Despacio me adentro en su cuerpo, desde aquí la vista es maravillosa, me extraña que me permitas quedarme un momento más dentro de tu cálido ser. Entreabres los ojos, casi como tratando de espiar si sigo aquí pues me he detenido por completo fuera de ti.
Un calor me invade, veo tu rostro oculto tras un trozo frío, una máscara que oculta la "vergüenza" del segundo... pero la integridad del único; nunca entenderé a ciencia cierta porque dejas que pase todo esto, a veces te veo como te quedas detrás de algo intentado encontrarte en algún gesto de aquel otro que te mira con desdén... ¿cuándo lo comprenderás? ¿Hasta cuándo seguirás de esta forma esclavizante y ferozmente ajena a ti?
Somos niños intentando pasarnos por adultos... somos sombras pretendiendo ser una débil luz... somos animales intentando adaptarse a nuevas formas... a nuevas siluetas.
Inicio el vaivén lentamente... entro y salgo de tu interior, comienzas a jadear, clavas tus garras en mi espalda mientras te arqueas, muerdes tus labios con tus colmillos afilados y clamas mi nombre... pero en silencio... también el de él. Beso tus labios queriendo sacarte de esos pensamientos, recorro tu cuello con lamidas que procuren borrar todo sabor anterior, pero tú sólo miras el reflejo que te devuelve el agua que cae por una de las paredes de esta caverna, donde hemos decidido ser infieles.
Acelero mi ritmo que se vuelve desenfrenado, al tiempo que tomo tu miembro apretándolo con fuerza... me has enseñado bien... logro arrancarte gritos de placer... y en cada nota de tu garganta hay música para mis oídos "Asmita". Pronto te desvives en mis manos, yo lo hago en tu interior, me tomas del cuello con fuerza y buscas mis labios... he desatado a la fiera... he despertado al diablo.
Me azotas contra la piedra maciza, rozas mi rostro permitiéndome ver un poco más de ti... tus ojos están llorosos... y vuelves tu mirada hacia el reflejo, esto se ha vuelto extraño y familiar... ¿Por qué no puedes dejarlo ir? ¿Qué no entiendes que te traicionó? ¿Por qué es tan importante para ti que él esté presente? Recuerda que estamos pecando, recuerda que esto es un dulce error, recuerda que yo no te pertenezco, recuerda que hoy es la última vez.
Mis entrañas parecen desgarrarse ante tu presencia, me revuelco de placer apenas tocas mi pecho, tus manos apresan mi virilidad para masajearla con desesperación y sin ternura... justo como me gusta. De una sola estocada estás en mí, ¿para qué más? Si sólo nos importa la carne... el placer. Mentira... te quiero a ti, de las cuentas de mi rosario mi estrella preferida es aquella que se desliza sutilmente entre mis manos, aquella que aprieto con tantas fuerzas que creo se me incrustará en mi piel... la estrella feroz.
Eso eres tú... mi estrella feroz, mi animal nocturno que odio tanto... que odio por amarlo tanto y no poder pertenecerle pues su reflejo se apodera de él y nada puedo hacer, mi dulce niño disfrazado de diablo que aunque engañado, traicionado no ha dejado de amarlo, de desearlo y sé... que cada vez que me tomas piensas en él...
- Te amo - me dices como adivinando mis pensamientos - es hora de dejarlo ir... es hora que tú y yo... seamos lo que debimos ser... como debe ser... ya no le pertenecerás a mis deseos... pues es mi deseo que seas finalmente mío, estamos unidos aún en el más allá, de modo que cuando caigamos en la Guerra Santa... en Campos Elíseos retomaremos esto que dejamos incompleto aquí -
Después de esas palabras no hizo falta más, ya no tengo que filosofar sobre mi lugar aquí... él ya decidió por mí... y así está bien... muy bien.