Lovers Doll por Rosvela

Draco desvió la mira al sentirse como la magia lo rodeaba por completo.

-Padrino, están seguros de esto- Severus suspiro mirando como Lucius se preparaba para realizar el conjuro.

-Es la una manera de protegerte de el Draco- Contesto su padre sin un deje de duda en el rostro.

Draco solo cerró los ojos al escuchar a los dos hombres comenzar con el conjuro ancestral que lo podría proteger del que-no-debe-ser-nombrado, sintió sus brazos y piernas encogerse, su pelo crecer y poco a poco el mundo entero se desvaneció.

Serverus suspiro al terminar el conjuro y notar que su ahijado había desaparecido para dejar en su lugar a una hermosa muñeca de porcelana, pero el sentir una mano sobre su hombro no ayudo a que su arrepentimiento desapareciera –Espero que estemos haciendo lo correcto Lucius-

-Lo hacemos Serverus, al menos el tiene que sobrevivir, de una u otra manera el será feliz- dijo al sentir las lagrimas cayendo por sus ojos.

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8 años después…
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Harry se quedo paspado frente a la vitrina donde se exhibía la muñeca más hermosa que jamás había visto –Podrias por lo menos no ser tan notorio Harry, todos se darán cuenta que quien quiera la muñeca no soy yo, sino tu- Ginny frunció el seño al sentirse desplazada nuevamente por una muñeca de porcelana, nunca había sido capas de entender la obsesión tan enfermiza que tenia Harry por las muñecas de porcelana.

-L-lo siento, no me di cuenta- sus mejillas se sonrojaban mientras terminaba desviando su mirada al piso, es que el no lo podía evitar, desde el primer momento que vio a esa hermosa muñeca de largo pelo rubio platino, ojos grises y piel mas blanca que la leche se había enamorado de ella, por eso le había pedido a Ginny que lo acompañara por comprarla, pero ella simplemente se había negado alegando que su colección de muñecas cada vez iba aumentando mas y si su hijo James de 4 años las encontraba el niño quedaría traumado de por vida.

Por lo que de forma suplicante tubo que prometer no volver a comprar ninguna muñeca mas aparte de ella, por lo que seria la ultima de su colección, pero que lo acompañara por ella, pues a pesar de tener 99 muñecas, el aun no era capaz de ir a una tienda de juguetes para adquirirla por su propia cuenta, aun principio le pedía ayuda a Hermione, pero después ella ya no tubo tiempo para eso, por lo que intento con un sinfín de técnicas, hasta que Ginny le dijo que ella le ayudaría, que fingirían que las muñecas se las estaba comprando para ella, pero después de la llegada de James ella dejo de hacerlo por lo que por un tiempo dejo de hacerlo, pero al ver a esa hermosa muñeca…

-Lo prometo será la ultima- dijo completamente seguro de si mismo, mientras Ginny volvía a suspirar fastidiada y entraba enojada a la tienda, lo que logro a Harry hacer sonreír.

Menos de media hora después salía con su valioso paquete encogido en el bolcillo de su pantalón una sonrisa en su rostro una esposa mas que molesta por verse nuevamente desplazada por una obsesión enfermiza y asquerosa para su opinión personal.