Era una noche con una luna llena cerca del streatham vale park, en londres, donde una joven llamada norah embry miraba el cielo apaciblemente desde su habitación, ella había sido una chiquilla peculiar desde su nacimiento, su mente andaba en cuestiones que a su edad eran ignoradas y repudiadas por sus contemporáneos, apática de su mundo y su realidad, vivía en el aislamiento y en el rencor hacia un mundo que la trataba como un engendro por ver las cosas de una manera totalmente distinta a la de los demás, acmpañada apenas por 2 amigas que eran su mundo y su todo, las 2 únicas personas de su edad que compartían su visión y que eran capaces de tolerar su leve altanería y su incontenible distanciamiento de los seres que la rodean.
esa noche su mente rondaba preguntas simples y un tanto redundantes acerca de la luna, de su forma, de su aspecto, de su color y de su increíble brillo, un brillo no importaba cuan fuerte fuera la luz que esta ciudad emanara, jamás podría ocultarla del cielo ni de los ojos de los habitantes de la tierra, pero eso no era lo que la tenia despierta a tan avanzadas horas de la noche, en su mente y en su alma existía un presentimiento, una extraña sensación de anticipación a un evento único y de gran importancia, su mente era dominada por la idea de que algo mas allá de su comprensión, un suceso totalmente único y singular iba a ocurrir en algún momento de la noche, simplemente no lo podía explicar, era una sensación sobrecogedora que le hacia imposible cerrar los ojos y entregarse al país de Morfeo.
Las horas pasaban con una viscosa y casi tortuosa lentitud, norah no podía mas que esperar recostada en su cama el suceso que sentía que iba a ocurrir, manteniendo los ojos abiertos a la expectativa de lo que creía, iba a ser el mas importante momento de su vida,
-¿habré enloquecido al fin, o en serio ocurrirá algo esta noche?, mierda… esto no tiene sentido, estar despierta por un ridículo presentimiento es algo que solo un idiota se pondría a hacer, pero esta sensación es algo tan real, que prefiero seguir despierta y esperar a que ocurra, que perdérmelo y quedarme con la duda, pero aun asi… ¿esperar tendrá sus frutos?- dijo en voz baja pero audible,
-no tiene sentido esperar algo que no hay certeza si va a ocurrir o no, pero al mismo tiempo, no tiene sentido rendirse y ver pasar las circunstancias, dejando pasar las posibilidades y quedarse uno con la duda-, resumió norah mientras se miraba las manos con aire místico, la luz de la luna generaba misteriosas sombras sobre sus cobijas y sobre sus manos, que se acentuaban en su cuerpo por la tan intensa claridad de su piel, mientras divagaba recordaba a la expectativa de lo inesperado y lo imposible recordaba los muchos apodos y sobrenombres que sus compañeros le ponían y la razón de cada uno de ellos, pero el que mas estudiaba, y el que consideraba el mas inteligente, pero al mismo tiempo el mas despectivo era Raskólnikov, entre sus muchas malas costumbres imitadas de sus personajes literarios favoritos estaba el arte de monologar y hablar consigo misma, cosa que le había hecho ganarse ese molesto sobrenombre, pero debido a lo que implicaba ser comparada con tan interesante y desarrollado personaje de la literatura universal, norah no hacia ningún esfuerzo por impedirle a sus compañeros llamarla de esa forma, se limitaba a responder y a hacer una mueca de incomodidad al ser llamada de esa forma.
La lentitud del tiempo hacia cada vez mas insoportable conforme la sensación se hacia cada vez mas intensa, las horas pasaban a ser de un fluido viscoso y de lento andar a una roca estática detenida en medio de la constante del espacio y jalando su conciencia y su paciencia al limite de su resistencia, su mente empezaba a atascarse en medio del barrial de la impaciencia y el cansancio, estaba llegando al limite de su resistencia y sus ánimos, ¿en serio valia la pena estar despierta tanto tiempo por un simple presentimiento?, ¿acaso saciar la curiosidad vale tanto este ridículo esfuerzo?, pero al mismo tiempo que su paciencia se agotaba, la sensación de anticipación se acrecentaba en su ser, al punto de hacerla revolcarse en su cama de preocupación, ¿y si lo que se viene es un desastre, y si lo que ocurrirá será algún tipo de catástrofe o calamidad?, los nervios le hacían dar vueltas por las cobijas mientras seguía pensando en lo que podría estar a punto de pasar, pensaba en las innumerables posibilidades y en las consecuencias de cada una de estas variables y sucesos imaginarios, entre sus desvaríos y pensamientos confusos decidió mirar la luna, se animo a posar sus enormes ojos de color ocre en la enorme formación rocosa, sentía que su luz y su color le ayudarían a calmar su mente y a aclarar sus ideas, que ya de por si estaban saliéndose de lo cuerdo y pasando a lo desquiciado, sus ojos retozaban en el maravilloso espectáculo de la luna llena rodeada por pequeñas nubes claras, un cielo que aun con el naranja del alumbrado londinense, permanecía de un color mas azul que amarillento, veía por su ventana ese interesante espectáculo cuando una estrella llamó su atención, era un bellísimo lucero cerca del ecuador de la luna, extraño en todo el sentido de la palabra, pero al mismo tiempo con una belleza atrapante, brillaba de una manera peculiar y hasta podría decirse que salida de lo natural y lo accidental, y entrada mas bien en el campo de lo artificial y controlado, este misterioso lucero emanando un brillo que variaba su color y su intensidad, cambiando la intensidad de su brillo y el color de su luz cada segundo, haciéndose mas tenue o mas intenso dependiendo del tiempo transcurrido, titilaba de manera inconstante y errática al lado de la luna, como si por medio de su luz estuviera tratando de llamar la atención de la pobre norah, después de mirarlo por unos segundos recordó la sensación tan peculiar y el presentimiento tan fuerte que había tenido durante toda la noche, esa sensación tan palpable de que algo inimaginable iba a cambiar por completo el orden de las cosas, ¿era ese el tan interesante suceso que su mente y su cuerpo le auguraban?, ¿era acaso lo que se venia, una invasión?, ¿o lo que veía no era mas que la naturaleza y su innumerable cantidad de fenómenos que ni el hombre mas conocedor podía explicar?, siguió mirando con expectativa la extraña y bellísima luz que titilaba de esa manera tan salida de lo normal y conocido por ella, esperando ver que era lo que esa estrella, u objeto piloteado o lo que fuera esa cosa iba a hacer o a desencadenar, entre mas lo miraba, mas tenia la sensación de que su mente se alejaba de su cuerpo, y que todo a su alrededor se hacia cada vez mas ligero, mas irreal, de que todo en el mundo a su alrededor se iba convirtiendo lentamente, en nada mas que un recuerdo, una simple construcción de su mente para poder entender el pasado del momento en el que se encontraba, cada segundo que pasaba mirando la estrella sentía que se iba deshaciendo cada vez mas en el espacio, dejando su cuerpo atrás, se sentía flotando desnuda pero invulnerable en un espacio vacio de todo, en donde ni ella era algo real, solo podía ver esa estrella y el brillo que emanaba, era lo único que podía sentir, y era lo único que era real en ese mundo tan irreal en el que había terminado sin darse cuenta de cómo.
de repente sintió como todo se materializaba a su alrededor, su cuerpo se tornaba real, sus manos, sus piernas, sus pies, el suelo bajo ella, las casas, el aire, el mundo en general, todo a su alrededor se transformaba de nuevo en algo verdadero, algo solido, algo que su mente podía percibir como algo mas alla que un simple concepto o abstracción para entender quien es o porque es lo que es, estaba oscuro y hacia un frio terrible, al parecer su ropa no se había materializado, o simplemente no había llegado con ella, pero eso era lo que menos le importaba, mientras miraba hacia el lucero el sol empezaba a salir por los tejados de las casas, el alumbrado publico empezaba a apagarse, y las casas empezaban a prender sus luces para recibir la mañana y alistarse para el día que apenas comenzaba, pero al ver las casas, las calles, el parque y los edificios, se dio cuenta que todo había cambiado de una increíble manera, todo parecía tener una mayor edad de la que recordaba, los arboles eran mas grandes, mas viejos y con un tono mucho mas opaco, la acera que había sido recién terminada hace apenas 2 meses parecía tener 15 años, a donde mirara habían letreros anunciando un evento olímpico realizado en la ciudad, la arquitectura de las casas era totalmente diferente a como la recordaba cuando se había ido a dormir aquella noche, habían nuevos edificios en el horizonte que desafiaban su comprensión de la arquitectura, los automóviles que veía parecía sacados de una absurda película de ciencia ficción, con formas mas curvadas y aerodinámicas, pero mas importante, no era la hora para que saliera el sol, aun cuando ya no tenia ningún medio real para medir el tiempo, sabia que a lo máximo debían ser las 12 de la noche, ¿acaso todo esto no es mas que un sueño?, ¿me he quedado dormida sin darme cuenta?, se preguntaba norah mientras veía como el sol salía alumbrando este nuevo y poco familiar Londres que tenia ante sus ojos, pero se sentía tan real, que simplemente no podía ser un sueño, la confusión en su mente le hacia sentir como una demente, una persona escasa de cordura, una completa loca, pero pronto sus desvarios y divagaciones serian interrumpidas por la cumbre de todos los suceso profeticos que pasaban en ese momento por su mente.
continuará