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Doce formas de amar (by Sakura Hatake) por Las sacerdotisas de Shun

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Notas del fanfic:

 

Bueno, hoy, después de mucho tiempo de no subir nada de forma independiente, voy a comenzar con este nuevo proyecto impulsado por un desafío que, en una de nuestras tantas pláticas, nos lanzamos mutuamente mi amiga Princessofdark y yo.

 

Esto desafío consiste en que intercambiamos una lista compuesta por doce palabras que utilizaremos para crear doce historias que ojalá sean de su agrado.

 

Cada fin de semana ambas estaremos subiendo un one-shot en el que nuestro amado Shun será el protagonista y en cada una de las historias estará acompañado por uno de los caballeros dorados que ya todas (os) conocemos.

Notas del capitulo:

Pues en el primero de mis shots será Mu quien acompañe al conejito bonito, espero que les guste lo que resultó

Estaba a punto de enloquecer, Mu ya no sabía qué estaba ocurriendo con él, y menos se explicaba la razón por la cual, cada vez que ese chiquillo de hermosa y dulce mirada se paseaba delante de él, comenzaba a sonar a su alrededor esa insistente melodía que, dicho sea de paso… ¡sólo él podía escuchar!

 

Todavía recordaba la vez en que, durante un entrenamiento en común de los caballeros de oro con los de bronce, le preguntó a Saga si alcanzaba a escuchar la música que estaba sonando… supo que no cuando éste  lo volteó a ver de una forma extraña y le dijo: “amigo, creo que oyes cosas”, para luego retirarse de su lado.

 

Poco a poco comenzó a descubrir que sólo escuchaba le melodía cuando Shun de Andrómeda se encontraba cerca de él. Nunca le había ocurrido algo así, por ello estaba muy preocupado, comenzaba a temer que salud mental no era muy buena, es decir, él no sabía de nadie que se hallara en su sano juicio y que le ocurriera cosa semejante, y al contrario, sí tenía conocimiento de que nunca era buena señal escuchar cosas que los demás no… ¡por Atena bendita, se sentía a punto de enloquecer!, jamás le pasó por la mente la verdadera razón por la cual era presa de la dulce canción.

 

Ya no sabiendo qué hacer, recurrió a la única persona que podía ayudarlo, o sea, su querido maestro, Shion.

 

Cuando estuvo en la presencia del patriarca, éste, sin que su pupilo le dijera una sola palabra, supo que algo le atormentaba

 

–¿Necesitas hablar? –preguntó para hacerle más sencillo el hablar del tema que le preocupaba.

 

–Creo que me conoces mejor que yo mismo, maestro. Sí, la verdad es que he venido a ti porque preciso aclararme; hay algo que me atormenta desde hace un tiempo –confesó cabizbajo.

–¿Y qué sería eso? –preguntó con cautela.

 

–Pues… –dudó en continuar, se sentía un tanto inseguro al hablar de su preocupación –verás, lo que sucede es que, de un tiempo para acá, me ocurre algo alarmante. Yo, en ocasiones y así como de la nada, comienzo a… a escuchar una melodía.

 

–¿Una melodía? –cuestionó con extrañeza.

 

–Sí, sí… una melodía bastante, no sé cómo decirlo… ¡romántica!, sí, esa es la palabra que estaba buscando.

 

–¿Escuchas sonar a tu alrededor una musiquilla romántica? –para el patriarca comenzaba a aclararse el asunto, pero antes de llegar a una conclusión quiso indagar más sobre el asunto.

 

–Sí, es como un canto de ángeles, acompañado de una orquesta celestial y un suave repiqueteo de campanillas. Yo creo que estoy enloqueciendo, siempre he sabido que escuchar cosas que los demás no oyen no es buen augurio –dijo preocupado.

 

–Bueno, no siempre es así, mi querido alumno. En algunas ocasiones, auspicia la llegada de algo importante a nuestras vidas. Dime, ¿hay algún otro detalle alrededor de lo que te sucede?

 

–Yo, bueno, he notado que siempre me ocurre cuando… cuando estoy cerca del pupilo de Shaka.

 

–¿Shun de Andrómeda? –preguntó sólo para confirmar, pues en realidad no le extrañaba que el precioso chiquillo aprendiz de Virgo hubiera llamado la atención de su alumno, principalmente porque sabía la maravillosa clase de ser humano que era el jovencito.

 

–Siempre que el coro de ángeles comienza a interpretar su melodía en mi cabeza –comentó con ironía impropia de él –Shun está alrededor mío… quisiera saber por qué me pasa esto.

 

Teniendo en sus manos todas las piezas del rompecabezas, Shion, con una paternal sonrisa instalada en su boca, procedió a explicarle con sencillez y en breves palabras lo que le ocurría –lo tuyo es muy simple… estás enamorado.

 

Al escuchar el veredicto de su maestro, Mu se vio realmente impactado –¿Qué? No, eso no es posible, yo jamás me he enamorado. Nunca he pensado en nadie de esa forma, yo… yo, reconozco que Shun es un muchacho, hermoso, dulce, tierno, amable, sencillo, sincero, adorable, y con muchos millones más de cualidades, pero no estoy enamorado.

 

–Jajaja, claro que lo estás, sólo escúchate hablar acerca de él… ¡casi le consideras un ángel! Mu, por primera vez estás enamorado, y deberías disfrutar de esto. Escúchame bien, amar es lo mejor que puede pasarte en la vida, nada se compara con ese sentimiento que, si bien muchas veces te provoca sinsabores, la mayor parte del tiempo te llena de alegría y te hace sentir vivo y con las fuerzas necesarias para enfrentarte a lo que sea. Aprovecha lo que está pasándote y sé muy feliz porque te lo mereces –justo cuando Shion terminaba su pequeño discurso, Afrodita de Piscis entraba a la sala y se lanzaba a los brazos del patriarca para luego besarlo con pasión.

 

–¡Oh, vaya! ¿Ustedes dos son…?

–Sí, Afrodita y yo estamos juntos desde hace un tiempo, nos amamos y somos muy felices, por ello es que deseo que tú también conozcas esta dicha, así que no demores más, ve y dile al afortunado chico que se robó tu corazón, lo que sientes por él.

 

Completamente feliz por haber hallado la respuesta de lo que le ocurría, Mu se transportó rápidamente al sexto templo, lugar en el que sabía encontraría al dueño de su corazón.

 

Al parecer, el destino estaba de su parte, pues justo donde se apareció estaba Shun, quien, sin saber la razón por la que el caballero de Aries visitaba la casa de Virgo, le regaló una bella sonrisa y le saludó con su característica amabilidad –¡Hola Mu! Shaka no se encuentra ahora, pero si tu quieres yo puedo decirle que viniste a buscarle –para Andrómeda no era raro ver ahí al guardián del primer templo, ya que con frecuencia pasaba a saludar a su maestro, y viceversa, sabía la amistad tan grande que unía a esos dos caballeros.

 

–No, no… de hecho, es a ti a quien vengo a ver –dijo bastante nervioso –necesito hablarte de algo muy importante –esto sí le pareció extraño al ojiverde, puesto que, a pesar de que siempre hablaba con Mu, las palabras que intercambiaban eran pocas y sólo platicaban de trivialidades.

 

–Bueno, pues te escucho –Shun sentía que su corazón latía con mucha fuerza, era la primera vez que, desde que descubrió que se sentía atraído por Mu, se encontraba a solas con el caballero de Aries.

 

–Bien, yo… esto es algo complicado porque no tiene mucho sentido, ni podría explicarte con claridad cómo fue que sucedió, pero necesito que sepas. Yo he descubierto que, desde hace mucho tiempo, estoy sintiendo por ti cosas muy especiales que antes jamás nadie me había inspirado y quisiera saber si tengo la más mínima oportunidad de que tú… correspondas ese sentimiento –finalizó, no sabiendo si había dejado bien claro lo que quería decir, grande sería su sorpresa al escuchar las siguientes palabras de Shun.

 

–Creo que sé de lo que hablas, porque, debo confesarte, yo… yo también me siento igual respecto a ti. Desde siempre te he admirado mucho, pero la admiración cambió con el tiempo y terminé enamorándome de ti –confesó el chiquillo sin atreverse a mirar a los ojos de su contrario.

 

–¿Es en serio lo que dices? –preguntó gratamente sorprendido, no esperaba tener la suerte de ser correspondido.

 

–Muy, muy, muy en serio y soy feliz de que tú hayas venido a confesarme que también me quieres, pues pensé que siempre serías solamente mi amor platónico –los ojos verdes de Shun por fin hicieron contacto con los azules de Mu, y luego de las palabras y unos segundos de mirarse fijamente, ambos comenzaron a acercarse lentamente  hasta que terminaron fundiéndose en un beso tierno y cálido; justo en ese momento, los oídos de ambos fueron penetrados por una dulce música celestial, y fue así como el caballero de Aries confirmó que siempre estuvo escuchando la melodía del amor.

 

Notas finales:

Sólo quiero decirles que espero que les haya gustado.


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