obtener así favoritismo y atención, no podían abandonar a Alfonso de esta manera, su hermano siempre había visto por el bien de los demás, nunca se tuvo una queja de él, todo lo que hacía era perfecto y brillante, y ahora su vida y sus logros se derrumbaban como si de un castillo de naipes se tratara, tenia que hacer algo para ayudarlo pero ¿el que? ¿Qué podía hacer un mocoso de 16 años al que todos los demás menospreciaban?


 


-Alex –el mencionado volteó hacia el lugar de donde lo llamaban, era su hermano que se acercaba hacia él en su silla de ruedas –ven por favor, necesito hablarte de algo


 


Se acercó algo reticente y extrañado por que le hablara, claro que su relación había sido muy buena, pero desde hace un tiempo que no se relacionaban, justamente desde que comenzó a culparlo de todo lo que le pasaba, llegó a su lado y se sentó en el sofá, esperando que su hermano comenzara a hablar


 


-me alegra verte –lo miró con un amago de sonrisa en el rostro, se le veía ojeroso, cansado y triste, también estaba mucho más delgado que antes, su hermano nunca fue robusto, ni siquiera atlético, solía burlarse de él porque parecía niña, con su cuerpo fino y su cara de facciones delicadas, siempre había dado otra impresión , sin embargo ahora parecía que fuera a romperse en cualquier momento, lo que no había entendido hasta ahora es que su hermano ya estaba roto desde hacía mucho tiempo, y como si de una muñeca rota se tratara los demás estaban intentando desecharlo, cerró sus ojos por un instante, intentando contener las ganas de llorar que le habían llegado de pronto, dirigió su mirada hacia aquél que le hablaba y correspondió su gesto, sintiéndose más culpable que nunca al ignorar a su hermano por tanto tiempo, tantos momentos desperdiciados, sus pensamientos quedaron interrumpidos cuando volvió a escuchar la voz de Alfonso –tengo algo muy importante que decirte –levantó su mano, no sin algo de dificultad y la posó sobre la cabeza de Alex a modo de caricia –lamento mucho el que hayas sufrido por mi culpa, nunca fue mi intención el que te sintieras mal, solo quiero decirte que eres la persona más importante para mí  -lo despeinó en señal de afecto, Alex puso su mano sobre la de su hermano y comenzó a llorar mientras la apretaba, Alfonso se sorprendió por esta reacción, tal parece que esta situación afectaba a su hermanito más de lo que creía, bajó su mano, aún sosteniendo la otra y jaló levemente de Alex para que se arrodillara en el suelo, al estar cerca lo abrazó, haciendo que este recargara la cabeza en su pecho como hacían anteriormente, comenzó a frotar su espalda en un intento por reconfortarlo, tal pareciera que funcionó, ya que instantes después Alex se relajó, aunque continuó abrazado al cuerpo desgastado de su hermano.


-p-perdón –habló Alex de manera poco inteligible entre hipidos, mientras hablaba se acurrucaba más contra el cálido cuerpo de Alfonso, sintió miedo al saber que pronto ese mismo cuerpo yacería inerte en alguna tumba.


 


-no tienes porque disculparte –se sintió un poco mejor al ver a Alex más tranquilo


 


-si tengo, me comporté de una manera despreciable contigo, te culpé de cosas que no te correspondían y ahora que ya es tarde para hacer algo, solo puedo pedirte perdón, si que soy idiota –tal pareciera que otro ataque de llanto amenazaba con suceder, Alfonso sonrió, su pequeño hermano no había cambiado en nada, siempre fue un niño llorón, lo único que mostraba diferente era el tamaño, ahora era un poco más alto que él y la extraña manera de vestir, que lo hacía parecer un matón de película, si mal no recordaba, este género era su favorito, le dio unos pequeños golpecitos en la espalda, intentando llamar su atención sin alterarlo más de lo que ya estaba, Alex pareció entender, ya que aflojó un poco el agarre y después volteó a verlo, sus mejillas estaban sonrojadas y sus ojos comenzaban a hincharse, de esta manera parecía un pequeño niño, no pudo evitar recordar las veces en que de pequeño Alex iba en las noches a su cuarto pidiéndole permiso con la mirada para permanecer a su lado, sus padres no lo aprobaban ya que lo consideraban una clara muestra de debilidad, pero había muy pocas cosas que Alfonso pudiera negarle a su hermano, y esta no era una de ellas, muchas noches las pasaron despiertos jugando, platicando o solo abrazándose, intentando transferirse un poco del cariño que sus padres no les brindaban y que ellos necesitaban tan encarecidamente, realmente la única persona que le preocupaba era Alex, pero sabía que él ya tenia un camino tomado, el año próximo se iría a una escuela fuera de la ciudad, estudiaría una carrera que sus padres no aceptaban, aunque él se alegraba de que así fuera, de cualquier manera, ya contaba con departamento y una cuenta corriente con el dinero suficiente como para mantenerlo de por vida, sus padres no harían nada en su contra, ya que eso estaría mal visto, consideró todas las partes del futuro de su hermano y comprobó que estaría bien aunque él ya no estuviera, después de analizarlo todo en su mente se atrevió a hablar nuevamente.


 


-hay algo en lo que me gustaría que me ayudaras –lo miró por unos instantes, Alex le miró inquisitivamente –quiero irme de aquí –sonrió despreocupadamente como si estuviera hablando del clima, a Alex casi se le escapa un grito de sorpresa


 


-¿hablas en serio?


 


-sip


 


-pero ¿a donde irías?


 


Alfonso se tomó su tiempo pensando tranquilamente la respuesta, después de un tiempo, ensanchó su sonrisa y levantó los hombros


 


-no sé –sacó la lengua de manera infantil mientras cerraba un ojo –entonces, ¿me ayudas?- Alex golpeó su frente y suspiró


 


-realmente estas más loco de lo que creí, debe ser que la edad senil se te adelantó –su hermano solo movía la cabeza afirmativamente, pareciera que el haber arreglado sus diferencias le había liberado de un gran peso, ahora se veía más feliz, sonrió cómplice y finalmente se decidió


 


-¿Qué tengo que hacer?


 


-solo tienes que ayudarme a librarme de los tratamientos por un tiempo, calculo que en unas dos semanas mi cuerpo estará fortalecido y podré salir de la casa por mi propio pie


 


-pero no tienes a donde ir –no era una pregunta, sino una afirmación


 


-por eso no hay problema, he estado viendo eso desde hace un tiempo, y ya encontré algo


 


-¿de verás? ¿dónde es?


 


-es una pequeña ciudad a unos dos días de aquí por tren, encontré el anuncio por Internet, tal parece que hay una persona que necesita un compañero de habitación, es perfecto, además él también es un enfermo Terminal


 


-estas bromeando


 


-no, es totalmente serio, este tipo es mi amigo por Chat –Alex enarcó una ceja –vamos, no me veas así, hemos estado comunicándonos desde un poco antes de enterarme de todo esto, él ya estaba enfermo y me había invitado a pasar una temporada en su casa, así que ahora que yo también voy a morir –su hermano arrugó un poco la boca, aún no se acostumbraba a escuchar el término “muerte” y menos de los labios de Alfonso, el cual pasó por alto este gesto y continuó su explicación –pues que mejor que ir y hacernos compañía ¿no crees? –Alex lo miró algo preocupado, todo este plan sonaba disparatado, pero era la vida de su hermano, o lo que quedaba de ella y esta aventura parecía emocionarlo mucho


 


-creo que tienes razón, ¿para cuando te vas?


 


-¿Qué, ya me estás corriendo?


 


-pues sí, es que ya me urge –realmente le alegraba el poder platicar otra vez de esta manera con su hermano, el ambiente era muy tranquilo y Alfonso estaba más contento


 


-creo yo que dentro de 15 días todo estará resuelto, solo me falta avisarle, comprar el boleto y preparar mis maletas –Alfonso estaba feliz por otro motivo, pero este no se lo contaría a Alex


 


Víctor, ese era el nombre del chico con el que se comunicaba, era tres años menor que él, su relación había comenzado normal en uno de los tantos foros en los que solía entrar, pero rápidamente cambió todo al darse cuenta de la increíble cantidad de cosas que tenían en común, ambos eran personas solitarias que buscaban la aceptación de los demás, por este medio se enteró de que Víctor era hijo de uno de los antiguos socios de su padre, el cual al llevar a la bancarrota a su empresa, no se lo pensó mucho y vendió a su único hijo a uno de los tipos con el que tenia deudas, este sujeto obligó a Víctor a prostituirse para pagar la enorme cantidad de dinero, hasta que se vio infectado por SIDA, después de lo cual fue botado por su “dueño”, ni siquiera intentó ponerse en contacto con su padre, ese hombre era un ser despreciable y él no quería relacionarse en lo más mínimo con ese tipo, buscó ayuda por otros medios pero no encontró nada, trabajó en varios lugares para mantenerse, y a la vez buscó asistencia médica, pero en su trabajo lo corrían siempre que se enteraban de lo que tenia y en el hospital le mostraban lo que sería la cuenta del tratamiento que debía llevar para controlar su enfermedad, lo cual debía pagar por adelantado, en otras palabras, no podía ni pagarse un día de tratamiento con su situación actual, y francamente, no le interesaba vivir un poco más dependiendo completamente de fármacos que tomabas para curar los efectos secundarios de otros que te recetaban, prefería vivir lo que le quedara de manera tranquila, por eso es que se había mudado a ese pequeño lugar desde el que se comunicaban


 


-esta bien, no te preocupes, yo me encargo de que los viejos no se den cuenta de que no vas a tratamiento –Alex le palmeó el hombro, se escuchó una voz llamándolo, salió de la estancia, se fue decidido a ayudar a su hermano


 


Alfonso lo vio partir, realmente agradecido de que le prestara su fuerza, creyendo conveniente el momento, se dirigió hacia su habitación para hacerle saber a Víctor acerca de su decisión



 


 



 


 


 


---------------------Casa de Víctor----------------


 


 


 


La  casa en la que se encontraba era grande, la había comprado a un buen precio ya que al parecer en ese lugar eran supersticiosos y creían en la presencia de fantasmas, el único espectro que vio fue el aspecto de la casa al instalarse, tardó dos días en limpiar completamente todo el lugar, y ni se diga de los desperfectos que tuvo que arreglar, pero no hubo inconveniente por eso, él sabía un poco de todo, menos de cocinar, en eso era un completo desastre, pero hasta la fecha se las había arreglado muy bien con comidas preparadas y con las cosas que le llevaban las vecinas como agradecimiento por arreglar algo o como pago por un trabajo bien hecho, en ese lugar la mayoría de las personas eran de edad avanzada, así que las cosas de habilidad o las que necesitaran un poco de fuerza eran imposibles de realizar, al menos hasta que él llegó, a pesar de que el lugar no tenía jóvenes, estos llegaban de todas partes del país, ya que era una zona turística bastante conocida, pero muy pocos se quedaban más de dos o tres días que era lo que duraban los recorridos por los lugares de visita, la mayoría de las personas tenían negocios de venta de recuerdos o comida, por lo que la economía era muy próspera.


 


Últimamente había comenzado a aprender técnicas de tallado en madera, eso era lo que más se realizaba por esa región, uno de los ancianos que le vendieron la casa lo estaba instruyendo para que pudiera abrir el pequeño negocio que formaba parte de la casa, “así no tendrás que trabajar en nada rudo cuando te sientas mal”, eso le había dicho, se dieron cuenta de que estaba enfermo cuando una tarde al terminar de pintar la fachada de una casa, cayó inconsciente desde arriba de la escalera, entonces les tuvo que contar que no estaba bien, pero no les dijo exactamente que padecía, ese lugar le gustaba mucho y no quería ser rechazado por esas personas que ahora sentía como su familia, estaba terminando de lijar una pequeña ranita que mas bien parecía piedra deforme cuando escuchó el sonido de su computadora anunciando la llegada de un mensaje de Alfonso, se apresuró a leer lo que le había mandado, esperaba que hubiera aceptado su propuesta de vivir con él, abrió el mensaje y estalló en gritos de alegría al ver la respuesta afirmativa, la cual incluía una fecha de llegada.


 


Se apresuró en ponerse en contacto, realmente deseaba hablar con él, lo conocía desde antes que comenzaran a chatear, lo había visto en varias ocasiones en fiestas del grupo de socios de su padre, aunque parece que Alfonso no se acordaba, él siempre lo había admirado, todos decían que era el próximo presidente, el más calificado para ese puesto, en un principio se llevó una impresión equivocada, ya que al caer en la bancarrota todos comenzaron a alejarse de él, todos los abandonaron, incluyendo a la familia de Alfonso, por ese tiempo comenzó a vender su cuerpo y poco a poco olvidó a esas personas, aunque la imagen de ese chico de extraños ojos tristes siempre lo acompañaba, cuando finalmente se vio libre del yugo de esos tipos, comenzó a buscar refugio en el interior de su computadora, no, no la abrió y se metió dentro, (por si acaso ^ ^) lo que hizo fue empezar a perder contacto con las personas de su alrededor y solo enfocarse en la vida dentro de Internet, después de todo, la computadora portátil que inclusive ahora tenia era todo lo que le habían permitido conservar dentro de su cautiverio, a ellos no les preocupaba que los denunciara ya que tenían control sobre la policía, el único perjudicado sería él, uno de esos días en los que solo navegaba por varias páginas a la vez sin ver nada realmente, se metió en un foro en el que había varias conversaciones comenzadas, sin querer comenzó a contestar a las preguntas ahí expuestas y cuando se dio cuenta, ya estaba teniendo una conversación privada con uno de los usuarios, con el tiempo empezó a platicar más y más con este chico hasta que se atrevió a decirle su verdadero nombre e inclusive que padecía SIDA, cuando se percató de lo que había hecho se sintió aterrado, sin duda alguna este sujeto dejaría de comunicarse con él, o hasta podría ofenderlo, estaba esperando una reacción parecida a lo antes mencionado, pero lo único que recibió fue un “mucho gusto, yo me llamo Alfonso y me gustaría seguir en contacto contigo” al leer este nombre, recordó al chico de tiempo atrás y no pudo evitar preguntarle si acaso no era el mismo, se rió al pensar en algo así, eso sería imposible, grande fue su sorpresa al leer que sí, y también le preguntaba que si ya se conocían de antes, él no lo recordaba, lo cual quería decir que él no lo había abandonado en ningún momento, se sintió extrañamente feliz ante esto, así continuó su relación de amistad por medio de mensajes durante varios meses, tiempo en el cual le había propuesto el ir a visitarlo, pero Alfonso estaba demasiado ocupado cumpliendo con sus obligaciones, por lo cual no podía dejar la ciudad, realmente quería verlo, en todo este tiempo había desarrollado sentimientos más fuertes que la amistad hacia Alfonso, aunque sabía que nunca podría haber más, o eso creyó hasta que se enteró que ambos compartían las mismas inclinaciones, entonces comenzaron una relación virtual, cada día tenia más ganas de verlo, finalmente hace poco se enteró de que Alfonso estaba muy grave y que no viviría más de 16 meses, esa era la esperanza de vida que le habían dado los doctores, desde entonces sus esfuerzos por que fuera a verlo habían aumentado, aunque Alfonso seguía algo reticente, finalmente seis meses después de intentarlo, sus esfuerzos habían dado frutos, él venía y no solo de visita, sino a vivir con él, a pasar sus últimos días juntos, lo había escogido por sobre su familia, esto era el porque de que estuviera tan contento.


 


La pantalla de su laptop se iluminó mostrando que Alfonso estaba conectado, tenía unos enormes deseos de verlo, ese día no dormiría en toda la noche.


 



 



 


 


Esas dos semanas habían pasado demasiado lento, Alfonso estaba muerto de los nervios, esta sería la primera vez en su vida que desobedecería a sus padres, además se encontraría con Víctor, realmente era una gran aventura, estaba sentado en una banca cerca del andén de salida esperando la llegada del tren, a su lado, jugando con su equipaje se encontraba Alex, durante este último tiempo casi no se había separado de él, era casi como si hubieran regresado a la época de su niñez, esa tarde al arreglar su equipaje, se había puesto necio con la idea de acompañarlo hasta la parada del tren para despedirlo, por mucho que le dijo que no quería despedirse allí porque lo más seguro es que llorara, él no le hizo caso y se le pegó como sanguijuela, durante todo el recorrido se la pasó preguntándole acerca de las cosas que pensaba llevar, haciéndolo ponerse más nervioso de lo que ya estaba, de cualquier manera agradecía que lo acompañara, posiblemente sería la última vez que se verían y quería despedirse como corresponde


 


-¿estás seguro de que llevas todo lo necesario? –era la quinta vez que le preguntaba eso en media hora, ya no sabía si lo decía en serio o si solo lo hacía por molestar


 


-si, traigo lo mismo que hace cinco minutos


 


Alex sonrió rascándose la cabeza a manera de disculpa


 


-lo siento, es que creo que estoy más nervioso que tú, no sé, siento como si fuera una mamá que está despidiendo a su hijo en su primer día de clases


 


Alfonso soltó una carcajada ante este comentario, vaya que si Alex era raro


 


-no te preocupes mami, prometo portarme bien y prestar atención a la maestra


 


-jaja, que gracioso, lo que te digo es enserio, quisiera que no te fueras, pero sé que es lo mejor, así podrás disfrutar de tu vida tranquilamente –una sonrisa triste se reflejo en el rostro de Alex, Alfonso se acercó y le hizo carantoñas intentando alegrarlo, cosa que logró, momentos después se escuchó la llamada de abordaje, ambos hermanos se abrazaron por última vez, se levantaron y fueron hacia la entrada, Alex cargaba las maletas aunque tan solo eran dos, su hermano pensaba comprar todo lo que necesitara en su nuevo hogar.


 


-bien, creo que ya es hora de despedirnos –Alfonso despeinó a su hermano como era su costumbre y tomó las maletas que este le extendía


 


-llámame en cuanto llegues, el hecho de que te vayas no indica que te olvides de mi ¿entendido?


 


-por supuesto, créeme no  podría hacerlo, eres demasiado llamativo como para que alguien te olvide –lo decía porque en esa ocasión Alex traía el cabello de un lila con mechas rojas y verdes, la gente los veía raro cuando pasaba cerca


-se a que te refieres, mi personalidad es impactante –lo decía mientras ensanchaba una sonrisa altanera


 


-emm, si, tu personalidad, seguro es eso…


 


-¿ya estas preparado?


 


-si, lo estoy –de cualquier manera revisó sus bolsillos, aunque sabía que no era muy seguro llevaba una considerable cantidad de dinero para lo que pudiera suceder, además Alex le mandaría dinero a una cuenta bancaria registrada a nombre de Víctor, de esta manera desaparecería del mapa de sus padres, sería imposible rastrearlo, o al menos eso esperaba    


 


Se dieron un último abrazo y se despidieron finalmente, Alfonso dio media vuelta y subió al tren, se sentó en un asiento que estaba a un lado de la ventanilla, a través de esta pudo ver como los ojos de su hermano se aguaban mientras su boca reflejaba una triste sonrisa, a través del vidrio Alex pudo leer tres palabras, esas que su hermano siempre le decía cuando se tenían que separar por un tiempo


 


-“cuídate, pequeño llorón”


 


Limpió sus ojos con una mano y agitó la otra despidiéndose de su ser más querido


 


-tu también cuídate…



 


 



 


 


 


Víctor estaba dando vueltas en la estación, llevaba cerca de dos horas esperando por Alfonso, no es que el tren llegara con retraso, es solo que no pudo esperar en su casa y decidió ir un poco más temprano a esperarlo, claro que ese más temprano para él equivalía a dos horas, ya iba por su vuelta número 9578 cuando escuchó al tren, este se acercaba y estaba a punto de detenerse, brincó en su lugar emocionado y fue a sentarse, no quería que Alfonso creyera que estaba tan ansioso.


 


Bajó del tren y comenzó a buscar a Víctor, este le había dicho que iría por él, así  que lo más probable era que ya estuviera allí, seguía buscándolo cuando lo vio en una banca moviendo las piernas frenéticamente, varias personas se quejaban, al parecer ya había golpeado a dos señoras con sus movimientos extraños, rió por lo bajo al ver la cara de disculpa que ponía, se acercó lentamente a él y se sentó a su lado


 


-si que es aburrido viajar en tren –quería ver si se daba cuenta de quien era, aunque así de perdido tal vez no sería tan fácil


 


-eh, si, si lo es –era extraño que alguien le hablara de la nada, además no quería que lo distrajeran, tenia que buscar a Alfonso, esa estación era algo grande y podía perderse


 


Alfonso rió para sus adentros, si que era despistado, volvió a intentarlo ahora de manera más directa


-sabes, estaba esperando a alguien que prometió venir por mí, pero creo que está muy ocupado viendo el vuelo de una mosca, y no me gustaría interrumpirlo ¿crees que debería irme sin él?


 


-creo que es martes -¿martes? ¿Qué sería lo que había escuchado para que le dijera eso? Sin poder evitarlo comenzó a reír en voz alta, intentaba opacar el sonido tapando su boca pero era un poco difícil, Víctor se extraño de que ese sujeto riera de esa forma, a él no le causaba gracia el preguntar por el día, ¿o si lo sería? Volteó a ver al tipo que ahora estaba terminando de reír, sus ojos se agrandaron y dejó salir un ahogado “Alfonso” de sus labios


 


-vaya, hasta que te dignas a voltear, creí que estabas ido –Alfonso lo quedó mirando, sin duda alguna Víctor era muy atractivo, su cuerpo ejercitado y bronceado por el sol, su cabello corto y un poco desordenado de color castaño y sus ojos de un color avellana claro, era tal y como le había enviado en las fotos, sonrió de medio lado y esperó por una reacción a su comentario


 


-Alfonso –tal pareciera que estaba perdido, Víctor estaba impresionado, Alfonso era mucho más, no podría definirlo con otra palabra que no fuera hermoso, su cuerpo era delgado y pequeño, posiblemente sería unos 10 centímetros más bajo que él, su piel era muy blanca, su cabello era negro con destellos rojizos y sus ojos eran cafés con tonalidades verdes en el centro (aquí tomo parte de mi descripción personal, no creo que les interese pero por si acaso) –Alfonso, eres tu…


 


Alfonso se le quedó viendo raro y después pasó a observarse a sí mismo, tocó su cara y luego volvió a verlo


 


-si, creo que si soy yo, pero el que yo creo q ue no está aquí eres tu, dime ¿te sientes bien? ¿Comiste algo en mal estado? Con eso de que no sabes cocinar –se acercó y tomó su rostro entre sus manos, hasta ese momento Víctor pudo reaccionar, lo acercó más a él y lo besó, había esperado mucho para hacerlo, sus labios eran suavecitos y cálidos, solo fue un pequeño roce sin profundizar, después lo abrazó y acercó su boca a su oído


 


-bienvenido –Alfonso sonrió, ya estaba en casa   


 



 



 


 


2 meses después


 


 


Ya llevaban viviendo juntos dos meses, en un principio a Alfonso le tomó un poco de trabajo acostumbrarse a su nueva vida, él se encargaba de las labores de la casa, uno de sus tantos cursos había sido cocina, por lo que se desempeñaba bastante bien en esta área, de esta manera ya no se preocupaban por vivir de la caridad de las vecinas que a su parecer, solo querían acercarse a su novio, Víctor solía reírse cuando le decía esto, hasta que una tarde una señora cincuentona que vivía a tres cuadras de su casa, se le insinuó y le ofreció un poco de “compañía femenina”, aún ahora se reía al recordar la cara de espanto con la que regresó esa tarde, desde entonces le rehuía a todas las vecinas cariñosas de alrededor.


Ese día Víctor estaba un poco más ansioso que de costumbre, tenia unas irrefrenables ganas de hacer el amor con Alfonso, desde que llegara habían dormido juntos, inclusive se besaban y hasta se masturbaban el uno al otro, pero hasta ahora nunca le había comentado nada de esto, a pesar de saber que ambos estaban enfermos, seguía teniendo miedo, podía suceder que con ambas enfermedades, si es que se llegaba a contagiar, sufriera más o que muriera antes, él no quería que nada malo le pasara, ya suficiente tenía con estar desahuciado, era por esto que había decidido poner un poco de distancia entre ellos para calmar sus ansias, en la noche cerró su tienda de recuerdos y subió a su casa, la cena ya estaba preparada y soltaba un delicioso aroma, Alfonso estaba de espaldas a él terminando de decorar un pastel que había horneado hace poco tiempo, mientras lo hacía tarareaba una canción y movía un poco sus caderas, Víctor contuvo sus ganas de saltarle encima y fue a sentarse a la mesa,


 


Alfonso volteó y lo notó nervioso, ya se había dado cuenta de que actuaba un poco extraño desde hacía un tiempo, en un principio decidió dejarlo pasar al creer que podía tener que ver con sus estados de animo al tener que trabajar para sacar adelante el negocio, pero ya su preocupación estaba aumentando, se sentó junto a él y comenzaron a comer en silencio, durante la cena le preguntó acerca de cómo le había ido ese día pero solo recibió de respuesta monosílabos y palabras indescifrables, algo extraño sucedía y descubriría el que.


 


Al terminar la cena Víctor se adelantó a la habitación, estaba muy nervioso, realmente no creía poder contenerse mucho, estaba pensando en ir a dormirse a otra habitación cuando apareció Alfonso en la puerta obstruyéndole el paso


 


-¿Qué te pasa? ¿hice algo que te molestara? –el rostro de Alfonso expresaba preocupación


 


-no, claro que no ¿Por qué crees eso?


 


-porque desde hace unos días actúas extraño, no me miras a los ojos y ni siquiera me abrazas, además me di cuenta de que a media noche te vas a dormir a la otra habitación, dime ¿es que acaso ya no te gusto?


 


-¡¡¡No!!! No es eso, lo que pasa es que… -Víctor se sonrojó, tenía vergüenza de seguir esa conversación, pero sabía que era necesario –lo que pasa es que quieroquehagamoselamor


 


-¿Qué? –no había entendido nada de lo que le dijo, por lo que probablemente ese era el problema –repítelo por favor


 


Víctor suspiró


 


-quiero hacer el amor contigo


 


Alfonso lo miró por un momento aliviado ¿así que eso era?


 


-pues hagámoslo


 


Víctor se sonrojó al escuchar lo directo que era


-pero es que… ¿no te da miedo hacerlo conmigo? –Alfonso comprendió el porque de la forma de actuar de Víctor, este estaba asustado por su enfermedad


 


-mira que eres raro, preocuparte por algo así, por supuesto que no tengo miedo, yo también quiero hacerlo


 


-¿en serio?


 


-por supuesto ¿pues que te crees? Si no te deseara no estaría contigo, tu me gustas mucho Víctor y yo también quiero estar contigo de esa forma –se miraron fijamente a los ojos por un rato,


 


Víctor entendió que era tonto preocuparse tanto por algo que sucedería tarde o temprano si seguían viviendo juntos, relajó su rostro y se acercó a Alfonso, tomó su cara entre sus manos y lo besó lentamente, introduciendo la lengua en su boca, comenzando a moverla despacio en un beso húmedo y demandante, Alfonso correspondió el beso moviendo de la misma manera su lengua, se sujetó a su cuello y se dejó arrastrar hasta la cama, cuando llegaron, Víctor acostó a Alfonso y empezó a recorrer su cuello con pequeños mordiscos que después lamía, se detuvo en el hueco que se forma entre el cuello y los hombros y succionó dejando un chupón de propiedad en esa blanca piel, como respuesta recibió un leve gemido por parte de Alfonso, sin detenerse siguió con un húmedo camino de besos desde el hombro hasta los labios, los cuales rozó con la lengua sin llegar a besarlo, cosa que Alfonso deseaba, quitó la estorbosa playera que no le permitía seguir tocando esa piel que se le ofrecía, a la vez que se quitaba la suya, enseguida salieron volando los pantalones de ambos y junto con estos su ropa interior, a Víctor le urgía sentir toda la piel de Alfonso en contacto con la suya, al rozar sus miembros hubo un pequeño gemido por parte de Alfonso, este no sabía que hacer exactamente, esta sería su primera vez, así que solo se dejó llevar por el deseo que le embargaba en ese momento, Víctor siguió con la tarea de explorar cada resquicio del cuerpo de su novio, bajó levemente las manos por todo el pecho, deteniéndose un momento en los pezones, estaban un poco erectos por el frío, comenzó a apretarlos y jalarlos mientras que besaba de manera desesperada los labios de Alfonso, metía y sacaba la lengua simulando lo que haría enseguida, recorrió el labio inferior con la lengua y luego lo atrapó entre sus dientes, jalándolo y chupándolo, comenzó a bajar besando todo pedazo de piel que encontraba, se entretuvo con uno de los pezones, el cual chupaba y mordía sin llegar a lastimar, mientras que el otro seguía siendo atendido por su mano, la mano libre siguió recorriendo el cuerpo de Alfonso, hasta llegar a sus muslos, se permitió levantar la vista para observar al chico que estaba  debajo de él, este se encontraba con las mejillas sonrojadas y la respiración acelerada, sus ojos estaban nublados por la lujuria que se apoderaba de él, volteó sus ojos y sus miradas se encontraron, Alfonso enrojeció un poco más a causa de la vergüenza que sentía, pero entre todo esto, deseaba que Víctor siguiera así que sonrió dándole a entender lo que quería, su novio entendió, ya que volvió a lamer el pezón para comenzar a bajar aún más por su cuerpo, se detuvo en su miembro, colocó sus piernas sobre sus hombros y respiró sobre la punta haciendo que un escalofrío lo recorriera de pies a cabeza, empezó a dar pequeñas lamidas desde la punta hasta la base, haciendo que gemidos entrecortados salieran de la boca de Alfonso, este solo agarraba las sábanas, Víctor metió sorpresivamente el miembro a su boca, comenzando a succionarlo lentamente mientras que con una mano frotaba los testículos y la otra la acercaba a su boca, rozó levemente los labios de Alfonso con dos de sus dedos y luego los metió lentamente a su boca, Alfonso entendió lo que quería hacer y los chupó empapándolos de saliva, cuando ya estaban húmedos, Víctor los sacó de su boca y dirigió uno hacia su entrada, empezó a hacer círculos alrededor pero sin llegar a penetrarlo, después de unos segundos tanteó metiéndolo lentamente, intentando que no fuera muy doloroso para Alfonso, este solo cerró los ojos y esbozó una tímida sonrisa, al ver que la respuesta era buena, comenzó a moverlo de manera circular, tratando de ensanchar las paredes para meter un segundo dedo, al cual se le unió un tercero, los movía de manera circular, y en forma de tijera, metiéndolos lo más que podía dentro del cuerpo de Alfonso, vio que ya estaba listo cuando comenzó a seguir el movimiento de sus dedos con sus caderas, los sacó lentamente y dejó de practicarle sexo oral para subir por su cuerpo y darle un pequeño beso, hizo que Alfonso rodeara su cuerpo con sus piernas y comenzó a meter su miembro mientras lo besaba y retomaba la masturbación con una mano para intentar distraerlo del dolor, Alfonso ahogó un grito en el beso que compartían en ese momento, intentó relajarse pero el dolor era muy fuerte, Víctor vio su reacción y creyó que sería mejor dejarlo así pero Alfonso lo retuvo abrazándolo fuertemente y susurrándole un “sigue” cerca de su oído, realmente deseaba llegar al final, no dejaría que un poco de dolor lo detuviera, solo dejó escapar un par de lágrimas que Víctor limpio con sus labios mientras seguía adentrándose en su cuerpo, cuando estuvo totalmente adentro, se detuvo un instante, esperando a que Alfonso se acostumbrara a la intrusión, este movió sus caderas dándole permiso para comenzar a moverse, sacó su miembro lentamente para volver a empujarlo, por varios minutos fue un movimiento suave y lento, intentando no lastimar a Alfonso, pero en una de las ocasiones tocó un punto que hizo a Alfonso soltar un fuerte gemido de placer, un tanto más seguro de si mismo y comprobando que ahora su novio ya no sentía dolor, empezó un ritmo un tanto más rápido, cada vez más fuerte y más frenético, sus cuerpos se movían al compás de las arremetidas, solo escuchándose sus gemidos y el ruido del chocar de su pelvis con el trasero de Alfonso, tomó su cuerpo entre sus brazos y se sentó colocándolo encima de sí mismo, haciendo que las penetraciones fueran más profundas, Alfonso se sujetaba de sus hombros para impulsarse y elevarse sobre su cuerpo y se dejaba caer con fuerza, mientras Víctor continuaba masturbándolo con una mano y con la otra apretaba una de sus nalgas, separándolas, haciendo que su miembro entrara más adentro, sus gemidos eran más fuertes, dando a entender que el final se acercaba, Víctor lo pegó más a su cuerpo y lo hizo penetrarse a mayor velocidad, Alfonso buscó sus labios, exigiéndole un ardoroso beso, ocultando entre sus bocas el gemido anunciante del orgasmo, el miembro de Alfonso expulsó su semen manchando los torsos de ambos, mientras que a causa de la contracción de las paredes de su recto, el miembro de Víctor era deliciosamente apretado y exprimido, haciéndolo venirse en el interior de Alfonso, este se levantó lentamente, sacando de su interior el miembro de Víctor y acostándose boca arriba en la cama la cual había quedado deshecha después de tanto movimiento, estaba exhausto pero increíblemente feliz, jaló a Víctor y lo obligó a acostarse a su lado, Víctor se acomodó, haciendo que Alfonso quedara recostado sobre su pecho y agarró las sábanas para cobijarse y dormir un rato, ya luego tomarían un baño, ahora solo quería permanecer abrazado a su novio un poco más.


 



 



 


 


El tiempo había transcurrido rápidamente, ya se cumplía un año desde que vivieran juntos, Alex los había visitado en un par de ocasiones, sorprendiéndose la primara vez que fue y Víctor se presentó como la pareja sentimental de Alfonso, de cualquier manera lo tomó de forma optimista, después de todo se veía que se querían mucho y su hermano mostraba un aspecto muy favorable, la última vez que los visitó estaba impresionado al comprobar que ambos estaban bien y, aunque sonara fuerte, que su hermano seguía con vida, ya que según los doctores él ya debería de estar muerto, pero a pesar de todo se veía lleno de vida y, más importante, estaba feliz, las expresiones que ahora mostraba en su rostro nunca las había visto.


 


Habían decidido salir a pasear y comer en uno de los parques que rodeaban su casa, era temprano aún, así que lograrían estar solos antes de que los turistas se arremolinaran alrededor, esa era una ciudad muy bonita, pero a veces fastidiaba el tener que compartir todo eso con los demás, Víctor cerró su tienda mientras que Alfonso bajaba de la casa con la comida que llevarían, al llegar al lado de Víctor, este lo sujetó por la cintura y comenzaron a caminar, varios de los vecinos que los veían pasar los saludaban, a lo que ellos respondían agitando la mano, después de un tiempo dieron a conocer su relación a los demás, aunque nadie se extrañó, tal parece ser que eran muy ruidosos, por lo que los vecinos ya lo sabían, se rieron al recordar que ahora se cuidaban de no hacer tanto ruido, aunque los demás dijeron que tenían el sueño pesado y que no había problema, si que los querían en ese lugar, llegaron hasta un espacio cubierto por césped y una que otra flor, a lo lejos se podía apreciar un enorme sauce llorón que hacía de casa a varias aves que se escuchaban trinar a esas horas, se acercaron aún abrazados y extendieron un mantel que habían llevado para no ser picados por los insectos que estaban escondidos en el pasto (créanme, pican bastante feo), se sentaron uno al lado del otro y observaron en silencio todo a su alrededor, había pocas personas y el ruido de un pequeño riachuelo que estaba cerca armonizaba con el trinar de las aves, todo era muy tranquilo y relajante, ese era el día perfecto para celebrar su aniversario


 


-justo un año de estar juntos –Víctor se acercó un poco más mientras tomaba uno de lo emparedados que Alfonso había preparado


 


-sin duda alguna no habrías sobrevivido tanto sin mi, tu cocina es pésima –Alfonso le dio un pequeño golpecito en el hombro mientras que le daba un mordisco a un panquecito, él prefería las cosas dulces.


 


-claro que podría vivir, tal vez no tan bien, pero podría comprarle la comida a las vecinas –Alfonso lo vio con algo de sorna, sin creerse lo que le decía


 


-si, si por supuesto, y les darías como pago tu cuerpo ¿no? Porque tal parece que no aceptarían otro tipo de pago –las mejillas de Víctor se enrojecieron mientras que Alfonso estallaba en carcajadas


 


-ya sabía que no dejarías pasar eso


 


-no, es un muy buen material para contraatacar a tus comentarios, aunque si quieres pagarles así, yo no te detendré


 


Víctor lo levantó y lo sentó sobre él


 


-no creo que sea necesario, después de todo, contigo tengo todo lo que necesito –lo abrazó apretándolo contra su cuerpo –me alegro de que hayas aceptado vivir conmigo


 


-yo también estoy feliz de haber venido, quiero estar contigo por todo el tiempo que me quede y más si es posible –recostó su cabeza en el pecho de Víctor aspirando el aroma que se desprendía de su cuerpo


 


-ten por seguro que así será, después de vivir así, ya no podría dejarte ir, estaremos juntos para siempre


 


Permanecieron así por un rato más, Alfonso escuchando el latir pausado del corazón de Víctor, mientras que este se dedicaba a sentir la suavidad del cabello de su novio, lentamente comenzaron a entrar en un sopor que los envolvía en el sueño


 


-¿crees que pase algo si dormimos un rato? –Víctor acariciaba suavemente la espalda de Alfonso, este solo bostezó y se acurrucó más en su pecho


 


-no creo que nos digan nada, solo descansaremos un momento y luego regresaremos a casa ¿te parece bien?


 


-si, es una buena idea


 


Ambos comenzaron a cerrar sus ojos y se durmieron al mismo tiempo…


 


 


 


 


Los vecinos llegaron a tocar la puerta de los chicos, ese día les habían preparado un pastel y pensaban entregárselos e irse para dejarlos disfrutar a solas, sin embargo estuvieron así por un buen rato y nadie abría


 


-tal vez estén ocupados –una señora de aspecto afable que sostenía entre sus brazos el pastel fue la primera en hablar


 


-no lo creo, apenas son las ocho –otra de las mujeres seguía tocando con insistencia


 


-ya basta mujer, les vas a romper la puerta –este era el hombre que les había vendido la casa –que yo sepa no están


 


-¿Cómo que no están?


 


-creo que no, porque hace rato salieron hacia el parque y yo aún no he visto que vuelvan


 


-que romántico, una celebración al aire libre –la mujer del pastel sonreía imaginándose a saber que cosas


 


-pues entonces llevémosles el pastel allá


 


-¿estás loca? ¿y si los interrumpimos?


 


-Qué interrumpir ni que nada, si ya traemos esto se lo daremos de una vez, que tengo ganas de ir a acostarme –ese hombre era un poco cascarrabias, él solo había sido arrastrado hasta ahí por su mujer


Todos estuvieron de acuerdo y se dirigieron al parque, les darían la sorpresa y después los dejarían solos, aunque ojalá no estuvieran haciendo nada comprometedor, al llegar los vieron debajo del sauce, se acercaron a ellos y notaron que estaban dormidos, abrazados el uno al otro, Alfonso estaba sentado sobre Víctor y no parecían escuchar los llamados que les hacían, la mujer que había estado tocando anteriormente a su puerta se acercó y los meció de un lado a otro para despertarlos, sin embargo ninguno de los dos respondió, al final cayó en cuenta de que no estaban dormidos, se hizo hacia atrás y cayó sentada cerca de su marido, este se aproximó a los chicos y comprobó lo que ya sospechaba, ambos estaban muertos, habían dejado de respirar desde hacía horas, los allí presentes lloraron por la pérdida de estos dos jóvenes a los que consideraban parte de su familia.


 


Lo que ellos no podían saber es que ambos descansaban tranquilamente al haber cumplido la última de sus promesas.


 


“-yo también estoy feliz de haber venido, quiero estar contigo por todo el tiempo que me quede y más si es posible –recostó su cabeza en el pecho de Víctor aspirando el aroma que se desprendía de su cuerpo


 


-ten por seguro que así será, después de vivir así, ya no podría dejarte ir, estaremos juntos para siempre”

Notas finales:

que decir, me gusta hacer que mis personajes mueran T-T, tengo que cambiar eso, por supuesto que también me gusta el lemon -///- hay que disfrutar de la vida XD sin más que decir me despido, solo algo más, ¿reviews?


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