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PROLOGO
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Gemía. Tenía los ojos fuertemente cerrados, sus cabellos negro azulado se mecían con cada movimiento que hacía, aferrado a aquella roca mientras un hombre rubio detrás de él le embestía con desenfreno, luchaba en vano para evitar que sus gemidos se escucharan, el vaivén de las caderas continuaba nublándole en pensamiento. Ese no fue el motivo directo de su visita al rubio pero al verlo todo sudoroso mientras entrenaba, desnudo de la parte de arriba mostrando ese cuerpo super sexy no aguantó mucho antes de abalanzarse sobre él y el otro tampoco puso mucha resistencia. Un gemido agudo salió de su garganta cuando el rubio golpeó un punto en su interior.
-Ahh, allí… dale allí… -jadeó envuelto en una avalancha de placer.
-Sasu… ahhm me vuelves loco…
La voz enronquecida de su amante golpeó su oído excitándolo aún más, llevó una de sus manos a su propio miembro que se encontraba muy necesitado de atención, lo masajeó al ritmo de los movimientos de su pareja en su interior. Sintió con le asía fuertemente de las caderas dejándole rojizas huellas que sin duda luego aparecerían como moretones, pero no le importó, el rubio comenzó a jadear y a gemir con mayor fuerza a la vez que aceleraba su ritmo ya bastante salvaje. El final estaba cerca y ambos lo sabían, entregándose por completo a la pasión a al placer dejaron que sus cuerpos se descargaran alcanzando juntos el orgasmo. Sintió como el rubio sacaba su miembro de su interior y el semen se escurría de su entrada chorreando entre sus piernas, que las sentía como gelatina gracias a su reciente orgasmo. Sintió el peso de su pareja sobre él, seguramente estaba igual de cansado que él.
-Eh, Usuratonkachi...-hablar se le dificultaba ya que su respiración estaba todavía muy inestable. –No te apoyes tanto en mi… me vas a tumbar…
-Ok, ok –el rubio se separó de él sentándose en el suelo de aquella cueva, aquel lugar que se había convertido en su punto de reuniones secretas y único testigo del romance entre los dos shinobis. Él le imitó. –Debo admitir que no esperaba verte, Sasuke.
-Lo que ocurre es que… -Sasuke Uchiha dudó un segundo ¿Cómo le diría a su pareja algo como eso? Con lo que le costó a él mismo aceptarlo, seguramente el rubio no le creería.
-¿Sí? -el rubio trató de buscar su mirada con sus ojos azules.
-¿Por qué no te quedas conmigo lo queda de la noche? –preguntó, necesitaba hacer tiempo.
-Sabes que no puedo hacer eso, me encantaría pero podrían sospechar.
-Naruto, vamos, nunca te pido nada –Sasuke estuvo dispuesto a usar algo que no iba con su persona con tal de mantener al rubio consigo, así que le abrazó y acarició su desnudo pecho con una mano y restregando su cuerpo con el del Uzumaki.
-Me estas tentando, Sasuke –el rubio le correspondió el abrazo inclinándose para besar el pálido cuello del pelinegro, probó aquella piel blanquecina pasando su lengua en círculos, retocando aquellas marcas rojizas prueba de su pasión desbordada. El Uchiha se limitó a sentir las atenciones de su amante mientras su mente divagaba tratando de encontrar las palabras adecuadas para dar aquella noticia. Pero la voz de su pareja cerca de su oído le hizo volver a la cruda realidad. -Pero no puedo quedarme debo regresar a la aldea, creí que tenias entendido el porqué.
Algo en el pecho del Uchiha se retorció causándole un pequeño dolor. Sí, lo sabía y lo entendía; nunca le había molestado. Pero… tal vez tenía que ver con su actual condición, porque sentía una terrible necesidad de conservar al rubio consigo, de sentir que Naruto realmente le amaba, quería ser el único en la vida del rubio. Tragándose el orgullo, besó los labios del otro, un beso casto y lleno de amor.
-Quédate conmigo –suplicó Sasuke en un susurro a unos cuantos centímetros del rostro del de ojos azules –por primera vez en tu vida, ponme antes que esa estúpida y malagradecida aldea en tu lista de prioridades, antes… que ella.
-Siempre has sido muy importante para mí, teme –Naruto pareció molestarse por su anterior comentario.
-¿Entonces porqué de esta relación? -los ojos negros reflejaron algo más que furia, era más bien… dolor. -Nos escabullimos como criminales para amarnos cada que tengamos oportunidad… yo he dejado de lado todo lo que era… pero tu…
-Eh, Sasu-chan -el rubio le puso un dedo en los labios indicándole que deja de hablar. -Yo no soy el único culpable de que las cosas estén como están. Cuanto me gustaría que estuvieras conmigo todos los días, que tengamos un hogar establecido en una casa de los dos, rodeados de las personas que queremos.
-Esta es tu oportunidad para demostrarlo –el Uchiha tomó aire antes de soltar la bomba. –Estoy esperando un hijo tuyo.
La cara del Uzumaki de principio era de sorpresa total, luego esbozó una sonrisa y soltó una risita que fue aumentando hasta que se convirtió en carcajadas.
-¿Sasuke, que cosas dices? –el Uchiha vio la incredibilidad en los ojos azules.
-Es verdad –dijo seriamente rompiendo el abrazo que compartían. –De dos meses más o menos.
-Pues yo te veo muy hombre-ttebayo –se burló el Uzumaki apretando el flácido miembro del azabache con su mano derecha. –Nunca fui bueno en las asignaturas pero con lo poco que sé de biología los hombres no podemos embarazarnos.
-Eso es parte del KekenGenkai del Clan Uchiha –Explicó Sasuke cruzándose de brazos, no le estaba gustando la actitud de su amante.
-Debes estar bromeando. –Naruto levantó una ceja recorriendo con la mirada el cuerpo del Uchiha examinando bien cada parte, como su buscara alguna falla –o es que tienes fiebre y estás delirando.
-¡Que es la verdad, Usuratonkachi! –gritó Sasuke quitando con un golpe la mano que Naruto había puesto en su frente para sentir su temperatura. -¡¿Cómo demonios crees que bromearía con algo así?!
-Tranquilízate Sasuke –pidió el ojiazul –no puedes culparme por no creerte, es algo muy complejo-ttebayo.
-Lo sé.
Sasuke desvió la mirada mientras inconscientemente una de sus manos se posaba en su vientre todavía plano. El otro le miró aún analizando sus palabras y sus reacciones, entendía que Naruto no le creyera, pero muy en su interior tenía mucho miedo necesitaba del rubio, necesitaba que le diera su apoyo, justamente ahora se sentía patéticamente muy frágil cuanto sus sentimientos. Seguro sus hormonas estaban comenzando a hacer lo suyo, hasta hace unos momentos estaba muy feliz de que Naruto estuviera con él y le hiciera el amor y ahora… no sabía si lo que sentía era furia, dolor o miedo.
-¿Quién te lo dijo? –preguntó Naruto sin mirarle –O cómo fue que… es decir, ¿Sabías que esto podía ocurrir?
-Claro que no sabía, Dobe –Sasuke suspiró –Madara y la Neko-obaachan me lo dijeron cuando comencé a presentar algunos síntomas.
-¿Madara? ¿Aún estás de lado de él? –Naruto frunció el ceño.
-¡NO! -se apresuró el azabache. -Yo solo lo busqué para que me explicara un par de cosas… después de todo, pude ser un demente pero es el único Uchiha y solo él podría ayudarme con mis dudas sobre…
-Espera -le cortó el diálogo -Algo no encaja en tu historia.
-¿De qué hablas? -Sasuke le miró extrañado entonces puso cara de pánico al darse cuenta de su garrafal error, y solo atinó a bajar la mirada. -Estoy diciendo la verdad sobre el embarazo y me gustaría tenerlo, un hijo es lo que siempre he querido y el que sea tuyo… es maravilloso pero necesito que el chakra de alguien me ayude, esto es como traer el Sharingan todo el día, consume mi crakra.
-Es completamente imposible que un hombre pueda embarazarse – dijo el rubio luego se puso de pie comenzando a buscar sus ropas, el pantalón del Uchiha estaba cerca de él, lo tomó y se lo lanzó a Sasuke quien lo atrapó. Naruto se vestía ante la mirada triste de los ojos negros –Y en el remoto caso que ocurra, por algún jutsu o lo que sea… tendría que llevarte a la aldea para que Tsunade-obachan o mínimo Sakura-chan te examinara. Uno: tú no quieres ir, dos: no creo que sea buena idea.
-Iría, Naruto. –murmuró el Uchiha. –por nuestro hijo iría a la aldea y ¿Por qué no es una buena idea que yo vaya? Antes te morías porque fuera.
-Escucha Sasuke-teme –Naruto ya vestido se puso de pie frente a él mirándolo a los ojos. –Nunca llevaría a un traidor a la aldea, soy el Hokage después de todo, protegerla es mi principal misión…
-Yo no haría nada contra Konoha -declaró el azabache.
-Me exiges que te anteponga a Konoha pero tú te dedicas a encubrir a alguien como Madara ¿No se suponía que está muerto?
-Naruto… -Sasuke no pudo mantener más la mirada del rubio y sus ojos negros se desviaron hasta el suelo, dejando que su cabello negro mucho más largo que en el pasado le cubriera el rostro.
-Si te llevara, no solo estaría arriesgando a la aldea sino a mi familia -el rubio suspiró -No es solo por lo de Madara, Sasuke, tengo un hijo y no quiero que crezca en una familia disfuncional, tu presencia en Konoha desataría un problema…
-¡Este también es tu hijo! -le interrumpió con la furia aflorando cada vez más, Naruto quedó sin palabras.
El Uchiha apretó los puños, cerrando los ojos con fuerza para evitar llorar ¿Por qué sus sentimientos le pegaban más fuerte ahora? Seguro las hormonas o algo por el estilo. Se sentía triste, decepcionado y dolido; de nuevo, salía a relucir quien era más importante para el rubio, si, lo admitía, cometió muchos errores en el pasado y pude que aún tuviera contacto con un demente que quiere destruir Konoha pero… él amaba a Naruto y tendría un hijo de este, estaba dispuesto a luchar por el perdón y por una vida juntos, ese era su anhelo secreto cuando fue en busca del rubio para darle esa noticia. Sin embargo, olvidó que Naruto ya tenía una familia, él era simplemente el amante, el otro, el que se mantenía entre las sombras sin que nadie más supiera de su existencia para colmo de males, era un hombre, un hombre embarazado, vaya desgracia. Su tristeza pronto se convirtió en furia, incrementada por el mutismo del ojiazul.
-¿Qué de nuestro supuesto amor?
-¿Amor? –el rubio soltó un bufido. –Dices que me amas, pero no lo demuestras con tus actos-ttebayo.
-¡Claro que te lo demuestro, Usuratonkachi! –Gritó el moreno -¡Estoy embarazado! Yo… yo no estoy involucrado en nada de lo que Madara trama… ¡hablo en serio! No puedo creer que no me creas.
-Es difícil creerle a un mentiroso. Recuerda quien me dijo que Madara estaba muerto –Naruto se inclinó a la altura del Uchiha que continuaba sentado en el piso de la cueva. –fuiste tú Sasuke y ahora que… de la nada ha resucitado. Y todo eso del embarazo… ¿no podría ser alguna trampa maquilada entre ustedes?
-¿Eso crees? –Sasuke apretó los puños, Naruto no le respondió pero pudo sentir cómo el Nanadaime se iba alejando de sí. –Cambiaste mucho luego que te volviste Hokage.
Uzumaki detuvo su andar y volteó a ver a su amante.
-¿O tu cambio fue por casarte con la perra de Sakura?
-No le llames así –el rubio frunció el ceño –Ella es mi esposa.
-No la amas, de ser así nunca vendrías por mi –dijo Sasuke ante lo cual Naruto soltó un suspiro, eso era muy cierto. -¿Cuánto tiempo llevamos juntos? Naruto, yo puedo sentir tu necesidad… cuando me tomas, cuando me haces el amor, siento que ella no te da lo que quieres…
-No, a ella no la amo -Naruto habló con voz fría mientras veía a Sasuke vestirse con rapidez, era la hora que ambos abandonaran aquella cueva y regresaran a sus vidas separadas. -le tengo un gran cariño, pero es la madre de mi hijo y mi hijo es muy importante para mí. No voy a arriesgar la aldea en la que mi hijo crecerá acogiendo al aliado de Marada. Y con respecto a lo de tu supuesto embarazo… calmémonos, para hablar de ello y buscar una solución donde…
-No -cortó el Uchiha mirándolo con las pupilas rojas, mostrando su KekenGenkai, dando unos pasos hasta llegar a él. -Ve a tu vida perfecta, ve con tu esposa y tu hijo, protege a tu aldea… pero -hizo una pausa -Nunca regreses a mí, porque el día que volvamos a vernos será el último día que Konoha gozará de paz y tranquilidad.
-Sasuke… -El rubio parpadeó perplejo -sobre el niño…
-Preocúpate por el que tienes en la aldea… porque a este no lo conocerás jamás.
-¡Sasuke!
El Uzumaki gritó cuando vio a su amante desaparecer en una voluta de humo denso, giró la mirada tratando de sentir si el chakra de Sasuke continuaba cerca pero no fue así. Enfadado solo atinó a golpear una roca con el puño descargando su frustración en ella, la cual se hizo añicos. Esperaba que el enojo se le pasara al Uchiha, aquello era algo serio que debían de hablar con tranquilidad sin que la furia les invada. La mención del Uchiha mayor le había sacado de quicio mientras que la mención de Sakura había enfadado a Sasuke. Luego un par de días regresó a su punto de reunión pero Sasuke no apareció.
Los días pasaron y pasaron los meses… Sasuke nunca regresó.
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