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Inseparablemente Juntos por Nessa Yaoi

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 Inseparablemente Juntos


 


Capitulo  I -  Sucesos Extraños.


 


      Luego de que el kitsune derrotara a uno de los más peligrosos miembros del Akatsuki, obteniendo un brazo roto como consecuencia de esa pelea, y la consabida orden por parte de la Hokage de no volver a usar jamás dicha técnica, ponían al ojiazul entre la espada y la necesidad de encontrar otro método para vencer al Uchiha y traerlo de vuelta, mientras tanto se exprimía los sesos pensando en como podría conseguir otra habilidad que le permitiera llevar a cavo su objetivo y así poder cumplir la promesa hecha a Sakura y así mismo.


- “Ninjas mercenarios, Akatsuki, Orochimaru y hasta el mismísimo Sasuke, todos quieren un pedazo de mi, rayos, nunca fui tan popular, cielos… ¿Se supone que eso debería alegrarme? De todos modos, ser el centro de atención de tanta gente a la vez… debo admitir que me hace sentir cierta emoción si no fuera porque todos me quieren muerto”  


      Discurría mientras caminaba sosteniendo su brazo enyesado en un paño a modo de cabestrillo y su otra mano haciendo parada dentro de su bolsillo, un bulto acostado sobre la hierba y, que balanceaba su pierna de derecha a izquierda y de vuelta, llamo su atención, se acerco para ver quien era ya que unos matorrales ocultaban el cuerpo de la cintura para arriba, el bulto no solo jugaba con su pierna sino que también abría, encendía y volvía a serrar un mechero sin apartar su vista de dicho artefacto.


- ¿Qué? No me digas que decidiste empezar a fumar, Shikamaru – sentándose junto al conocido bulto acostado en la hierba.


- No es tu asunto, déjame sólo – serrando con energía el mechero.


- ¿Vas a continuar con esa actitud? Ya te vengaste de la persona que mató a Azuma-sensei, deberías estar satisfecho por eso – mirando el cielo mientras hablaba.


- Tú no entiendes… solo márchate – pidió el Nara, o más bien ordeno.


- ¡Eres un egoísta! ¡¿Crees que eres el único que ha perdido a alguien importante en su vida?!  - exaltado por el negativo proceder del moreno.


- Si lo dices por el Uchiha… puede que sea lo mismo ¡Pero con la gran diferencia de que Sasuke continua con vida, baka! – enfadándose al ver cuan ciertas eran sus propias palabras.


- ¡¿Y eso lo hace menos importante?! ¡Maldito estúpido! – golpeando con su puño sano el rostro del Nara.


- Tú, tú y tú… ¡¿Por qué todos tienen que estar pendientes solo de ti?! – empujando al rubio contra el suelo y colocándose encima de él mientras sujetaba su brazo sano, del otro no había  porque preocuparse.


- Nunca se los pedí, lo hacen para que no lastime a nadie… ni siquiera a mi mismo, ¿En serio crees que quiero tener a ese monstruo dentro de mí? Que todos me vean como un fenómeno al que hay que vigilar, por eso es que deseo ser más fuerte…  ¡No quiero depender de él! ¿Escuchaste?  – dijo con tristeza en sus ojos azules.


      El Nara lo observaba como si lo viera por primera vez en su vida, se preguntaba cual era el motivo por el cual deseaba tanto molestarlo y a la vez que el kitsune lo hiciera con él, se consideraba un buen analista de toda situación, pero con el chico, en estos momentos bajo su cuerpo, no podía desear otra cosa más que hacerlo enfadar hasta que se le reventaran las venas de la frente, no podía explicarse a si mismo a que se debía tan grande e inusitado deseo, era obvio que algo extraño le pasaba con el rubio y tenia que averiguar de que se trataba, que él recordara, jamás había sentido tanta ansiedad en provocar dichas situaciones de enfrentamiento para con el ojiazul, lo que últimamente sucedía con mucha frecuencia desde que el Uchiha dejara la aldea para ir al encuentro de Orochimaru.


- Solo dices tonterías, ya vete, Naruto – echándose a un lado.


- Como si fuera hacerte caso…


- ¡Naruto! ¿Podrías venir un momento? – llamo el peligris desde los escalones que daban al parque.


- ¡Humph! ¡Te salvo la campana, torpe! – enseñándole los dientes al  Nara antes de acudir al encuentro del peligris.


- ¿No será al revés? Súper baka – respondió Shikamaru.


- ¡Da gracias a que estoy…! – cuadrándose delante del moreno.


- ¿Invalido? Supongo que es eso lo que quisiste decir – mirándolo muy seriamente.


- ¡Naruto! ¿Qué tanto estas esperando? – volvió a gritar el peligris.


- Ya voy, ya voy, esto es lo que me gano por querer ser amable – rezongaba entre dientes mientras caminaba hacia donde se encontraba Kakashi.


- ¡Que no se te olvide escribir, baka! – grito con ironía el Nara, aun quería más, no era suficiente el enfado del rubio para complacerse de dicho encuentro entre ambos después de varios días sin verse.


- ¡Ya me colmaste la paciencia! – queriendo retroceder en sus pasos para darle una lección al moreno.


- Aguarda – siendo detenido por el peligris al aparecer de improviso frente a él - ¿Qué te sucede? O mejor dicho, ¿Qué les sucede a los dos? – desviando su mirada  hacia Shikamaru.


- Nada fuera de lo común cuando de él se trata, un simple desacuerdo sobre varias opiniones, es todo – respondió el moreno.


- ¿Simple? No veo nada de simple en que quieran llegar a las manos por diferencias en sus modos de pensar – dijo acertadamente el peligris.


- Yo pienso, él solo habla y habla… e ahí la diferencia entre los dos – levantándose y sacudiéndose la ropa de la hierba pegada – Y eso nunca cambiara – pasando con sus manos dentro de los bolsillos al lado de los otros dos.


- ¡Deberías serrar la boca antes de que olvide que eres mi compañero, maldita sea! ¿Pues que le pasa a ese?


- Ya basta, Naruto – ordeno el peligris sujetándolo – Me podrías explicar a que viene  tanta tensión  entre ustedes – poniendo sus manos sobre los hombros del kitsune.


- ¡Y yo que se! Deberías preguntárselo a él en vez de a mí – soltándose de las manos del peligris, ¿Qué era lo que querías, Kakashi-sensei? – recordando la intromisión en su tan amena y efusiva charla con el Nara.


- Solo quería saber como estabas y recordarte que…


- Ya lo se, que no use de nuevo esa técnica, ¿Es eso, cierto? ¿Ya me puedo ir? Demonios, ¿Cree que soy un niño al que siempre hay que estarle recordarle todo? – murmuraba mientras se marchaba.


- “Es por tu bien, Naruto, tienes que entender, aunque sabemos que te sientes en un callejón sin salida… debes continuar aunque tengas que romper la pared para seguir adelante” – pensaba el Hatake mientras lo veía alejarse.


- “Ese Shikamaru, ¿Pues que se trae conmigo ese torpe? Después de que casi pierdo el brazo por tratar de detener a aquel… rayos, no se ni como llamarlo, en parte lo hice por él, quería acabar rápido con ese sujeto para ir en su ayuda, es un baka malagradecido” – dándose cuenta de que de un tiempo a esta parte la opinión del moreno había pasado a ser muy importante para él.


      Dos días después se le presentaría al Nara la oportunidad de aclarar ciertas cosas con respecto al trato que le daba últimamente al ojiazul, tenia que descifrar el porque de sus ansias de hacerlo enfadar al punto de hacerle perder la paciencia, cosa que no le costaba demasiado si a ver vamos, los tres integrantes a su cargo, más uno, para la misión del día esperaban a las puertas de la aldea como había sido acordado previamente, con la ligera diferencia de que uno de ellos estaba por añadidura y él que tampoco había sido llamado para dicha misión.


- ¿Qué haces aquí? Por si no lo notaste, eres completamente inútil con el brazo en ese estado – ratifico el moreno hablándole directamente al ojiazul.


- No me lo digas a mi, fue idea de Kakashi-sensei – mirando sobre el hombro del moreno -  Si por mi fuera no estaría en ninguna misión contigo, baka, ¿Te quedo claro? – haciendo cara de enfado, el moreno al verlo sintió  que su sangre hervía haciendo  que su cuerpo se calentara.


- ¿Es eso cierto, Kakashi-sensei? – sin dejar de mirar la cara del rubio, desde hacia rato y, antes de que el rubio lo hiciera notar, había sentido la presencia del peligris tras su espalda.


- Vamos, solo es una misión de reconocimiento, algo de rutina podríamos decir,  el que él intervenga no  afectara en nada, ¿O si?


- Solo que si se presenta algo inesperado con lo que tengamos que lidiar, no nos será de mucha ayuda – de nuevo el golpe de goce mesclado con placer azotó el cuerpo del moreno al observar que el rostro del kitsune se contraía en una expresión de rabia aun mayor que la anterior.


- En todo caso, Yamato y yo nos haremos cargo, pueden irse, los alcanzaremos más tarde – después de lo dicho, el peligris desapareció en una bola de humo, cosa que hacia siempre que no quería discutir alguna cosa.


- Andando, Neji y Chouji al frente – ordeno ubicando las posiciones – Naruto… te quiero al medio, Kiba y yo nos ocuparemos de la retaguardia – colocándose atrás de la espalda del rubio.


- ¡Oye! ¡No necesito que me protejan! ¡Puedo hacerlo yo mismo, baka! – protestando la orden del capitán a cargo de la misión.


- ¿En serio? ¿Qué harás? ¿Golpearme con tu yeso por no estar de acuerdo con mi decisión? Muy típico de tu parte, arreglar con golpes lo que no puedes con la razón – sintiendo que su cuerpo iba a explotar a tan intensa excitación que la discusión con el kitsune le provocaba.


- ¡¿Me estas llamando estúpido?! Serás… - volteándose y poniendo la palma de su mano en el chaleco a la altura del pecho del Nara.


      Fue el gesto que derramo el vaso, el toque de la mano del ojiazul en su pecho más la expresión embravecida en su rostro, hiso pensar a Shikamaru que la oleada de placer que sentía lo haría desfallecer, o como mínimo, correrse inevitablemente dentro de sus pantalones, cosa que no podría explicar a los presentes sin parecer un demente o un redomado mentiroso. El esfuerzo y concentración del moreno para evitar dicho acontecimiento fue tal que sus manos y rostro se crisparon hasta parecer una mascara de piedra.


- Sigue… caminando – fue lo único que su boca pudo pronunciar, el rubio ladeo su cabeza intentando entender la expresión en la cara del Nara.


- Sólo lo hago para que después no me eches la culpa de ser yo quien los retrasa, baka – poniéndose en marcha de nuevo.


- Sigan adelante, en un momento los alcanzo – saliendo del camino hacia los arboles.


- ¡Ha! ¡Ha! Creo que hice que el enfado le descompusiera el estomago, punto a mi favor – dijo riendo el rubio.


- No digas tonterías, Naruto, seguramente es el llamado de la naturaleza, baka – comento Kiba.


- Es lo que acabo de decir, ¿O no? Solo que… será la naturaleza la que quede manchada, jajajaja – se desternillaba el ojiazul, a lo que contagió también al Inuzuka.


- ¿Quieren comportarse con seriedad? Parecen una pandilla de niños exploradores – argumento con seriedad el Hyuuga.


- Y Shikamaru se ganara la medalla de cómo abonar mejor un árbol jajajaja – ironizo el rubio agarrándose el estomago por el dolor que le producía la espontánea y prolongada risa.


- Ya basta, Naruto, no permitiré que hables así de Shikamaru – se hiso escuchar el gordito.


- Pero es que es muy gracioso, ¿A que si? – tratando de disipar sus carcajadas, mientras esto ocurría, en el bosque el moreno trataba de calmarse apoyando sus manos y frente en la corteza del árbol en cuestión.


- ¿Qué significa todo ese remolino de sensaciones de hace un momento? Casi no puedo respirar – con el pecho agitado y su corazón a toda marcha como una locomotora desbocada – En solo instantes me excite y casi me corrí cuando ese baka de Naruto se me enfrento, jamás había sentido nada parecido a eso… por dios santo, ¿Qué es lo que esta pasándome con ese rubio terco? Sea lo que sea, me gusto demasiado como para ignorarlo, es más…  deseo sentirlo nuevamente, ¿De eso se trataba? ¿Lo necesito para sentirme vivo? Jamás ninguna chica me provoco tal excitación, por lo que puedo darme cuenta, éste placer… solo él puede dármelo, ¿Qué harías si lo supieras, Naruto?”


      Luego de sacadas sus conclusiones y explicarse al fin el motivo por el cual no podía dejar de discutir con el ojiazul, Shikamaru regreso a la formación justo detrás del hacedor de su más arrollador y personal placer. 


- Espero que hayas conseguido hojas suaves para… - decía el kitsune tratando de aguantar la risa.


- ¿Te diviertes, verdad? – los demás muchachos agudizaron sus oídos para no perderse nada de la inusitada situación entre aquellos dos.


- No sabes cuanto – volteando el rostro para reírse a la cara del moreno.


      Sin proponérselo y por impulso, el Nara agarro entre sus manos el rostro del kitsune  y  estampó un gran beso en sus labios, el espantado rubio quedo paralizado por el sorpresivo acto de Shikamaru. Kiba dejo colgar su quijada, el Hyuuga arqueo sus cejas y Chouji simplemente no podía creer lo que veía, el ataque bucal del Nara duro casi un minuto, luego, y sin soltar la cara del rubio, lo miro por un instante a los ojos azules, y satisfecho por el efecto logrado el moreno pronuncio las siguientes palabras…


- Ahí tienes… algo con lo que podrás seguir divirtiéndote sin duda, baka – reanudando su paso como si nada - ¿Qué les pasa? ¿Acaso están clavados al suelo? Maldición…– notando que nadie se movía sorprendidos aun por lo que acababan de presenciar- ¡Despierten! Es hora de seguir caminando – Nadie escuchaba las palabras del moreno, todos estaban a la espera de la reacción del kitsune, si es que en algún momento decidía moverse  ya que parecía petrificado en medio del camino.


- Shikamaru, ¿Por qué lo hiciste? ¿No te aterra el hecho de lo que pasara cuando despierte? Porque… a mi me tiemblan las piernas de solo pensarlo – murmuro el gordito al oído del Nara.


- ¿Que puede hacer? ¿Golpearme con el yeso hasta que se rompa? Mi cara quiero decir, el yeso difícilmente lo haría – dijo Shikamaru sin inmutarse.


- ¿Y aun así te animas hacer bromas de lo sucedido?… Pero que nervios los tuyos, de verdad – comento el gordito con un nudo en la garganta y sin dejar de observar al kitsune, al igual que todos.


      Sin poder aguantar más la espera, el Nara camino hasta colocarse delante del rubio y agito su mano delante de su rostro, lo que sucedió después fue una inesperada y horrible sorpresa para todos, los ojos del rubio pasaron del azul al rojo en tan solo un instante, Shikamaru retrocedió unos pasos y rápidamente puso en practica su técnica de atadura de sombras, los dedos del kitsune se tensaron, su rostro se contrajo en una expresión de ira, ya conocida por todos, mientras mostraba sus dientes y colmillo  en una mueca voraz y aterradora.


- Mira, allí están, no llegaron demasiado lejos… - comentaba el peligris a Yamato al divisar a los muchachos en medio del camino como a cien metros de distancia de ellos - ¿Pero que es lo que sucede allí? Naruto… ¡Yamato! – grito Kakashi al observar el aura roja alrededor del rubio.


- ¡Enseguida! – invocando la técnica que acostumbraba a usar para reprimir y desaparecer el manto del zorro.


      Las voraces cabezas de madera se abalanzaron sobre el kitsune y comieron el chakra rojo hasta hacerlo desaparecer por completo, el rubio de vuelta a la normalidad cayó hacia delante totalmente inconsciente.


- Wooh… lo tengo – dijo Shikamaru tomándolo entre sus brazos  para que no cayera al suelo – Creo que ya termino – apretándolo fuertemente a su pecho.


- Por un momento…  creí que se me paraba el corazón – dijo Kiba con la mano en el pecho.


- Shikamaru, ¿Podrías explicarme que ocurrió? Para que el zorro haya intentado apoderarse del cuerpo de Naruto… realmente debió ser algo bastante perturbador  – pregunto el Hatake pidiendo al Nara la aclaración de lo sucedido.


- No lo se, de repente él… – sujetando aun el cuerpo inconsciente mientras miraba significativamente a los demás chicos.


- ¿Sucedió así nada más? Es muy extraño – puntualizo Yamato.


- Demasiado extraño diría yo – sin tragarse la negativa del moreno y el silencio del resto – Bien, lo único que podemos hacer de momento es   esperar a que despierte y me lo explique él mismo – opino el peligris saliendo del camino al bosque.


      Los demás lo siguieron en silencio mientras Shikamaru tomaba en brazos el cuerpo del rubio, con el total convencimiento de su parte de que ya fuera por rabia, orgullo, o cualquier otro sentimiento de humillación, el ojiazul jamás comentaría lo sucedido al sensei ni a cualquier otra persona fuera de los que presenciaron su sorpresivo beso.


      Un rato después una fogata alumbraba en medio de la noche calentando a los que se sentaban tranquila, pero silenciosamente, a su alrededor, el kitsune permanecía acostado, y aun inconsciente, con la cabeza apoyada en un pequeño tronco seco, el Nara lo observaba con la espalda contra un árbol al frente, no muy lejos, del dormido rubio, y se entretenía imaginando que haría cuando al fin abriera sus ojos azules.


- “Debió desagradarte bastante mi proceder para que reaccionaras así, ¿O fue al zorro a quien no le gusto que te besara? en fin, ¿Qué harás ahora, Naruto? – pensaba mientras observaba su tranquilo respirar y aguardaba por su despertar.


- Shikamaru, en serio que aun no entiendo el porque besaste a Naruto, como broma me pareció excesiva, graciosa, pero definitivamente fuera de lugar – comentaba el Inuzuka después de acercarse hasta el Nara.


- Deja de entrometerte y ve a vigilar – contesto secamente el moreno.


- ¿Vigilar qué? Ni siquiera hemos salido de los alrededores de la aldea – protesto Kiba.


- Entonces ve a ver si el gallo puso – mascullo Shikamaru entre dientes.


- ¿Porque simplemente no dices que me largue y ya? – siseo el Inuzuka.


- ¿Entonces a que esperas?


- Ten cuidado con lo que haces, Shikamaru, a pesar de su brazo lastimado, él puede destrozarte en un instante – advirtió Kiba.


- Ya vete – obtuvo como toda respuesta.


- Ya me fui, ya me fui, baka, ¿Nadie te ha dicho que últimamente estas raro además de insoportable? – volviendo al calor de la fogata.


- “Yo mismo a decir verdad, pero solamente me ocurre cuando estoy cerca del baka de Naruto, lo que quiere decir siempre, si no es él el que me busca, soy yo el que lo hace… es una situación de lo más estúpida y ridícula”


- Rayos, me duele la cabeza – fue lo primero que pronuncio el rubio al despertar mientras se sentaba y pasaba sus manos por su cara, luego fijo su irascible mirada en el moreno.


- ¡Hey, Naruto! Al fin despiertas – comento Kiba retrocediendo en sus pasos y poniendo su brazo sobre los hombros del rubio, gesto que no agrado para nada al Nara, que seguía sin quitarle la mirada de encima desde el momento en que se desmayo  – Te tomaste tu tiempo para regresar al mundo de los vivos, ¿Eh? ¿Quieres calentarte un poco? – propuso mirando hacia la ardiente fogata, después de todo, por culpa del abultado yeso, la camiseta negra era lo único que llevaba puesto a parte de los pantalones, eso se sobreentiende.


- Kiba, ¿Podrías…? – pregunto el ojiazul señalando con su cabeza a los demás alrededor del fuego.


- Oh, claro… allí te esperaremos – entendiendo el gesto del rubio, luego de eso su mirada volvió a concentrarse en el Nara.


- Voy a matarte, Shikamaru – amenazando tanto con la frase como con su rostro.


- ¿Quién esta hablando, tú o el zorro?


- ¿A que te refieres?


- ¿No lo recuerdas? Después de mi venganza… legítimamente justificada, procediste a transformarte en el diabólico zorro, ¿Qué? ¿Fue demasiado para ti? Odio a las personas que usan a otros para arreglar sus propios problemas, ¿Sabes? por ejemplo… así como tú  – acercándose unos pasos al ojiazul hasta tenerlo casi pegado a él -  Dime sinceramente, ¿Qué sentiste cuando te bese?


- N-No te acerques más – titubeo, aunque la advertencia estaba de más ya que solo un par de centímetros los separaba.


- ¿Por qué? ¿Tienes miedo de lo que pueda hacerte? ¿O acaso esperas algo más que… un simple beso? Habla – descontando dichos centímetros.


- ¿Algo más? ¿De que estás…? Te dije que te apartaras de mi – sintiendo que su cuerpo temblaba de pies a cabeza.


- ¿Te parezco peligroso? ¿Me temes? Eso si que seria una sorpresa – acercando su rostro al del ojiazul.


- “Más bien… tengo miedo de mi mismo y de lo que me hace sentir cuando se muestra con esa actitud arrogante y de desafío, ¿Qué es lo que me pasa? Cada vez que surge un enfrentamiento entre los dos mi cuerpo reacciona extrañamente, un calor intenso me recorre por entero a tal punto que siento que me sofoco, no logro entenderlo, esta necesidad que siento de machacarlo por lo que me hiso hace rato me llena de una rara satisfacción de placer tan solo con pensarlo, cielos… ni siquiera Sakura-chan me ha puesto en semejante situación, y eso que se la pasa golpeándome casi todo el tiempo… y ahora, ¿Qué le vas a decir ahora, Naruto? No tengo idea”  Y… ¿Que fue para ti?


- Placer, y para ti… creo que vergüenza debido a los demás alrededor – bañando con su aliento caliente los labios del ojiazul.


- Suena como algo que hicieras todo el tiempo – tratando de revertir el  ofensivo comentario del Nara.


- No hay nadie que me haga perder la paciencia como tú, baka – sugiriendo que solo el chico parado frente a él, era depositario de su excitación, placer y desahogo.


- Pienso lo mismo de ti, idiota – dando media vuelta y dirigiéndose hacia el río cerca de donde acampaban.


- ¡Naruto! – llamo el peligris.


-  ¡Enseguida regreso! Solo iré al baño – internándose en el bosque hacia el río – Demonios, me gustaría que me dejaran en paz al menos por una vez – murmuraba mientras se sentaba en una piedra a la orilla del río, se quitaba los zapatos y sumergía sus pies en el agua a fin de calmar su sofocado cuerpo.


- Y digo yo… ¿Por qué estamos aquí en lugar de regresar a la aldea? Tengo mucha hambre – preguntaba el gordito mientras su estomago rugía por comida.


- En cierto modo tienes razón, no hay nada como dormir en una blanda cama y en buena compañía – comento el peligris mirando de reojo al capitán Yamato – esperaremos a que Naruto regrese y partiremos.


- No hace falta, yo me encargo de eso – se apresuro a decir el Nara.


- ¿Por qué tengo la sensación de que eso dirías? – pregunto el Hatake al Nara.


- ¿Hmmh? – obteniendo por toda respuesta del moreno.


- No me hagas caso, entonces te dejare a cargo de regresar a Naruto a la aldea – dijo con una picara sonrisa bajo la mascara – Andando.


      Todos se pusieron en marcha luego de extinguir el fuego y dejar al moreno  a cargo de lo que faltaba por hacer, o sea, acompañar a Naruto de vuelta a Konoha, el Nara, de saber lo que estaba por ocurrir, hubiera sugerido a los demás que se marcharan desde  mucho  tiempo antes.


      Para ir al encuentro del ojiazul, Shikamaru paso junto al tronco seco donde el kitsune antes descansaba, sobre la seca superficie se encontraba el protector olvidado por éste debido a su discusión, nada más  abrir sus ojos, con el moreno. Shikamaru recogió el protector y lo llevo hasta su nariz para aspirar el aroma del rubio impregnado en la tela.


- Con un demonio, cualquiera que me viera diría que soy raro o un alocado fetichista – murmuraba mientras apretaba el protector en su mano y se dirigía hacia el río, al llegar al lugar… - Veo que  estas refrescando tus ideas – dijo a la espalda del kitsune.


- Estoy mojándome los pies, no la cabeza, baka – apuntillo sin mirarlo.


- Lo digo por eso precisamente – devolviendo la pelota.


- ¿Qué te hace ser tan desagradable cuando hablas conmigo, eh? ¿Demasiada tención acumulada tal vez? ¿O eso es parte de tu retorcida personalidad?


- ¿Crees que soy… retorcido?


- Es la única forma que se me ocurre para explicar el que quieras discutir y pelear cada vez que me ves – sintiendo que su cuerpo comenzaba a experimentar la extraña reacción en la que antes pensara.


- Es lo que tú me provocas – susurrando al oído del ojiazul, éste se levanto de un brinco para caer al río con el agua cubriéndolo hasta las rodillas.


- ¡¿Qué acaso tengo pintado “pelea conmigo” en la cara o qué, eh?! – haciendo que los habitantes del bosque despertaran de su tranquilo sueño a causa de sus gritos.


- En todo caso, es el “o qué”,  lo que me preocupa, baka – metiendo sus pies dentro del agua.


- ¡Ya me tienes harto! ¡Arreglaremos esto aquí y ahora, maldito engreído! “Demonios, entre más me hace alterar más excitado me siento, además de que me hace desear cosas en las que jamás había pensado antes… cosas para hacer con él, creo que a eso le llaman… ¿Tensión sexual? Recuerdo que Ero-sennin lo menciono alguna vez en una de nuestras paradas en los baños termales” ¡Anda, ven sabelotodo! ¡No dejes que mi brazo enyesado te frene, idiota! – con el corazón acelerado y su cuerpo echando fuego, hipotéticamente hablando, claro.


- De acuerdo, ¿Quién de los dos peleara, el zorro o tú? – acercándose poco a poco.


- ¡Ya deja ese asunto! ¡Yo soy suficiente para callarte la boca de un solo golpe!  ¿Pero que rayos…? ¡Ahhh! – cayendo de boca dentro del agua.


- ¿Qué? ¿El yeso pesa mucho para ti? Quizás necesites esto – mostrándole el protector luego de que el rubio sacara la cabeza a la superficie.


- ¡Puaj, cof-cof! ¡Maldición! Algo me sujeto el pie – dijo tosiendo por el liquido que había tragado – ¡Maldito, me la vas a pagar! Demonios… – levantando el pie que lo había hecho trastabillar y viendo  un látigo de sombra enredado a  su tobillo - ¡Pero es de noche! ¿Cómo puedes…?


- ¿No te fijaste? Tenemos una hermosa luna llena allá arriba – alzando su vista.


- ¡Eso no es justo! – encolerizado hasta los huesos.


- Tú tienes tu forma de pelear y yo la mía, ¿Qué hay de injusto en eso?


- ¡Aun no estaba listo, maldición!


- ¿Crees que eso importa en una pelea? A pesar de tu edad sigues siendo demasiado ingenuo – arrastrándolo con su técnica hasta la orilla – Además, eso te pasa por pensar que cualquiera es más débil que tú, mocoso – excitado al máximo por lo bien que iba la situación, al menos para él.


- Ya veraz – golpeando con su pierna libre la del Nara y haciendo que cayera al suelo -  Ahora soy yo el que lleva la batuta, torpe, ¿Qué dices?  – colocándose a horcajadas sobre el moreno y presionando con el yeso el cuello de éste.


- Que eres demasiado confiado – haciendo que varias extensiones de sombras agarraran los brazos y piernas del ojiazul y lo pusieran contra el suelo – Tiempo de cambiar de lugar, ¿No te parece? – siendo el moreno quien posara su cuerpo sobre el rubio ésta vez.


- Te salvas porque aun estoy débil por la pelea con aquel anciano, que si no… – con la rabia pintada en su cara.


- Así que sientes que me aprovecho de la situación, eso se le llama estudiar las debilidades del enemigo, torpe – apoyando sus manos a ambos lados de la cabeza del kitsune.


- Lo que siento es… ¡Santo cielo! Acaso tú…  – al notar un prominente bulto presionando su bajo vientre - ¿Estas… excitado? ¡Con un demonio! ¡Humph! ¿Qué clase de persona se excitaría en una pelea?


- De la misma clase que tú supongo, ¿O es que también pusieron yeso en tu pene? Obviamente no – al ver el sonrojo apoderarse de la cara del ojiazul.


- ¡Eres un maldito bastardo! – grito mientras se agitaba bajo el moreno.


- ¡Los dos lo somos!


      Al grito del Nara le siguió su boca  sobre la del ojiazul, su cuerpo no podía aguantar más el pedido por contacto carnal entre ambos, el moreno luchaba por arrancar la camiseta del ojiazul mientras que el otro, con un solo brazo, trataba de hacer lo mismo con el chaleco del Nara, ambos despojaron salvajemente de la ropa al otro mientras sus manos trataban de tocar todo lo que estuviera a su paso. Los besos desesperados se sucedían uno tras otro, las respiraciones agitadas de cada uno hacia que el otro se excitara cada vez más hasta que la lujuria y el desenfreno llegaron a límites insostenibles por parte de ambos.


      Los jadeos y la saliva bañaban los rostros mientras sus manos se apegaban a la hombría del otro y comenzaban la danza de la masturbación, por momentos, se miraban directamente a los ojos maravillados de la expresión de placer del otro, los dientes del Nara mordisqueaban el cuello del ojiazul marcándolo sin remedio, en ese instante ninguno era consiente de lo que eso provocaría después, solo querían sentirse al máximo y sin ninguna restricción.


      Después de varios minutos ambos se corrieron en la mano del contrario, aun así sentían que allí no podía terminar todo, querían más, mucho más de cada uno y eso era algo de lo que ambos estaban consientes, sin decir palabra, el Nara sujeto las piernas del ojiazul y las coloco sobre sus hombros e impregno su miembro con un poco de semen del rubio en su mano, el kitsune asustado, pero también ansioso, apretó sus ojos en espera de lo que vendría.


- S-Shikamaru…d-despacio… - pidió entre balbuceos.


- N-No puedo esperar… no más – hundiéndose en el interior del kitsune.


- ¡Ahhhgghh! ¡D-Duele… duele mucho!


      La tensión del cuerpo siguió al grito que le produjo la rápida intrusión del miembro del moreno en su interior, la boca de Shikamaru trato de apagar los dolorosos gemidos con sus labios y lengua ya que no pudo dejar de embestirlo desde el momento en que lo invadió, las uñas del kitsune rasguñaban la espalda del moreno dejando visibles marcas en su piel, en lugar de sentirse afectado, el Nara disfrutaba de ese doloroso placer junto con las arremetidas dadas al cuerpo del ojiazul como un sublime conjunto por el cual sentirse vivo, y dejar atrás la apatía que siempre había llenado su vida.


      Luego de los momentos del dolor inicial el ojiazul comenzó a experimentar verdaderamente lo que la unión con el Nara le hacia sentir a pesar de no haber palabras amorosas de por medio, solo la atracción sexual los envolvía en esos momentos, el satisfacerse así mismos era lo único que los motivaba para llegar al punto donde se encontraban ahora.


- D-Delicioso… ah, ah, ah… tan s-sensual, N-Naruto… Ahhh – balbuceaba Shikamaru casi a punto de correrse.


- Ya no p-puedo… ¡Ahhh! – derramándose al igual que el Nara.


      Luego de inundar al kitsune con su semen el moreno se echo a un lado boca arriba con sus brazos extendidos mientras recobraba su normal respiración, después de tranquilizarse y completamente exhausto por el orgasmo se quedo dormido casi de inmediato.


      Por su parte, el ojiazul con el cuerpo adolorido por lo salvaje de la unión, se levanto como pudo y camino hasta el río para lavar los rastros de lo que acababa de hacer junto con la fisura que sentía había sufrido su corazón después de consumado el hecho, luego de la tempestad viene la calma y es allí donde nos ponemos a pensar si lo que hicimos  fue un error, meditaba mientras trataba de deshacerse de lo que pensaba seria una mancha difícil de borrar.


      Se vistió con suma lentitud,  ya que le dolía todo el cuerpo, y observo por un momento al que yacía durmiendo cerca de la orilla, ahora y en frio trataba de comprender el porque de haberse dejado llevar por la pasión que le inspiraba el cuerpo inmóvil a sus pies, y sobre todo, ahora que ya había pasado, que seria lo que seguiría después era algo en lo que no podía dejar de pensar cuando se dirigía de regreso a la aldea.


- “Siento como si hubiera sido usado solo para… que digo, ¿Acaso no hice lo mismo con él? No está bien, esto no pudo ser todo, para tener sexo cualquiera sirve… o al menos es lo que pienso, pero él… maldición, debe haber algo más por lo que pierdo la cabeza cada vez que lo veo, algo que me hace sentir que no solo necesito su cuerpo… deja de seguir pensando, Naruto, y vete a dormir” – llegando a su casa e hiendo directamente a la cama.


- ¿Naruto? ¿Dónde…? – se preguntaba el Nara mirando a su alrededor después de despertar al cabo de dos horas – “No tenias que marcharte, de todas manera… ¿Qué te hubiera dicho después de…? ¿Qué fue fabuloso, fantástico, divino? Nada de eso cambiaría el hecho de que prácticamente te obligue a tener sexo conmigo, aunque…  también tú así lo quisiste, seguramente te estarás preguntando que va a pasar después de esto…  te lo diría si estuvieras aquí – pensaba mientras se aseaba en el agua – Te hice mío y por lo tanto ahora me perteneces, no es una suposición… es un hecho, seguiré buscándote día tras día, donde sea que te estés y con quien sea que te encuentres, ya no eres libre de hacer lo que quieras, me convertiré en tu jaula, de la cual… solo yo tengo la llave, mi zorro” – sonriendo con total satisfacción al pensar en su siguiente encuentro.


      Un nuevo día llego y con el la firme convicción del kitsune de evitar por todos los medios encontrarse con el Nara, aunque estuviera muriéndose por ganas de verlo, lo que no era difícil si pensaba que el estado de su brazo lo mantenía apartado de toda misión, aunque no sabia exactamente si eso era una bendición o un grandísimo problema ya que no podía salir fuera de Konoha y así poner tierra de por medio entre los dos.


- Esto se ve mucho mejor – decía la Haruno al examinar el brazo del rubio.


- ¿Cuándo crees que podre quitarme éste estorbo? Así no podre salir a buscar a Sasuke – dijo aunque por dentro no sentía ningunas ganas  por hacerlo.


- Creo que dos semanas más bastaran para que esté completamente recuperado – respondió la pelirosa.


- Ya veo… dos semanas, “¿Qué se supone que hare hasta entonces? Escapar de Shikamaru va ser prácticamente imposible, deseo ver tanto a ese baka… tengo que controlarme, parecemos dos enfermos dependientes de una misma medicina… una enfermedad, ¿Así es como podríamos llamar a esto que sentimos? No seria del todo imposible”  Necesito hablar con la vieja Tsunade – dejando la camilla donde se sentaba para el examen de su brazo.


- Tienes suerte, se encuentra en el segundo piso – aclaro la Haruno.


      Y allí se dirigió el kitsune, luego de encontrarla ocupada revisando expedientes médicos en uno de los despachos del hospital…


- Ah, Naruto, ¿Cómo va tu brazo? – sin despegar la vista de los papeles frente a ella sobre la mesa.


- Sakura-chan dice que todavía faltan dos semanas para que esté totalmente curado – sentándose en una silla frente a la Hokage.


- ¿Y bien?


- ¿Qué no hay nada que pueda hacer mientras tanto? Si no hago algo pronto… voy a explotar – dejando caer su frente sobre la mesa – Necesito  en que ocuparme, por favor – poniendo ojos de cachorrito abandonado.


- Naruto, comprende que no puedo dejarte salir por ahí en tus actuales condiciones, recuerda que…


- Si, si, si, un montón de gente me persigue… “Y acabo de añadir uno más”


- Entonces,  si entiendes la situación espera el tiempo para que tu brazo sane del todo, mientras tanto solo ocúpate en descansar, y ya vete, me distraes.


- “Maldición, parece que el mundo conspirara en mi contra – pensaba a la salida del hospital, al alzar su vista vio a lo lejos a la persona con quien menos quería encontrarse – “Hay no, es Shikamaru… rayos  – echando a correr por una de las calles laterales – Demonios, parezco un fugitivo en mi propia casa”


- Naruto… ¿Qué demonios…? – saltando a uno de los techos para seguir la carrera del ojiazul.


      El kitsune corrió hasta que sus pulmones no pudieron más, el prolongado descanso había hecho que su agilidad y resistencia física desmejorasen bastante, con el pecho agitado por la carrera decidió esconderse en una de las ramas de un árbol detrás de la academia, esperando que al Nara no se le ocurriera buscarlo allí, gran error.


 


Continuara…


 

Notas finales:

¡Ola a todas y todos! ¿Que les parecio? si es que se deciden a mandar algun comentario, el segundo capitulo ya esta listo asi que no los hare esperar mucho.

es todo por ahora, cuidense y besossss para tpdps, chaito.

                                                              Nessa Yaoi.


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