HISTORIAS DE HERMANOS
CAP.1:
CELOS
-Deberías dejarlo solo, lo mimas demasiado-, decía siempre su hermano Gwendal a su querido coni-chan, acaso no tenia nada mas que hacer, con esa manía de interrumpirles mientras jugaba.
-Te iras pronto, tienes listo tu equipaje-
-¡Gwendal!-
Le regaño en voz baja, el joven castaño mientras miraba de reojo al pequeño rubio que jugaba con unos bloques de madera.
-Por Shinoun, se dará cuenta al no verte mañana-
-Si pero, no…-
Ambos jóvenes se dieron cuenta en ese momento como un infante les miraba con suma atención, escuchando detenidamente cada palabra, ya sabían por experiencia lo que seguiría a continuación y por ello el mayor tenia su mirada mas agria, como advirtiéndole al menor que ni se atreviera hacerlo, mientras el castaño le sonreía con gentileza, tomando uno de sus peluches preferidos para jugar con él.
-¿Quién se va mañana?- pregunto el peque.
-Hey Wolf, mira el pequeño osito, tengo hambre, me comeré tu pancita-
Apenas escucho esto el pequeño sonrío, su hermano Conrad era experto en el arte de las cosquillas, por eso le quería tanto, siempre sabia como alegrarle.
El mayor sintió un gran alivio, no soportaba ver triste al pequeño rayo de sol de palacio.
-No olvides despedirte de Madre-
Dijo sin pensar al querer retirarse del cuarto, se detuvo en seco cuando se percato de su error, el pequeño ya no reía, la cuenta regresiva comenzaba, 3, 2,1,0.
-¡Buaaaaaaaaaaaaa!-
-Wolf calma-
-¡Buaaaaa, snif, buaaaa, coni-chan se vaaaaa!-
Ahí estaba, lo que tanto temia, de seguro estaría así por días y para colmo su madre después del primer día ya ni le prestaría atención, entonces él como buen cabeza de familia que era, tendría que consolarle, viéndose obligado a realizar actuos vergonzosos con tal de no empeorar la salud del Honey del castillo.
-Regresare pronto- decía el castaño.
-¡Mentira, buaaaaaaaa!-
-Es verdad, el tiempo pasara volando-
-¡Nooo!, ¡buaaa!, ¡porque, no quero que te vayas!-
-Vamos Wolf, no llores- decía el castaño mientras abrazaba al pequeño magdalena.
-Sigue así y no querrá volver nunca- dijo el mazoku de tierra que ya perdía la paciencia.
-¡Gwendal!- le llamaba la atención el jovencito que nunca creía posible, como su hermano mayor podía llegar a empeorar más una situación critica.
-No me queres, snif…- dijo el rubiecito en un susurro.
El castaño se le apretujaba el corazón cada vez que su hermanito lloraba pero ahora su estado empeoro al escucharle decir aquello.
-Yo te quiero, eres mi hermanito preferido recuerdas- le decía dándole un calido beso en la frente, mientras desde el umbral de la puerta se podía escuchar como alguien bufaba, ¡Hump!.
-Tu también coni-chan, eres el que mas quiero en todo el mundo-
Claro, pensaba el mayor, ahora me sacas la lengua pero ya te quiero ver dentro de un par de días cuando vayas a moco tendido en mi búsqueda, “Aniki estoy solito, aniki juego conmigo, aniki cuando vuelve coni-chan, aniki esto, aniki aquello”, ¡pero esta vez no!, es mas, cuando preguntes por el te contestare que nunca regresara, ¡ja!, vamos a ver que haces entonces. Ahaaaaaaaa, suspiraba cansinamente, a quien trataba de engañar, jamás seria capaz de hacer algo así, de pensar en ello se le removía algo por dentro, solo recordar como el idiota de su padrastro lo sugirió en medio de una pelea con su madre, provoco que el pequeño que se encontraba oculto, saliera de su escondite llorando a mares. Si hasta tuvieron que enviar una paloma urgente para que aquel hombre trajera a su hermano de vuelta. Simplemente el pequeño no pudo soportar el hecho de no verle nunca mas, estuvo en cama con una altísima fiebre, sin tomar bocado alguno hasta que le vio de nuevo.
No había caso, tal parecía que esos dos habían nacido para estar juntos, uña y mugre, eso eran, sin duda cuando el mas pequeño creciera seria aun mas unido a su coni-chan. Ya los veía peleando a la par en medio del campo de batalla, trayéndole la victoria a Shin Makoku.
Lo admitía, estaba celoso de lo bien que se llevaban sus dos pequeños hermanos, pero también le hacia feliz saber que al menos entre hermanos las cosas siempre fueran iguales, sin importar los hombres que entraran o salieran de la vida de su madre, su pequeña familia siempre viviría en paz y armonía.
Fin