Prologo
Desde que me case con Tom hace ya casi dos años y medio, mi vida no podría ser más que perfecta, tenía junto a mí al ser humano más divido y maravilloso, jugaba futbol en un respetado equipo, como el Cataluña; además que vivía cómodamente, no me faltaba nada, salvo quizás un hijo, por lo que se me hizo fácil comentárselo a mi adorado esposo, hay fue donde cometí la peor estupidez del mundo, cuando mi mundo perfecto se derrumbo.
Suena dramático, ¿Cierto? Pero que puedes esperar si mi vida dio un giro de 360° sin avisarme o esperármelo, simplemente un día todo se volteo patas para arriba, mi tortura comenzó así…
Era una mañana tranquila Tommy y yo estábamos realizando un juego de práctica, desde que Ribaul se regreso a Brasil por una propuesta de Roberto, mi amor y yo nos encargábamos del ataque del equipo, lo que hasta ese momento nos estaba resultando de maravilla, ya que en la temporada pasada le dimos el campeonato al Cataluña…
Disculpa, me perdí para mi defensa adoro el futbol y a veces la emoción hace que me olvide de lo que decía, te comentaba que era una mañana normal de practica, cuando le paso el balón a Tom en eso noto que se sujeta un poco la cabeza, pero a pesar de eso, recibí magnifico mi asistencia en eso Clemente le realiza una barrida, algo que no me sorprende sino que Tom no la esquivo, de hecho cayó en seco al pasto, tanto que ni las manos metió.
Por el motivo del entrenamiento guíe mi vista a donde ahora se dirigía el balón, pero no puede evitar voltear a ver si mi cónyuge ya se había levantado, para mi horror seguía tendido en el césped, por lo que olvidándome de todo fui con él.
Al llegar a su lado me doy cuenta que esta desmayado por lo que gritó angustiado su nombre –Tom- atrayendo así la atención de todos en nosotros.
Al ver esto Clemente sale corriendo a nuestro encuentro –¿Se encuentra bien? ¿Lo lastime?
-No lo sé, esta desmayado y por más que lo llamo o muevo no reacciona.
-Será mejor que lo lleves a la enfermería- escuchó que me indica uno de mis compañeros, por lo que sin más cargó a Tom estilo nupcial, lo que sin duda me hizo revivir nuestra apasionada noche de bodas… ejem, les decía que lo lleve a la enfermería.
Al llegar el doctor me recibe gustoso pero al ver que traía a mi esposo en brazos no dudo en corredme de ahí, con la entupida escusa que lo distraería además que lo pondría más nervioso, él esta nervioso cuando mi esposo y mi vida es al que esta atendiendo.
No supe cuanto tiempo paso ni cuantas vueltas di en ese pasillo, lo cierto es que cuando menos lo sentí mis compañeros de equipo estaban acompañándome, Omillo, Clemente y Gonzalo hacían lo que podían para calmarme, pero solo asía que me pusiera peor, estaba tan nervioso que puedo apostar que varios de mis amigos, se estaban conteniendo las ganas de golpearme.
Para mi alivio el doctor Méndez salió y me sonrío –Solo por él, te ausentas de un entrenamiento ¿Cierto?- escucho que me comenta divertido.
Pero ignoro su comentario en ese momento era lo que menos me importaba –Y Tom ¿Cómo esta? ¿Qué tiene? Dígame- le digo casi al borde de la desesperación.
-Oliver, cálmate- escuche a Alberto
–Sino lo dejas hablar, ¿Cómo esperas que te conteste?- expreso Omillo entre divertido y nervioso.
El doctor río divertido -Acaba de despertad y quiere hablar contigo.
-¿Pero está bien?
-Eso él te lo dirá- me dijo con intriga y cizaña.
Lo que me puso más nervioso, los chicos me palmaron la espalda para darme animo, así que vacilante abrí la puerta, mi amor se encontraba en la camilla con sus manos en el estomago y con una radiante sonrisa en el rostro –Tommy- exprese entusiasmado al verlo, antes de lanzarme a abrazarlo, aunque claro con cuidado para no lastimarlo más.
-Olí- contesto antes de besarme con suma ternura.
-¿Estas bien? ¿Qué tienes?
-Nada- me contesta con un susurro y con las mejillas rosaditas.
-Sí, claro no tienes nada y te desmayas a mitad de campo- le comento con sarcasmo, lo se fue cruel, pero no puedo evitarlo cuando estoy nervioso no se ni que digo.
Pero mi amor ni se inmuto, solo tomo mi mano y la llevo a su estomago, lo que hizo que lo viera con duda -¿Lo sientes?- negué con la cabeza –Hay Oli contigo- me expresa juguetón
-¿Qué debo sentir?
-¿Cómo que qué?- me regaña –Pues a nuestro bebé.
Lo miro incrédulo para pasar a sorpresa y luego a felicidad –¿En serio?- le pregunto un poco en shock.
-Vamos hacer padres- me dice sonriendo y feliz -¿Lo puedes creer?
-No- y me desmayo.
Entre la conmoción del estado de conciencia e inconsciencia, escuche como mi amor llamaba al doctor, cuando desperté Tom estaba junto a mi y me sujetaba la mano -¿Estas bien?- me pregunto preocupado.
-Si- le sonrío para tranquilizarlo, guío mi mano hacia su vientre –¿Es verdad? ¿No fue producto de un sueño? ¿Voy hacer padre?
-Si- me dice con una deslumbrante sonrisa, sin más lo beso.
En eso entra el doctor y nos ve, Tom se sonroja y yo agacho la mirada –Veo que ya despertaste y al parecer te agrado la noticia.
Después de eso me empezó a enumerar lo cambios que tenia Tom y solo pude pensar ¿Es una bendición o maldición? Pero por lo que estoy viviendo considero que lo segundo, cuando me cambiaron a mi Tommy que no me di cuanta.