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"El novio" perfecto por Irie Ryuen

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Notas del fanfic:

Pffff una nueva historia, pienso continuar las otras, pero esta se me ocurrió hace unos días y hasta hoy la escribí, cruzare los dedos para que sea de su agrado!!!!

Notas del capitulo:

Una historia toda loca que se me ocurrió hace unos días, aviso que no se basa en mí (aunq me gustaría) n.n escrita en primera persona.

“El novio” perfecto


IRIE RYUEN


 


Hay una leyenda en mi escuela, que dice que si te le declaras a la persona amada en la torre de la escuela al atardecer y esa persona te corresponde, serán muy felices y sus vidas se unirán desde ese momento, la felicidad llegará a todas las parejas que se correspondan entre sí, es una leyenda que lleva años de existencia y se dice que sólo ha funcionado 3 veces desde hace 40 años y sin embargo cada día vienen estudiantes de todos los grados a declararse sin éxito, pues no son correspondidos o su amor no es tan grande como ellos creían o hay algún impedimento para su amor.


 


Ya me cansé de esta dichosa leyenda, no tengo la certeza de que funcione, ni quiero intentarlo, pero el resto de mis amigas sí, cada día alguna de ellas va con el chico/a que les gusta y se declaran, pero no son correspondidas y su amor no se da, ¿de qué va a servir una leyenda si al final no se va a cumplir? No soy pesimista, sólo soy realista, no servirá y de eso estoy segura.


 


Me cansé de la leyenda, pero me cansé aún más de un chico de mi salón, no sé que le vio toda la escuela, todas/os están tras él y él ni siquiera se da cuenta, todas las tardes alguien se lo lleva a la torre y se le declaran, pero él siempre dice que no y se va, yo digo “es su vida, a mí que me importa” pero me importa ahora mucho, mi mejor amiga está enamorada de él, perdidamente y me molesta saber eso, porque sé que será rechazada y aún así ella se empeña en declararse, tanto, que hoy la acompañaré a que se le declaré al chico esta tarde en la torre.


 


Es alto, quizás mida 1.75 cm o un poco más, tiene 16 años, es muy serio y reservado, tiene el cabello largo, oscuro y atado en una coleta de caballo, ojos color lila y piel blanca. Es capitán del equipo de basquetbol y de futbol, curiosamente no tiene espalda ancha y su voz no suena como la de un hombre, pero tampoco como la de una mujer, su aspecto físico a veces es engañoso, pues parece entre hombre y mujer… sinceramente más mujer que hombre y su rostro es lo más notable, pero aún así… no entiendo por qué todos quieren andar con él, se me hace de lo más pesado, es muy serio y no habla con nadie ni aunque le intenten hacer la plática, salvo con una chica del salón que es su prima, fuera de ella no habla con nadie más, sin embargo siempre es muy correcto y educado, su actitud me enferma y me desagrada, se llama Christopher Nadin Herrera Gite, es del agrado de hombres y mujeres y me atrevo a decir que bastante popular, siempre recibe una declaración por día y me enoja más porque sé que mi amiga lo ama y a él le va a dar igual.


 


Mi amiga le dejo esta mañana sobre su pupitre una nota, donde le decía que lo esperaba esta tarde en la torre, él la leyó y le respondió que sí (como siempre lo hace) dejando la nota en el lugar de mi amiga. Ya acabaron las clases y ahora ella y yo nos dirigimos a la torre.


 


-¿Estás segura de qué te dirá que sí? Porque yo lo dudo mucho-le dijo con un tono frío.


-He estado enamorada de él desde que lo vi entrar en el salón la primera vez, lo que más me gusta es su mirada tan tranquila y su voz tan única, no sé como describirlo y es popular, aunque siempre dice que no, lo hace de manera amable y sincera y tal vez sea porque está esperando a la persona correcta y yo quiero ser esa persona.


-Uhm bueno, pero si sales llorando me asegurare de arrancarle la cabeza.


 


“¿Dónde está la cordura cuando se le necesita?” pienso desesperada, mientras veo como mi amiga se dirige hacia su fin, cada vez que pienso que se le va a declarar a “ése” me da vueltas el estómago de coraje, mi amiga no se merece sufrir por alguien como él y sé que saldrá lastimada y al final seré yo quien la proteja.  Llegamos al piso superior de la torre en el atardecer y al abrir la puerta nos encontramos con Christopher que nos esperaba viendo hacia el jardín.


 


-Llegaron-dijo en tono seco, que casi me hace querer golpearlo.


 


Pero de alguna manera se veía bien, con la escena del atardecer detrás suyo, su cabello ondeando con el viento, el cuello de su camisa desfajado, sus ojos brillantes y su suave piel… alto… ¿qué se supone que estoy diciendo? Éste idiota no puede gustarme, a mí me gustan las mujeres, no él, definitivamente algo andaba mal conmigo, ahora veía chueco… y no recordaba haber bebido la noche anterior.


 


-Sentimos hacerte esperar, ¿verdad Abi?-me pregunta mi amiga, buscando seguridad en mí.


-Cla… claro, lo sentimos mucho-trato de sonar normal.


-Abigail, no tienes que forzarte para hablar conmigo si no quieres-me dijo con un tono aún más seco.


-“idiota”-pienso para mis adentros-no te preocupes, sólo vine a acompañar a Ana.


-Verás Christopher, tú me has gustado desde que te conocí y yo… pues… quería…-Ana comenzó a trabarse.


-¿Querías declararme tu amor, verdad?


-Sí, eso es lo que yo quería y…


-No puedo, lo siento-se volteo.


-Pe... Pero…


-Ya te dije que no puedo ¿qué parte de eso no entiendes?


 


Dentro de mí estaba a punto de estallar una bomba de tiempo, este chico me estaba cansando y haciendo enojar bastante, el escuchar sus palabras hacia Ana me hacen querer azotarlo contra el suelo y que bese la suela de mis zapatos implorando piedad.


 


-Pero, yo puedo hacerte feliz, tal vez yo sea la chica a la que buscas y yo…


-¿Y quién te dijo que necesito a alguien?-Christopher se volteo, tenía una mirada de enojo, pero algo me hizo pensar que era un enojo fingido-siento mucho no poder corresponderte-se acercó hacia Ana y puso sus manos en los hombros de mi amiga-lo siento de verdad, pero gracias por decirme tus sentimientos, es algo que no olvidaré-le sonrió de manera triste.


 


Mi amiga se cubrió la boca con su mano y comenzó a llorar, como yo lo había previsto había sido rechazada, empujo a Christopher y salió corriendo de la torre. Yo me quede parada sin decir nada, viendo al suelo, estaba tratando de contenerme de aventarlo por la torre y que no me mandaran a la cárcel por eso. Pero no pude, un inmenso enojo se apodero de mí y no sabía bien la razón, había algo que no comprendía dentro de mí, estaba enojada de que había rechazado a mí amiga, pero también había algo más y no sabía que era.


 


Me acerqué lentamente a él con la cabeza agachada, lo tome por el cuello de su camisa y lo miré directamente a los ojos, al verlo no pude evitar llorar… tal vez fue de coraje, de ira, de enojo o de tristeza, el punto era que estaba llorando. Me miró directamente a los ojos y por un momento me perdí en ellos. Él me tomo de las muñecas con suavidad.


 


-¿Abigail… tienes algo?-me preguntó con un tonito infantil, sin darse cuenta que me estaba poniendo roja.


-¡Idiota!-le grite sin ningún temor-¡mi amiga se te declara, te dice que te ama y tú lo único que haces es rechazarla, no le das una oportunidad a nadie! ¡A nadie!


 


Me soltó de las muñecas y agacho la cabeza, dejando cubrir su rostro apenado con su cabello.


Pude ver su cara llena de arrepentimiento y tristeza mientras lo sujetaba por la camisa.


 


-¡Idiota! ¡Idiota! ¡Idiota!-le grite con todas mis fuerzas mientras lo movía con fuerza de la camisa, tanto que no me di cuenta que le baje la camisa hasta el torso.


 


Pude sentir como se quedaba petrificado cuando me di cuenta que le había bajado la camisa, el problema no era que se la había bajado, el problema era que traía puesto un brasier blanco y su cuerpo no era de hombre… era de mujer, el asombroso, inigualable y rompecorazones Christopher, era una mujer. “Ambas” nos quedamos petrificadas unos segundos, hasta que reaccione. A lo lejos se oían unas voces que venían hacia la torre.


 


-¿E… Eres una… mujer?-me miró atentamente con una expresión de preocupación, pero no me respondía-¿Eres una mujer?-le volví a preguntar pero con más seguridad en mi voz.


-Lo soy, pero cállate, se supone que es un secreto-me dijo con un tono de voz muy bajo mientras se acercaba más a mí.


-No puedo creerlo… ¡Eres una mujer! ¡Eres una mujer! ¡Eres una mujer!-comencé a gritar una vez más sin poder detenerme, mientras “ella” sólo me miraba, su expresión era de enojo.


 


Seguí gritando, pero no con la intención de que alguien me escuchara, sino por estar atontada de la impresión. A lo lejos ya se empezaban a escuchar unas voces que se acercaban más y más, yo ni les di importancia, pero “ella” sí.


 


-Cállate-me dijo acercándose más a mí con la intención de que mis gritos no se oyeran, al parecer también se había dado cuenta que no gritaba por arruinarla, sino por la impresión.


-¡Eres una mujer!-volví a gritar, sin alejarme de ella a pesar de que ya la tenía frente a mí. Las voces se escuchaban más fuerte.


-¡Te dije que te callaras!


-¡Eres una…-me calló.


 


Pero no puso una mano en mi boca ni nada de eso, ¡me besó!, al principio intente separarme, pero se seguían escuchando las voces y Christopher intensifico el beso para evitar que volviera a gritar. Tenía los ojos cerrados y yo (estúpidamente) me deje llevar y también los cerré. El beso se volvió más prolongado pues las voces a penas nos habían pasado del otro lado y aún no se iban, Christopher se acercó más y más a mí, mientras yo le subía la camisa (no sé ni por qué hice eso, ni sé por qué no hice nada para separarme de su beso) y ella sujetaba mi rostro suavemente con sus manos y yo la sostenía de su camisa.


 


Cuando nos separamos, no fue después de que dejáramos oír las voces, sin querer “nos” dejamos llevar por la atmósfera y el besó se prolongo un poco más… bueno no fue un beso… fueron varios… y ya había descubierto porque sentía algo especial por “ella”, era mujer y de alguna forma ya me lo suponía, el chico con quién todo mundo quería andar, era una mujer y encima nos habíamos besado, algo definitivamente tenía que estar mal en mi cabeza, por que a pesar de querer golpearla… había disfrutado el beso (algo que me mataba dentro de mi cabeza) y de la nada me puse roja inmediatamente y no me había dado cuenta que ella me estaba abrazando y viceversa.


 


-¿Te pusiste roja?-me dijo con una carita infantil, lo que hizo que me pusiera más roja.


-¡Quítate!-intente empujarla, pero no con la fuerza para separarnos, sino por decirlo, no podía creer mi actitud de ahora.


 


Hacía unos minutos quería aventarla por la torre y ahora lo que menos quería era que me soltará aún sabiendo que mi amiga quería con “ella” y que había una posibilidad que de aquí a un millón de años yo le gustará a Christopher, ésta chica me gustaba mucho, nunca la vi como hombre… pero tampoco como mujer y ahora para mí ya era una mujer que me gustaba  mucho, ya no sentía la impresión sobre mí, ni el enojo, sólo quería permanecer en sus brazos un poco más, sólo un poco más, antes de que me dijera que no me quería volver a ver y que esto se mantuviera en secreto.


 


-Abigail-menciono mi nombre y se escuchaba tan bonito (un pensamiento que me volvía loca de vergüenza por dentro)-creo que ya deberíamos de bajar-me soltó.


 


En ese momento sentí como si mil toneladas de ladrillos me callarán encima, se quería separar de mí, el resto ya me lo anticipaba, seguro me iba a decir que todo esto se mantuviera en secreto y que no la volviera a ver o siquiera a hablar, después de que me besó varias veces la muy tonta, me solté de ella y me aleje unos pasos.


 


-¿Puedes mantener esto en secreto?- “¿me leía la mente o qué?” no tuve el valor de verla a la cara y creo que se había dado cuenta-Pero…


 


Sentí como se acercaba a mí y me sujetaba por los hombros, haciendo que girara para poder vernos a la cara, ella me sacaba una cabeza más de altura, en cuanto me cruce con sus ojos color lila me puse muy roja, pero ella no le dio importancia.


 


-¿Andarías conmigo?-me preguntó muy segura pero también se había puesto roja. Yo abrí mis ojos como plato.


-¿Ehhhhhh?-me atonte sin querer.


-¿Qué si serías mi novia?-me preguntó aún más roja y viendo al suelo para ocultar su rostro rojo como tomate.


-Sí entendí, no me tomes por tonta, sólo que me atontaste-me defendía.


-¿Serías mi novia?-volvió a preguntarme, ahora viéndome a los ojos, pero seguía roja y se veía linda-te lo he preguntado 3 veces y si quieres te lo volvería a preguntar.


-Claro-respondí sin ninguna duda, mientras me entregaba a sus brazos que instintivamente ya me esperaban.


-Perfecto-me sonrió como nunca me había sonreído, una sonrisa alegre y tierna, llena de sentimientos encontrados, sé que se oye cursi, pero así fue.


-Ok, pero que quede claro que al principio me caías mal-le dije con un tono burlón.


-Y tú también me caías mal, pero de alguna forma me gustabas-imitó mi tono.


-Y te quería aventar por la torre-le dije sin ningún temor.


-¿Tanto así te caía mal?


-De hecho te odiaba.


-Ahhh bueno-sentí que se apenaba.


-Pero ahora me gustas-le dije mientras la besaba.


-Tú también me gustas-puso sus manos sobre mi cadera y me respondió al beso-Abigail-volvió a decir mi nombre “ahhh cómo se me enchina la piel”.


 


Con mis brazos rodee su cuello mientras ella hacía que nos acercáramos más y desaté su cabello para verlo mejor bajo el atardecer, brillaba con suavidad y era muy hermoso, más que el mío.


 


-¿Prometes no responder a ninguna petición de amor de ahora en adelante?-le pregunté mientras me miraba con sorpresa porque había roto el beso, pero me sonrió.


-Con decirte que ni pienso volver si me cita alguien más que no seas tú-me volvió a besar.


 


No tenía ninguna prueba para asegurar que ella y yo duraríamos mucho tiempo, pues sabía que nuestro amor no podía ser para siempre, ya que según la leyenda el amor verdadero no se volvería real si no había amor correspondido o si no era tan grande o si había algún impedimento y en nuestro caso el impedimento era que se hacía pasar por hombre y que no había dejado en claro a nadie que ahora andaba conmigo. Teníamos que dejar en clara la situación ante todos, si quería quedarme a su lado para siempre y por primera vez, sólo por primera vez tuve miedo a separarme de su lado y a que la leyenda no se cumpliera algún día. Y sentí que para ella era igual, pero por hoy eran suficientes emociones. Nos quedamos un tiempo más abrazadas y después bajamos la torre tomadas de la mano, para nuestra suerte como ya era casi de noche no nos vio nadie y ella se ofreció a llevarme a casa en taxi.


 


Me dejo en mi casa y se despidió de mí con un beso… bueno… varios… ustedes entienden.


 


-Señorita-me dijo el taxista-tiene un novio muy atento-ambas nos pusimos rojas-se ven bien.


 


Christopher me miro con una expresión divertida, pero yo seguía roja, nos volvimos a besar y me metí a mi casa y ella se fue en cuanto entre.


 


Dentro me esperaban mis papás que me veían con los ojos bien abiertos, el problema no fue que llegue tarde, sino que venía con un “hombre” y que encima nos habíamos besado y ellos ya sabían que a mí me gustaban las mujeres.


 


-Antes de que digan algo, él es un “ella” y es mi novia-su expresión se calmo pero seguían algo atontados.


-De hecho si parecía mujer-dijo mi mamá-ves, te lo dije-refiriéndose a mi papá.


-Tienes razón, pues hacer cuando la traes a la casa más seguido-dijo mi papá-¿Por qué se viste de hombre?


-No lo sé-de verdad no sabía-a penas hoy comenzamos a andar-antes de más preguntas corrí a mi cuarto, me puse la pijama y me metí a la cama dispuesta a dormir.


 


Ya estaba a punto de quedarme dormida cuando recibí una llamada, era mi amiga Ana, “rayos” pensé.


 


-¿Bueno?


-¿Abigail, dónde te habías metido? Creí que me ibas a seguir.


-Yo también, pero me quede a regañarlo un rato-no le mentí-y después me fui… enojada y… me vine a la casa-ya le mentí-Pero… ya no intentes nada con el… él-casi decía ella.


-No puedo evitarlo, es tan wow, estoy enamorada de él-en ese momento sentí una punzada de coraje, me daban ganas de decirle que “su novio perfecto” era una mujer y que encima era mi novia, colgarle y no volverle a hablar, pero no podía, era mi amiga y no podía hacerle eso.


-Está bien, descansa, nos veremos mañana-le colgué y una lágrima calló por mi mejilla.


 


Me iba directo a la cama llorando cuando mi celular volvió a sonar, era otra llamada, pero de Christopher. Me levanté rápido y con emoción tomé el teléfono, hasta se me había olvidado que me había enojado.


 


-¿Bueno, Christopher?


-Antes que nada, llámame Chris o Nadin, Christopher suena de chico.


-Lo sé, pero Christopher también es nombre de mujer.


-Lo sé y no me importa.


-Está bien, Nadin-sonreí, mientras me imaginaba como Nadin estaba apenada del otro lado de la llamada.


-Vuelve a llamarme así.


-Nadin, Nadin, Nadin-dije muchas veces.


 


La llamada duro bastante tiempo, cuando se tenía planeada para unos pocos minutos, al final terminó disculpándose largo y tendido por no dejarme dormir bien, le dije que no había problema y después nos despedimos con un te quiero y un buenas noches.


 


Por ahora estaba feliz, ya mañana podía platicar con ella el tiempo que quisiera, en lo último que pensé fue en que había querido aventarla por la torre y cada vez que pensaba en eso me daban ganas de llamarle, pedirle disculpas y colgar, pero estaba feliz, muy feliz, esa chica me gustaba de verdad.

Notas finales:

¿Y bien? ¿Qué les pareció? A mí toda loca al principio, parece una historia de heterosexuales, pero ya vieron que no jajajajajaja.

Si les soy sincera, ya me dieron ganas de meter a Alice de mi historia anterior (no es por hacerme promoción jajajajaja) haber si puedo incluirla después junto con su noviecita Carmen n.n

Gracias por leer mi fanfic

IRIE RYUEN


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