En el lejano país del fuego…
En la muralla de norte se podía ver claramente a varios soldados en su guardia nocturna hasta que uno de ellos escuchó el sonido de un halcón. Pronto cientos de ganchos (así se llaman? O.o) con sogas arribaron el muro de la gran muralla. Sorprendido el guardia echó a correr con rumbo al puesto de vigilancia.
-Nos están atacando ¡enciendan la señal!- gritó el guardia.
Se detuvo cuando el enemigo lo sorprendió frente a él bloqueando su camino. Sin embargo subió rápido la escalera de madera para alcanzar la señal. El enemigo intentó detenerlo pero llegó a tiempo y tomó una antorcha. Se quedó estático cuando una figura alta encapuchada apareció frente a él, el halcón se posó en el hombro del encapuchado. Esa presencia… era de…
No perdió tiempo y encendió el podio iluminando la noche con una enorme llama. De inmediato en los demás puestos de vigilancia comenzaron a iluminarse las enormes señales. El encapuchado observó todo en silencio, el guardia lo miró desafiante.
-Ahora todo el país del fuego sabe que estás aquí- dijo el hombre.
El encapuchado sonrió –Perfecto-
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Palacio del emperador del país de fuego…
Tres hombres entraron a la sala principal de dicho palacio, todo adornado al estilo de una poderosa dinastía, era un lugar enorme, al frente estaba un trono de color dorado elevado y con una pequeña escalinata alfombrada de color rojo y dorado. Los tres hombres llegaron al pie de la escalinata y se arrodillaron en señal de respeto.
En el trono estaba un hombre de edad madura, cabellos plateados desordenados cubriendo su cara con una máscara negra y con un parche en el ojo izquierdo. A su lado su asistente parecido a una serpiente de tez increíblemente pálida y cabello negro lacio y largo con ojos amarillos.
Entre los recién llegados estaban dos soldados, entre ellos el capitán de cabello rubio cual sol, tez blanca y ojos cual cielo despejado, muy atractivo y de amable sonrisa. El rubio levanto la mirada hacia el hombre en el trono.
-Majestad los Akatsuki han traspasado la muralla del norte- informó el rubio.
-Imposible, es la mejor muralla- dijo Orochimaru.
-Madara es el líder- dijo el rubio y el emperador entrecerró los ojos –Pondré las tropas alrededor del palacio de inmediato- dijo.
El emperador se puso de pie de inmediato –No Minato, las tropas deben proteger al pueblo- ordenó –Orochimaru, envía avisos de reclutamiento a los pueblos, convoca y recluta a toda la gente posible-
Orochimaru asintió escribiendo todo en su libreta.
Minato se puso de pie-Disculpe Kakashi-san, pero creo que mis tropas pueden detenerlo- dijo seriamente.
-No quiero correr ningún riesgo capitán, un arroz puede inclinar la balanza, un hombre podría ser a diferencia entre la victoria y la derrota- dijo sabiamente.
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En una granja cualquiera en un pueblo cualquiera del país del fuego…
-Callado… reservado… - un chico estaba en su habitación jugando con el arroz de su desayuno -con gracia… educada… -un bocado de arroz y seguía hablando al mismo tiempo que masticaba- delicado… refinado… -en su antebrazo estaba plasmando con tinta un lindo "acordeón" -equilibrado… -dio el último pincelazo -puntual…- dijo y se escuchó el sonido de un gallo, de inmediato soltó el pincel y dejó el desayuno a medio terminar -¡es tarde!- exclamó saliendo de la cama a toda velocidad.
Se trataba de un hermoso adolescente de 16 años, de piel blanca como la lecha y suave como la porcelana, de ojos negros cual pozo profundo y cabello negro cual noche con reflejos azulados, largo hasta su cintura con mechones que enmarcaban su cara, de facciones finas y delicadas, labios delgados y sonrosados, además del lindo rosa de sus mejillas, de cuerpo delgado con cintura marcada y figura delicada, en resumen una belleza.
El atolondrado chico corrió por toda la casa buscando y gritando -¡hermanito! ¡Hermanito!- decía al mismo tiempo que soplaba la tinta en su brazo para que secara. Estaba por volver a gritar cuando en el piso vio a un lindo perrito de color blanco con manchas negras –Ah, ahí estás ¿quién es el perro más listo del mundo?- sonrió el chico agachándose para levantar al perrito que dormía hasta que el chico lo cargó poniéndolo de pie, el can comenzó a ladrar y a mover la colita feliz –Vamos amigo, ayúdame con las tareas de hoy- dijo el moreno cargando un saco pequeño de semillas, con habilidad y una soga ató el saco al collar del perro y luego ató una vara con un hueso colgando de un extremo de manera que quedara frente a los ojos del perrito que embobado comenzó a correr intentando atrapar el hueso que flotaba frente a sus ojitos negros.
El chico sonrió mientras abría la puerta para que el perrito saliera de la habitación, el can echó a correr por toda la granja dejando un rastro de semillas detrás de sí, al instante las gallinas salieron corriendo detrás de él para comer semillas. Pasó delante de los establos, por delante de la casa, por todo el patio hasta llegar al templo de los ancestros.
Dentro del recinto se encontraba un hombre joven orando, era casi idéntico al chico de la casa, sólo que él era de tez más bronceada, cabello castaño oscuro largo atado en una coleta baja, ojeras adornaban su rostro de facciones maduras pero no le restaban atractivo. Su cuerpo además era más atlético y fornido. Se encontraba arrodillado frente a las tablas con los nombres de sus ancestros.
-Honorable ancestros ayuden por favor a Sasuke a impresionar a la casamentera hoy- decía el hombre, de repente entro el can dejando su rastro de semillas alrededor, de inmediato las gallinas entraron al recinto llenando de ruido el lugar mientras el hombre permanecía tranquilo orando –Ayúdenlo por favor- rogó.
Mientras Sasuke llegó al templo, en sus manos llevaba una bandeja con una pequeña tetera y un vasito, miró de reojo como el perrito estaba a dos patas intentando alcanzar su hueso con sus patitas y el hocico abierto boqueando para alcanzar su preciado premio. Sasuke sonrió y se hincó bajando el hueso para el can que de inmediato comenzó a saborearlo.
Sasuke se levanto echando a andar hacia el templo son mirar hacia adelante –Padre te traje tu… ¡ah!- decía hasta que chocó con su padre que recién salía del recinto, soltó la bandeja pero afortunadamente su padre cogió la tetera al vuelo que se había atorado con su bastón por el cordón que tenía. El vaso y la bandeja se estrellaron en el piso y se rompieron.
-¡Sasuke!- exclamó el mayor sorprendido.
Sasuke sonrió –Traigo repuesto- dijo sacando otro vaso de su bolsillo –Los doctores dijeron 3 vasos de té en la mañana y tres en la noche- decía vaciando un poco de té de la teterita en el vaso mientras el mayor intentaba que le hiciera caso, luego el chico puso el vaso en la mano del mayor.
-Sasuke ya deberías estar en la ciudad con Deidara, contamos contigo para…- decía Itachi comprensivo.
-Para mantener el honor de la familia- interrumpió Sasuke que ya se conocía ese discurso de memoria de tantas veces que Itachi se lo había dicho –No te preocupes padre, no los decepcionaré- dijo mientras se bajaba las mangas para que no se le viera el acordeón en el antebrazo. Se dio la vuelta echando a andar con rumbo a los establos -¡deséame suerte!- gritó mientras se marchaba.
-Date prisa- dijo Itachi y luego miró al perro que tenía el hueso en el hocico y se le asomaban los extremos en los cachetes, sudó una gotita y echo a andar con dirección al recinto –iré a orar un poco más- dijo.
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Mientras tanto en la ciudad cerca del pueblo cualquiera del país del fuego…
Se veía mucha gente caminando de aquí para allá con sus carretas, comprando corriendo, todo un caos lleno de ajetreo. En la acera cerca de una esquina estaba un chico muy nervioso caminando de un lado a otro, esperando. Era un hombre joven de apariencia femenina, cabello dorado y largo como una cascada atado en media coleta alta con un mechón que le cubría uno de sus dos ojos de un color azul precioso.
-Uchiha Deidara- llamó una chica de cabello castaño atado en dos molotitos uno a cada lado de su cabeza y de ojos castaños -¿tu hija no ha llegado? La casamentera no es una mujer con paciencia- dijo entrando a su establecimiento.
Deidara se mordió el labio inferior mirando al cielo –Tenía que llegar tarde hoy, ¿Por qué no le pidió suerte a los ancestros?- dijo con frustración.
Una mujer madura se paró a su lado, era igualita a Sasuke pero mucho más grande y femenina -¿los ancestros? ¿Ellos como van a darte suerte? ¡Están muertos!- dijo la mujer enseñando la pequeña jaulita que llevaba en su mano, dentro estaba una pequeña grillita de color rojo –Aquí tenemos toda la suerte que necesitamos- dijo y miró cómplice a la grillita –Es tu momento de demostrar quién eres-
"¿yo? Me llamo Karin un gusto en conocerle"
La mujer se tapó los ojos y comenzó a andar para atravesar la calle.
"¡soy muy joven para morir!" la grillita se tapó los ojos.
-Mikoto-san no- gritó Deidara intentando detenerla pero la mujer no se detuvo. Los comerciantes con sus carretas comenzaron a evitar a la mujer, chocando unos contra otros causando un gran desastre. Entre carrozas y tablas destrozadas la mujer llegó a salvo del otro lado de la calle. Mikoto se volteó sonriente.
-¡si! ¡Este grillo es el de la suerte!- gritó Mikoto triunfante.
"ay madre" y se desmayo.
Deidara miró reprobatoriamente a su suegra. En eso se escuchó el trotar de un caballo y apareció Sasuke montando un hermoso caballo gris de crines naranjas.
Sasuke se detuvo frente al rubio y de un salto bajo del caballo con una sonrisa triunfal.
-¡ya estoy aquí!- exclamó feliz pero Deidara lo miró reprobatoriamente cruzándose de brazos -¿qué?- dijo extrañado –pero mamá yo…-
-Basta de excusas, debes prepararte – dijo Deidara tomándolo de la mano y arrastrándolo hacia el establecimiento de Ten Ten.
Mikoto tomó al caballo para guiarlo a un pequeño establo.
"Pobre grillita ¿estas bien?" el caballo miraba a la grillita que recién recupero el conocimiento.
"gracias, estoy bien me llamo Karin" se presentó.
"Juugo, un placer"
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Al entrar en el establecimiento Ten Ten de inmediato apareció para examinar a su cliente.
-"miren este lindo retoño"- el cabello de Sasuke estaba lleno de ramitas –"querida he visto peor"- Ten Ten empujó a Sasuke detrás de un biombo y sin miramientos lo desvistió –"hay que quitar lo feo"-Sasuke gritó cuando Ten Ten lo empujó a una tina llena de agua y burbujas, cayó dentro salpicando todo –"serás un primor"- cantó la castaña quitando el biombo.
Sasuke emergió del agua, su largo cabello le cubría la cara, se lo quitó y se abrazó a si mismo temblando de frío –Está helada- le dijo a Deidara que se acercó.
-Estaría caliente si hubieras estado aquí a tiempo- dijo el rubio sonriente.
Ten Ten le vació una cubeta de agua encima al moreno y comenzó a tallarle es cabello creando espuma mientras el moreno hacía gestos por la brusquedad de la chica –"a lavar y a secar, deslumbrante de voy a dejar"- y luego tomó unas botellas con líquidos de aromas los cuales les vació encima –"esta fórmula no va a fallar, nos vas a brindar honor"-
Deidara tomó una esponja y el brazo de Sasuke para comenzar a lavarlo pero vio las anotaciones en el antebrazo del chico –Sasuke ¿qué es esto?- dijo extrañado y mirando acusatoriamente al moreno.
Sasuke se apenó tiñendo un poco de rosa sus mejillas –Emm, notas… para no olvidar nada- dijo de inmediato apartando su brazo.
Mikoto le tendió a Deidara la jaulita con la grillita –Sostén esto, necesitarás mas suerte de la que creí- dijo la mujer alejándose luego de ahí.
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Al rato estaba Sasuke ya vestido con ropa ligera, su cabello seco, y dos mujeres muy extrañas estaban peinándolo -"ya verás por aquí, los varones pelearán por ti"- le amarraron el cabello acercándole luego un espejo –"con fortuna y un peinado así, nos vas a brindar honor"-(aquí imagínenselo como quieran, pero si lleva un vestido XD)
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Ahora caminaban por el patio de una vecindad donde había muchas mujeres siendo arregladas también con un estilo ligeramente diferente al suyo.
-"a su familia gran honor el doncel va a brindar"- Sasuke se detuvo frente a una mesa donde dos señores jugaban ajedrez, con una rápida vista examinó la situación y movió una ficha alegrando a uno de ellos por la excelente jugada mientras el otro no se la creía –"si un buen partido es el bien podría ganar"-
Deidara apareció y se lo llevó a rastras de ahí mirando apenado a los varones que seguían en su juego.
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Ahora estaban en otra habitación vistiendo al moreno con un kimono de colores celestes con adornos de flores en las orillas.
-"debes ser especial"- dijo una de las mujeres que lo vestía colocándole otra prenda encima.
-"calmado"- dijo otra midiendo su cuello con una cinta métrica, casi ahorcándolo, Sasuke tiró de la cinta impidiendo que la mujer le siguiera asfixiando.
-"obediente"- dijo Deidara haciendo que soltara la cinta.
-"muy servicial"- dijo la mujer de la cinta sujetando la prenda de antes con un listón en su cintura a modo de faja.
-"gusto fino"- dijo Deidara sujetando un extremo de la faja.
-"y figura ideal"- dijo la otra y entre ella y Deidara jalaron la faja sacándole el aire y remarcando más su estrecha cintura.
-"nos vas a brindar honor"- todos miraban satisfechos su trabajo.
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Caminaban de nuevo por el patio, las amplias mangas del kimono cubrían sus manos, y la parte de abajo era muy larga por lo que no se le veían los pies y se arrastraba un poco la parte inferior.
-"servimos al imperio que a los Akatsuki va a vencer"- unos niños jugaban con espadas de madera, una niñita jugaba con su muñeca hasta que los niños vándalos se la arrebataron y echaron a correr, Sasuke molesto les quitó la muñeca a los niños y se la devolvió a su dueña que abrazo a su muñeca con cariño.
(Me van a perdonar la letra en esta parte porque no tengo ni idea de que dice aquí XP)
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Por último llevaron a Sasuke a otra habitación done lo maquillaron con tonos suaves remarcando la dulzura de sus facciones.
-"nos vas a bridar honor"- Deidara sacó de entre sus ropas un paquetito de tela, lo abrió sacó una hermosa peineta con una flor roja, el rubio la tomó y con delicadeza la colocó en el peinado del azabache admirándolo.
-Ya estás listo- dijo con dulzura.
Mikoto entro llevando varias cosas en las manos –Aun no- dijo y se acercó al azabache que ya estaba de pie –una manzana para la serenidad- dijo embutiéndole una manzana roja en la boca al chico, Sasuke se la quito masticando el trozo que le había quedado en la boca-un pendiente para el equilibrio- era uno con la forma del jin y el jan, se lo escondió en la faja –"un collar de jade, orgullosa lleva"- dijo la mujer poniéndole un collar al moreno para luego recibir la jaulita de la grillita que Deidara tenía –"y un grillito suerte da"- se la escondió en la ropa –"así no habrá problema"- dijo Mikoto sonriente
"esto no me da buena espina, pero él es un chico muy lindo"
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Saliendo del establecimiento caminaba un lindo moreno con un hermoso kimono.
-"voy con fe a pedir que esta vez me ayuden a cumplir"- cantaba el moreno mirando al cielo y luego volteando a ver a su madre y abuela –"mis ancestros han de intervenir y a mi padre daré honor"- miró al frente donde ya estaban varias chicas y chicos con el mismo rumbo que él.
-"La casamentera vamos ay qué miedo vamos, ¡vamos!"- Deidara le llevó presuroso la sombrilla que debía llevar y él hecho a correr levantando un poco el atuendo que llevaba para no tropezarse.
-"cielo azul que cuidar, su destino pronto va a cambiar"- Sasuke llevaba la sombrilla al hombro caminando descuidadamente y de manera muy femenina, luego vio a las otras chicas que caminaban derechas y con la cabeza en alto, la sombrilla entre sus manos delante de ellas como su fuera un bastón, se apenó un poco e imitó la postura de las demás.
-"muñequitas hechas para amar, dignas de un aparador"-
"nos vas a brindar, nos vas a brindar, nos vas a brindar, nos vas a brindar honor"
Todas se colocaron en fila delante de una casa al fondo de la calle, abrieron las sombrillas y se hincaron detrás de ellas, Sasuke imitó todo casi al mismo tiempo así que cuando se abrió la puerta de la casa, ya todo estaba como debía. Toda la gente miraba todo apartado del sitio, hasta el frente estaban Mikoto y Deidara algo preocupados, esperanzados también.
Una mujer salió de la casa, era muy joven, de cabello rosa y corto peinado en un moño alto, ojos verdes cual jade y piel ligeramente bronceada, llevaba un kimono tradicional y una libreta y un lápiz en las manos, su gesto era muy adusto y frívolo, leyó en voz alta el primer nombre de su lista.
-Uchiha Sasuke- habló la mujer.
-¡presente!- exclamó Sasuke casi saltando de su sitio.
Sakura lo miró con fastidio y se dio la vuelta –hablando sin pedir permiso- dictó y entró a la casa.
Sasuke se golpeó la frente, no debía de hacer eso.
"¿pero qué demonios le pasa a esa mujer?" la grillita estaba indignada.
-Esta comió mucho picante- murmuró Mikoto a Deidara.
Sasuke siguió a la casamentera dentro de la residencia y se cerraron las puertas.
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Dentro Sakura examinaba con ojo crítico a Sasuke, lo rodeó mirando todo su cuerpo como si fuera un buitre. Al final se apartó anotando cosas en su lista.
-Muy delgado, no será bueno para procrear- gruñó por lo bajo la pelirosa.
"maldición, me aburro aquí, hay que explorar" la grillita abrió la jaula y saltó posándose en el hombro de Sakura "miren quien habla de delgados, esta mas plana que una tabla" se burló Karin.
Sasuke vio a la grillita y de inmediato la cogió con su mano cubierta por la manga del kimono.
"oye, espera" se quejó Karin buscando escapar varias veces, pero el moreno solo intentaba meterla en su jaula.
De repente Sakura se volteó y Sasuke no quedándole de otra se metió a la grillita en la boca.
"ay! Está todo mojado y oscuro aquí dentro" se quejaba Karin.
-Recita el último de los preceptos- dijo Sakura mirando fijamente al moreno.
-mju- asintió el moreno sacando de entre su ropa un abanico, lo abrió agitándolo frente a su cara mientras que escupía a un lado a la grillita.
"¡waaaa!" salió disparada sin rumbo.
-¿y bien Sasuke?- dijo Sakura esperando.
Sasuke levantó la mano con el abanico bajando su manga lo suficiente para leer su acordeón.
-cumplir las obligaciones con calma y respeto…- leyó con dificultad, al final el agua del baño si había borrado un poco la tinta –también reflexionar antes de cantar ¡actuar!- se corrigió de último minuto –Eso te brindara honor y gloria- terminó mientras Sakura lo rodeaba con minuciosidad. Suspiró pero se exaltó cuando la pelirosa tomó su mano arrebatándole el abanico y viendo si no tenía nada escrito en él.
Sasuke sonrió cuando vio que la rosa no descubrió su truco y le devolvió el abanico malhumorada.
-por acá- gruñó la pelirosa jalando al azabache con rumbo a la mesa de té, lo soltó quedando en su mano la tinta del acordeón del moreno. La pelirosa se acercó a una tetera que estaba sobre un calentador, la tomó y la puso en la mesa –Ahora sirve el té- Sasuke se arrodilló frente a la mesa tomando la tetera descuidadamente ya que vio la mano de la rosa manchada de tinta mientras la pelirosa seguía hablando –para complacer a tus futuros suegros debes mostrarte en el sentido de la dignidad- dijo la rosa pasando sus dedos alrededor de su boca dejándose una barba de candado pintada con la tinta embarrada. Sasuke estaba enlelado con lo que hacia la rosa sin darse cuenta, servía el té según él más sin embargo estaba derramándolo en la mesa -y refinamiento- con esa palabra el moreno salió de su letargo y atinó a servir el té en una taza –También debes de ser equilibrado-
Sasuke vio unas antenitas asomando de la taza de té, miró y se sorprendió de ver en el té a la grillita.
"Esto es tan relajante" pensaba la grillita haciendo sonidos placenteros mientas se sumergía un poco más en el té como si estuviera en las aguas termales.
Sasuke estaba por sacarla cuando Sakura tomó la taza de té.
-Emm, disculpe- dijo Sasuke intentando detenerla.
-¡y callado!- gritó Sakura reprendiéndolo. Sasuke se calló mordiéndose el labio inferior al ver a la pelirosa oliendo el té y a Karin emerger de la bebida, si eso seguía así la pelirosa se tragaría a la grillita.
-Emm, ¿podría devolverme eso un momento?- dijo Sasuke subiéndose a la mesa e intentando quitarle la taza de té a la pelirosa, ésta no soltó la tasa y ambos comenzaron a forcejear hasta que Sasuke se cayó de espaldas en la mesa, por la fuerza Sakura cayó también hacia atrás y el té se le derramó encima, Karin corrió a esconderse entre su ropa.
"diablos, esta tipa no tiene nada de nada"
-¡Eres un tonto!- gritó la pelirosa furiosa a punto de abalazarse sobre el moreno pero comenzó a sentir algo entre su ropa, un cosquilleo insoportable, retrocedió intentando sacarse esa cosa que sentía en su ropa. Tropezó con el calentador tirando el carbón encendido que contenía y luego cayó sobre el comenzando a quemarse el trasero. De inmediato saltó echando a brincar por todo el lugar gritando como loca e intentando apagarse.
Sasuke tomó su abanico y le echó aire en un intento de apagarla pero ocurrió lo contrario las llamas ardieron en el kimono de la pelirosa. Sakura gritó con más fuerza tirándose sobre la mesa la cual destrozó si apagarse aún.
Afuera las personas escuchaban los gritos. Mikoto sonrió.
-Creo que este arroz ya se coció ¿tu no?- le dijo a Deidara.
Las puertas se abrieron de golpe y salió la pelirosa incendiándose y gritando como loca que alguien la apagara. Entonces salió Sasuke con la tetera en manos y le vació todo su contenido encima a la pelirosa la cual se paró en seco toda mojada y apagada, su maquillaje se corrió dejándola horrible. Sasuke miró que todos los veían, le devolvió la tetera a la pelirosa y se alejó de ella cubriéndose un poco la cara por la pena.
"fue divertido, pero creo que metí en problemas a Sasuke…" Karin huyó detrás del moreno y de un brinco alcanzó su jaulita encerrándose de nuevo.
Sasuke llegó a los brazos de Deidara con una fúrica pelirosa detrás de él.
-¡ERES UNA DESGRACIA!- gritó Sakura destrozando la tetera a los pies de Sasuke, lo miró con odio –podrás parecer un novio pero no brindarás honor a tu familia ¡NUNCA!- gritó y se metió de nuevo a su casa.
Sasuke sintió una opresión muy fea en su pecho, toda la gente los estaba mirando, la gente empezó a irse y él solo pudo mirar el suelo, Mikoto miró mal a la pelirosa y cogió la mano del moreno, Deidara lo abrazó por los brazos.
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Sasuke abrió el portón de su casa, era tarde y a sus espaldas llevaba a Juugo, su caballo. Entró y cerró encontrándose a Itachi en la entrada de su casa, el mayor le sonrió levemente pero él no pudo darle la cara, siguió al establo para poder dejar ahí a Juugo. Itachi lo miró con tristeza, Sasuke se veía tan frágil y deprimido.
El moreno le quitó las riendas a Juugo.
"creo que hice algo muy malo" dijo Karin.
"tranquila, Sasuke no te culparía por nada" dijo Juugo comenzando a beber agua de su contenedor.
Sasuke le acaricio las crines y se apartó mirando su reflejo en el agua del bebedero, suspiró.
-"mira bien, nunca voy a ser un novio ideal"- comenzó a cantar mientras se quitaba los aretes y el collar, a lo lejos miró a Deidara acercándose a Itachi, sus padres, ambos se miraron con tristeza –"o un buen hijo"-
Camino por su casa hasta llegar a los bambú, agarró la jaulita de la grillita y la abrió dejando a Karin libre sobra una hoja de las plantas.
-"No sabré tal papel jamás tomar"-
"Sasuke lo siento mucho" la grillita lo miró con tristeza.
-"ahora sé que al demostrar quien realmente soy"- Caminó hasta el puente en el estanque de su casa subiéndose a la barandilla, dio un par de pasos y brinco a la orilla del estanque donde se elevaba una gran estatua de un dragón de piedra –"gran dolor podía causar"-
-"¿quién es quién veo ahí?" se recargó en la estatua –"su mirar fijo en mí"- levantó su mirada al cielo –"y que en mi reflejo no reconocí~~"-
"un poco más, no te dejaré solo Sasuke" Karin atravesaba el estanque sobre una hoja de lirio remando con una varita. Saltó a la orilla y vio a Sasuke subiendo las escaleras con rumbo al templo de los ancestros.
-"No puedo continuar"- Sasuke miraba las lápidas de sus ancestros donde claramente se podía ver su reflejo –"esta gran falsedad"- se arrodilló haciendo reverencia a sus ancestros y luego mirando de frente su reflejo –"Cuando en mi reflejo yo"- con una de sus mangas se retiró el maquillaje de la cara –"me veré en verdad~~"- llevó sus manos a su cabello –"cuando en mi reflejo yo"- desamarró su cabello y se puso de pie sosteniendo la peineta entre sus manos –"me veré en verdad"- salió del lugar.
"Sasuke…" Karin lo veía desde lejos con tristeza.
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Sasuke estaba sentado en una banca debajo de un árbol de cerezos, jugaba con sus largos mechones de cabello, se sentía muy mal por lo ocurrido, al parecer no hacía más que llevar desgracias a su familia, ya había sido suficiente con el accidente que había sucedido con su padre, él no era capaz de hacer nada por Itachi, su condición como doncel lo rebajaba tanto como a una mujer, no era capaz ni de conseguir la aprobación de una casamentera para conseguir un buen esposo.
"no sirvo para nada" pensó deprimido.
Escuchó un ruido y por un lado llegó Itachi sosteniéndose con su bastón. Sasuke miró hacia otro lado, sentía tanta vergüenza. Itachi lo miró con tristeza y se sentó a su lado sosteniendo el bastón con sus manos entre sus piernas. No sabía que decirle a su hijo, estuvo en silencio mirando a su alrededor, suspiró y se decidió a hablar.
-Valla valla, que hermosos retoños tenemos este año- comentó como quien habla del clima, y era cierto, muchas de las flores del cerezo aún eran pequeños botones –Mira ese, aún está cerrado- dijo Itachi señalando un botón de los de más arriba y sonrió, Sasuke estaba poniéndole atención mirando fijamente el botón –Apuesto a que cuando florezca- Itachi tomó la peineta y le recogió un poco el cabello para poder mirar su carita –será el más hermoso de todos- concluyó colocándole la peineta, Sasuke mostró una linda sonrisa sincera. Itachi le devolvió el gesto.
A lo lejos se escucharon los tambores.
-¿qué es eso?- preguntó Sasuke curioso.
Todos en la casa se acercaron a la puerta principal, Itachi salió a la calle, Sasuke quería seguirlo pero Deidara lo detuvo.
-Sasuke quédate adentro- dijo el rubio saliendo detrás de Itachi.
Mikoto carraspeó y señaló el techo de la muralla por donde podría subirse. Sasuke de inmediato trepó por la barda y se asomó a la calle, había tres jinetes montados en sus caballos, uno de ellos era un tipo con un extraño parecido a una serpiente, la gente estaba fuera de sus casas observando a los tres hombres.
-Ciudadanos, traigo una proclamación de la ciudad imperial, los Akatsuki han invadido el país del fuego- dijo Orochimaru y la gente se asustó –Por ordenes del emperador un hombre de cada familia deberá enlistarse en el ejercito del emperador- sacó un pergamino y comenzó a leer los nombres de la lista -¡la familia Asakura!- un hombre se acercó y le dieron un pergamino que aceptó con una leve reverencia -¡la familia Tseng!- otro hombre se acercó pero su hijo lo detuvo, era más joven y atlético, se ofreció a relevar a su padre aceptando el pergamino por su padre-¡La familia Uchiha!-
-No- dijo Sasuke, con miedo, su padre estaba herido permanentemente, no podía volver a pelear, sería blanco fácil en una guerra, pero no había ningún otro varón en la familia, su madre era un doncel al igual que él y su abuela era una mujer.
Itachi se paró recto entregando su bastón a su esposo y caminó con elegancia y rectitud hacia el hombre que le daría el pergamino con las órdenes del emperador. Sasuke lo vio todo desde la muralla.
Itachi se inclinó delante del hombre –Estoy dispuesto a servir al emperador- dijo seriamente. El hombre le tendió el pergamino pero…
-Padre no puedes ir- Sasuke corrió por la calle y se interpuso entre Itachi y el soldado.
-Sasuke- dijo Itachi algo sorprendido.
-Por favor señor mi padre ya ha peleado valientemente…- decía el moreno al soldado.
-¡silencio!- interrumpió Orochimaru atravesándose con su caballo colocándose delante de Sasuke –Señor debería enseñarle a su hijo doncel a no abrir la boca en presencia de un hombre- dijo con dignidad.
Sasuke se mordió el labio y miró a su padre.
-Sasuke me estas deshonrando- dijo Itachi sin voltear a verlo, un doncel nunca debía hablar si no le preguntaban nada, no debía faltarle el respeto a un varón.
Mikoto se acercó y obligó a Sasuke a retroceder. Orochimaru le tendió el pergamino al mayor de los Uchiha.
-En el campamento Rasengan mañana- dijo la serpiente.
-Si señor- dijo Itachi tomando el pergamino y dándose la vuelta echando a andar a su casa ignorando el dolor en su pierna y pasando de largo a Deidara que le tendía su bastón. Sasuke y Mikoto lo siguieron en silencio, los tres se miraron con tristeza, Itachi tenía que partir y probablemente ya no lo volverían a ver…
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Itachi estaba frente a un closet en el dojo de su casa, abrió las puertas del armario y miró su armadura con la que había librado tantas peleas en antaño. Tomó su espada y la sacó de su funda observando su brillante resplandor, su fiel espada…
Sasuke observaba afuera en el pasillo en penumbras.
Itachi comenzó a recorrer el dojo moviendo la espada, agitándola y blandiéndola como el profesional que era, tantos movimientos, tanta pasión y entrega… aquella que dejó olvidada en el campo de batalla años atrás al igual que su salud…
Un movimiento en falso y cayó al piso con el dolor recorriendo su cuerpo, soltó su espada y comenzó a arrastrarse por el piso hasta una columna donde se apoyó para ponerse de pie. Sasuke estuvo a punto de ir a ayudarlo cuando cayó pero consideró mejor mantenerse al margen, ya había metido la pata con Itachi enfrente de mucha gente ese día.
Itachi miró al techo, siendo sinceros no creía salir de eso con vida, y no le importaba morir o no con tal de defender su patria pero… ¿Qué pasaría con su amada familia? su esposo estaría destrozado, su madre lloraría mares pero su Sasuke… su pequeño… aún era un botón… y él quería verlo florecer…
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En la cena todos comían en un denso silencio, Sasuke servía el té, pensando en su padre, en todo lo ocurrido ese día, no era justo… no debía ser así… de todas las familias la suya era la más pequeña y rota… no tenían mucho dinero ni riquezas, pero eran felices así, eran agradecidos con lo que tenían y aún así… le estaban por arrebatar a su padre, aquel que siempre creyó en él, que lo defendía cuando los otros niños lo maltrataban por ser un doncel, a su ser más preciado… y la furia lo invadió…
-¡no es tu obligación!- gritó Sasuke azotando la tetera contra la mesa, sobresaltando a todos menos a Itachi que permaneció impasible.
-Sasuke- dijo Deidara sorprendido.
-Hay muchos jóvenes que lucharan por el país de fuego- dijo Sasuke enfadado.
-Es un honor proteger a mi país y a mi familia- dijo Itachi serenamente y un tanto ofuscado por que Sasuke seguía siendo un pequeño inmaduro.
-¡así que morirás por tu honor!- gritó Sasuke e Itachi se puso de pie de golpe.
-¡tengo que hacerlo por dignidad!- dijo Itachi elevando un poco el tono de su voz.
-Pero si- intentó debatirlo Sasuke pero Itachi lo enfrentó con una mirada de hielo.
-¡SE CUAL ES MI LUGAR!- le gritó el mayor y Sasuke lo miró con dolor, pocas veces su padre se enfadaba pero nunca le había gritado, ahora lo hacía por una causa injusta, por irse a una guerra cuando sabía que ya no lo volvería a ver jamás… y eso dolía –Ya es tiempo de que conozcas el tuyo- dijo el mayor fríamente y eso fue todo lo que el menor pudo soportar, sintió las lágrimas en sus ojos, eso último era una daga en el punto de su inutilidad. Salió corriendo de ahí sin mirar atrás…
Itachi miró al suelo un momento y se volvió a arrodillar frente a la mesa a terminar de cenar, lo mejor era dejar a Sasuke a solas.
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Sasuke salió de su casa, el viento soplaba fuerte y él sentía que ya no podía más, se aferró a una columna en el pórtico de su casa llorando amargamente. Cayó de rodillas sin dejar de temblar, comenzaba a llover…
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Llovía interminablemente y él estaba sentado a los pies de la estatua del dragón de piedra, estaba empapado y sus lágrimas hacía tiempo se habían acabado y mezclado con la lluvia… miró el piso donde pudo ver su reflejo en un charco de agua, un trueno atravesó el cielo y levantó la mirada hacia su casa donde vio en la ventana las siluetas de sus padres, Deidara temblaba a veces, seguramente lloraba… su padre lo abrazaba pero luego su madre se iba e Itachi apagó la luz del cuarto dejando todo a oscuras.
Su familia iba a ser destruida, todo porque él no nació varón para poder pelear en lugar de su padre, para poder restaurar el honor de su clan. Sin embargo no podía solo quedarse ahí a llorar, no cuando había más cosas que pensar… tal vez era un doncel, tal vez se veía frágil y no podía realizar esfuerzos físicos extraordinarios, era hasta cierto punto inútil considerando que su casa era una granja y era lo que más se requería en ese lugar, pero también era cierto que era muy inteligente y hasta cierto punto manipulador, podía convencer a casi cualquier persona sobre cualquier tema, era momento de emplearse bien.
Afiló su mirada, era hora de tomar el rumbo de su pequeña familia en sus manos, por él y por su padre, por el honor y por su propio valor, por demostrar quien realmente era, lo que en verdad valía…
Se levantó con decisión y con sus pies descalzos echó a andar…
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Entró al templo de sus ancestros y colocó una varita de incienso en la estatua de un dragón dorado. Hizo una reverencia y una oración y salió corriendo de ahí, a sus espaldas Karin comenzó a seguirlo.
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Mientras los truenos sonaban afuera él se coló a la alcoba de sus padres y tomó el pergamino de reclutamiento dejando en su lugar su hermosa peineta. Miró a sus padres por última vez y salió de ahí.
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Ya en el dojo sacó la espada de su padre mirando su reflejo en la hoja del arma, entonces tomó su largo cabello con una mano y con la otra sostuvo fuerte la espada, con decisión tomó el arma y cortó su largo cabello hebra tras hebra cayeron los mechones dejando su cabello con un corte singular pero por lo menos se veía menos femenino. (Se dejó el cabello como normalmente lo usa en la serie y manga :D)
Abrió el armario y se vistió con la ropa y armadura de su padre, pesaba un poco pero gracias a las hombreras se veía como todo un varón. Guardó la espada en su lugar contemplando de paso su apariencia en el filo, seguía siendo él pero diferente…
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Entró a los establos donde Juugo comenzó a relinchar intranquilo, se acercó a él y lo tomó del hocico acariciándolo suavemente y hablándole bajito.
-Soy yo, soy Sasuke- susurró y el caballo se calmó.
"Sasuke, por Kami, ¿Por qué estas vestido así?"
Sasuke le puso la silla y las riendas y lo sacó del establo. Karin los veía desde la puerta curiosa.
"se ve tan diferente y decidido" pensaba la grillita.
Sasuke caminó hacia la salida de su hogar, miró por última vez hacia su casa.
"Tal vez no vuelva padre, pero lo hago no solo por ti, también por mí, quiero mostrarte que yo también valgo algo"
Las puertas se abrieron de golpe y un soldado montando un caballo salieron del lugar a todo galope…
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Un nuevo trueno atravesó la noche y Mikoto despertó sobresaltada. Salió corriendo y llegó a la habitación de su hijo.
-¡Sasuke se ha ido!- informó, al instante Itachi y Deidara despertaron, el mayor miró el lugar donde debería de estar el pergamino y solo encontró la peineta de Sasuke, negó con horror.
Corrió al dojo y solo encontró un armario vacio y los mechones del cabello de Sasuke regados en el piso cerca de la ventana abierta. Corrió desesperado a la entrada de su casa.
-¡SASUKE~~~!- gritó con dolor y cayó al piso empapándose por los charcos en el suelo y la lluvia torrencial que aún no paraba de caer. Delante suyo la peineta de Sasuke en dirección al portón abierto de par en par por donde se había ido su tesoro.
Deidara llegó a su lado arrodillándose a su lado lo ayudo a sentarse, estaba llorando preocupado.
-Deberías ir tras él, podrían matarlo- dijo el rubio.
Itachi negó tomando la mano de su esposo –Si lo descubro… morirá- dijo sabiendo que no había salida… Deidara se abrazó a él llorando desconsolado.
"Sasuke… vuelve a salvo, onegai"
-Ancestros… por favor cuiden a Sasuke- rogó Mikoto observando todo desde la entrada de la casa.
Ahora solo tenían que esperar por el destino incierto de su preciado tesoro…