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Criminal por MaYani

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Notas del fanfic:

-Junjou Romantica ni sus personajes me pertenecen. 

Notas del capitulo:

¡Hola a todos!

Les traigo este UA que espero que les guste. Este capítulo está cortito y no me gusta mucho como quedó =/ Así que espero que me digan ustedes qué tal a ver si lo continúo xD 

Saludos y disfruten leer. 

 

Unos orbes violetas escudriñaban cuidadosamente la avenida Sahiro de Tokyo. Ya eran las diez de la noche, y cuando ya se hubieran ido todos los empleados, sería el momento perfecto para atacar. El hombre poseedor de esos ojos se escondió en una esquina pegándose contra una pared para tener cuidado que ninguno de los policías lo vea. Esta era una de sus misiones más importantes y ninguno de aquellos ineptos lo detendría.

 

Suspiró y observó su reloj nuevamente. Diez y cuarto. En quince minutos podría empezar su magnífica operación para robar una de las joyas más elegantes y costosas de todo el país.

 

—No te precipites. —Escuchó una voz tranquila detrás de él. Rápidamente, le regaló una mirada de soslayo.

 

—Me sorprende que pienses que lo haré, Isaka —sacó un cigarrillo y se lo colocó entre sus labios—. ¿Acaso no recuerdas quién soy?

 

Tenía razón. Akihiko era uno de los criminales más temidos y más perseguidos de todo Japón. Hacía diez años que estaba en ese cargo y todavía nadie había podido poner sus dedos en él. Además, era el agente más joven en convertirse en el favorito de su jefe. Mientras que él solamente era un simple miembro de los eslabones más bajos, a quien nada más le mandaban a hacer cosas sencillas, como robar un supermercado. También era el marca pasos de Akihiko, tenía que vigilarlo todo el tiempo para asegurarse que no se fuera con otra organización. O algo así. Pero Isaka sospechaba que esas eran solamente excusas de su jefe, la razón por la que perseguía a Usami todo el tiempo era para asegurarse de dar su vida si lo quisieran matar, o hacerse pasar por él en caso que lo descubran. Porque sabía perfectamente que si Akihiko se quisiera escapar, lo haría sin ensuciarse. Era un maestro del crimen.

 

—Y tú no te distraigas. —La voz ronca y grave lo sacó de sus pensamientos. Al momento que Usami se puso la capucha para hacer su rostro menos visible, él imitó la acción. Ya era la hora correcta. Todos se habían ido y nadie pasaba por esa calle. Akihiko sacó sus instrumentos y se dirigió hacia el edificio para comenzar a treparse en él. Hábil y rápido. Isaka se quedó abajo haciendo de campana y esperando el momento justo para ingresar él también.

 

OoO

 

La alarma sonó chillonamente en todo el cuartel de policías. Misaki alzó su mirada, nervioso, y pudo observar a todos sus compañeros correr desesperadamente a las patrullas.

 

El castaño odiaba su trabajo. Incluso le daba miedo. Pero había llegado ahí con la promesa de vengar la muerte de su hermano, aún sin saber muy bien quién era su asesino. Se quedó perdido en sus pensamientos durante unos segundos hasta que los gritos de uno de sus superiores lo obligaron a prepararse para la nueva misión.

 

Era la primera vez que hacía algo tan importante como eso, pero la semana pasada muchos de sus compañeros habían resultado heridos. De la mano de Usami Akihiko, se creía. Aunque ninguno nunca le hubiese visto la cara.

 

OoO

 

Finalmente, llegaron a la joyería. Misaki pudo ver como alguno de los policías se adentraban en ella sin ningún temor, mientras que otros la rodeaban esperando órdenes.

 

El castaño giró su mirada hacia uno de sus amigos.

 

—¿Q-qué debo hacer, Sumi? —Titubeó mientras intentaba acallar su pánico.

 

—¿Por qué no entras con los demás? Necesitamos cubrir todas las áreas posibles para encontrarlo, si eso es lo que queremos. Adentro faltan algunos agentes, ¿te animas?

 

¡No!

 

Misaki sudó fríamente y tragó con dificultad. Hizo un gesto de afirmación con su cabeza, tomó un arma y se dirigió dentro del local.

 

—Tengo que ser fuerte, valiente, como un hombre —musitó al momento que caminaba dentro del edificio. En ese momento, el joven no reparó que su acción podría ser suicida. Caminar en un local, tomado justamente por el criminal más temido del país, sin ningún cuidado.

 

Fue cuando sintió el disparo de un arma que comenzó a desesperarse. Miró hacia un lado y luego hacia el otro. Nadie. ¿Dónde diablos se había metido?

 

—¿Ch-chicos? —Pronunció temeroso. Su distracción nuevamente lo había llevado a perderse—. ¿E-están ahí?

 

—¡Fuera de mi camino! —Un grito se escuchó. Luego, un hombre con un traje negro que le cubría la cara lo esquivó y siguió corriendo, como si no existiera.

¿Acaso él era…?

 

—¡E-espera! —Sacó su pistola. Las manos le temblaban.

 

Akihiko frenó. Pero no fue por la advertencia del joven policía, sino porque una pared le impedía su paso. Giró a ver al muchacho, con cierta curiosidad.

 

—¡S-suelta e-esa joya que tienes en tu mano!

 

—¿Debes ser una broma, verdad? —Misaki lo observó, sin entender lo que intentaba decir—. Se nota que ya no saben cómo atraparme. Ahora mandarme un niño. ¿Se han olvidado quién soy?

 

—¿Q-qué dices idiota? —Le contestó algo temeroso. Pero no se lo demostraría.

 

Usami se rió al observar la forma tan chistosa en que aquel chico sostenía el arma.

 

Al escuchar la carcajada, Misaki alzó la mirada, enfadado. Akihiko se encontró casi al instante con aquellos orbes verdosos tímidos que intentaban ser valientes. Por un momento, el criminal se quedó paralizado ante esa mirada. Sintió una especie de flechazo atravesarle el corazón. Una sensación rara. Ese muchacho era raro.

 

—Aah… —Musitó el mayor sin saber bien qué decir. Se quitó la capucha, casi inconscientemente.

 

El castaño lo observó fijo a los ojos. De repente, sintió como cada parte de su delicado cuerpo se estremecía. Se sonrojó sin notarlo.

 

—Pero, ¿q-qué…? —Susurró.

 

Ambos permanecieron varios minutos perdidos mirándose. Ninguno de los dos sabía qué les estaba sucediendo. Pero Akihiko fue quien más sintió una sensación peligrosa escabullírsele por la médula espinal.

 

Fue hasta que el menor sacudió la cabeza y prosiguió:

 

—C-como te he dicho, ¡devuelve esa joya! Yo… Yo no seré el más experimentado en esto, ¡pero tengo órdenes de arrestarte!

 

—¿Cómo te llamas? —Preguntó ignorando el comentario.

 

—¿E-eh? —Se sintió confundido por un momento. Él era un novato, ¿por qué aquel criminal simplemente no sacaba un arma y lo mataba? No sabía exactamente qué sucedía. Pero al momento que sus miradas se cruzaron, pudo sentir que ese hombre no era el malvado que le pintaban. Era elegante, mucho más grande que él y no se veía nada mal. Incluso en un instante, lo sintió puro.

 

—N-no tiene porqué saber eso de mí, señor, ¡pero lo sabrá en cuanto lo encarcele!

 

—Eres raro… —Volvió a pasar por alto las palabras del menor.

 

Una soga cayó desde arriba. Akihiko miró a su compañero estirándosela desde el techo.

 

—¡Rápido, Akihiko, o te descubrirán!¡Hoy has tardado más de lo normal!

 

El hombre se tomó de ella y volvió a regalarle sus ojos al menor, quien lo observaba pálido y hecho una estatua.

 

—Esto no se quedará así entre tú y yo— le giñó un ojo y le tiró un beso volador—, pronto nos veremos, pequeño.

 

Finalizó para echar una bola de humo y bloquear la vista del agente. Mientras escuchaba a los demás policías acercarse al lugar, tosiendo.

 

—¿Qué pasa? —Preguntó Isaka en el momento que estaban escapando al notar que Akihiko no quitaba su vista del edificio.

 

—Nada— respondió, mintiendo, y llevó un cigarro a sus labios—. Es solo que hoy ha sido un día muy peculiar.

 

Se quedó pensando en ese chico todo el viaje de regreso. Fue ahí cuando se dio cuenta que le había robado el corazón. 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado aunque sea un poquito ._.

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