Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Giratiempos Roto. por aerosoul

[Reviews - 263]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hey, hola!!!! Vamos por el cuatro!!! El cosmos si me quiere... :D Aunque he de admitir que no estoy orgullosa de este capitulo, jajaja, se me ha ido la olla. Ya leereis por que...

- Te odio. No lo puedo evitar - dijo Draco Malfoy, con parsimonia, como si hablara del clima con Harry Potter (“Hey, mira, va a llover.”). - Es como el respirar: me sale solo.

- Me rompes el corazón, malfoy - dijo Potter, disfrutando del drástico contraste entre el calor del desierto y el frescor del oasis -. Busquemos agua y…

Un fuerte gruñido interrumpió la propuesta del moreno y Malfoy, a quien llevaba abrazado por la cintura para ayudarle a caminar, le miró desafiante.

- ¡¿Qué?! No he desayunado. Así que también hay que buscar algo sólido que ingerir.

Harry asintió y miró a sus alrededores. También él tenía hambre.

Aguzó el oído: hasta donde estaba le llegó un rumor lejano, como el correr de agua.

- Por lo pronto vayamos a por agua - decidió Harry -. Tengo la boca tan seca que no podría escupirte encima aunque quisiera.

- Y yo estaré manco - rebatió Draco, con una sonrisa arrogante.

- Quizá manco no, pero cojo sí… y tuerto.

Y la sonrisa se borró.

- ¡Cabrón! - masculló -. ¡No es gracioso!

- No, no es gracioso… para ti por que para mi, sí - aseguró el Gryffindor, carcajeándose, pero se recobró rápidamente cuando percibió la mirada gélida del Slytherin - . Lo siento - dijo suspirando -. No debí…

Pero, para su sorpresa, Malfoy se echó a reír.

Una risa limpia, cristalina, que hizo que Potter le contemplara embelesado.

Cosa que de nuevo lo incomodo. Era mejor mirar por donde caminaban o ambos iban a terminar cojos…

“Y tuertos.”

El suelo por donde avanzaban estaba cubierto por una capa de hojas aun verdes, y olía a humedad, a hierba y a flores…

“Jazmín,”

pensó el rubio, aspirando profundamente. “Huele a mi madre”

Ese era el aroma que Narcisa Malfoy utilizaba para perfumar las cartas que dirigía a su hijo.

Esquivando troncos caídos y en pie, las túnicas de ambos levantaban rumores al rozar la hojarasca del suelo y, de vez en cuando, algún rayo de sol lograba escabullirse entre las altas ramas de las palmas y los olivos para acariciar sus cabezas.

Draco descubrió que era muy fácil acostumbrarse a caminar abrazado a Potter. Su brazo envolviendo su cintura, por alguna estúpida razón, le hacía sentir completamente seguro…

¡Seguro de que iba a morir pronto si seguía al lado del gilipollas aquel! Pero ¿en que estaba pensando? ¡¿Cómo se iba a sentir seguro abrazado por aquella cosa?!

Y ¿Qué tal besándolo? Draco le había mentido descaradamente al moreno respecto a su gusto. Se sentiría mal por eso… Si Potter no lo hubiera arrojado cruelmente al precipicio. ¡El puñetero Gryffindor se lo tenía bien empleado!

Pero regresando al beso, el rubio aun no se explicaba por que su corazón había hecho una carrera brutal apenas tocar lo labios de Harry. Y sospechaba que de no haberse puesto tan nervioso se habría prendido de sus labios.

Entonces ¿Qué sería de su pobre corazón si lo besara en serio? Aunque, claro, él no pensaba hacerlo por…

- ¡Por la cabeza de Bran “el Bendito,” Malfoy - suplicó Harry, parándose en seco -: dime que eso es real!

El Slytherin salió de su ensimismamiento para ver lo que el moreno señalaba, y, para su sorpresa, no solo se encontró con un río de aguas cristalinas que corría a unos metros de ellos, sino un hermoso claro tapizado de jazmines, al medio del cual crecía un manzano a un costado del río.

- ¡Pues, por la cabeza de Bran “el Bendito,” Potter - respondió Draco, con una expresión extática, a punto de besar nuevamente al Gryffindor, pero imaginando que esta vez podría ser ahogado en el río, se detuvo a tiempo -: parece que sí!

Harry, nunca en su vida, se hubiera imaginado una situación como aquella: perdido en un viaje por el tiempo, con Draco Malfoy por compañero, sirviéndole de bastón y de objeto a besar cuando el rubio se emocionaba lo suficiente…

Inconcientemente había esperado un nuevo beso, pero esta vez el Slytherin solo le había mirado a los labios con sus grises ojos rojos, de brillos cristalizados y por un segundo creyó que adelantaba su rostro en su dirección, pero enseguida llevó su gris mirar al manzano.

¿Decepcionado? ¡No, claro que no! ¿Quién? ¿él? No.

Y ahora ahí estaba, con el rubio cargado en hombros, frente al árbol (que parecía haber sido hecho especialmente alto como para que nadie alcanzara el fruto) , intentando coger manzanas que no querían ser cogidas, con los aterciopelados y blancos muslos desnudos del Slytherin rozando sus mejillas…

“Como si nada.”

Harry intentaba mantener el equilibrio, aun parado de puntillas para dar mayor altura, pero a Malfoy

le faltaba un buen tiro para poder alcanzarlas.

- Es inútil, Potter - dijo Draco, intentando ignorar el hecho de que las manos del Gryffindor apañaban sus piernas. Un Accio Manzana era algo que Draco fácilmente podría hacer, y se ahorraría esas molestias. ¡¡Pero no tenía su varita!! - Vamos a morir de hambre teniendo un puto manzano en nuestras narices. ¡Ah, pero cuando regresemos a Hogwarts voy a demandar al chiflado director por mandarme de paseo sin mi varita! Cuando termine con él no va a tener donde caerse muerto…

Y, muy a su pesar, esas palabras le causaron escalofríos a Draco.

Potter se mordió la lengua para no recordarle quien había tenido la culpa de todo. No podía pelear con el estómago vacío; no podía pensar en buenos insultos.

- Vamos a probar otra cosa…

- ¡Oh, ni lo sueñes! - protestó el rubio, sujetándose inconcientemente del rostro de Potter, mientras este inclinaba un hombro para bajarle -. Si tú quieres comer pasto o flores, vale, pero yo no…

- Me refería a cambiar de posición, Malfoy.

- Ah… Ya lo sabía - aseguró Draco, sacudiendo su túnica de cualquier residuo de corteza del manzano que se le hubiera podido pegar. - ¡Pero ni sueñes con que yo te sostenga a ti! Si no te hubieras cargado mi tobillo…

- Ya. Y ¿crees que puedas subir tus pies a mis hombros? - preguntó Harry, bajando con suavidad al paranoico.

- ¡Por supuesto! Solo tengo que levitar hasta ellos… ¡Ah, ¿Qué crees?! ¡Me salté esa clase!

Harry puso los ojos en blanco y negó con la cabeza. Se hincó frente al árbol y luego se puso a cuatro patas.

Draco puso cara de poker.

- Potter… No creo que hincándote o rezándole o haciendo caravanas vayas a obtener algo del manzano… ¡Oh, ya te pillo! - dijo Malfoy, quitándose las zapatillas y levantó un pie

para posarlo sobre la espalda del otro, con un poco de dolor, deteniéndose del tronco del manzano, para subir el otro pie. - Ahora, con cuidado.

Entonces Harry se enderezó lentamente, conforme el Slytherin avanzaba sobre su espalda, hasta llegar a los hombros y el Gryffindor se irguió con dificultad, logrando quedar completamente de pie.

- ¿Estás bien? - preguntó al rubio, cogiéndole por los tobillos para afianzarle.

- ¡Donde me tires…!

- Vale, vale.

Y ésta vez Malfoy consiguió que sus manos llagaran a las manzanas rojas, lanzándolas al suelo para cogerlas después.

“La manzana de la discordia estaba mas arriba que las demás.

Draco nunca había admirado una manzana mas perfecta y apetitosa. Y como él era quien estaba haciendo el trabajo “rudo,” se la merecía.

Se estiró lo mas que pudo, pero sus dedos solo alcanzaban a rozarla.

- Oye… - se quejó el moreno -: Si es para este milenio - dijo haciendo un esfuerzo por mantenerlo lejos del suelo - … mucho mejor.

- ¡Que sí, que sí! - aseguró la serpiente, estirándose mas -. Solo una y listo.

- ¿Cuántas llevas?

- Ni idea.

Draco se paró de puntillas sobre los hombros del Gryffindor, ocasionando que sus dedos se hundieran en la carne de Potter y este sintió un terrible espasmo de dolor. Y justo cuando el rubio alcanzó la manzana perfecta, Harry se movió y el de arriba perdió el equilibrio. El moreno, con sus reflejos de buscador , lo sostuvo.

Como pudo.

De pronto Malfoy estaba con los ojos literalmente redondos y de un rojo furioso, una mano bien aferrada a los cabellos de Potter, y la otra a la manzana.

- ¿Po-po-potter?

- ¿Ma-ma-malfoy? - se mofó Harry, esforzándose por evitar que el Slytherin se cayera.

- Esto… solo quería pedirte… muy amablemente, y con toda la delicadeza de la que seas capaz… - la voz del rubio se quebraba a momentos. - Esto, que saques tu dedo de ahí…

Aquello fue, sin duda, una de las cosas mas bochornosas que le habían pasado a Harry Potter en su corta vida, por no mencionar a Draco Malfoy (quien, por cierto, siempre había pensado que si algún día perdía esa virginidad, primero recibiría un apasionado beso).

Y en la larga lista de Detalles muy vergonzosos que el Gryffindor guardaba en su baúl, aquello, en definitiva, estaría por arriba del baile de navidad de cuarto curso, y de la mimbulus mimbletonia de Neville, su jugo fétido y Cho Chang entrando por la puerta de su compartimento… ¡Sí, no lo podía superar ¿Y qué?!

Harry se mordió la lengua para no repetir por centésima ves un “Lo siento.” El rubio ya había dejado muy en claro, después del último, que no quería hablar mas del tema.

Y así estaba bien.

El solo pensar en lo que diría su amiguísimo Ron si se enteraba…

“Harry, ¿Qué metiste tu dedo ‘ahí’?

- diría el pelirrojo en medio de violentas sacudidas debidas a un ataque de risa -. Si yo fuera tú, me lo cortaba y lo arrojaba lo mas lejos posible.”

Pero no.

Harry necesitaba su dedo para un montón de cosas, como hacer señas obscenas a su primo Big D, y… quizá solo para eso, pero de que su dedo tenía una buena utilidad, la tenía. Y, además, meterlo ‘ahí’ no había sido algo espantoso.

Después de desembarazarse de su lío como han podido (“¡Con mucho cuidado, Potter! Soy muy sensible en esa… zona.”), se dirigieron al río, Harry para lavarse el de… ejem, las manos (“¡¿Qué?! Te aseguro que esa parte de mi anatomía está mas limpia que la casa de los Weasleymal ejemplo. Digamos que mas limpia que un cubículo en San Mungo.”) y beber de su refrescante agua (obvio que antes de lavarse el dedo). Mientras, Draco se lavaba el churrete de sangre seca que tenía entre los dedos, y el rostro, que se contempló largamente en el reflejo del agua .

-Espero que estés satisfecho con esto - dijo el rubio, apuntándose el, cada vez mas, amoratado y rojo ojo. “

-Lo cierto es que no - aseguró Harry con tono apenado -. Pudo haber estado mejor.

-Cabrón - dijo el Slytherin, arrojándole agua al moreno con las manos, riendo ambos, muy al pesar del rubio.

Luego de lavar las manzanas se dirigieron al árbol de la vergüenza, donde se sentaron a su sombra para comer por fin.

- Escoge - invitó Draco, señalando las manzanas que tenía entre sus piernas dobladas, sobre su túnica -. La que quieras… ¡menos esa!

- ¿Por qué? - preguntó Harry, que lógicamente había escogido la manzana de la discordia, intentando evitar que las inquietas manos de Malfoy se la quitaran.

- ¡Por que esa es mía! - aseguró este, arrodillándose, sin importarle que las demás manzanas se le cayeran, para poder alcanzar la que Harry alejaba de él.

- No veo que ponga tu nombre - rebatió el Gryffindor, ahora con el hombro al ras del suelo, y con el rubio casi acostado sobre él.

- ¡Esa la he cogido para mi! - confesó Draco, estirándose todo cuanto podía. - ¡No me hagas morderte!

Pero Harry no hizo caso y el rubio vio, literalmente en cámara lenta, como este abría la boca y llevaba la manzana hacia ella.

¿Cómo evitarlo?

Sin pensarlo dos veces, Draco estrelló sus labios contra los de Potter, que, al instante,

se entreabrieron.

¡Maldición, Harry no era de palo!

Dulces, tibios y sedosos, los labios del moreno respondieron con ímpetu.

“No cierres los ojos, “

se exigió Draco, intentando dominar el ritmo de su corazón, que había caído bajo el hechizo del éxtasis: sus caderas apretaban las caderas de Harry contra el suelo y, Dios, aquellos labios que se movían contra los suyos como si de ello dependieran sus vidas… “Si cierras los ojos, la cagas… Vale, cierra los ojos, venga. Cágala.”

Aquello era mágico, en toda la extensión de la palabra. El moreno no entendía por qué, pero le gustaba aquel contacto piel a piel con Malfoy. Era una sensación delirante que le ocasionó un cosquilleo en el bajo abdomen y muchos deseos de tocar al rubio.

De arrastrarlo hacia él, de estrecharlo contra sí.

Y Draco lo sintió de pronto: como una oleada de magia, envolviéndolos y fusionándolos.

Y sintió miedo.

Abrió los ojos para romper el hechizo en el que lo había echo caer Potter.

La cordura regresó y entonces recordó el motivo de que sus labios estuvieran contra los de Harry, quien, por cierto, mordía su labio inferior con suavidad…

Con demasiada brusquedad, para el gusto del moreno, Malfoy se separó del contacto y cogió la manzana de la mano de Potter que había bajado la guardia, ambos con la respiración entrecortada.

- No te emociones - logró decir el rubio, con una voz extrañamente suave, mientras se enderezaba en su lugar y guardaba la manzana de la discordia lejos de las manos de Potter. Por alguna razón, el pensar en comerla, ahora, era un sacrilegio -. Solo ha sido para distraerte.

- Vale - contestó Harry, con voz ronca, agradecido de que el Slytherin no pudiera escuchar el tambor que batía bajo su pecho -. Ya lo sabía.

….

¡¡Pero ¿Qué coño fue eso?!!

Y Harry no se refería a la sensación de ser envuelto por una ola de magia imposible de describir. Ahora que lo pensaba fríamente, no entendía por qué había reaccionado de aquella manera.

¿Tan necesitado estaba de un beso?

Y, peor aun:´¿un beso de Draco Malfoy?

Pero que si ya podía verlo contándoselo a sus amigos:

“¡Hubierais visto como me ha saltado encima - exageraría, echándose a reír -: desesperado por besarme, el pobrecillo! Pero le he dado un puntapié en los gemelos que estoy mas que seguro de que no podrá tener descendencia.”

- ¡No espíes! - gritó Draco, sacando a Potter de sus ensoñaciones.

- Joder, que no - contestó Harry, masticando el trozo de una manzana. - ¿Para qué querría verte en pelotas?

- ¡Vale, hace un momento no me ha parecido que te hubieras quejado mucho!

Ya, un simple errorcito de nada y había que pagarlo toda la puta vida ¿no?

- ¿Quién se le ha lanzado a quién? Báñate de una vez y no me jodas mas - gruñó Harry, tragando y volviendo a morder.

Draco había escuchado rumores, en quinto curso, sobre que Cho Chang, la buscadora de Ravenclaw, lloraba cada vez que Potter la besaba.

Siempre creyó que era por lo mal que el Gryffindor lo hacía, pero ahora sabía la verdad.

“Lloraba de felicidad.”

Malfoy observó el tronco del manzano tras el cual estaba sentado Potter, aun comiendo manzanas.

¿Cuántas podrían caberle al cabroncete?

Draco apenas había comido tres y ya estaba completamente satisfecho. En cambio, al moreno fácilmente le había contado seis y seguía tragando como si nada.

El rubio se mordió un labio. Aun sentía el calor de los labios del moreno en los suyos, cosquilleando.

Sin perder de vista el tronco, se quitó las zapatillas otra vez, y los calcetines, la túnica y la ropa interior (que por si alguien preguntaba, estaba llena de arena), nerviosamente, quizá esperanzado…

“No, esperanzado no. Esperando…”

… que en cualquier momento el de las gafas asomara la cabeza.

Y eso lo ponía nervioso.

¡¿Por qué dementores tenía que ponerse nervioso?!

No era como si Harry Potter fuera a ponerse de pie, caminar muy decidido hacia él, tomarle entre sus brazos y besarle de nuevo y…

“Vale, hasta ahí”

En fin, que era obvio que eso jamás iba a pasar. El beso fue un error que no volvería a repetirse.

Y eso que sentía en su pecho, que en realidad se parecía a la decepción, ciertamente debía ser acidez estomacal. Saltarse el desayuno nunca fue bueno para su salud.

Revisó que en el bolsillo de su túnica aun estuviera la manzana, y la colocó con cuidado en el suelo, sobre el pasto. Bajó hasta una piedra plana a orillas del río t desde ahí metió la punta de su lastimado pie en el agua.

“Joder”

Estaba helada.

Lastima. Eso no lo detendría.

Apoyándose en las piedras, lentamente se sumergió en el agua, sintiendo que le costaba mucho respirar conforme mas se hundía en ella. Y a pesar de lo frío del agua, se sintió aliviado. No le gustaba, en absoluto, sentirse sucio. Lo odiaba mas que a nada en su vida. Solo un poquito mas de lo que odiaba a Potter.

Y hablando de él…

De pronto Draco sintió una intensa mirada en él. Automáticamente el rubio dirigió su mirada al manzano, con su corazón latiendo violentamente, pero la acidez estomacal se intensificó cuando descubrió que a Potter no le interesaba, en lo mas mínimo, el mirarle.

Entonces ¿Quién le miraba?

Malfoy salió del agua, sintiéndose inseguro… lejos de Potter. Si había una bestia por aquellos rumbos, era mejor que se interesara en el moreno y no en su persona. Y Draco no sabía lo mucho que llegaría a odiar aquel deseo.

Los vítreos luceros grises que tenía por pupilas, recorrieron con recelo, todo a su alrededor, hasta que encontraron lo que buscaba.

Harry arrojó, lo mas lejos que su brazo le permitió, el corazón de su última manzana. Era una puta suerte que aun no existiera la policía ecológica …

Draco le había ordenado que no mirara, como si él quisiera hacerlo. ¿Qué lo creía? ¿Un pervertido? Además ¿Qué podía tener que él mismo no tuviera o no hubiera visto antes? Y no que a él le gustara andar viendo tíos en pelotas, pero cuando se pertenecía al equipo de quidditch, de Gryffindor, esa clase de prejuicios desaparecen.

Y ¿si echaba solo un vistazo rápido?

¡“Maldición, Harry, no seas tan curioso!”

Pero como sí era curioso, no se hizo caso y asomó la cabeza: el rubio, ya fuera del agua, observaba en todas direcciones y de pronto su mirada se detuvo en un punto, lejos del moreno.

- ¡Potter!

- ¡No he visto nada! - gritó Harry, preguntándose cómo coño el rubio lo había visto si tenía sus ojos en otra dirección. - ¡Por Merlín, que no vi nada!

- ¡Ya sé que no has visto nada! - masculló el rubio, y al Gryffindor le sonó a reproche. - Pero ahí hay una tía en pelotas…

- ¡¿Dónde?!

Ipso facto, el moreno se levantó con el ceño fruncido, rodeó el tronco y caminó hacia el Slytherin, quien se cubría parcialmente con su túnica entre sus brazos.

Pero el rubio seguía sin mirarle a él.

- ¿Dónde está la tía en pelotas? - preguntó Harry, buscando él mismo.

Hasta que…

“Ah.”

Y ahí, en el claro, a varios metros de ellos, caminaba una mujer en su dirección.

Harry nunca había admirado algo tan hermoso en toda su vida: Figura grácil, de miembros largos y elegantes, de formas suaves, firmes y esbeltas; un rostro perfecto de facciones que parecían no definirse entre lo infantil y lo maduro, adornado por una piel de seda blanca que se tornaba de un rojo sangre en los labios, y de vez en cuando e las mejillas; sus cabellos de un rubio dorado, casi blancos, besando tímidamente su frente hacia un lado y los grises ojos fulgiendo con un brillo acrisolado, como si estuvieran hechos de plata liquida.

¿Quién se hubiera creído que aquella criatura tan fascinante podía llegar a ser tan odioso…?

Y de pronto esos ojos grises se tropezaron con los suyos.

- Potter…

-¿Sí?

- ¡La tía en pelotas! - exclamó el rubio con frustración.

“Ah, sí, la tía en pelotas!”

-¡Pero ¿Qué narices pasa aquí? - preguntó la tía, bastante mosqueada. - ¿No sabéis que está prohibidísimo comer del manzano? Vais a morir.

Harry dio un salto hacia atrás, con el celo fruncido.

- ¡¿Ginny?! Pero ¿Qué …? ¿Cómo…? ¿Cuándo…?

Notas finales:

Lo sé, meresco tomatazos y zapatazos y todo lo que querais, y la culpa la tiene Evititita.

Gracias por leer esto. Espero que el prox cap sea mejor.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).