Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tu nombre junto al mio por Chana

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

Aquí, en este lugar sombrío y tenebroso que no hace más que darme escalofríos me encuentro hoy, aunque no estoy segura de si es por el lugar o por los recuerdos que me atormentan día tras día.

Los recuerdos de tu sonrisa, de tu profunda mirada, de tus palabras que siempre me hacían sonreír... esos recuerdos que parecen lejanos, más de lo que deberían porque aun te siento a mi lado. Cuando cierro los ojos y pienso en ti todavía puedo sentir tu mano acariciando mi mejilla, tus labios besando los míos y el calor que emanaba tu cuerpo junto mió.

Ha pasado tanto tiempo... un año hace que te perdí y hoy es la primera vez que me atrevo a venir. Necesitaba hablar contigo, disculparme por todos los errores que cometí y que te condujeron a estar hoy aquí, a dos metros bajo mis pies mientras que yo miro esta lapida fría que contiene tu nombre.

Nunca me imagine que me encontraría hablando con ella, porque se que tú no estas aquí, tu tienes que estar en un lugar mejor, un lugar lejos de mí porque solo te hice sufrir. Si hubiera sabido amarte como deberías seguramente hoy estarías a mi lado, cogiéndome suavemente del brazo como solías hacer y estaríamos en algún sitio, caminando como tanto nos gustaba por ese parque en el que nos conocimos hace ya demasiado tiempo, aunque lo recuerdo como si fuera ayer.

Yo me encontraba sola, como muchas veces ocurría, apenas tenia 9 años y era una tarde fría de invierno pero ya estaba oscureciendo. Estaba sentada en el banco, ¿te acuerdas de él? El que hoy aun lleva nuestros nombres. Ese día me encontraba allí, con apenas una chaqueta que no me abrigaba del frió que hacia en esa época, mirando al suelo intentando reprimir las lagrimas que se asoman por mis ojos una y otra vez intentando liberarse. Nunca me gusto llorar, ya lo sabes... me parecía demasiado débil hacer algo así y mas en medio de la calle... yo tenia que ser fuerte, era lo que me habían enseñado, lo que había aprendido con el paso del tiempo, si eres fuerte nunca te harán daño. Que tonta era... y sigo siendo, todo aquello solo era una fachada, lo comprendí cuando te conocí, tú si eras fuerte, siempre sonriendo y dándome ánimos aunque no los mereciera.

Ese día fue la primera vez que me sentí protegida, te acercaste a mí sin que yo me percatara de tu presencia, te paraste enfrente mió y me miraste hasta que me di cuenta de que te encontrabas ahí. Levante la cabeza lentamente y vi tu rostro, en esos momentos preocupado. Yo no entendía porque tenias esa expresión, nunca me había imaginado que una persona a la que no conocía se preocupara por mi, pero ahí estabas tu, mirándome detenidamente a los ojos y yo no pude mas que bajar otra vez la mirada avergonzada por que me vieras así, porque me vieras siendo débil. En esos momentos no pude verlo, pero me lo contaste tiempo después, sonreíste tiernamente y te arrodillaste a mis pies para poder ver mi rostro, sin preocuparte siquiera por ensuciarte con el embarrado suelo, cogiste mi rostro entre tus manos, cálidas como siempre las tenias y con la yema de los dedos limpiaste las lagrimas que sin que yo me diera cuenta habían escapado por fin de mis ojos.

-Los ángeles no deberían llorar... - susurraste.

Yo te miraba extrañada, ¿porque estas haciendo eso? No me conocías de nada y ahí estabas, apoyándome como desde entonces siempre has hecho.

Me seguías mirando insistente, tu mirada parecía atravesar mis ojos y llegar hasta mi alma y si todo aquello me había sorprendido lo que ocurrió a continuación me desconcertó completamente. Te acercaste mas a mi rostro y posaste los labios delicadamente sobre los míos, apenas fue un roce, dulce y lento pero fue mi primer beso... me robaste mi primer beso... y creo que en ese mismo momento fue cuando robaste también mi corazón. Mucho después te pregunte el motivo de que hicieras aquello y tu solo me miraste con tu cálida sonrisa como siempre hacías y dijiste calmadamente.

-En esos momentos me pareciste la criatura más hermosa y no pude resistirme.

Y como siempre conseguiste hacerme sonrojar como tu solo sabias hacerlo.

Después del beso yo me quede de piedra, no sabia que hacer ni que decir, pero tú simplemente me arropaste entre tus brazos delicadamente. Cerré los ojos dejando salir las lagrimas y comenzando a llorar silenciosamente mientras me dejaba querer... porque en esos momentos, aunque no sabia como había ocurrido me sentía querida y eso hacia mucho tiempo que no ocurría.

No se cuanto tiempo estuvimos así, pero aun oigo tus palabras calidas en mi oído intentando calmarme hasta que lo conseguiste. En cuanto viste que estaba mejor rompiste el abrazo para poder mirarme a los ojos. Me sonreíste... aun recuerdo esa sonrisa y se que nunca la olvidare, era la sonrisa mas sincera y llena de amor que nunca había visto y que se que si no procede de tu rostro no la volveré a ver jamás. Siempre has sido especial, única... y no se porque he tenido la suerte de tenerte a mi lado, aunque nunca me lo he merecido.

Buscaste una piedra en el suelo y te volviste a incorporar, te sentaste en el banco a mi lado y escribiste nuestros nombres en él, yo te miraba sin entender. Cuando terminaste me miraste sonriendo y dijiste:

-Siempre nos acordaremos de este lugar, donde nos conocimos y desde hoy nunca más nos separaremos.

Desde ese momento nunca te separaste de mi, tonta... debiste dejarme como todos, alejarte de mi, ¿no ves que solo hago sufrir a los que me rodean?, ¿no ves que aunque se que me perdonas mis manos siguen manchadas de sangre? De tu sangre...

Pero aun no quiero hablar de eso, quiero recordar los momentos que tuvimos juntas.

Como iba diciendo, desde ese momento estuviste siempre a mi lado, protegiéndome.

Aun recuerdo los días que aparecía en tu casa aguantando las lagrimas como siempre hacia y te daba igual la hora que fuese, tu me abrías la puerta y sin mas me abrazabas y yo comenzaba a llorar, solo tu conseguías esa reacción en mi, solo tu me has visto llorar, solo tu has sabido consolarme. Yo me aferraba a ti desesperaba buscando el cariño que siempre me brindabas sin esperar nada a cambio, me guiabas hasta tu habitación para que estuviéramos mas tranquilas.
Siempre me pregunte como es que tus padres no decían nada, no era normal que una niña apareciera a las tantas de la mañana y que no se opusieran a que entrara en tu casa. Un día te lo pregunte y me miraste tiernamente acariciando mi mejilla y susurraste:

-Ellos saben que eres muy importante para mí...

Yo ante eso solo sonreí un poco avergonzada y tú te acercaste a mis labios y volviste a besarme... como la primera vez.

Siempre pensé que eran juegos para ti, que te gustaba verme un poco avergonzada y sobretodo te gustaba verme sonreír.

Se que te encantaba que sonriera, escuchar mi risa.

A veces cuando soltábamos alguna tontería y comenzábamos a reír después de un rato me daba cuenta de que ya solo me reía yo, tú solo me mirabas sonriendo. Volvías a clavar esa mirada en mi que me hacia vulnerable, con la que llegabas a mi alma.

Se que te parecerá una tontería o quizás no, siempre me comprendías, siempre me entendías.

Pasamos muchos años así... parecía que nada iba a cambiar, que siempre estaríamos juntas, pero un día todo cambio, yo cambie...

Me aleje de ti, se que hice mal, todos los días me arrepiento de haberlo echo, pero entiéndeme... no soportaba lo que sentía por ti, no estaba bien que te amase.

Mi padre siempre lo había dicho... los maricones son la escoria de la sociedad, no deberían existir. Y yo me lo creí, como tantas cosas que me decía y que hoy en día ya no tienen sentido para mi. Mientras que otras tantas tú intentabas sacármelas de la cabeza. Intentabas que viera el mundo como realmente era, un lugar donde eres libre de ser como quieras, de sentir lo que quieras, de pensar como quieras... en eso consiste la libertad. Pero yo nunca lo entendí o más bien lo entendí demasiado tarde. Para mi la vida era un lugar en el que me habían obligado a estar, en el que yo no quería estar. Un lugar horrible en el que solo había maldad, muerte, caos, sangre... todo era así para mi, excepto tu...

Tú eras la luz de mi vida, eras mi sonrisa y mi paz, lo eras todo para mí y por eso mismo me aleje de ti. Se que te parecerá una tontería, que no lo entenderás, pero yo pensaba que lo que yo sentía era pecado y no quería que tu cargaras con ello, no quería que tu fueras como yo.

Cuando comencé a alejarme vi como intentabas recuperarme, como con mis palabras te hacia sufrir al igual que con mi desprecio... pero no podía decirte lo que de verdad pasaba por la cabeza, estuve a punto de hacerlo una vez, ¿te acuerdas? Creo que no te diste cuenta, porque enseguida cambie de idea y te aleje definitivamente de mi lado.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).