Hiroki suspiro y cerró su libro. Necesitaba nuevos libros para leer. –Tadaima Hiro-san!-exclamo Nowaki al cerrar la puerta. –Okaerinasai-murmuro Hiroki. Hacia muchos días que estaba así de raro. “Nowaki…porque no me lo has pedido?” no dejaba de pensar. Llevaban 8 años juntos, a pesar de sus rupturas y disgustos. –Hiro-san iremos a cenar con Miyagi y con Akihiko o decidiste no ir?- “Dios que cancele, los desprecio por acercarse así a Hiro-san” –Ah cierto… Si iremos lo olvidaba.-. Nowaki apretó los puños y se le enfrió la mirada y el rostro. Siempre reaccionaba igual cuando mencionaban a algunos de los otros Junjou. Sin embargo, Hiroki reaccionaba ligeramente mas controlado con el senpai de su novio. –Hey tranquilo solo es una cena.- “Si hoy te lo iba a pedir importa mucho el estar solos”. El pelinegro asintió. Se sentaron a comer y luego, lentamente, se comenzaron a preparar para la elegante cena. Hiroki no dejaba de mirar a su novio, seguía distante y pensativo. Nowaki estaba preocupado por su amado Hiro-san. Y si...?No, el ya no trataría de terminarlo, no después de que le jurase el protegerlo y amarlo siempre…O si lo haría? Después de todo lo que habían pasado juntos? De tantas veces de decirse te amo? Quizás esos te amo estuvieran vacíos, solo palabras al aire. No Hiroki no lo haría o si? Maldita confusión. Así de serios llegaron al restaurante. Misaki y Akihiko estaban ya sentados. Se saludaron y Usagi detecto el encierro en si mismo de su viejo amigo. Incluso Misaki detecto la tensión en la pareja egoísta. Miyagi y Shinobu, que miraba receloso a Kamijou, entraron y se sentaron. –Neeee Kamijou has terminado de calificar esos exámenes tan largos?-dijo Miyagi intentando calmar la situación.-No Miyagi, lo olvide por completo.-respondió tranquilo. Que pensaría el demonio Kamijou que lo absorbiera a tal grado que olvidaba su propio trabajo? Y contestaba tan tranquilo…como sino le importara en lo más mínimo. Algo ya estaba mal “Porque porque? Acaso ya no me amara? Aunque yo también tengo algo de culpa por despreciarlo tanto, por pagar tanto amor, cariño y paciencia con frialdad, egoísmo y distancia.” A pesar de todo lo amaba con todo su ser. Daría la vida misma por el. Por ver aquella sonrisa…aquella hermosa y dulce sonrisa que siempre lo ponía de buenas, que le arrancaba una sonrisa. Por sentir el toque de esas calidas manos…de esos brazos estrechándolo con fuerza ,y la gruesa y suave voz diciéndole “Te amo Hiro-san”. Pero hacia días que no pasaba eso, días enteros sin un beso con ese sentimiento. Estarían a punto de terminar? Y solo por la estúpida distancia que el mismo había impuesto, por algo tan ridículo como el que no le hubiese pedido matrimonio aun. Se levanto, interrumpiendo una alegre y risueña charla entre el restote los presentes. Tomo su abrigo y salio –Hiroki!- exclamo su amigo de la infancia-Kamijou!-exclamo Miyagi. Los ukes miraron al demonio Kamijou saliendo por la puerta del lujoso lugar –Hiro-san-grito Nowaki y comenzó a seguirlo. Hiroki sollozaba y caminaba con prisa. Justo en ese momento le diría “Terminamos…” Sintió como tiraban con fuerza de su brazo –Suéltame, Nowaki!!- exclamo al ver como lo atraía a el. –Hiro-san dime que pasa- Hiroki comenzó a llorar –Romperás conmigo verdad?- Nowaki lo miro sorprendido. –No nunca lo haría…-dijo secando las lagrimas del castaño.-Es que…no te demuestro cuanto te amo…y…además no nos hemos casado…se que es bobo pero…-balbuceo el profesor. Nowaki sonrió y lo llevo a su departamento. Tomo la mano del Kamijou y se arrodillo –Kamijou Hiroki, perdón debo llamarte así, para consolidar totalmente el gran amor que siento por ti y creo que tu por mi…quisieras casarte conmigo?-recito y saco un bello anillo dorado y liso.-Te lo iba a decir antes pero…salimos con Miyagi-san y Usami-san…- Un beso y un fuerte abrazo de Hiroki lo silenciaron. –Dios Nowaki, claro que quiero, es lo que llevo esperando todo este mes.-dijo con la voz amortiguada en el hombro de su amado. –Comencemos entonces a planear-dijo Nowaki dando una palmada. Beso apasionadamente a Hiroki y le susurro lo que tanto quería oír:
-Te amo, Hiro-san.- El castaño lo miro y dijo sonriendo. –También yo Nowaki-