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Enamorarme de ti por Etsuko Sohma

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Notas del fanfic:

Comprobado, mis resúmenes nada que ver con mis historias. ¡Pero el de aquí está lindo, me gustó! Pues es casi nada. Y lo ando subiendo desde hace dos semanas; pero la pereza me gana a la hora de editar, qué se le va a hacer.

 

Bueno.

 

Ming esto es para ti; porque tú me dijiste que querías un JaeChunSu; y aunque quise hacerlo, no pude, porque todavía no paso a ese nivel u.u y cuando quise escribirlo me di cuenta de que era más que cierto. Lo siento.  

 

Notas del capitulo:

Ah; ¡No está inmiscuido, YunHo! ¡No 2U ♥! *Se desmaya* Neh, qué también me gusta esta pareja. 

Yo lo considero menos que un oneshot. ¿Ustedes?

 

¡Oh, casi lo olvido! Lo primero y último son fragmentos de una canción que adoro xD por lo tanto no me pertenece. 

 

Si se les hace tedioso siempre pueden hacérmelo saber. 

  

Los ojos color avellana miraban sorprendidos al bonito hombre frente a ellos. ¿Sería un sueño? O ¿Quizás una mala broma? Incrédulo como estaba ante las palabras que habían salido de aquellos hermosos labios color cereza, se aventuró a preguntar:

 

—¿Hablas en serio, YooChun?

 

Algo muy dentro de él gritaba porque dijera que sí, que nunca en su vida había hablado más en serio; a pesar de lo íntimo que resultaba el asunto.

 

—¿Por qué debería de mentirte?

 

El mayor de los dos comenzó a acercarse lentamente al de cabello rojizo. Insinuante. Balanceando sus caderas a cada paso que daba. Sabía que el menor lo deseaba, y el intentar persuadirlo de aquella manera, no le imponía problema alguno. Incluso le parecía atractiva la idea, aún cuando ya tenía pareja.

 

La mirada del menor se posó con verdadero descaro sobre el fino cuerpo que se acercaba con aire felino hacia él. ¿Cómo podía ser tan sensual? ¡Tan tentador! Y esa ropa, esa condenada ropa ¡no ayudaba en nada! No cuando el pantalón marcaba de aquella manera sus largas piernas, las sugerentes caderas y sus pequeños, redonditos y respingados glúteos.  <> Ya se había contenido demasiado para no saltarle encima. Su saliva pasó con dificultad por su garganta al verlo más cerca de él. Sin duda lo que más le gustaba —aparte del pantalón que marcaba de aquella deliciosa forma su trasero— era la camiseta  color vino tinto y de cuello de barco que le permitía a sus expectantes ojos apreciar: los finos y níveos hombros —los que quería besar en ese momento—, la cautivante clavícula —por la cual deseaba pasar su lengua en ese instante— y el galante y grácil cuello —que anhelaba marcar en ese preciso instante—. ¡Cuánto lo ansiaba! Recorrer y marcar aquellas partes de su cuerpo con ayuda de sus labios y dientes. Inclusive su lengua parecía cosquillear en ese momento. Suspiró embelesado. Y cerró su mirada por una fracción de segundos.

 

—Acaso, ¿no me deseas JunSu? —murmuró contra sus labios. 

 

¿En qué momento se acercó tanto a su rostro? Si antes de cerrar la mirada se encontraba todavía a un metro y más de distancia. Llegó a preguntarse sorprendido JunSu antes de dejarse embriagar por el mentolado y tibio aliento del mayor. Un suave y placentero escalofrío recorrió su espalda, erizándole los vellitos de la piel. ¿Qué si lo deseaba? JunSu quiso reír con sarcasmo pero hacia sí mismo por lo tonto de la pregunta. Era más que obvia su respuesta. ¡Más qué obvia! Sin embargo, creía que solamente para él. Sin darse cuenta sus manos, de manera firme y posesiva, se ajustaron a la estrecha cintura de YooChun que sonrió para sus adentros, gustoso. Y fue retrocediendo lentamente sin ser consciente de ello. Eran ya tantas noches anhelando tenerlo entre sus brazos. Demasiadas madrugadas despertando agitado, sudado y totalmente excitado a causa del mayor. Bastantes duchas con agua helada para bajar la calentura de su febril cuerpo y apaciguar sus dolorosas erecciones al haberlo soñado bajo su cuerpo siguiendo la misma danza erótica de sus caderas al penetrarlo fuerte y dulcemente a la vez. Eran ya tan... Salió de su ensoñación al encontrarse sentado sobre el largo y cómodo sillón de la sala de su departamento con YooChun encima de él. Sobre sus piernas. No supo en qué momento: había sido arrinconado y apresado por el cuerpo del mayor; pero tampoco le importaba saberlo.    

 

Nuevamente la saliva pasó con dificultad por su garganta. Miró los preciosos ojos de YooChun a escasos centímetros de los suyos. Eran tan hermosos, tan llenos de vida, con ese precioso brillo que a pesar de la situación y sus —no santos—actos, seguían teniendo ese matiz inocente y —¿por qué no— hasta cierto punto, infantil.  Y si lo aunaba a su encantadora y bella sonrisa... Dios; realmente lo adoraba.  

 

—¿Por qué lo haces, YooChun? —logró articular apenas. Su mirada se posó sobre los carnosos labios, que a centímetros de los suyos dibujaron una pequeña y sensual sonrisa. Atrayendo rápidamente su atención hacia ellos. Quería probarlos.

 

YooChun se movió sobre el cuerpo de JunSu pegándose más a su pecho, pasó sus finos brazos por el cuello del menor quien tuvo que acallar un pequeño gemido que quiso escapar de su boca ante el provocativo movimiento. Fascinado completamente por el mayor.

 

Los brazos de JunSu seguían alrededor de la cintura de YooChun, apegándolo —inconscientemente— más a su cuerpo. Mientras que los muslos de YooChun se presionaban con mayor fuerza a las caderas de JunSu.   

 

Sus labios para entonces se rozaban, y la mirada de YooChun estaba completamente fija en la avellana de JunSu. Sus tibios alientos se mezclaban entre sí en cada exhalar de sus bocas: la hierbabuena contra la menta, creando un choque embriagante.

 

—Porque tú lo deseas, JunSu. Por eso —habló aterciopeladamente YooChun, y él se sintió derretir ante el tono y la caricia que hubo entre sus labios. Comenzando a impacientarse—. Y si está en mí, cumplir una de tus fantasías; ¿por qué no hacerlo?

 

Las ansias comenzaban a carcomerlo por dentro.

 

—Pe-pero —La voz de JunSu siempre había tenido ese precioso don de transmitir sus emociones y sentimientos, creando harmónicos y hermosos matices según fuera su estado de ánimo o el sentimiento que él quisiera impregnar en ellos. Consciente o inconscientemente; porque era su don, esa era su bella habilidad. Y en ese momento, su voz no lo defraudo al mostrarse levemente ronca y sumamente excitada. Incluso, se le había dificultado pronunciar palabra alguna. No obstante, ¿qué podía hacer él si así lo ponía su travieso y coqueto compañero?—, ¿y JaeJoong? 

 

Siempre creyó que entre él y YooChun había un lazo que sobrepasaba la amistad, un lazo que estaba a la espera de ser traspasado y llevado a un nuevo nivel. Sin embargo fue lento, y Kim JaeJoong muy listo. Adelantándose a sus acciones —sin ser consiente— y mientras él se convertía en el amigo incondicional, el mayor tomaba el lugar que él deseaba tener a lado de YooChun. No odiaba a JaeJoong, después de todo ninguno de los dos sabía que estaban enamorados de la misma persona. Además JaeJoong era una persona maravillosa, hermosa y única, completamente única y —aunque doliera admitirlo— era la felicidad del amor de su vida. Nadie mejor que él para alguien como YooChun; pensó en varías ocasiones. Incluso hubo un tiempo en el que él se sintió atraído hacia ese precioso ser que era JaeJoong.

 

Por mucho tiempo hubo una frase que a JunSu le gustó bastante. Era una frase que utilizaban mucho en las novelas de amor, una frase que aunque cursi le agradaba: "Mientras mi persona amada sea feliz, yo también lo seré. Aunque signifique que no esté a mi lado". Eran diferentes las formas en que la interpretaban. Sin embargo ahora para él, esa frase carecía de significado alguno. Le sabía y antojaba: absurda, amarga y estúpida.

 

Porque su realidad no era como en las novelas, donde el perdedor se termina enamorando de alguien más. Porque ese "alguien más" para él no existía sino se trataba de Park YooChun.  Podría ser fuerte y mostrarse feliz, cuando por dentro moría y dolía, como nunca imaginó llegaría a doler: no poder estar con la persona que más quería.

 

Kim JunSu sufría mientras su persona amada era feliz con otro.

 

 

—No te preocupes por él, Su —habló pasando sus dulces labios delicadamente por la mejilla sonrojada del menor—. JaeJoong sabe que estoy aquí.    

 

—¿L-lo sabe? —preguntó incrédulo, disfrutando de las acciones de YooChun.

 

—Sí —afirmó acompañado de un asentimiento de cabeza y sonriendo levemente.

 

—¿Y está de acuerdo? —preguntó alarmado. YooChun rió encantado por la ingenuidad del menor.

 

—Por él es que estoy aquí —respondió sinceramente, y JunSu bajó la mirada triste.

 

—¿Te lo pidió?

 

—No con palabras, Su —pronunció con ternura y tomando al menor del mentón para que lo mirara a los ojos—. JunSu, él se ha dado cuenta de que me deseas —Y su mirada se entristeció un poco—. Y yo me he percatado de cuánto te desea él a ti.

 

—¿Eh? —La mirada de JunSu era un poema. ¿JaeJoong lo deseaba... a él? ¿Cómo era eso posible teniendo a YooChun consigo?

 

—JunSu, sé que es algo... ¿Cómo decirlo? —pronunció dubitativo—. Poco normal y hasta ofensivo lo que te pediré; pero en serio. Necesito que lo consideres.

 

—Considerar... ¿qué? —Alzó una de sus cejas, expectante. Notó como el rostro de YooChun se cubría de vergüenza, y eso a él le pareció adorable.

 

—Eh... verás.

 

—No entiendo —habló de repente JunSu.

 

—¿Eh? —YooChun lo miró sin comprender.

 

—Cómo puedes mostrarte en un instante tan provocativo y seductor, y al otro tan lindo y tímido —sonrió preciosamente—. Me gustas, YooChun. Me gustas mucho —No era su intención confesar sus sentimientos; sin embargo éstos salieron por sí solos. Llevó una de sus manos hasta la mejilla ruborizada del mayor. YooChun lo miró unos segundos sorprendido y después sonrió correspondiendo la caricia recargándose en la mano sobre su mejilla y cerrando sus ojos. La mirada de JunSu brillo ante lo tierno del acto—. Eres tan lindo, YooChun. No entiendo tampoco cómo puede JaeJoong desearme a mí, teniéndote a ti a su lado. Pudiendo tocarte, besarte y abrazarte en cualquier momento. Teniendo la fortuna de poder hacerte el amor por las noches y la dicha de amanecer a tu lado por las mañanas. Poseyendo ese privilegio que yo tanto anhelo de tenerte a mi lado. Simplemente no comprendo —sonrió afligido.

 

—JunSu...

 

—No solamente te deseo YooChun —habló entrecortadamente. El llanto amenazaba con apoderarse de él—.  También estoy enamorado de ti.

 

—Yo JunSu...

 

—Y me duele sabes —comenzó con tristeza—. No me ofende, sino que me duele, me lástima que quieras entregarte a mí por amor a otro. Ni siquiera porque me desees o te parezca atractivo, si no, porque JaeJoong desea pasar una noche conmigo. Porque soy consciente de lo que me quieres pedir, YooChun; no soy tan ingenuo como aparento y creen que soy.

 

Para entonces las lágrimas recorrían impertinentes el atractivo rostro de JunSu. YooChun se sintió miserable; pero él no sabía que tan profundo era lo que sentía JunSu por él. Y ahora, ahora deseaba no haber ido jamás al departamento del menor e insinuado nada.  Sólo había una cosa que...

 

—Te equivocas JunSu —habló despacio y acongojado YooChun levantándose del menor—. No lo hago todo por JaeJoong, aunque haya dicho que por él estaba aquí —siguió. El menor no lo miraba, mantenía la mirada —anegada en lágrimas— en la alfombra del piso del departamento. Escuchando lo que decía, pero sin notar al mayor desprendiéndose de su camiseta color vino tinto—. Desde siempre me has atraído, Su. Inclusive antes que a JaeJoong. Siempre creí que tú y yo en un futuro íbamos a estar juntos, sin embargo, no fue así. Y aunque JaeJoong también es consciente de lo que yo siento por ti, puesto los dos te queremos. Mientras que él desea poseerte a ti... Yo deseo que tú me ames a mí —finalizó mirando fijamente los ojos cristalizados del menor, que había levantado la cabeza para mirarlo, incrédulo—. "Sin embargo hay otro motivo" se abstuvo de añadir. No obstante, él en verdad quería a JunSu, tanto como a JaeJoong. E imaginaba que si él, en un momento llegaba a faltar, ambos podían... No, no quería pensar en ello. Por lo menos no ahora.

 

—¿Lo dices en serio o por lastima? —Aunque doliera pensarlo, necesitaba saberlo. YooChun  lo miró con una sonrisa sincera. Y el corazón de JunSu saltó dentro de su pecho. Iba en serió.

 

—JunSu, deseo que me tomes —Se acercó hasta él con el torso desnudo, se sentó nuevamente sobre sus piernas y lo besó con cariño. JunSu cerró su mirada y se dejo embriagar por los labios de YooChun, aquellos que al fin lo besaban a él. Para YooChun nunca fue un juego, y menos para JunSu que no tardo en aferrarse al cuerpo encima del suyo—. Por favor JunSu...: Hazme el amor.

 

Algo dentro de JunSu despertó al instante de escuchar su voz tan... necesitada.

 

Lo deseaba, y para que mentir, si el mayor hubiese querido echarse para atrás, él no hubiera permitido que se marchara sin siquiera haber recorrido su cuerpo antes. Si YooChun había ido a que lo tomara, entonces eso haría. Le haría el amor tan apasionadamente que le pediría por más, gritaría su nombre y... lo querría aún más de lo que ya decía hacerlo.  Pero a pesar de la sinceridad que apreció en sus palabras y en el beso, su mente y sus sentimientos se encontraban dañados. Quizás si lo hubiese dicho antes...; pero no  lo haría; a pesar de saber que le hablaba con la verdad.

 

Y aunque se estuviese lastimando en el fondo y se recriminará después a sí mismo; una oportunidad cómo esa, sabía no se daría una segunda vez. No ante lo que se había confesado. Y por tener a YooChun a su disposición tan siquiera una sola vez, lo que fuera. Interiormente se recriminó por lo contradictorio que resultaban ser sus pensamientos.

 

Con un movimiento rápido dejó el cuerpo de YooChun sobre el sofá y debajo de él, mientras que, con desesperación, se sacaba la camisa que él portaba.

 

Bajó sus labios hasta el cuello de YooChun que se dejaba hacer a gusto. Mordió con fuerza el cuello blanco y pulcro, sacando un gemido de dolor de los hermosos labios del mayor.

 

Estaba siendo rudo; pero no podía evitarlo, no ante la rabia anidada en su interior. Olvidándose por entero de aquella promesa que se había hecho alguna vez en el pasado de obtener una oportunidad de estar junto a YooChun: Hacerle el amor tierna y delicadamente. Destilando en la caricias que desperdigaría con adoración por su delicado cuerpo todo el amor que sentía por él. En los besos que depositaría con cariño en su cremosa piel. En la atención e importancia que daría al marcarlo con ayuda de su boca y dientes. En lo dulce que sería al enterrarse en su interior, al unirse por primera vez cómo uno solo. En la dedicación que pondría para que el mayor disfrutara tanto como él estaba seguro disfrutaría haciéndole el amor. Lamentable y tristemente, no era así. Y dolía. Dolía horriblemente.

 

Se dejó caer sobre el cuerpo del mayor y con fuerza se aferró a éste, escondiendo su rostro en el espacio del cuello y hombro de YooChun.

 

—No puedo YooChun. No así —murmuró entre sollozos.

 

YooChun se sintió, no, se sentía patético. Y con cariño abrazó a JunSu fuertemente. Las lágrimas comenzaron a deslizarse desde sus preciosos ojos oscuros. Se sentía mal, absurdo, tonto. Era un estúpido.

 

—Perdóname Su —susurró después de un tiempo en el que el menor terminó dormido entre sus brazos—. No pensé que te derrumbaría de tal forma; sin embargo, también te amo.

 

No era una mentira; simplemente su corazón, desde un comienzo, estuvo dividido en dos. Dividido al mitad por dos maravillosos seres: JaeJoong y JunSu. Su corazón egoísta que no podía estar conforme solamente con el amor de uno de ellos. Pero ¿cómo estarlo? Si desde el inició sabía que le pertenecía a los dos.

 

Y con una última mirada hacia el menor dormido sobre el sillón, YooChun depositó un beso fugaz en los labios de JunSu y salió del departamento, y quizás, de la vida del menor.  

 

No lo lastimaría más; sin embargo, esa decisión terminaría por destruirlo.  

 

...

Notas finales:

¿Errores? ¿Gustó?

La verdad es que entendería que dijeran que no. Últimamente ni a mí me gusta mi narración, y no sé por qué. Aunque mi unnie dice que debo cambiar mi estilo; porque es frustrante, palabras de ella. Da igual, cuídense. 

 

Por cierto: ¿Se han dado cuenta?

 

E.S.


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