Le disparé a un hombre
Ya estaba allí, desde arriba del palacio, donde podía ver todo lo que ocurría en la plaza. Gente pasando de aquí a allá, algunos con sus compras en mano. Pero se tensó al verlo a él, ese tipo, ese maldito…Él estaba detrás del pilar, así que salió de su sombra y alzó su brazo para apuntar con el arma, su mano temblaba de la rabia y la frustración. Apuntó, el otro ni siquiera estaba consiente de ello, el muy maldito caminaba como si nada saludando a las personas y sonriendo. Pero…tiró del gatillo…todo se pasó a cámara lenta, las personas corrían despavoridas, y él seguía apuntando intentando no dejar salir las lágrimas…
Dios… ¿Qué hice?...
No tenía la intención de acabar con su vida
Sé que no estuvo bien
En la noche ni siquiera puedo dormir
No puedo sacarlo de mi mente
Necesito desaparecer
Antes de terminar tras las rejas
Me llamo Tom Kaülitz. Yo soy de Alemania, pero mi madre me dejó pasar mis vacaciones aquí en Okinawa, Japón. Junto con una tía que reside aquí, en un pequeño pueblo, hace mucho calor, pero me adaptaré. Desde hace cinco días que llegué, le ayudo a veces a alimentar a las gallinas, también vamos al río y recogemos agua. Yo soy algo delicado para esas cosas, pero me encanta hacerlo, es muy relajante y el ajetreo de la ciudad quedó allí, en la ciudad. Ya estuve aquí cuando pequeño y ciertamente no se me es desconocido el pueblo.
Lo que comenzó como un simple altercado
Se convirtió en una difícil situación
Me paso el tiempo pensando en lo que me espera
Me dan ganas de llorar
El idioma no es problema, he estudiado y dominado el japonés a la perfección. Soy muy inteligente, claro, lo presumo. En este momento voy en la bici que amablemente me prestó mi tía. Vengo de hacer unas compras. Le sonrío a todo mundo y ellos me sonríen también. Ya cuando llegué, dejé la bici tirada a un lado y me adentré a la casa con las bolsas en mano.
—Hola, Tía, ya regresé. —Le dije cuando la vi sentada en la mesa. Creo que estaba revisando papeles. Pero dejó de hacerlo y me miró sonriendo.
—Gracias, Tommy—Se paró y me dio un ligero abrazo. Qué suave es ella. Tiene el cabello y los ojos muy negros. A diferencia de mí que mi cabello es rubio en rastas, y mis ojos son café miel.
Porque no quise hacerle daño
Puede ser hijo de alguien
Y tomé su corazón cuando
Tiré del gatillo
Séptimo día de mi residencia. Ahora camino por el pueblo, saludo a todos los que conozco y recuerdo. Como a una linda señora gordita a la que le doy un beso en la mejilla. Je, sí, soy…Digamos…cariñoso. Ella se sonroja y se pone una mano en la mejilla donde la besé, se avergonzó. Yo reí un poquito y seguí caminando. Luego unas niñitas corrieron hacia a mí y me abrazaron, una me dio una bonita flor. Parece que les resulto atractivo, aunque ellas tengan sus 11 ó 12 años, yo tengo 16 ya. Y…no…me gustan las mujeres.
Rum bum bum bum rum bum bum bum rum bum bum bum
Hombre caído
Rum bum bum bum rum bum bum bum rum bum bum bum
Hombre caído
Ya en la noche, mi tía me llevó al muelle. Todo se veía tan hermoso y resplandeciente. La noche era negra y azulada, los árboles se contoneaban al ritmo del viento y el sonido del mar le acompañaba como si fueran hermanos. Suspiré y luego aspiré el aire del océano. Me encanta todo aquí. En la mañana volveré…
Oh mama mama mama
Acabo de de dispararle a un hombre
En la estación central
Frente a una gran multitud
Ohhh, ¿Por qué?
Ohhh, ¿Por qué?
Oh mama mama mama
Acabo de de dispararle a un hombre
En la estación central
Y como dije: Volví al muelle en la mañana, sólo con un short corto y una de esas playeras grandes de las que acostumbro a vestir. Mis rastas sueltas al viento. Pero bajé a la playa y comencé a mojarme, observé que algunos niños jugaban futbol en la orilla, se llenaban de arena y disfrutaban del juego. No me atreví a acercármeles. No es porque no los conociera, es sólo que el deporte no es lo mío. Estando casi todo empapado, me di una leve zambullida y luego surgí de nuevo, me retiré el exceso de agua con la mano y volteé hacia el muelle, ahí estaba un hombre…
Pequeña 22
La llamo Peggy Sue
Cuando ella encaja a la perfección en mis zapatos
¿Qué es lo que quieres que haga?
Si me tomas como una idiota
Voy a perder la calma
Y tomaré mi arma
Volví a casa, pero en el camino sentí como si me siguieran. Pero lo ignoré y entré, mi tía preparaba algo, y olía delicioso. Ella es muy hospitalaria, y yo la quiero mucho. Pero, las veces que he venido, nunca había visto a aquel hombre. Mientras estaba en el agua, él me miraba a mí, estoy seguro. Era como si me vigilara. Yo intentaba ignorarlo pero cada vez que volteaba me encontraba con su penetrante mirada clavada en mí. No sonreía ni nada, sólo miraba. Por eso me sentía incómodo y decidí regresar.
No quise acabar con él
Pero es demasiado tarde para arrepentirse ahora
No sé en qué estaba pensando
Ahora él ya no vivirá más
Así que es hora de irme de esta ciudad
No lo vi muy a detalle, pero sus ojos se veían grandes y oscuros alrededor, creo que tenía maquillaje, pude notar un cierto resplandor en su oreja, tal vez era un arete, su cabello era corto y negro azabache, tenía una silueta esbelta y alta. A mí me pareció raro, pero era…guapo, tenía cierto atractivo que pocos tienen. Creo que me gustó. Ya que sólo acordarme de él hace sonrojar mis mejillas. Mi tía al parecer lo notó, ya que se me quedaba viendo de una manera extraña, yo la regresé a ver y ella me sonrió de una manera cómplice. Me hizo sonrojar aún más. Yo “disimulé” con un carraspeo y ella me puso un plato en la mesa, entendiendo mis ganas de no hablar de qué me pasaba.
Porque no quise hacerle daño
Puede ser hijo de alguien
Y toque su corazón cuando
Tiré del gatillo
—He notado que has estado muy distraído últimamente. —Me comentó ella. Ya ha pasado una semana, y lo sigo viendo a él.
—Em…sí—Le respondí, aunque en ese momento estaba algo distraído y no entendí muy bien qué me quiso decir.
Rum bum bum bum bum
Hombre caído
Rum bum bum bum bum
Hombre caído
Ya dos semanas. Y se me hizo costumbre ir siempre todas las mañanas a la playa, sólo para ver si él iba. Y en efecto, siempre estaba allí, mirándome. No sé, me puse coqueto. Y siempre lo regresaba a ver sonriendo, pero él seguía serio. Una vez me quité la playera intencionalmente por eso. Para que me viera.
Oh mama mama mama
Acabo de de dispararle a un hombre
En la estación central
Frente a una gran multitud
Ohhh, ¿Por qué?
Ohhh, ¿Por qué?
Oh mama mama mama
Acabo de de dispararle a un hombre
En la estación central
Yo soy amable, humilde, pero soy un poco chulo y presiento que yo le gusto, y mucho. Después de esa rutina, me regresé para el pueblo y de nuevo esa sensación de vigilancia. Volteé atrás y… ¡Era él! Sí, me seguía y esta vez me sonrió, ya que siempre lo veía de lejos, no podía examinarlo, pero ahora que casi me pisaba los talones, lo hice y era más guapo de cerca. Esta vez, sus labios rosados y carnosos se curvaron formando una sonrisa que me cautivó al instante. Yo le correspondí nervioso.
Nunca planeé hacerlo
Nunca planeé hacerlo
¡Nunca planeé hacerlo!
¡Oh Dios mío!
¿Qué me ha pasado?
¿Qué me ha pasado?
¡¿Qué me ha pasado?!
¿Por qué tiré del gatillo?
Tiré del gatillo, del gatillo, ¡BOOM!
Y terminé con su vida, miserable vida
Cuando tiré del gatillo
Que alguien me diga qué es lo voy a hacer.
Y me creerán que empezamos a salir… ¿No?... ¿No me creen? Pues es cierto, él tiene 20 años, su nombre es Bill Trümper y también es alemán, sólo que ha estado aquí desde el mes pasado. Con razón no lo reconocía. Y le conté a mi tía, ella no estuvo muy de acuerdo pero me dejó y por supuesto le contó a mi madre. Ya llevamos una semana y media saliendo, me encanta cómo es, al contrario de la impresión que me dio, es muy alegre y ocurrente, podría decir que hasta inocente. Siempre nos vemos cada vez que se puede.
—Desde que te vi, me gustaste mucho…—La brisa marina movía su el copete que le caía por el lado derecho de la frente.
— ¿En serio? —Le dije en un tono meloso. Él me sonrió.
—Sí. Aquella vez que te vi en la playa…—Miró a otro lado como si se pusiera a soñar y cerró sus ojos. —Me pareciste…—Suspiró—Todo una belleza —Ahora abrió los ojos y me miró. Yo sentí sonrojarme a más no poder.
Nos quedamos mirando…y nos empezamos a acercar. Sentí su respiración contra la mía, su mano tomó la mía y la acarició. Juro que casi se me salía el corazón de tanto que latía. Ni cuenta me di, pero, cerré los ojos y cuando los abrí, lo vi, sus labios pegados a los míos. La primera vez que un chico me besa. Después se separó de mí con gran satisfacción, pero a mí me dejó queriendo más, ese pequeño contacto no me fue suficiente.
—Qué lindo eres—Acarició mi mejilla. Y me abalancé a él tirándolo a la arena y me le puse encima. Nuestras lenguas jugaban tímidas, pero luego esa timidez desapareció. Después yo le dejé con la respiración entrecortada, no me quité de encima, pero nos seguimos mirando, él debajo de mí, sonriéndome sensualmente. —Vaya, pequeño. Nunca pensé que fueras, tan lanzado. —
Rum pum pum pum
Ello dicen "Hombre caído"
Rum pum pum pum
Mientras iba por el centro de la ciudad
Se hizo de noche y yo me encaminé a casa, yo quería algo más de él, pero es muy pronto para llegar a algo más que un beso fogoso. Estaba oscuro. No había nadie más que yo en la calle y sentí algo de miedo. Otra vez esa sensación de que me seguían, pero no era Bill. Yo ya reconocía su persecución, el sonido era siempre de tacones de botas o algo parecido. Pero este se oía tosco y descuidado, casi desesperado. No quería voltear, me sentía muy asustado. Mi corazón se aceleró a un ritmo inimaginable, pareciera que me daría un paro cardiaco. Pero…soy humano y tengo esa picazón de la curiosidad. Volteé, pero no por completo, unas grandes manos me taparon la boca y sentía una respiración pesada en mi cuello. Forcejeé y me empecé a mover, pero esa persona me tenía fuerte. Me empezó a jalar…
Después me dejó voltearme, ya me tenía en un callejón. Ese hombre…era moreno, tenía los lados de la cabeza rapados, tenía algo de barba y bigote, tenía esa pinta de chulo, jefe de un prostíbulo. Me miraba con lujuria, deseo…me desnudaba con la mirada, me chocó contra la pared del callejón y él se estampo a la vez, acorralándome ye dejándome sin salida.
—Dé-Déjame…—Lloriqueé cuando empezó a tocarme.
—No, chiquito. Eres muy bonito ¿Sabías? —Empezó a olerme, y yo me sentía sucio, ¿Quién era él? —Me dicen Bushido—Habló como si hubiera escuchado mi pregunta mental y suspiró con excitación haciéndome sentir más mal. —Eres todo un muñeco. Sería mucho explicarte, pero me encantas. Desde que te vi me pregunté cómo sería estar dentro de ti. —
Me tomó de los cachetes bruscamente, casi enterrándome los dedos en la cara, mientras yo me quejé por el dolor agudo que sentía en los pómulos. No pude evitar lo que pasó…Me dejó ahí tirado, llorando. Mientras el muy sínico se acomodaba los pantalones y me miraba agotado. Yo adolorido, me golpeó por forcejear, me jaló las rastas, me arañó, me…me…me violó…
Yo seguía llorando acurrucado, él se rió y se empezó a retirar. Me sentía un miserable, sucio. ¿Por qué me pasó esto a mí? Oí un ruido y levanté la mirada temiendo que fuera el tal Bushido otra vez. Pero no…
— ¿Tom? —Oí la voz preocupada de mi querido pelinegro.
— ¿B-Bill? —Me sentía muy débil y avergonzado. Él se dirigió a mí, se puso a mi altura y me miró sorprendido, con los ojos casi llorosos.
— ¿Qué te pasó? —Intentó tocarme pero yo me pegué más a la pared por inercia y él entendió—Tranquilo. Yo no te haré daño…—Ahora frunció el entrecejo y me miró— ¿Quién se atrevió…?—Su mirada me asustaba más, yo lo sentía, él temblaba de coraje. Yo lloré de nuevo, y me dolía pronunciarlo, pero debía.
—…Bu-Bu…—Tartamudeé y él esperó mis palabras, le hice esperar, pero debía decirlo, no tenía opción. —Bu…Bushido—Sentí un nudo ahogado en mi garganta, me sentí horrible al recordarlo. De nuevo se acercó a mí y esta vez lo dejé abrazarme protectoramente—Bill—Le llamé—No me dejes—.
Porque ahora soy una criminal, criminal, criminal
Oh señor mío, ¡Piedad!, ahora soy una criminal
¡Hombre caído!
Dile al juez que por favor me dé la condena mínima
Huiré, ya nadie puede verme ahora, ahora
Al día siguiente ya estaba yo en casa de mi tía. Ella estaba muy preocupada, iba de un lado a otro del cuarto que conservo como mi habitación, pareciendo león enjaulado. Yo reposaba en mi cama, sentía un dolor horrible en mi entrada, un dolor que me hacía desfallecer a veces…Luego oí que tocaban la puerta, mi tía fue a ver. Cuando la puerta de mi cuarto se abrió, por ella entró Bill con el maquillaje un poco corrido, como si hubiera llorado, su mano temblaba, tenía un aspecto un algo decadente, como si hubiera visto un fantasma. Se acercó a mi cama y se arrodilló. Tomó mi mano y empezó a llorar con cierto sentimiento y arrepentimiento.
—No quise…Pero tenía que hacerlo—Me miró sollozando y los ojos totalmente húmedos. Mientras unas cascadas gruesas de lágrimas recorrían sus mejillas. Yo negué con la cabeza y fruncí el seño sin entender. Él lo vio y se controló un poco—…Le disparé a un hombre. —Yo abrí los ojos, casi saliéndose de mis órbitas—…Maté a Bushido. En la estación central. Él ahora ya no te hará daño—Cambió su gesto a uno serio. Yo seguía sin creérmelo.
Oh mama mama mama
Acabo de de dispararle a un hombre
En la estación central
Frente a una gran multitud
Oh mama mama mama
Acabo de de dispararle a un hombre
En la estación central.