Miras con detenimiento el transitar de los vehículos. Ni porque el sol ha decidido ocultarse tras el horizonte evita que los habitantes de aquella pequeña ciudad donde vives, tomen un respiro y aprecien lo que les rodea; justo como tú lo haces.
No importa el frio ni el viento que le acompaña, menos el hecho de que apenas y llevas algo que abrigue, no. Lo que realmente importa en el mundo es aquella mirada que asemeja el color celeste del cielo. Esos ojos claros, que si bien no son turbios, te ahogan en su profundo azul; en un mar donde desearías desaparecer.
Tú, de temple frio e indiferente: has sido hechizada por el canto de la sirena más exquisita de todos los mares. Caído hipnotizada por aquellos cabellos que asemejan el rojo del crepúsculo. Si, la gran Testarossa se ha rendido a los pies del ángel más dulce que el cielo jamás pudo crear. Uno que nunca creyó poder ver en un mundo infestado por demonios…
Y eso, eso es justamente lo que la asusta.
Aun te preguntas que fue lo que te cautivo. No puedes decidir entre su voz o aquellos hermosos ojos. Y aunque quieres saberlo, realmente te da igual, porque aunque lo descubras y tengas ese conocimiento, no ayudara para sacarla de tú mente.
¡No necesitas tenerla ahí! Eres fuerte, independiente… autosuficiente. ¡No necesitas de nada ni de nadie para seguir con tú vida!
Desde pequeña has podido con todo. Has protegido a tu hermana de todos. Desde que fueron abandonadas por su padre antes de nacer, jamás necesitaste de él. Y aquel fatídico día, donde Precia Testarossa, aquella mujer que les dio la vida, decidió terminar con la suya… tampoco le ocupaste.
Tú, menor por minutos, eres y sigues siendo el todo para tu adorada y enfermiza hermana, Alicia. Es todo lo que precisas tener en tu cabeza: seguir en pie todos los días para protegerla…
Hasta que ella llego.
Con su lento andar. La tierna y cándida sonrisa que surca su rostro cada que le ves. El suave tacto de su piel sobre la tuya cuando toma de tu mano y pide le acompañes en el almuerzo.
¿Por qué? Si siempre te has empeñado en alejar a todos de tu lado. Creaste una enorme muralla de frías miradas y palabras hirientes para que nadie se preocupe por ti; porque tu única meta en la vida es y siempre será ver por tu hermana, aquella chiquilla que es tu mero reflejo. Ver por su bien como si fuera el propio.
Y te asusta. Llena de miedo pensar que todo lo que has hecho hasta ahora puede ser destruido por aquellos ojos, que poco a poco llegan a un corazón que no ha latido desde su nacimiento.
¿Por qué? ¿Por qué mirar a un demonio como el que eres tú? ¿Por qué dejarse llevar por aquel precioso ángel?
¿Por qué temerle al cosquilleo que nace dentro de ti?
Estas asustada, aterrada. Es algo evidente. No pasa desapercibido para tu querida gemela, tampoco para la dulce mujer que las adopto. Mujer que secretamente y sin que nadie aparte de ti lo sepa, admiras.
Lo que llevas dentro es un temor que, por más que lo disfraces con indiferencias y malos tratos, no puedes ocultar. Como las preguntas de aquellas dos mujeres que se preocupan por tu estado.
No, no puedes evitar sentir coraje al sentirte vulnerable. Rabia al ver que todo por lo que has luchado, se derrumba y cae frente a ella. Todo es inútil cuando posa su angelical rostro sobre el tulló: mero reflejo del infierno donde fuiste concebida.
Nanoha Takamashi ¿Con qué propósito descongelas un corazón oculto dentro de un tempano? ¿No entiendes que el quiere estar ahí?
Si, eso quieres preguntarle. Pero muy dentro de ti sabes que es mentira. Tan mentira como la que los habitantes de esta ciudad viven día a día. Por ello los miras esta noche, tratando de comprenderlos y así… si es posible, comprenderte.
¿Por qué es mentira? Porque por mas que quieras alejarte de ella, sabes que no podrás. Te has vuelto dependiente de su persona, de su respirar. Ahora sin quererlo, quieres protegerla del mismo modo que a tu hermana Alicia… si no es que mucho más… y eso sigue asustándote.
¿Qué es lo que te esta pasando? ¿Qué es esa sensación creciendo en tu interior? ¿Cuál es su nombre?
¿Por qué simplemente no puedes olvidarla?
Es sencilla la respuesta y lo sabes. Estando a su lado te sientes viva. El cosquilleo incomodo a principios, ahora lo encuentras agradable, adictivo. Lo que antes era un simple roce de piel, ahora es un cobijo para todos tus pesares. Y ahora a lo que realmente le temes, aparte de poder perderte en ella, es que la aparten de ti.
Fate Testarossa se acepta adicta a Nanoha Takamashi. Y aunque le siga asustando, quiere seguir con su adicción, no importa si esta puede llegar a matarla y en consecuencia, la alejen de su droga.
-“Fate-chan”
Y es aquí, cuando miras tu reflejo viviente y ves aquellos mismos rasgos que las asemejan en el exterior, acercándose adonde permaneces como gárgola; en el que te pones a especular, ¿verdaderamente te dejarías llevar? ¿Qué sería de Alicia si te pierdes?
Ya te consideras hundida en un abismo sin retorno, pero… si es por Alicia, puedes sacar una parte de ti y mantenerte a su lado para cuidarla. ¿Qué pasaría si con esta droga de ojos zafiro no hay retorno? ¿Qué ocurrirá con Alicia?
-“¿Qué pasa?”- Le sonríes con cariño, como lo has hecho desde que tienes memoria.
Pese a que tu mundo es un caos, ella nunca ah sido recipiente donde puedas desahogar tus iras, tus reales temores. No podrías, seria como matarla y apuñalarte el corazón.
-“Oka-san tiene lista la cena”- Te sonríe, imitándote quizás. Aunque sabes que sus sonrisas son mas reales que las tuyas, por lo cual posen belleza. Que diferentes puedes ser las dos, ¿no crees? Sus vidas tan parecidas y a la vez tan diferentes. Ella tan natural y tu tan falsa. Ella sonríe de corazón y tú, tú a duras penas puedes formar una mueca torcida y vacía.
-“¿Nos acompañas?”- Pregunta mientras extiende su mano.
La miras indecisa unos segundos. Aceptar aquella mano representa muchas cosas. Tu vida siempre ha estado ligada a ella desde el momento de la concepción. No… en realidad es desde mucho antes. Tu nombre es Fate y sabes lo que representa. El destino las tuvo en cuenta desde comienzos: cuando el todo era nada y el nada el comienzo del todo.
-“Claro”- Aceptas aquella mano y así como haces con la vida, te dejas guiar por sendas que conoces, como siempre… como es mas fácil vivir.
-“Espero no encontrar verduras en mi plato”
Ahora que todos duermen, cuando por fin la ajetreada agenda de los humanos decide extinguirse para dar paso al descanso; observas incauta el mecer del silencio, del frio acogedor que refresca y limpia el aire que todo mundo respira. Un frio que si tuviera color, representaría el de tus ojos. Irónico ¿no crees? Tú que posees ojos de sol, representas soledad, la furia. Y ella, esa vendita mujer que poco a poco roba todo tu razonamiento, cuyos ojos pudieran ser fríos, representan todo lo contrario.
Su mirada es placentera, grata, afable. Con solo verlos puedes estar en el polo norte desnuda, y apenas te darías cuenta del terrible frio. Es tan cálida que a cada segundo te derrite.
¿Cómo lo logra? ¿Cómo logra calmar todos los demonios que te asechan?
Quieres respuestas; saber el porque de todas tus incógnitas y a la vez, temes que esas verdades te atrapen en un sentimiento que no quieres conocer…
Por que… ¿No te estas enamorando de ella verdad?
-“Nanoha… “- Susurras mirando las estrellas, tan brillantes y lejanas. Así como ella.
-“¿Qué me estas haciendo?”