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Viviré para tí por LexiusVlad

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Notas del capitulo:

Esta historia comencé a escribirla en Slasheaven, ya lleva 16 capítulos y estoy cerca del final.

Espero que disfruten su lectura.

Capítulo 1. El futuro. Una vida llena de felicidad a tu lado.

 

 

Los amantes abrazados comenzaron a despertar, se sonrieron aun en medio del sueño, una mano delgada, pálida se acercó al rostro moreno más joven y apartó el rebelde cabello que caía descuidado encima de la frente.

 

El moreno sonrió acariciando el pálido cuerpo de su amante.

 

-Somos libres -le dijo.

 

-Gracias -susurro -Nunca creí que este día llegaría...

 

-¡No confiabas en mí! -exclamó ultrajado.

 

-Sinceramente...

 

-¡SEVERUS!

 

El hombre rió con humor, era una de las pocas veces que Harry lo había visto reír así, no se sintió enfadado por sus insinuaciones, ya conocía de antemano el carácter de su amante como para enfadarse por eso.

 

Severus se incorporó sobre las almohadas, miró hacía el otro lado, antes de hablar; algo totalmente extraño en él puesto que era un hombre tan seguro de sí mismo y que no temía decir algo ante la cara de cualquier persona.

 

-Tengo que decirte algo, Harry, es importante pero primero tengo que saber una cosa.

 

Lo miró con su rostro desprovisto de toda emoción que rebelara la noticia.

 

-¿Qué harás ahora? -preguntó nuevamente con esa expresión seria que tanto le conocía -Eres el héroe del mundo mágico, probablemente las personas querrán que te incorpores al Wisengamot o que como mínimo te postules para Ministro de Magia.

 

Se notaba en su voz un cierto tono de sacarmo, Harry sonrió.

 

-¿Y no puedo quedarme contigo?

 

Severus lo miró sin regalar nada en su expresión, el joven volvió a hablar.

 

-Sabes que esas cosas no me interesan, y si una vez quise ser Auror, ahora solo puedo pensar en estudiar alguna carrera que me permita postular mi título para enseñar aquí en Hogwarts. Mudarme a estas habitaciones, contigo...

 

-Ah ¿Conmigo? ¿Y cuándo exactamente pediste mi opinión? -Severus torció los labios en ese gesto tan característico -Si mal no recuerdo no te he invitado...

 

Harry se incorporó sobre su amante, tomando el rostro amado entre sus manos, poniendo un dedo sobre los labios para hacerlo callar, Severus se estremeció, el cuerpo del joven era fuerte y musculoso, trabajado con ejercicios físicos y el quidditch, a diferencia del suyo, delgado, aun sin ser esmirriado, se podía decir que entre ambos, el joven era el más fuerte. La fuerza de Harry lo excitaba, siempre lo enloquecía que lo dominara de esta manera.

 

-No tengo que pedir permiso -susurro el joven -Eres mío y hago contigo lo que yo quiera ¿O se te olvidó tan pronto? Creo que voy a tener que recordártelo una vez más.

 

Diciendo esto atacó los labios delgados sensuales de su amante, quien se dejó dominar nuevamente, como siempre, por quien ahora llenaba su corazón y su vida de una manera que nadie fuera de esas paredes podría jamás sospechar.

 

Harry olvidó que Severus intentó decirle algo importante, y para Severus si el mundo terminaba en ese momento, en realidad no era importante, lo único que importaba era quedarse entre los brazos de Harry disfrutando cada cosa que su joven amante quisiera hacerle, ahora que podían, ahora que Harry era solo suyo…

 

Porque a partir de mañana la comunidad mágica exigiría la presencia de su héroe al menos en el banquete de celebración, sin embargo, después… después Harry seria suyo para siempre…

 

***

 

La noche de luna llena. Noche de festejos porque el terror había caído, el cielo se llenaba con las luces de los fuegos artificiales, la noche con los sonidos de la alegría. Sin embargo en los jardines de Hogwarts, ocurría algo distinto a una celebración, y la noticia que acababa de escuchar se convirtió para uno de los protagonistas, más que alegría en una carga.

 

-Sé que esto no es lo que quieres.

 

La voz suave lo sacó de sus cavilaciones. Él volteó a observar la figura delgada, a la luz de la luna se veía etérea, hermosa, como una ninfa en medio del jardín. Alguna vez la amó, hacía mucho tiempo, pero el bonito recuerdo bonito aun estaba presente.

 

-Lo siento -murmuro, no quería lastimarla.

 

Ella sonrió, siempre tan comprensiva, tan amante. Como aquella noche hace tres meses atrás cuando en medio del despecho y los celos, ambos se encontraron, sin pedir nada a cambio, como amigos que se consuelan en un mal momento.

 

-Lo sé, y temía decírtelo porque no quería que fuera motivo de desdicha -bajó su cabeza.

 

-¡Un hijo nunca es motivo de desdicha! -protestó -¡Es mi hijo! No fue planeado, pero será amado.

 

-¡Harry! -exclamó la joven -Sabía que no ibas a dejarme sola.

 

-Nunca estarás sola. Siempre estaré a tu lado, contigo y mi hijo.

 

La joven se abrazó a Harry.

 

-Mi madre estará tan contenta de planear nuestra boda...

 

-Espera Ginny... Un momento, yo no puedo casarme contigo...

 

-Pero Harry...

 

-Ginny, yo amo a otra persona, tú lo sabes.

 

Silencio.

 

-¿Y crees que él te corresponderá? -preguntó con voz ronca por contener el llanto

 

Harry se quedó sorprendido por las palabras.

 

-¿Él? ¿Cómo sabes...? ¿Te lo dijo Ron?

 

-¿Ron lo sabe? Por supuesto. No, solo lo supe. Te conozco Harry, y aquella noche estabas un poco ebrio, un poco celoso y despechado -ella se dio la vuelta como si fuera marcharse.

 

-¡Ginny!

 

Ella se quedó inmóvil, ante la exclamación pero no se volvió.

 

-Te dije que estaré a tu lado.

 

-¿En calidad de qué? ¿Cómo quedaré ante mi familia?

 

-No, Ginny, espera.

 

Harry la tomó por los hombros, ella se negó a verlo, él no la obligó, no quería ver el rostro que sospechó estaba surcado por las lágrimas.

 

-¿Me alejaras de mi hijo si no me caso contigo?

 

Ella se abrazó a él con ternura.

 

-No Harry -levantó el rostro mirándolo con una sonrisa tierna -Nunca te apartaría de tu hijo, no te preocupes. Mis padres entenderán.

 

-Ginny, eres un ángel. Si todo fuera diferente, si yo no...

 

-No -ella puso su mano delicada sobre la boca de Harry -No, nada cambiará. Yo no quiero que nadie sea infeliz, menos por mi hijo. Un niño es motivo de alegría.

 

Harry sonrió, abrazándola.

 

Él amaba a Severus, tanto que sabía que si apartaba de su lado moriría, y sabía que el otro hombre también lo amaba.

 

Ninguno sería feliz si tomaba aquella decisión que acabaría por arruinar la vida a tantas personas ¡Pero era su hijo! ¡Su hijo! ¿Ginny lo apartaría de su lado? ¿Los Weasley dejarían que se le acercara? ¿Podría soportar la mirada de Molly al saber que no se casaría con su hija? ¿Cómo podría volver a mirar al señor Weasley? Y Ron ¿Su amigo le perdonaría que abandonara a su hermana?

 

***

 

Después de dejar a Ginny en el Gran Comedor junto a Hermione, y despedirse discretamente de sus amigos, decidió irse de la fiesta, no quiso quedarse a la celebración, sobre todo porque el verdadero dueño de su corazón no estaba en esa habitación llena de gente. Sino esperando por él en sus habitaciones privadas.

 

Recorrió los pasillos de Hogwarts, imaginando como seria ese dulce encuentro, el que ambos habían prometido que sería el inicio de una nueva vida juntos. Severus era su futuro ¡Ginny tenía que entender!

 

Él siempre estaría para su hijo, a su lado, pero todos serian infelices si aceptaba un matrimonio sin amor.

 

-Harry.

 

El joven levantó la vista para toparse con Dumbledore, quien se veía tan sorprendido como él de verlo en dirección hacia las mazmorras.

 

-¿Profesor Dumbledore?

 

-Muchacho, te estaba buscando, ven conmigo a mi despacho ¿Ibas a ver a alguien?

 

-No... Me cansé de la fiesta y buscaba un lugar para despejar mi mente.

 

El viejo Director le sonrió con paternalismo.

 

-Bien, hablaremos un rato y después puedes ir a dormir. Imagino que estas celebraciones no son de tu agrado.

 

Harry torció los labios.

 

-Usted sabe que no. Pero no puedo desairar a las personas que me tienen cariño.

 

-Por supuesto, hijo.

 

Dumbledore lo llevó a su oficina, y lo hiso tomar asiento, había un juego de té encima del escritorio, al parecer los elfos domésticos sabían que el Director iba a tener invitados. El mayor se sentó tras su escritorio y retiro el hechizo que se posaba sobre el servicio de té.

 

-Así se mantiene caliente - informó en un murmullo más para sí mismo que para Harry.

 

El chico sonrió, mientras el mayor preparó el té.

 

-Dime Harry ¿Cómo te has sentido?

 

-Bien -el Director levantó una ceja ante la escueta respuesta -Físicamente ya estoy recuperado, no necesito volver a la enfermería.

 

-Toma el té antes de que se enfrié. Eso quiere decir, que anímicamente no estás bien.

 

Harry lo pensó.

 

-Surgió algo... pero nada de qué preocuparse.

 

El hombre mayor cabeceó su entendimiento.

 

-El Ministro está preocupado por tu salud, y debo confesar que yo también. Después de esa batalla, y de ver a medio Park Drive convertido en cenizas todos estamos un tanto... como decirlo: 'alterados'.

 

-Él ya se ha ido, usted mismo lo vio -Harry no quiso recordar, pero murmuro suavemente -Solo cenizas, como usted dijo, solo eso quedó...

 

-¿Y tú? Quedaste intacto. Muchos no pensamos que pudiera ocurrir, nos sorprendimos al verte de pie en medio de aquello.

 

Harry comenzó a sentir un poco de sueño, volvió a tomar otro poco de té, estaba tibio y no muy dulce, no era el sabor usual que Dumbledore solía tomar, estaba un poquitín amargo, supuso que el hombre viejo a su edad habría mezclado otro sin querer. No quiso ser grosero al no tomarlo. Agitó su cabeza.

 

-Usted sabe lo que decía la profecía... -su lengua se sentía dormida.

 

-¿Tienes sueño?

 

Miró a Dumbledore, el hombre estaba recostado contra su sillón, su taza de té intacta sobre la mesa, lo miraba de extraña manera.

 

-Creo que estoy cansado. Debería irme ahora...

 

Intentó levantarse, pero cayó pesadamente sobre el sillón, la taza resbaló de sus manos sin quererlo y fue a caer sobre la alfombra causando un sonido lejano, embotado.

 

Dumbledore se levanto del sillón y llegó a su lado, sostuvo su barbilla para que pudiera mirarlo a la cara.

 

-¿Profesor?... ¿Qué me... pasa?

 

-Eres un chico muy ingenuo. No, no eres un chico no, un hombre de 17 años, que pronto se convertirá en hombre mayor y quizás asimilaras el total de los poderes que posees y tomaras conciencia de la influencia y la fama que podrías ostentar -dijo suavemente o eso le pareció a Harry -Te convertiste en el mago más poderoso del mundo ¿Y qué haces? Jugar por los jardines con las chicas adolescentes.

 

-¿No...entiendo?

 

-¡Por supuesto que no! Un joven como tú no entiende tanto poder. Yo fui el primero en llegar a tu lado ese día y quería sacar de allí tu cuerpo mutilado por Voldemort, decirle a todos que yo lo derroté, enterrarte como a un héroe ¡Inmortalizarte como a un héroe!

 

-¿Y usted ser el verdadero héroe? -su visión se volvió borrosa, ya no podía enfocar bien.

 

-Todo tienes que hacerlo tan difícil -dijo amargamente -Ahora arreglaré todo a mi manera.

 

El viejo soltó su cara, apartándose, Harry oyó pasos lejanos, intentó levantarse pero cayó al suelo y se arrastró hasta la puerta, de repente sintió que halaban su cabello obligándolo a levantar su cabeza, no entendió lo que Dumbledore le dijo, solo vio la varita apuntada a sus ojos.

 

***

 

Severus no podía entenderlo.

 

Se suponía que Harry iría a verlo la noche de la celebración, él tenía todo preparado, una exquisita cena con los alimentos que le gustaban a su amante, una botella de vino de excelente calidad, y al final de la velada le diría el secreto que había estado escondiendo durante ese mes y medio.

 

Pero Harry nunca llegó, y durante varias semanas no tuvo noticias suyas; eso era muy extraño.

 

Él era un hombre inteligente, un slytherin astuto. Fue espía para la Orden del Fénix durante largos años y jamás lo descubrieron, ni siquiera con su último aliento el señor oscuro supo que él era el traidor.

 

¿Cómo pudo Harry engañarlo? ¡Un gryffindor! Un pre-adulto. Fueron amantes durante casi dos meses, debía confesar que fueron dos meses maravillosos, el mejor secreto que guardó en toda su vida.

 

De pronto... el joven desapareció.

 

No fue a su encuentro aquella noche, y no volvió a verlo más. Después se enteró de su compromiso con Ginny Weasley, el diario "El profeta" exhibía una foto de los novios, abrazados, anunciando su próxima boda.

 

Hedwing, la lechuza de Harry llegó a su ventana y él la corrió, no quería saber nada de ese miserable gryffindor, pero el animal volvía cada mañana sin mensajes, ni una nota ¡Nada! Solo ululaba cerca de la ventana sin atreverse a entrar.

 

Si Harry no quería saber de él, si se había ido del castillo ¿Por qué su mascota rondaba Hogwarts?

 

Supo por Minerva, que Ron Weasley y Hermione Granger estuvieron hablando con Dumbledore, preguntando acerca de Harry ¿Acaso Harry no estaba comprometido con la hermana de Weasley? ¿No sabían ellos de su paradero?

 

No podía entender, ni creer. Harry era un Gryffindor, al menos se hubiera despedido, con algunas lágrimas en los ojos y un sentimiento de culpa. Pero irse así ¡Imposible! Quizás había cambiado de opinión, comparó al odiado profesor Severus Snape con Ginny Weasley y lo que podría obtener a su lado, no era igual ir del brazo de una hermosa joven que del brazo de un viejo amargado, ex mortífago a quien todo mundo odiaba.

 

Se propuso investigar, si Potter tomó una decisión que se lo dijera en la cara ¿Acaso no fue él quien llegó a su puerta en primer lugar? ¿No fue él quien lo obligó a aceptar los sentimientos que albergaba su alma? Severus no era un niño y así mismo se lo hiso saber, si iban a mantener una relación como Harry le propuso, sería una relación seria y privada.

 

Sin embargo sus planes de encontrar a Potter y obligarlo a enfrentar las consecuencias de sus acciones como un hombre, se atrasaron puesto que el castillo estaba en zozobra...

 

Hacía dos noches habían atacado a Dumbledore, los profesores intentaban contener los chismorreos, y llevar la calma a los alumnos, sin embargo ni ellos mismos sabían lo que ocurría.

 

El Director estaba en la enfermería del colegio y Severus se dirigía hacía allí con algunas pociones que requirió Pomfrey. Para su disgusto, en el lugar estaban Sirius Black y Remus Lupin, no quería encontrarse con ellos así que se dirigió a la oficina de la enfermera.

 

Solo alcanzó a escuchar el grito de Black, cuando miró hacía ellos, supo que algo estaba mal, Lupin lucía más pálido que usualmente y se sentó en una silla cercana como si fuera a desmayarse. Black maldecía y arrojó una silla al otro lado de la habitación, le extraño que Pomfrey no le recriminara, en cambio la mujer se llevó las manos al rostro, parecía estar llorando.

 

Se acercó.

 

Dumbledore tenía la mitad del rostro chamuscado, pero estaba consciente y también lucía muy triste.

 

-Oh, Severus -dijo Pomfrey -No sabes lo que ha pasado...

 

-Obvio -se limitó a decir.

 

-Harry se entrevistó con Albus -fue Lupin quien habló -Pero alguien los siguió y... Harry se descuidó...

 

El corazón de Severus estaba oprimido dentro de su pecho. Miró a Albus quien le devolvió la mirada con sus ojos azules llenos de lágrimas.

 

-Ni yo pude hacer nada -susurro el viejo -Harry murió en mis brazos.

 

Severus se limitó a retirarse de la enfermería, escuchó a Black maldecir nuevamente: '¡Bastardo grasiento! Ni siquiera tiene la decencia de lamentarse'. No le importó.

 

Siguió su camino hacía las mazmorras, frente a sus habitaciones, susurró la contraseña, al entrar, como siempre, agregó un par de hechizos para insonorizar el lugar y luego... como si fuera una bestia herida... de su garganta cerrada brotó un grito que desgarró su alma...

 

No le importaba que ese hombre lo hubiera abandonado sin siquiera despedirse, que no le hubiera dado importancia a las promesas y los planes... Harry, su dueño... estaba muerto.

 

Muerto...

 

Y una parte de él murió también...

 

Continuará...

 

Notas finales:

Actualizaré rápido para llegar al capítulo 17, que es el nuevo y no está publicado en Slasheaven (cuya página no quiere abrir) :(


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