En Hogwarts, en la Sala Común de Slytherin, y más concretamente en los dormitorios masculinos, se encontraba un chico de unos diecisiete años, alto, pálido, rubio, delgado, de facciones angulosas y unos increíbles ojos grises. Efectivamente Draco Malfoy.
En ese momento, estaba estirado en su cama pensando, con el entrecejo fruncido, en como le podía poner solución a su pequeño problema. En verdad estaba harto de que su novio le celara tanto, vale que su fama de conquistador le precedía, y no era muy buena que digamos, pero le quería demostrar a ese león que desde que le había hecho caer en sus garras, él no tenía ojos para nadie más. Que su mente, su corazón y su alma, sólo le pertenecían a él.
En verdad, no sabía como era que habían acabado de novios, de enemigos declarados, habían pasado a amigos, un día que les tocaba limpiar los baños de hombres del segundo piso, y donde pudieron limar sus asperezas, para pasar a ser los mejores cuando sus otros dos amigos se habían hecho pareja, pasa ser ellos mismos novios.
Con una sonrisa en la cara recordó lo que había pasado ese día:
Esa mañana se había levantado muy contento, presentía que algo bueno iba a ocurrir. Ojala fuera así puesto que desde que había acabado la guerra no tenía muchos momentos como esos, con sus padres presos, sólo, se sentía muy sólo, no tenía a nadie. Bueno si tenía a su mejor amigo, tenía a SU Harry.
Simplemente, no sabía como había pasado, pero un día, estaban en el baño castigados, y habían empezado a llevarse bien, quedaron como amigos pero en secreto ya que tenían una reputación que mantener…, con el paso del tiempo se convirtieron en inseparables cuando Ron y Hermione se hicieron pareja y ahora… ahora Harry se había convertido en el dueño de su corazón, como un vil ladrón había llegado y se lo había robado poquito a poco. En sus sueños, sólo estaba él, ya no le apetecía estar con ninguna otra chica… y esos sentimientos le estaban matando puesto que sabía que Harry no le correspondería en su vida…
Despejó esos pensamientos, y decidió que ya era hora de ir al Gran Comedor a desayunar y a ver si le pasaba algo que hiciera su vida un poco más alegre.
Pero antes de llegar allí, doblando una esquina en la que había una estatua de una bruja tuerta, se encontró con Harry que iba con una cesta, se le acercó con una sonrisa en la cara que Harry le devolvió nerviosamente.
Iba a hablar, y que le contara lo que le ocurría cuando Harry le dijo:
—He cogido un poco de comida de las cocinas—le dijo guiñándole un ojo, —y te estaba esperando, ¿vamos a fuera? Hay algo que me gustaría contarte.
Draco estaba bastante sorprendido, ¿desde cuando Harry querría almorzar fuera? Vale que todos estaban desayunando, pero, ¿y si alguien les encontraba?
Harry que parecía haber leído sus pensamientos, le dijo:
—Toma, ponte la, hasta que lleguemos a fuera, y así nadie podrá saber que eres tú el que me acompaña—dijo tendiéndole la capa de invisibilidad, —en verdad quiero hablar contigo, pero preferiría que nadie molestara.
Draco decidió no objetar nada y se la puso, así los dos se dirigieron hacia el lago. Para su fortuna, durante el camino no encontraron a nadie.
Entonces, se sentaron en el árbol que quedaba justo a orillas, Harry le pasó un emparedado, que le habían dado amablemente los elfos, a Draco, y estuvieron durante un rato degustando todo lo que había en la pequeña cesta que los elfos les prepararon.
Cuando ya acabaron, Draco, que la actitud del moreno le extrañaba demasiado, preguntó:
— ¿Y bien? ¿Me contarás que pasa?
—Yo… yo…—Harry no podía hablar, estaba demasiado nervioso, había planeado tanto que decirle a Draco, y ahora le ganaban los nervios… ¿Pero no eran los Gryffindors los valientes? Tenía que sacar la valentía y atreverse a decirlo pero no podía… simplemente, no quería perder a Draco por una estupidez, por que él verdaderamente sabía que Draco no le correspondería, pero un día tenía que sacar eso de dentro…
—Harry, me estás asustando, ¿qué pasa? ¿Estás bien?—dijo al ver la cara colorada de Harry, se acercó a él y le puso la mano en la frente, —no pues fiebre no tienes—dijo pensativo.
Harry se ruborizó más al notar la mano de Draco en su frente, y decidió armarse de valor y confesarse:
—Te amo, Draco.
Draco quedó en estado de shock, no se imaginaba que Harry le diría algún día esas dulces palabras que tanto deseaba escuchar, era lo más lindo que alguien le había dicho nunca, y sin poder ni querer evitarlo lágrimas de felicidad bajaron por sus mejillas.
Harry que estaba esperando una respuesta, al ver como las lágrimas salían de los ojos del rubio, se maldijo no le tendría que haber dicho nada, ahora lloraba por su culpa.
—Draco, yo… perdón…—iba a continuar disculpándose cuando sintió uno de los dedos del príncipe de las serpientes sobre sus labios.
—Shhh… no digas nada Harry, yo también te amo. Sólo lloro de felicidad.
Al moreno esas palabras le supieron tan bien. Iba con miedo a declararse y se encontraba con que su dragón sentía lo mismo que él, no pudo más y le besó.
Aunque Draco hubiera dado muchos besos antes, este simplemente le pareció increíble, se notaba que el moreno tenía poca experiencia, pero lo estaba haciendo bastante bien.
Era simplemente un beso hermoso.
A partir de ese momento, se hicieron novios, pero tenía que ser en secreto, pues no querían causar algún ataque al corazón a algún estudiante si aparecían con las manos entrelazadas y dándose un beso.
Salió de sus recuerdos, cuando le vino a la mente la pelea de ayer, no es que se quejara de que Harry estuviera tan encima de él, pero es que le molestaba el hecho de que parecía no creerle cuando le decía que no le había sido infiel, y eso le hacía daño, mucho daño.
De repente se le vino a la cabeza una idea, más bien una canción que escuchó hace un tiempo y que le venía perfecta para ese momento, sabía que era un poco cursi, pero a ver si así servía para que ese león terco que tenía por novio le creyera, además que Harry ya había insinuado que quería que su relación se hiciera pública así que…
Ya había llegado la hora de la cena, decidió que fuera ese momento en que se hiciera, estaba nervioso, demasiado, pero por Harry haría lo que fuera…
Tuvo que hablar con su padrino para que le ayudara a prepararlo todo, Snape al principio se negó diciendo que él no quería saber nada, pero al final le acabó ayudando como siempre…
En el Gran Comedor, estaban llegando los alumnos de todos los cursos y todas las casas para cenar, haciendo que en un momento se llenara.
Harry giró la cabeza para ver si su príncipe ya se encontraba allí y frunció el ceño al no verlo, ¿es qué le había pasado algo a Draco?
No pudo seguir pensando en eso, ya que de repente las luces del comedor se apagaron, y antes de que la gente entrara en pánico, se encendió una luz de encima de una tarima, allí había un micrófono.
Toda la gente quedó pasmada al ver eso, los hijos nacidos de muggles les explicaban a los otros que era ese aparato, todos hablaban al mismo tiempo…
Hasta que una voz les hizo callar a todos.
—Buenas noches a todos—habló Draco—sé que se preguntaran que hago aquí en la hora de la cena y con un micrófono en mano… pues vengo a demostrar a alguien que mi amor de verdad es sincero, y me gustaría que escucharas esta canción:
Eres todo lo que pedía
Lo que mi alma vacía
Quería sentir
Todos estaban en shock, ¿Draco Malfoy cantando? ¿Y cantando una historia de amor?
Por otra parte, Harry no se lo podía creer, y ahora se maldecía por haber dudado del amor de Draco… pero se sentía inseguro, además su novio era muy cotizado, y si de repente se aburría y se fuera con otro… pero le estaba demostrando que de momento no lo hacía… no pudo evitarlo y sus ojos se llenaron de lágrimas de felicidad.
Mientras tanto la canción continuaba.
Eres lo que tanto esperaba
Lo que en sueños buscaba
Y que en ti descubrí
Tú has llegado a encender
Cada parte de mi alma
Cada espacio de mi ser
Ya no tengo corazón
Ni ojos para nadie
Solo para ti
Eres el amor de mi vida
El destino lo sabia
Y hoy te puso ante mí
Y cada vez que miro al pasado
Es que entiendo que a tu lado
Siempre pertenecí
Tú has llegado a encender
Cada parte de mi alma
Cada espacio de mi ser
Ya no tengo corazón
Ni ojos para nadie
Solo para ti
Solo para ti
Solo para ti
Solo para ti
Esto es en verdad
Lo puedo sentir
Se que mi lugar
Es junto a ti…
Eres todo lo que pedía
Lo que no conocía
Y que en ti descubrí.
Acabó y dirigió su mirada al público, ya con la luz encendida, se veía a mucha gente llorando por la canción tan bonita, se aclaró la garganta intentando pasar el nudo que había en su garganta, cogió el micro y dijo:
—Te amo Harry.
Eso hizo que se desatara el caos ya que todos estaban sorprendidos por la declaración del príncipe de hielo, pero también estaban atentos a la reacción de Harry. Este se levantó, y con la mirada de todos clavada en él, se dirigió a Draco y le dijo:
—Yo también te amo, dragón.
Y se fundieron en un apasionado beso.
El comedor quedó en estado de shock, ya que ver a dos enemigos declarados besándose… pero al final les aplaudieron.
Harry y Draco se separaron avergonzados, pero el rubio no había acabado aún, así que deshaciéndose del agarre de Harry, se arrodilló, sacó una cajita de terciopelo negra, la abrió dejando ver un anillo elegante y no muy vistoso, una alianza de oro blanco con dos pequeños diamantes en el centro, y le dijo con voz clara:
—Sé que no soy el mejor novio del mundo, y que tengo muchos defectos, pero Harry,
¿Me harías el inmenso honor de casarte conmigo?
Todo el mundo contuvo la respiración, ¿Qué contestaría Harry?
Mientras Harry estaba sorprendido y muy emocionado, no se esperaba que una pelea por celos acabara en esto, pero se alegraba de que así fuera, y, no pudo más que decir:
—Sí quiero, Draco, acepto casarme contigo.
El rubio más que emocionado, le puso la alianza en el dedo a Harry y se volvieron a fundir en un beso, alegres de poder estar juntos por toda la eternidad.
¿FIN?