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Un amor secreto por Shun4Ever

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Notas del capitulo:

Shun intenta olvidar al ser amado guiado por los consejos de su amiga June. ¿Serán estos los pasos correctos?

 

- Vamos Shun. Solo dejate llevar. - Dijo June mientras desabrochaba la camisa de Shun. 

- June. Sabes que no puedo. - Replicó este quitando tiernamente las manos de June. 

- Solo cierra los ojos. - June suspiró y dijo - Esta es la última vez. Si no lo consigo, me rendiré. Lo prometo. 

Diciendo esto, Shun suspiró y cerro los ojos. Ella se lo había pedido. ¿Qué podía hacer él? Ella era su mejor amiga y haría lo que fuera por ella. Lo estaba ayudando a olvidarlo. A olvidar esos ojos azules que se le clavaban en el alma, atormentando su corazón. 

June, al ver que Shun cerró los ojos, continuó donde se había quedado. Sentado en la cama como estaba, se sentó encima de él y comenzó a besarlo. Al ver que este no reacconaba del todo bien, comentó:

- Imagina que soy él. - Dijo besandolo de nuevo tiernamente. 

Shun parecía un tanto reticente, pero a poco, su imaginación le iba haciendo compañía. Se imaginó que esos besos tiernos y cariñosos eran de él. Del ser que él anhelaba con locura. Ante este pensamiento, respondió a las caricias de la chica.

Tras unas cuantas caricias y besos, Shun tenía las manos en la espalda de la chica, mientras ella se encargaba de acariciar su miembro y de proporcionarle todas las estimulaciones necesarias a su compañero. Poco a poco fue bajando las manos, hasta aposentarlas en el trasero perfecto de la chica. Se había sumergido tanto en su imaginación, que por un momento creyó que estaba con el dueño de su corazón y le proporcionó todo lo que tanto anhelaba hacerle. Con las manos dentro de la ropa interior y besandola como si su vida fuera en ello, la puerta de su habitación se abrió de golpe. Ambos se sorprendieron al ver que Hyoga les estaba observando en tal situación.

- ¡Perdón! ¡Mierda! ¡Debería haber llamado! - Y diciendo esto, Shun y June se quedaron de nuevo solos. 

June se giró hacia Shun y le dijo:

- ¡Lo siento de verdad! No pensé que entráran.

- No te preocupes. - Dijo Shun con una sonrisa triste. - Además, no es como si esto pudiera pasar con él. 

- Shun... - Dijo ella en voz baja, viendo la tristeza que imbadía a su amigo. 

Para animar a su amigo, esta le puso la mano en la mejilla y trató de mirarlo a los ojos, para sacarle una sonrisa. Este cogió su mano y le dió un beso tiernamente. 

- Ya he perdido la cuenta del número de veces que lo he intentado. - Unas lágrimas comenzaron a asomar por los ojos verdes del chico. - Además, ya tengo 28 años. No debería de ponerme así. Quizá solo deba tratar de olvidarlo y seguir adelante. 

June abrazó con fuerza a su amigo, tratando de animarlo. Tras unos minutos, se levanto del regazo del chico, se puso su blusón y salió de la habitación tras darle un beso de buenas noches. 

A la mañana siguiente, Shun se pusó el delantal tras sus ejercicios y se preparó para hacer el desayuno de los chicos. De nuevo, June estaría ahí para ayudarle, ya que parecía que los demás no tenían intención de hacerlo. 

- Bien. Solo falta el arroz - Y diciendo esto, se quitó el delantal y se apresuró a preparar la mesa. - ¿A quién le hacemos fregar hoy?

- ¡A ver! ¡Ikki nos deve una! ¿Qué tal él? - Dijo la chica muy animada con la idea de ver a Ikki en delantal.

- Si por tí fuera, siempre sería mi hermano. - Rió éste, divertido ante el recuerdo de Ikki con el delantal rosa que June había comprado especialmente para él (con mala intención, claro está)

- ¿Vas a hablar con Hyoga de lo ocurrido ayer?

- June, te he dicho muchas veces, que no hay nada que hablar. ¿Qué quieres que haga? ¿Me planto delante de un mujeriego y le digo lo que siento? 

- ¡Pues igual deberías! - Dijo June con rabia ante la poca iniciativa de su amigo. 

Antes de que pudieran contestar, Seiya y Siryu se presentaron en la cocina, dispuestos a desayunar:

- ¿Ya está el desayuno? Hoy tengo un hambre que no me aguanto. - Indago Seiya mientras rugian sus tripas. 

- Siempre igual. No vas a cambiar. - Replicó Siryu tratando de mirar en los fogones para ver que habían cocinado. 

¡Plas! June le pegó una manotada a Siryu y mostrando su indignación dijo:

- ¡Más os valía hecharle una mano a Shun! ¡Qué siempre le dejan solo en la cocina! ¡No es vuestro cocinero!

En ese momento entró Ikki con la boca aboerta, dejando salir un bostezo. 

- Menos mal que estás tú Shun, sino nos moriamos de hambre. 

- Podrías ayudar un poco, para variar. - Indicó Shun a su hermano, para que no fuera tan perezoso con los fogones.

Mientras ponian la comida en la mesa, Hyoga entró en la cocina con cara de no haber dormido en toda la noche. Sin siquiera decir buenos días, se dirigió a la nevera, cogió un zumo de naranja y cerró la nevera. Al hacer esto último, se encontró con la mirada de Shun. Esto le incomodo un poco, soltó un gruñido y salio por donde había entrado. 

Nadie comentó nada de lo que le ocurría a su amigo Rubio, aunque todos se quedaron en silencio preguntandose que habría pasado. 

June miró con una sonrisa a Shun y se sentó en la mesa para desayunar. 

"¿Qué había sido eso? ¡Se había sonrojado antes de gruñir! ¿Porqué? ¿Por la situación que vió ayer?" Se preguntó Shun sin recibir respuesta. June parecía leerle el pensamiento y no hacía más que sonreirle pícaramente, como si supiera algo que él desconocía. 

- ¿Qué pasa Shun? Hoy pareces distante - Dijo Ikki al ver que su hermano pequeño no respondia a las conversaciones de sus amigos. 

- ¿Eh? No pasa nada. - Tratando de esquivar esto, contestó - Solo pensaba en el nuevo libro.

- ¡Cierto!  - Soltó  Siryu - ¡El último libro ha sido nominado! ¿Crees que también serás premiado este año?

- Espero que no. - Se apresuró a contestar el chico de ojos verdes. - La verdad es que el año pasado, casi no me salieron las palabras de agradecimiento. ¡Casi me da algo recogiendo el premio!

- ¡Qué dices! ¡Estuviste genial! - Animó Seiya a su amigo. 

- ¡Cierto! ¡Ni yo creía tener a mi hermano encima de ese escenario! ¡Parecías otro! - Indicó Ikki

- ¡Tan sereno y tranquilo! - Continuó afirmando Siryu. 

Se pasaron todo el desayuno, recordando lo apuesto y adulto que parecía el pequeño ante esa situación. Pero había algo que andaba perturbando la mente del pequeño escritor. ¿Porqué no se había quedado a desayunar? ¿A caso también le gustaba June? "No me estrañaría. Le gustan todas. Siempre y cuando lleven faldas y tengan tetas, todo está bien para él."

Tras el desayuno, todos se dirigieron a sus puestos de trabajo, dejando a Shun para que se sumergiera en su mundo de fantasía. Un mundo del que salían obras de arte, que se vendían muy bien. 

Hyoga era fotógrafo. Siryu profesor de matemáticas. Seiya se encargaba de los críos en el orfanato e Ikki había abierto una pequeña libreria con el dinero que ahorro de su anterior trabajo como guardaespaldas. Todos andaban ocupados. Incluso Saori, que ahora era peluquera.

Había pasado mucho tiempo del final de las guerras. Estas habían quedado atrás, dejando a los caballeros de atena solo los recuerdos de aquellos días. Incluso Saori había dejado de albergar en su cuerpo a la diosa Atena, para continuar con una vida normal y corriente. 

Aunque, por el deseo de Saori, aún venían sus antiguos caballeros a visitarles de vez en cuando. El negocio de la familia Kido parecía encajar bien en Kanon, por lo que, tras hacerle presidente en la compañia (Saori), se trasladó con el resto a la mansión. A pesar de esto, no lo venían, puesto que estaba muy atado a su trabajo. 

Ensimismado como estaba con su nuevo proyecto, Shun no sé dió cuenta que había alguien mirandole desde el marco de la puerta.

- ¿Qué haces aquí fuera? - Preguntó Hyoga

- ¿Y tú? ¿No tienes trabajo? - Le respondió Shun con otra pregunta. 

- Tengo la tarde libre. 

Una pausa, que pareció eterna, se cirnió sobre ellos. 

- Emm.. ¿Querías algo? - Inquieto ante la mirada de su amigo rubio, le preguntó Shun. 

Hyoga se rió y dejó a Shun solo. Observando la puerta por la que había desaparecido. "¿Se ha reido de mí? ¿Qué le pasa?" Intrigado como estaba, le siguió hasta el comedor. 

- ¿Se puede saber que te pasa? 

Shun le preguntó, pero este no contesto. Hyoga se paró en seco y se giró. Shun se asustó. Nunca había visto esa mirada en los ojos de su amigo. Una mirada que le había asustado. Una mirada llena de ira y odio. Shun parecía entender lo que le pasaba, así que, prosiguió:

- !Entre June y yo no hay nada¡ ¡Lo que viste solo era un juego!

- ¿Un juego? ¡A mi no me pareció un juego!

- ¡Puedes estar tránquilo! Entre ella y yo solo hay amistad, así que, si tan molesto estás, ¡ves tras ella! ¡Pero no la pagues con nosotros, que no tenemos culpa ninguna!

Al escuchar esto, Hyoga soltó un resoplo y volvió a salir de la habitación, dejando solo a Shun.

"¿Qué diablos pasa con él?¿Qué mosca le ha picado?¡Si tanto le importa June, que se lo haga saber y que me deje en paz!" Esa actitud le molestaba. Ver a Hyoga tan celoso le hacía sentir mal y receloso. Mal porque era por su culpa, por haberlo visto así con June. Receloso, porque sabía que esos celos no eran por él. Se le veía tan sexy cuando estaba celoso. Si su corazón le correspondiera, sería tan feliz...

Con estos pensamientos, salió a la terraza y se enfrascó de nuevo en la creación de libro. Lo hizó dejando salir sus sentimientos. Esa rabia de no poder tenerlo, quedó reflejada en la obra que estaba componiendo. 

 


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