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die dulci fruere por aoi_yume

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Notas del fanfic:

Este fic no pensaba publicarlo tan rápido, pero al ver que no voy a tener mucho tiempo, me pareció mejor empezar a publicarlo, así que no puedo decirles cada cuanto va a salir un nuevo capitulo, pero espero que no terden demasiado. haré mi mayor esfuerzo. aoi yume

Notas del capitulo:

aclaro que en este capitulo muere una persona. No lo puse dentro de las advertencias, porque no es un personaje principal. pero están advertidos.

Desperté esta mañana en una habitación del hospital. Los constantes sonidos del monitor que me indicaban que aún estaba vivo, rompían el silencio que reinaba en la habitación.

Abrí lentamente los ojos y la luz que entraba por las largas ventanas y que se reflejaban en el blanco de las paredes y el techo, molestó un poco . El olor a medicina, típico de los hospitales llegaba a mi perfectamente distinguible.

Poco a poco algunos sonidos desde fuera empezaron a llegarme como murmullos, en realidad eran las personas que se encontraban fuera, pero no podía distinguirlas con claridad.

 

Sentí una cálida mano que sujetaba la mía, y me giré hacia mi derecha para observar quién era. Apreté mi mano con suavidad y mi madre levantó la vista para verme. Sus enormes ojos pardos me miraron, las personas dicen que nos parecemos mucho, ojos pardos, cabello cobrizo, casi pelirrojo, tez clara, cuerpo delgado, aunque yo soy mucho más alto que ella, y con cuerpo de hombre, claro está.

Pensé que mi madre estaba dormida, pero creo que sólo descansaba. Sonrió cálidamente, mientras sus ojos brillaban con una mezcla de felicidad, emoción, cansancio y tal vez un poco de preocupación.

 

  • Hola ¿Como te sientes? - preguntó con voz cansada, al parecer no había dormido mucho.

  • Creo que bien. Aunque me duele un poco la cabeza....¿Qué pasó? - pregunté intranquilo

  • Tuvieron un accidente – contestó bajando la voz – tú y Javier.

  • ¿Cómo está él? - las imágenes del accidente pasaban por mi mente una a una. Recuerdo que estábamos montados en su moto, pasamos en luz verde.... o fue en la roja? después recuerdo las luces de un auto que se acercaban rápidamente hacia nosotros... no recuerdo más. Empecé a preocuparme por el estado de Javier, y ¿si le había pasado algo malo? No puede... no puede....

  • Él está bien. Puedes ir a verlo cuando te sientas mejor- dijo en un tono más alegre que me tranquilizó. Definitivamente me conocía, y sabía lo que estaba pensando.

     

     

Así que unas horas más tarde, pude levantarme. Mi cuerpo está entumecido y me duelen varios músculos. Afortunadamente no tengo ningún hueso roto, pero sí varios raspones, sobre todo en los brazos. Nada grave.

Me senté en una banca que se encontraba fuera de la habitación de Javier. Y aquí estoy, esperando que los dos enfermeros terminen de examinarlo, para poder entrar y ver cómo está.

 

Javier es mi mejor amigo desde que entré a secundaria. Nos conocimos el primer día de clases, no encontraba mi salón de clases, así que le pregunté donde era y él me llevó. A la hora del almuerzo vino por mi, y fuimos a la cafetería. Desde ese día somos amigos.

Este es mi último año y el próximo iré a la Universidad. Javier cursa el primer año de la Universidad. Sé que es muy popular con las chicas, siempre lo ha sido, aunque no es el chico más guapo, su carisma y su actitud de líder hace inevitablemente que te fijes en él.

 

  • Hola – me sacó de mis pensamientos una voz grave pero dulce, extraña combinación pero muy atractiva. Lo vi por un segundo sin prestarle atención, tratando de ignorarlo. - ¿Puedo sentarme? - afirmé con la cabeza y él se sentó a mi lado. Estuvimos un momento en silencio, que no era en nada incómodo, por el contrario, su presencia emitía tranquilidad, a tal punto que iba envolviéndome poco a poco. Eso me asustó, nunca me había sentido tan cómodo con alguien, y menos con algún desconocido.

  • ¿Quieres algo? - pregunté tratando de sonar rudo para que se fuera. Pero esas palabras mas bien sonaron cansadas y al oírlas entendí lo agotado que me encontraba.

  • Suenas cansado – me contestó con un matiz de preocupación en su voz - ¿Seguro que estás bien aquí? Deberías volver a tu habitación.

Giré para observarlo bien. No entendía por qué estaba tan preocupado por mí pero eso me divertía un poco. Su rostro era delgado pero muy varonil, su cabello negro y alborotado adornaba su rostro perfectamente y sus ojos azules reflejaban cierta simpleza y madurez que lo hacían muy atractivo. En general, puedo decir que es muy atractivo para cualquiera, pero además parece buena persona, seguro es un playboy.

 

Sin ánimos de discutir con él, simplemente bajé mis hombros

  • En cuanto hable con Javier – contesté tranquilamente

  • ¿Javier? - por un momento creí haberlo visto un poco desconcertado, como si le hablara de alguien conocido.

  • ¿Lo conoces? - pregunté intrigado, aunque mis ojos volvieron a la habitación, donde las enfermeras ya iban saliendo.

  • No creo – me respondió, pero ya no le presté mucha atención. Jamás imaginé que ellos sí se conocían, aunque eso lo averiguaría mucho tiempo después.

 

Los enfermeros salieron de la habitación, y la enfermera se acercó a nosotros.

  • ¿Ustedes son sus amigos?... ¿y su familia?

  • Yo soy su amigo – respondí a la primera pregunta, un poco celoso – su familia está de viaje. Ya los he llamado pero no podrán regresar, hasta mañana.

  • Está bien – contestó ella comprensiva – puedes entrar a verlo, pero no lo dejes hablar mucho.

  • Gracias – le dije mientras me dirigí hacia la habitación. Él me habló otra vez.

  • Traeré algo de comer ¿te apetece algo en especial? - su pregunta me sorprendió, apenas lo conozco.

  • Por hoy, solo puedo comer cosas livianas – dije encogiéndome de hombros

  • Está bien, buscaré algo que traerte – agradecí con un movimiento de mi cabeza.

  • Por cierto – volvió a hablar – mi nombre es Luke

  • Ricardo – le dije entrando en la habitación, pensando que habíamos estado hablando bastante tiempo, y no sabía su nombre.

     

     

Me dirigí hacia la cama donde Javier se encontraba y en ese momento abrió los ojos. Tal vez ya estaba despierto desde antes, esperando que yo entrara.

  • ¿Cómo estás? - la pregunta salió entrecortada, estaba un poco nervioso.

  • Como si hubiera tenido un accidente – bromeó y rió de sí mismo.

  • No es gracioso – alegué frunciendo el entrecejo, fingiendo más enfado del que sentía. La verdad es que estaba feliz de verlo. Pero verlo en ese estado me hacía sentir triste. Su cuerpo extendido a lo largo de la cama, cubierto con sábanas blancas. Tenía una sonda que llevaba suero hasta su mano derecha. Él había recibido el mayor daño de los dos. Sentí cómo mis ojos se llenaron de lágrimas, volviendo mi visión borrosa.

  • No fue culpa nuestra – dijo serio, intentado confortarme – el otro conductor se pasó la luz roja – sus palabras me tranquilizaron bastante, hizo una pausa y luego continuó – quiero decirte algo – el tono serio y cortante que usó me asustó un poco.

  • Dímelo cuando salgas del hospital – respondí intentando que no dijese nada, por alguna razón no quería escuchar lo que iba a decir – además tienes prohibido hablar mucho – fue lo único que se me ocurrió para que no hablara.

  • No – dijo adoptando una expresión muy seria, expresión que sólo tenía en ocasiones que eran sumamente importantes para él - este accidente casi impide que te lo diga. Todo por callarlo tanto tiempo. Si hay algo que decir, hay que decirlo en el momento.

  • ... - abrí la boca intentando decir algo, pero las palabras no salieron ¡mierda! Ni siquiera sabía qué decir. Volví a cerrarla.

  • Richie, tú me gustas. Desde hace un par de años entendí mis emociones y supe que en algún momento me había enamorado de ti. Nunca te lo dije, aunque tal vez era muy obvio. - una sonrisa triste apareció en sus labios. Yo lo seguí observando estupefacto mientras mi cerebro procesaba lo que me acababa de decir, y entonces, por fin pude hablar.

  • yo... yo también – dije avergonzado

  • ¿Qué? - la sorpresa en su pregunta me causó gracia

  • yo aún no he aclarado mis sentimientos. Pero desde hace un tiempo he pensado mucho en ti, como algo más que un amigo. Intenté ignorarlo, pero en el fondo sabía que sentía algo más hacia ti – él rompió a reír, sorprendiéndome de sobremanera.

  • La próxima vez creo que tendremos que confiar más en nosotros mismos, y decir lo que sentimos. - yo asentí riendo, un poco más tranquilo. Pero en su rostro y sobre todo en sus ojos pude ver un brillo de tristeza, “no habrá próxima vez” decían sus ojos.

    Mi cuerpo comenzó a temblar, por un momento no supe lo que tenía que decir ni pensar. Luego me sacó de mis pensamientos.

  • Te miras muy mal, ven acércate – me tomó del brazo y tiró hacia él. Mi rostro quedó cerca del suyo y mi corazón empezó a latir muy fuertemente. Él se acercó lo suficiente como para que sus labios rozaran los míos y finalmente juntarlos en un beso.

    Me petrifiqué por completo, sin saber qué hacer. Cerré mis ojos muy fuerte y traté de responder el beso. Sus labios estaban un poco resecos, pero eran cálidos. El contacto con sus labios, hizo que un hormigueo agradable se apoderara de los mios.

    Al cabo de un momento, separó sus labios de los mios y se acomodó nuevamente en la almohada, estaba sonriendo, lo que me hizo tranquilizarme. Recordé que estábamos en el hospital, probablemente necesita descansar y yo necesito pensar un poco.

  • Dejaré que descanses – le dije depositando un piquito en sus labios, me sentí estúpido, pero a la vez fue agradable – estaré cerca por si me necesitas.

  • Gracias – me dijo cerrando los ojos. Supongo que debe estar cansado. - te amo, Richie – dijo en un susurro, aunque lo suficientemente algo para que lo escuchase.

 

 

Salí de la habitación, encontrando a Luke nuevamente sentado en las bancas. Sentí el rostro caliente al recordar que había besado a Javier y que tal vez él nos hubiera visto, pero no lo mencionó.

  • Te traje esto – extendió su mano que sostenía un vasito de plástico. Yo lo tomé y vi que el vaso contenía budín de chocolate. Vi a Luke y luego otra vez al vaso, no sabía cómo, pero había adivinado uno de mis postres favoritos.

  • Gracias – le dije mientras tomaba la cucharita para empezar a comer. Me senté de nuevo en la banca y nuevamente ese sentimiento de tranquilidad que Luke emanaba me envolvió. Me sentía tranquilo y en cierta forma feliz. Sí, estaba feliz. Pero ese sentimiento no duraría mucho tiempo.

  • ¿Por qué te molestas en acompañarme? - Le pregunté con curiosidad

  • Soy voluntario aquí en el hospital, vengo las veces que puedo y me gusta platicar con las personas de aquí

  • ¿Por qué? -

  • Mi madre estuvo en el hospital hace como un año. Yo vine a visitarla seguido y ella estaba feliz. Pero me di cuenta que había mucha gente que no recibía visitas o recibía muy pocas. Por eso quise venir para hablar con ellas, aunque fuera poco tiempo – su mirada se perdió en algún lugar de la pared, viendo hacia la nada. Es muy guapo, no puedo negarlo, y como lo pensé, es buena persona. Luke abrió de nuevo la boca para seguir hablando, pero en ese momento una alarma sonó. Por los altavoces habló una señorita, aunque no entendí lo que decía.

    Ambos nos pusimos de pie rápidamente. Un doctor y varias enfermeras entraron al cuarto de Alan. Fue entonces cuando supe que algo iba mal. Javier...

    intenté correr hacia el cuarto, pero Luke me detuvo sujetándome por el brazo. Una enfermera cerró las persianas, evitando que viera hacia dentro.

     

Traté de zafarme del agarre de Luke para entrar a la habitación, necesitaba ver qué estaba pasando, pero él es más grande que yo, unos 15 cm, y aunque la diferencia de estatura no es mucha, en ese momento la diferencia en fuerza me pareció abismal. Él me sujetó más fuerte, ahora con ambas manos, lastimándome las muñecas. Giré mi cabeza para verlo, y sus ojos terriblemente serios me dijeron que me calmara.

Intenté controlarme lo más que pude, hasta que finalmente decidí sentarme. Los recuerdos de Javier venían a mi mente. Su rostro, su olor, su beso... muchas cosas más que giraban en mi mente, y pasaron a la velocidad de un rayo. No supe cuanto tiempo pasó. Creo que no fue mucho hasta que la puerta de la habitación se abrió. De ella salió una doctora, su semblante no era bueno, estaba demasiado seria.

 

  • ¿Usted es el amigo del joven Javier Pineda?

  • Si – contesté toscamente, mi voz sonó como robotizada.

    La doctora hizo una larga pausa, hasta que finalmente dio un suspiro

  • Siento ser portadora de malas noticias – dijo. Sus palabras y su voz me parecieron venir desde lejos – el joven Pineda acaba de fallecer

  • ¿Qué?- no entendía que pasaba, eso era imposible. Acabo de hablar con Javier y él estaba bien. Incluso nos besamos, dijo que me amaba.

  • Fue una hemorragia interna, que no pudimos detener – terminó con un lo siento, y se marchó. Por un momento me quedé de pie, sin moverme. No sabía cómo reaccionar.

    ¡Él estaba bien! Esto debe ser una broma. Todo se volvió blanco por un segundo, y yo rompí en llanto. Las lágrimas corrían incontenibles por mi rostro, el pecho me dolía, sentía como mi corazón se desmoronaba, amenazando con detenerse. Algo dentro de mí se estaba desgarrando, dolía, en verdad dolía.

    Luke me abrazó, en silencio, mientras yo seguí llorando, ¿por qué me dejas ahora? Repetía mi mente yo te amo, no me dejes. Pero era algo imposible, él ya se había ido. Más lágrimas se precipitaban desde mis ojos, la camisa de Luke empezó a mojarse por ellas, pero no pude detenerlas. Él no dijo nada, permaneció conmigo todo el tiempo, hasta que de tanto llorar, me sumergí en un profundo sueño

 

 

Notas finales:

Agradezco a todos por leer. espero que continúen con esta historia. y agradezco a los que se toman un poco mas de tiempo en dejar rr.

ya saben que cualquier duda, comentario o sugerencia, será bien recibido.


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