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Mi religion por Science Of Silence

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Notas del fanfic:

uno de mis primeros fics, hoy que no tenia nada que hacer me decidi a corregir unas cosas y pulirlo, y he aqui

 

Mi religión

 

Frio viento, momentos sepulcrales de silencio, olor a polvo y polvora, algo de tristeza y tensión en el ambiente, personas blancas que hablan en un idioma diferente al español, si, Europa del siglo pasado, para ser mas exactos; Alemania por el año 1943, época de la segunda guerra mundial, a pesar de los estragos y la destrucción que se vivía en casi todo, por no decir todo, el país aun existían las personas que podían vivir en “paz”.

Como por ejemplo podemos encontrar al joven Hyoga, un joven alemán, que además era un sacerdote ortodoxo, que había puesto en riesgo su vida solo para brindar ayuda a los niños afectados por esta guerra.

Todos sus movimientos los tenía fríamente calculados, porque si un soldado nazi se enteraba de esta rebeldía, seria fusilado.

Un día, muy temprano por la mañana escucho un sonido que lo inquietó, había alguien llorando… venia desde afuera; corrió con la mayor cautela, podía ser una trampa… removió todos los cerrojos, para ver que al pie de su puerta a un muchacho, tal vez unos dos años menor a el.

 

-      Por favor, no me lastime…. Hare lo que quiera, pero no me entregue…

 

-      Hey, tranquilo, no ves que si sigues haciendo tanto escándalo, te van a descubrir los soldados?

 

-      Entonces, me va a ayudar?

 

 

-      Shh… si, entra, pero no hables…- una vez dentro, lo guio a través de los caminos secretos que conducían hacia el refugio- Y bueno, dime… como te llamas?

 

-      Yo… Shun…

 

 

-      Vamos, no seas tímido, no te voy a comer, cuéntame como llegaste hasta aquí. – lo llevo a la cocina, lo hizo sentar en una silla, y mientras lo escuchaba aprovechaba para prepararle una bebida caliente.

 

-      Este, yo vivía con mi familia en la parte sur de la ciudad, pero los nazis nos descubrieron, nos iban a llevar a un campo de concentración, pero mi hermano pudo distraerlos para que yo pueda escapar, lamentablemente fui el único, a el se lo llevaron; a partir de ahí no supe que hacer asi que empecé a correr de un lugar a otro hasta encontrar ayuda, fue cuando lo encontré a usted.

 

 

-      Llámame Hyoga – le sonrio mientras le pasaba una taza de te - tu me estas diciendo que eres judío? Pero no pareces… es normal que no te han atrapado aun, disimulas muy bien…

 

-      Ah? En serio lo cree señor, ehm… Hyoga?- Es que el hecho de que Shun poseyera unos ojos verde esmeralda y una cabellera del mismo color le hacia un gran contraste a los judíos de aquella época: de piel morena, ojos y cabellos oscuros.

 

Se sentaron ambos un rato, el clima últimamente estaba muy frio y una buena bebida caliente era lo mejor del mundo en esos momentos; Hyoga le dijo que podía quedarse pero debía mantener silencio y acatar algunas ordenes, pues esa casa era un refugio para mas niños con su mismo destino y si algo salía mal, todos, inclusive el mismo Hyoga estaría muerto. Para aligerar el ambiente que se formo ante tal realidad quiso cambiar el tema.

 

-      Ven, déjame darte algo de comer, debes estar hambriento.

 

-      No se preocupe – dijo mientras se sacaba una maleta que cargaba a sus espaldas y que para Hyoga había pasado desapercibida - aqui traigo enlatados, frutas, todo lo comestible que encontré en casa, sabía me iban a servir en algún momento. Tenga, se las doy, seguro alcanza no solo para mi, sino para compartir con los demás.

 

-      En serio? Esto es obra de Dios! Gracias Señor! – exclamaba a la vez que se persignaba

 

-      Disculpe – Shun había quedado muy asombrado, la reacción del mayor en cierto modo lo asusto - usted es religioso?

 

-      Si, soy ortodoxo.  

 

-      En serio?! y como es que aun en estos tiempo tiene esas creencias tan idealistas?

 

-      Porque es la fe que mi mama me enseño a seguir, ella era bien creyente y nunca me dejo perder las esperanzas, es por eso que siempre trato de hacer la buena obra…

 

-      Mmm… bueno, la verdad es que yo soy ateo, no me importa mucho lo que pase.

 

-      No debes decir eso, Dios es el ser mas hermoso que puedas conocer.

 

-      Digamos que El y yo tenemos nuestras diferencias…

 

-      -Bueno, quisiera quedarme mas tiempo hablando de esto contigo pero ya mismo sale el sol así que anda descansa un poco, después te presentare a todos y también detallare un poco mas las reglas...

 

 

Un encuentro mas alla de extraño, peculiar, cosas asi no se daban todos los días, probablemente era obra del destino.

Después de eso, ya mas de tarde, Hyoga presento al recién llegado con todos los demás, le enseño lo básico: hora de desayuno, hora de almuerzo, los momentos en que debían permanecer en total silencio y también cuando ya podían andar tranquilos, finalmente la hora de baño que era pasada la media noche y la merienda no existía.  Algo estricto, pero en vista de los peligros que los rodeaban, era lo mejor…

 

-      Muy bien chicos, hoy toca ir al mercado; Seiya, tu te quedaras cuidando al grupo, que te parece?

 

-      Si!!! Y no te preocupes Hyoga, si un nazi llega a venir, ja… yo lo derrotare

 

-      De acuerdo… confío en ti, Shun, vamos.

 

 

Ya habían pasado algunas semanas y desde la llegada de Shun parecía que todo mejoraba en el lugar; los chicos tenían a alguien mas con quien jugar, y también como el peliverde parecía un ciudadano normal, Hyoga ya no se sentía solo al momento de hacer las compras además ahora contaba con a un amigo de casi su edad para conversar…

 

-      Shun, hoy estas muy callado, que te ocurre?

 

-      No, nada… es que estaba pensando en cuando todo esto terminara..

 

-      Yo me pregunto lo mismo todas las noches antes de dormir… no se porque la gente se pelea por tonterías, solo porque no pueden aceptar sus diferencias…

 

-      A ti no te importan las diferencias de las personas? Ninguna??

 

-      No, Dios nos enseña que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos… y eso es lo que hago yo…

 

-      Ah… que bueno…

 

-      Ehm? Que paso?

 

-      Nada, oye… crees que mi hermano aun este vivo?

 

-      Si tiene buen cuerpo, a lo mejor si, deben de tenerlo trabajando, no te preocupes, que Dios lo debe estar cuidando, cuando todo esto termine veras que te reencontraras con el y todos serán felices…

 

-      Alto ahí!!- un soldado los había encontrado- Que hacen dos chicos caminando solos en la calle.

 

-      Solo vamos al mercado a comprar un poco de alimentos.- el pobre Shun se moría del miedo… pero aun así pudo contestar a la pregunta

 

-      Ah… pero aun así esto se ve muy raro… dos hombres solos por la calle. – las intenciones del soldado eran claras, inventar cualquier excusa para llevárselos o para por lo menos poder golpearlos.

 

-      No somos amigos, tiene razon- el ruso contraataco- somos hermanos; no puedo creer las cosas que pensó, que asco, soy el respatable sacerdote Hyoga Swan por si no estaba enterado… espero no vuelva a ofenderme - y sin darle al otro tiempo de contestar, siguieron su camino..

 

-      Hermanos?

 

-      Es que a los soldados les pagan por cada reo que tienen, y si no encuentran judíos empiezan a acusar a cualquiera: a las mujeres de ser rameras y a los hombres de homosexuales. Y si no tienes como sacártela, te llevan y quien sabe que no mas te haran.

 

-      -Que terrible… pero bueno, o eres muy bueno actuando o realmente sientes un odio a los homosexuales – su comentario mas alla de causar gracia tenia un objetivo oculto.

 

-      No los odio, pero tampoco me agradan, solo los acepto… porque según Dios eso no esta bien, y yo lo único que hago es seguir sus enseñanzas..

 

-      Si tu dios es tan bueno, porque esta pasando esta guerra?

 

-      Mmm… hay cosas que nosotros no podemos entender, pero por algo El las hace.

 

Ya llegada  la noche, Hyoga se puso a guardar y organizar los biberes mientras Shun le contaba a los niños su anécdota para alegrar un poco el ambiente.

 

-      En serio se toparon con un nazi? Wow!! Y verdad que son hombres gigantescos  que echan fuego y asustan?

 

-      Seiya, tontito, quien te dijo eso?

 

-      Fue Aioria… y también me dijo que si me comía toda mi comida y no se la daba a el… iba a venir un nazi a media noche y me iba a llevar.

 

-      Ah… Hyoga ven… creo que ya encontramos al que estaba molestando a Sei…

 

-      No permitiré que se lo cuentes a Hyoga, chicos, todos a el!!- y para antes de que alguien pudiera decir “acido desoxirribonucleico” ya se podía ver una pila de unos 7 niños encima del pobre Shun

 

-      Todos ustedes, que creen que están haciendo? Pueden hacer que nos descubran.

 

-      No seas paranoico, solo estábamos divirtiéndonos – Shun logro recuperarse del impacto recibido para calmar a su furibundo amigo.

 

-      Cállense todos- un sonido poco familiar se venia aproximándose..

 

-      Oh diablos, todos al suelo!- Efectivamente algo se estaba acercando, una bomba estallo en esa cuadra a unas pocas casas de distancia…

 

-      Que hacemos?, vamos a morir… - lloraban los pequeños.

 

-      No hay tiempo para pensar, Shun! Agarra a todos los que puedas…- salieron de ese refugio con sus brazos cargados de niños y la comida… pero fuera de ahí, solo les esperaba una amarga sorpresa.

 

-      Las manos arriba! No se atrevan a moverse!!

 

-      Maldición, esto no nos puede estar pasando - estaban rodeados por 3 soldados… no tenían escapatoria.- Hyoga! Donde esta tu dios ahora?

 

-      Muy bien que tenemos aquí: pequeños judíos y dos alemanes… si deciden colaborar puede que no les hagamos tanto daño, ahora, avancen!

 

-      Esta bien, no tenemos armas ni nada, tranquilos… ugh…- Shun cayo al piso, al parecer por un dolor abdominal.

 

-      Acérquense a verlo- y en cuanto estuvieron cerca 2 de los soldados… Shun se levanto de golpe.

 

-      Nunca confies en tus enemigos – susurro Shun antes de levantarse con extrema velocidad, se oyeron unos disparos. Resulta que el peliverde siempre había cargado un arma a la mano, ya saben por si acaso – Hyoga, encárgate del ultimo!

 

-      Como que puedo hacer?

 

-      Infelices traidores, mueran!- pero este nazi no contaba con la astucia de todos los niñitos…

 

-      Acábenlo!!!- y empezaron a tirarle piedras, cosa que lo distrajeron y le dieron a Shun tiempo para disparar su ultima bala

 

El nazi que los dirigía decidio marcharse. Se apodero de los alrededores un gran silencio… que había ocurrido ahí?

La cara de triunfo de Shun contrarrestaba con la de horror y enojo que Hyoga portaba.  Que harían ahora? No tenían donde ir… y si, no podían volver al mismo escondite…ya los habían descubierto una vez. 

 

-      Shun, dime algo… acaso eres idiota? Nos pusiste a todos en riesgo!

 

-      Ah? Es así como me agradeces? Si no fuera por mí, ya estaríamos rumbo a un campo de concentración!

 

-      De donde sacaste esa arma?

 

-      Me la dio mi hermano, dijo que me serviría.

 

-      Pero porque tuviste que matarlos?

 

-      Ibas a esperar a que ellos te maten a ti?

 

-      No… pero… que vamos a hacer ahora?

 

-      Bueno, yo estaba pensando en que nos podíamos poner el uniforme de los soldados, e ir a matar a Hitler para que esto termine!! Jeje, que te parece? Lo he estado planeado desde que logre huir, ahora tenemos uniformes, todo es perfecto.

 

-      Yo se que podemos hacer- la voz venia por parte del pequeño Seiya- Hyoga, porque no le pides ayuda a Camus?

 

-      Si! Como no se me había ocurrido? Aunque es algo arriesgado…

 

-      Quien es Camus?

 

-      No me hables Shun, en este momento no quiero saber de ti.

 

Hyoga se marcho enojado a su antiguo refugio, le envió un telegrama a su primo pidiéndole que le preste su casa por algunos días, es que como Camus era parte del ejercito nazi, su morada estaba vacía casi todo el tiempo.

Al poco tiempo le dio una respuesta afirmativa, y que lo iba a pasar recogiendo en un camión del ejército al anochecer..

Mientras llegaba el momento acordado,  los mayores se evitaron, no hablaban, siquiera se dignaban a mirarse; y los a los que más le dolía ver a tan buenos amigos peleados era a los demás…

Poco mas de pasada la media noche, Camus hizo su aparición; entonces Hyoga le informo lo ocurrido y el, no se negó en prestar su hogar para sus amigos…

 

-      Camus, una cosa mas… este, Shun. Como se llama tu hermano?

 

-      Ikki Kido.

 

-      Primo, me puedes hacer el favor de decirme en cual campo esta esa persona?

 

-      Espera… se me hace conocido su nombre… Ah! No me digas que tú eres Shunny? – tras la afirmación del otro, continuo - Ikki era mi amigo, estaba en el campo que yo dirigía, pero… insulto a un guardia y lo trasladaron a Hamburgo… queda un poco lejos de aquí…

 

-      Mas o menos cuanto?

 

-      siguiendo el camino del norte, como un par de semanas…

 

-      Bien, entonces, tu crees que puedas llevarte a los niños y en cambio Shun y yo nos vamos a buscar a Ikki?

 

-      Ya, por mi no hay problema, pero cuídense, estos lugares no son nada seguros.

 

Y si, aquí comienza la jornada, esa primera noche no avanzaron tanto, se morían del sueño, ese había sido un día muy agitado, pero aun ninguno de los dos estaba en paz con el otro….

 

-      Hyoga, perdóname… es que tenia miedo de que nos lleven y nos separen- ante la indiferencia del otro empezó a angustiarse- tu eres muy importante y no quería que te pase nada malo… Hyoga – sus suplicas comenzaron a tornarse en sollozos

 

-      Tonto, no vez que por tu locura casi mueres!?... temí mucho, solo le rece a Dios en esos momento para que no te pase nada… yo te aprecio mucho, y si algo te pasa, yo no sabría que hacer- prosiguió a abrazarlo con mucha fuerza y cariño, de igual manera empezó a derramar lagrimas - tu eres mi mejor amigo…

 

-      Amigo? Si…

 

-      Si - se extrañó y deshizo el abrazo- a que te refieres?

 

-      Ehm… nada, no me preste atención, yo me entiendo.

 

-      Si Shun, tu eres mi mejor amigo, eso nunca lo dudes, tu puedes confiarme cualquier cosa, yo nunca me enojaría contigo…

Pasaron unas semanas caminando y caminando, sin señal alguna del lugar… si, faltaba mucho aun, en ese tiempo de ocio cuando descansaban un poco las piernas aprovechaban para hablar y fortalecer su amistad cada vez más…

 

-      Shun, porque tu no crees en Dios?

 

-      Yo si creo, se que existe, pero no me cae muy bien… no he sido un buen cristiano.

 

-      Es porque has matado? El te perdonara eso si te arrepientes.

 

-      No es eso, pero igual… Dios no me ha ayudado mucho que digamos… bueno, creo que ya descansamos mucho, debemos seguir caminando, no crees?

 

Esa misma noche, después de haber acumulado y reflexionado el tiempo y las conversaciones tenidas con Shun, Hyoga empezó a cuestionarse un poco su vida y a Dios…

 

-      Y si esto que estoy sintiendo es real? Pero no puedo, no esta bien, Dios mismo dice que esta mal querer a un hombre… pero, también nos enseña que amar esta bien, que es lo que debo de creer?... además, soy un sacerdote, que pensaría Shun si le digo que estoy enamorado de el? Seguro me odiaría… Mi dios es mi maldición… debo de elegir pronto, si sigo así, me volveré loco.

 

Y ahora, después de haber tenido esa pequeña charla consigo mismo, para este sacerdote todo era le iba a resultar mas difícil… ahora ni siquiera podía ver directo a los ojos al joven peliverde, porque sabia q no podría controlarse y se lanzaría a abrazarlo, besarlo y gritarle a todo el mundo lo mucho que lo amaba.

Pero nuestro amigo, el buen Hyoga, nunca quiso aceptar la realidad, no quiso aceptar que la flecha de Cupido lo hallase tocado, “amor de hermanos, confundo el amor de hermanos con el otro amor, asi de sencillo” repetía sin cesar al mismo tiempo que rezaba su rosario.

 

-      Hemos llegado a Hamburgo!!!- grito lleno de jubilo el mas joven después incontables dias de recorrido

 

-      No puede ser, ya hemos prácticamente llegado a donde Ikki,  ya pronto llegaremos a nuestro destino.

 

-      Si, según Camus el campo queda cerca de una iglesia, mmm… Santa Catalina creo que era.

 

-      El nombre de la iglesia no importa ahora, dentro de poco tiempo tú te reunirás con tu hermano y será todo como antes, ustedes se irán por su lado y yo volveré a mi vida - un dejo de tristeza acompaño este comentario.

 

-      Porque dices eso? Crees que te voy a dejar abandonado? Eso ni en broma, si no fuera por ti ahora tal vez estaría muerto en el peor de los casos, yo te debo mi vida… no lo olvides, por ti haría cualquier cosa.

 

-      incluso prometerías no enojarte nunca conmigo?

 

-      Nunca, nunca.

 

-      Ah, es una curiosidad, puedo?

 

-      Claro, que es?

 

-      Es que, yo me preguntaba… si tu… bueno, es mas algo que tengo que confesarte… es que mira…

 

-      Ya, deja el drama, dime rápido.

 

-      No, olvídalo, no es importante.

 

-      Ah no, no me vas a dejar con las ganas, dímelo!!

 

-      Si no quiero no lo voy a hacer.

 

-      Pooor favor, mira que si no me pondré triste.

 

-      Eh… no me importa, has lo que quieras- la verdad era que se estaba muriendo por dentro, le encantaba la expresión del pequeño cuando hacia esos pucheritos.

 

-      Entonces te voy a abrazar y no te dejare ir hasta que me cuentes…

 

-      No, no vas a hacer…- muy tarde, Shun ya lo tenia en sus garras.

 

 

En ese momento, alrededor de ambos se instalo un silencio total: no mas bombas, no mas disparos, no mas gritos, no mas nada… solo estaban ellos dos en un mundo totalmente diferente, donde el amor era ciego y libre y sin importar lo demás, podía ser correspondido.

Ese abrazo pasó de ser un simple juego a un sentimiento, los dos cuerpos se juntaron, separados solamente por las ropas que llevaban puestas. Podían escuchar sus respiraciones y sus latidos.

El mayor, inconscientemente, empezó a acariciar los verdes cabellos de Shun, mientras este dejaba reposar su cabeza sobre el pecho del otro.

 

-      Si tan solo este momento pudiera durar para siempre- susurro para si mismo Hyoga, inmediatamente, recordó la triste realidad y por más que quisiese seguir en ese universo paralelo tan hermoso, su consciencia lo hizo volver, deshaciendo bruscamente el contacto.

 

-      Hyoga… esto es lo que querías decirme?

 

-      Perdóname, es no fue nada.

 

-      Oye, no soy tonto… me quieres?  

 

-      Pequeño Shunny, debo partir, si sigo a tu lado solo te ocasionare problemas.

 

-      No, no digas eso, tu nunca serias un problema porque yo…

 

-      Alto, es el ejercito!!! Que esta sucediendo aquí?

 

-      Que bueno que llegaron-El cambio tan brusco que dio Hyoga dejo sin palabras al otro - quería que se lleven a este sucio judío de aquí.

 

-      Ah, quien diría, porque traicionas a tu amigo, sacerdote? Yo los he estado siguiendo desde hace tiempo, soy el general Saga, a sus órdenes. Por lo que he visto ustedes se llevan muy bien, que ocurrió? Hasta hace pocos minutos estaban muy romanticos

 

-      Yo, amigo de esta sabandija? No me haga reír, todo estaba fingido, solo estaba viendo el momento ideal para entregarlo a las autoridades, porque ningún judío merece vivir.

 

-      Ah, entonces no te importa si te digo que lo voy a matar yo personalmente, de una manera lenta y muy dolorosa?

 

-      No, haga lo que quiera con el, ni que haya significado algo para mi.

 

-      Tal vez te creas el muy listo, pero se que algo andas tramando, todos los hombres religiosos esconden algo; no me agradas, sabes… y no voy a descansar hasta ponerte tras rejas a ti también- después de ese pequeño discurso y una risa maquiavélica, el oficial se retiro con su ejercito y con Shun.

 

 

En la mirada del pequeño solo se veía dolor y en su mente solo había una palabra: Traición… porque Hyoga había hecho eso? Se preguntaba sin parar.

Mientras por el otro lado, Hyoga quería morir, que egoísta fue, solo para salvarse puso en riesgo la vida de su amigo… quizás eso era lo mejor, de ese modo ya no lo iba a volver a ver…

Aunque después de ese abrazo, lo que se consideraría la cura a su amor, paso a convertirse en enfermedad… que fue lo que Shun traro de decirle? El no lo sabía.

Ahora iba a tener que vivir con una gran culpa por siempre. Que había hecho para que Dios lo castigue de esa forma? No renegó, solo se lamento no habérselo dicho, mas que sea estaría en paz consigo mismo, pero lo que siempre lo detuvo fueron sus miedos, no podía, sabia que no seria correspondido, solo con ver los ojos del otro, sabia que este no seria capaz de comprender ese tipo de amor; o incluso lo podría tomar como un chiste, porque: que tan lógico es que un sacerdote de un día para otro se enamore de alguien, en este caso, de un hombre???

 

Y todo por no saber que hacer, por no aceptar su destino, por tratar de tapar el sol con un dedo y huir de la realidad… se puso a meditar sobre todo lo ocurrido por unos instantes.

 

-      Madre, que debo hacer?- susurraba mientras sacaba de su bolsillo el rosario que ella le regalo antes de morir- Es verdad que soy pecador solo por amar a alguien? Acaso tengo que escoger entre mi salvación y mi felicidad?- no podía dejar de llorar por la impotencia, sintió como el viento iba secando sutilmente esas lagrimas, su mamá estaba ahí- Mi cruz, mi maldición; mi corazón, mi perdición…- no lo pensó mas, se levanto y arrojo su rosario al piso- Ya hice mi elección, es hora de entrar en acción.

 

La verdad es que no sabia que rumbo seguir, su orientación nunca fue muy buena que digamos… solo se limito a seguir el viento, su unca referencia era la iglesia de Santa Catalina; pasaron los días, cosa que lo ayudo a reforzar su valentía para el momento del reencuentro con Shun. Después de varias semanas, llego al campo donde tenían a Ikki y a lo mejor, a Shun también.

 

Por otro lado, mientras el joven peliverde esperaba a que todo terminase, se llevo una no muy grata sorpresa.

 

-      Vaya, pobrecito niño, a lo mejor te has de sentir muy desilusionado, tu amigo te abandono, que pensaste, que iba a defenderte y rescatarte? Esto es la realidad, los super héroes no existen

 

-      Saga…

 

-      Idiota- rápidamente le propinó un golpe- alguien como tú no puede pronunciar mi nombre.

 

-      El vendrá, si algo aprendí estando con el, es que siempre hay que tener fe; y la esperanza es lo ultimo que se pierde.

 

-      Tus palabras son tan nauseabundas, el no volverá, si te quiere o no da igual, todos sabemos que no decidirá quedarte contigo, de cualquier manera, gente como tu me enferma.

 

-      El me quiere y el vendrá, lo que sentí cuando estuvimos juntos fue tan profundo que no se puede explicar, el me rescatara.

-      Ni siquiera una colegiala habla asi, pero bueno si vas a esperar, yo esperare contigo, mmm… pero mientras, puedo divertirme contigo…

 

-      De que estas hablando?...

 

-      Vamos Shunny, veras que tu también la vas a pasar bien, solamente no pongas resistencia.

 

Y esa noche ya se imaginaran lo que ocurrió… tuvo que repetirse ese evento dos días mas hasta que finalmente Hyoga pueda hacer su entrada triunfal.

Era una tarde normal, el joven rubio estaba muerto del miedo, nunca había hecho algo semejante.

En su maleta cargaba un arma, la misma que Shun había usado ese dia, se la había dado por si la situación lo ameritaba, y bueno; tal parece que la situación era la ideal.

 

“fuego, fuego!” entro gritando al lugar; ante tales palabras, los soldados no sabían si ir a detenerlo o ir a buscar el fuego; nadie sabe como… pero pudo atravesar todo el lugar sin heridas graves, solo unos cuantos rasguños causadas por navajas.

 

Al llegar a la habitación en donde tenían a todos los reos; ni siquiera tuvo que gritar el nombre del hombre al que amaba, este al parecer ya presentía su llegada puesto que lo estaba esperando al pie de la habitación. “Todos salgan! Son libres!” grito a todo pulmón y en un parpadeo todos los judíos ya habían abandonado el lugar.

Solo quedaron Ikki, Shun e Hyoga… un silencio incomodo se instalo en el momento en el que los enamorados se miraron fijamente a los ojos.

 

-      Tu eres el chico que delato a mi hermano- el otro no le contesto, en vista de eso, continuo- pero, también eres quien le dio refugio cuando estaba solo… y tuvo la idea de venir a rescatarme, así que… gracias, será mejor que ustedes hablen, tienen asuntos por resolver.

 

-      Shun, por favor, perdóname- dijo arrodillándose frente a el, con lagrimas en los ojos- soy el hombre mas estúpido del mundo

 

-       

 

-      Ya lo sabia Hyoga, estoy aquí gracias a ti

-      No, soy el hombre mas idiota del mundo por no aceptar el simple hecho que te amo… - los ojitos de Shun se abrieron mas que la luna llena

 

-      No, puedo creer que me digas esto – tardo segundos en componerse, quería asegurarse que no era un sueño  no sabes el tiempo que espere para escuchar esas palabras - se arrodillo también y sus lagrimas se transformaron en pequeñas sonrisas - yo también te amo… y no me importa nada, solo quiero estar a tu lado… ahora, ni siquiera me importa lo que Saga me hizo.

 

-      Saga? Que te hizo el?

 

-      …- no contesto, solo desvió la mirada llena de vergüenza.

 

-      No, no me digas que el… Ese infeliz me las va a pagar, no voy a dejar que viva

 

-      Ah, que bueno que pensamos igual, joven sacerdote, yo tampoco pienso dejar que usted viva

 

-      Muy bien, entonces resolvamos esto como hombres- y uso toda su astucia para sacar su arma mas rápido que el oficial- OH, te voy a extrañar Saga- pero… se había quedado sin balas, estaba en un gran problema.

 

-      Buen chiste, bueno, parece que las cosas llegaron hasta aquí, prepárense a morir.

 

-      Armada de los Estados Unidos! Nadie haga un movimiento en falso – La ayuda había llegado a tiempo, al parecer.

 

-      Que? No puede ser? No te voy a dejar vivir Hyoga, muere! – disparo en un intento desesperado por cumplir su capricho

 

-      Nooo- grito el ex-sacerdote, pero al notar que no había recibido el impacto, abrió los ojos para notar que allí yacía Ikki en el suelo con una herida en su brazo- Porque lo hiciste?

 

-      No podía dejar que mueras, mi hermano se pondría muy triste de ser así… no te preocupes, yo estaré bien, hace falta mas para matarme.  parece que por fin la paz volverá a nosotros…

 

Los refuerzos que enviaron los Estados Unidos lograron liberar cuatro campos de concentración mas, fusilaron al malvado de Saga y curaron a Ikki de sus heridas, pero a pesar de toda esa ayuda, aun se necesitaron 7 años mas para que Alemania finalmente este en una completa paz.

Y que paso con Shun e Hyoga? Después de todo lo que pasaron, estaban mas que seguros que su destino era el de estar juntos, y nada... ni siquiera una guerra podía separarlos… mmm… bueno, tal vez solo Ikki…

 

Fin

 

 


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