Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The reason is you por LoveShonenai

[Reviews - 32]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Como soy partidaria de los dramas y las tragedias, aquí les vengo con un fanfic más :) espero que lo disfruten!

Notas del capitulo:

Disfruten el primer capítulo, a ver si me piden continuación :)!

The Reason is you


 


El dolor de Uesugi Eiri


 


 


Escondido. Sí, así he estado por más de seis años después de perder a Yuki. Con estas manos las cuales estuvieron manchadas de sangre…ahora soy capaz de escribir novelas románticas que inspiran a la gente y las vuelve sumamente susceptibles a ese demonio llamado amor. Para mí ese sentimiento sin límites es un enorme demonio, indomable, sin frenos, tentativo. Así lo siento desde que te conocí, Shindou Shuichi. Has cambiado mi ser transformándome en un bastardo que depende de tus caricias, que indirectamente con palabras duras y crueles quiere obligarte a luchar por atención y besos desenfrenados. Nunca he sido capaz de admitir tantas cosas con respecto a ti, como aceptar aquel pequeño temblor en mis ojos y corazón al verte por primera vez. ‘Hermoso’ me dije a mí mismo, tus ojos, tu expresión al decirte que carecías de talento, tu frustración y tu persecución hacia mi persona cada vez que podías. Te amo, Shuichi, quizás sea por el poder de la gravedad que nos ha juntado todas las veces que ha podido. Te amo…pero ya no podré decirlo más. Te has marchado de mi lado y yo me encerré en mi oscuridad nuevamente como un completo imbécil, herido y abandonado. Pero… ¿por qué culparte? Estabas en todo tu derecho, ya estabas cansado de mi crueldad y la insatisfacción que sentía hacia mí mismo. ¿La razón? La razón eras tú, eres tú y serás tú para toda mi eternidad. El maldito miedo me transformó en un completo estúpido, tenía pavor al quererte, pero el que mi amor por ti estuviese creciendo sin control por cada minuto que pasaba, era algo que me aterraba…El gran Yuki Eiri era un completo fracasado dominado por el amor. Aún puedo recordar tus palabras, tu rostro bañado en lágrimas, esas hermosas perlas opacadas por el dolor que sentías hacia mis palabras.


 


‘Lárgate. Estoy ocupado’ dije sin más, sin poner otro motivo más convincente.


 


‘Pero hoy es mi cumpleaños…Pensé que podríamos salir a caminar por ahí… ¿No te parece buena idea?’


 


‘¿Te parece que tengo ánimos? Vete de mi vista y pásalo con otro sujeto si eso es lo que deseas…’


 


Tu rostro comenzó a bañarse con pequeñas gotas saladas.


 


‘Tienes razón. Quizás Sakuma-san pueda complacerme mejor que tú’ claramente me sobresalté con su respuesta.


 


Y lo peor fue…que estallé en furia.


 


‘Claro. Puedes ir donde él y abrirle las piernas como lo haces conmigo. Porque después de todo pareces una prostituta barata.’


 


Ahora si que había llegado hasta lo más hondo. No me hacía falta ver tu rostro demacrado y con grandes ataques de dolor, tus ojos opacos se habían despertado por el odio que sentías hacia mí por todas las porquerías que habían salido de mis labios. Ese maldito conejo loco y demente se la pasaba pretendiéndote aún en frente mío y encima venías y me decías que él podía complacerte mejor que yo. Eso despertó a plenitud mis celos enfermizos. Me hizo recordar cuando te besó y le importó un bledo el que yo los haya visto en pleno acto. Claro que tú te habías disculpado, pero él…estaba orgulloso de sus actos. No sentía mis músculos, es como si me hubiese quedado congelado en aquella escena, tan solo viéndote llorar lastimeramente frente a mí y yo sin poder hacer nada. Pero luego…tus últimas palabras fueron las que me despertaron de mi estúpido letargo.


 


‘Como quieras, Eiri’ Era la primera vez que me llamabas por mi nombre. ‘Quédate con tu asquerosa vida, pero la vivirás sin mí porque yo no pienso volver a esta casa nunca más…’


 


Recuerdo que solo te llevaste tu mochila con la que ibas a trabajar día a día. Saliste de ahí sin siquiera esperar a que yo reaccionara como se debía y fuera detrás de ti para evitar que te fueras. Te fuiste, me abandonaste, y no tienes ni una pizca de culpa. Recuerdo que aquel mismo día te mudaste completamente. Me enteré que te irías de gira por un año y que posiblemente te quedarías a vivir en Inglaterra…y nunca más regresarías a Japón. Ni siquiera fui a detenerte por más ganas que tenía. Mi cuerpo parecía no responderme ante nada. Y así estuve casi todo un año…vacío, aún más cuando me enteré de que te habías ganado fama por liarte con varias mujeres, sí, aún lejos de ti siempre me mantenía informado sobre los pasos que dabas.


 


Después de aquel año, tú habías cambiado. Tanto tu apariencia como tu alma, no parecían ser las mismas. Además no era muy difícil saber de ti, ya que la prensa japonesa estaba más detrás de ti que de mí después de que, oficialmente, les dijeras que ‘La Pareja de Oro de Japón’ se había separado ‘por mutuo acuerdo’. Aún una sonrisa triste sale de mis labios al recordarlo. Verte después de un año fue todo un acontecimiento para mí. Darías un concierto junto al fenómeno de Sakuma, y Touma decidió llevarme a verte al menos desde la lejanía. Y ahí estabas nuevamente, aunque a distancia de mí, creí que cantándole a tu público con esa picardía que siempre te ha caracterizado. Pero esta vez lucías serio, melancólico. Realmente te veías bien. Nunca pensé que un piercing en la nariz y un pequeño arete en la oreja izquierda se te vieran tan bien, tu cabello…lo dejaste crecer y se te daba realmente bien. Te veías tan elegante, hermoso diría yo. Suspiro. Que ironía, comúnmente eras tú quien se la pasaba admirándome, el mundo claramente da vueltas. Saliste del escenario y rápidamente fuiste rodeado de muchas chicas con actitud desenfrenada por intentar tocar aunque fuese un cabello tuyo. Lo vi. Sonreías con presunción, sin intimidaciones, cínicamente. No firmaste ningún autógrafo, simplemente les sonreías sensualmente a todas esas chicas y hasta chicos que te miraban embobados esperando algo de ti. Nos encontramos frente a frente. Tú, con aquellos lentes de sol negros, te detuviste al verme. A tu lado estaban Fujisaki y Hiroshi, mirándome y mirándote a ti después. Te preguntaron qué era lo que pasaba. Te quitaste los lentes y me miraste con esos hermosos orbes amatistas que tanto me embrujan, me observabas con frialdad, frívolamente. Quizás me ilusioné un poco, pero toda pequeña esperanza se desvaneció al oír lo que dijiste después.


 


‘No es nada. Creí ver a alguien conocido, pero me equivoqué’ dijiste al mismo tiempo que, aún con esa mirada seria, te colocaste nuevamente los lentes y caminaste con ellos a un costado de mí, ignorándome por completo. Y yo permanecí allí, en el mismo lugar, inmutado, desconcertado, sorprendido muy a mis adentros. La gente pasaba y corría tras él, mientras yo dejaba que sus empujones me dejaran llevar. Mi corazón estaba herido, por fin podía sentir el dolor de un rechazo, de una crueldad, tal y como Shuichi la sufría conmigo. Touma quiso consolarme, pero fue imposible. Apenas recuperé la conciencia, salí caminando lastimeramente de ahí, sin importarme nada más que llegar a casa, si es que aún podía llamarla así desde que estoy solo. Sí, solo. Abrí la puerta de la entrada con lentitud y encendí las luces de la sala. Fue entonces que me di cuenta de que la luz de mi habitación estaba encendida. Entré y la visión que tenía frente a mí me dejó totalmente consternado. Allí estabas tú, sentado en la cama, con las piernas cruzadas, con el serio semblante que estrenaste al salir del escenario y con los brazos cruzados, como si estuvieses dispuesto a hablar conmigo.


 


‘¿Cuándo se te quitará la costumbre de dejar la luz encendida de la habitación? Vaya hombre más descuidado’ Suspiraste.


 


‘¿Qué estás haciendo aquí?’ Intenté ser cortante, a lo que sonreíste con frivolidad. Al parecer, tu ternura se había esfumado.


 


Volviste a sonreír con malicia ‘Imagino que piensas que volveré contigo arrepentido de haberme ido. Sigues siendo un imbécil’ No podía creer que esas fueran tus palabras. Luego me miraste con un enojo controlado ‘No quiero volver a verte cerca de mí. El solo sentir tu presencia me repugna, ya no quiero tener que recordar mi desastroso pasado a tu lado, ¿entiendes?’


 


‘¿Viniste solo para eso?’ Pregunté. Te pusiste de pie y te acercaste a mí. Sin duda, aunque cambies de actitud, sigues siendo hermoso para mí.


 


‘No, también vine para dejarte algo en claro. Es con respecto a lo que dijiste de mí antes de que me fuera el año pasado de tu casa.’ Acercaste tus labios a mi oído derecho. ‘No he tenido la oportunidad de abrirle las piernas a nadie, pero créeme que el número de chicas que lo han hecho por mí, son muchas más de las que tú has gozado en tu perra vida’ Sobraba decir que estaba espantado. Sonreías nuevamente con cinismo.


 


‘¿En qué clase de persona te has convertido?’


 


Estiraste los brazos y sonreíste ampliamente.


 


‘Este es el nuevo Shuichi que tú mismo ha creado. ¿Sabes? A este nuevo Shuichi se le han abierto muchas puertas, muchas más de las que te imaginas. Las mujeres mueren por mí, me gusta mucho gozar con ellas, no me siento presionado por nada, no dependo del amor ni de las sobras de Yuki Eiri, soy un hombre completamente libre y sin ataduras. Es absurdo que no me haya dado cuenta de todo esto antes. De haberlo sabido, habría dejado esta casa antes.’


 


‘Entonces, si tú eres libre ahora. ¿Por qué has venido hacia aquí? Se supone que ya nada te ata a estar conmigo’


 


‘Vengo a mostrarte que mi vida es maravillosa sin ti. Adiós Eiri.’


 


Sacaste tus lentes y nuevamente te los pusiste al salir. Pero no podía dejar que te fueras así nada más.


 


‘Shuichi’ Te hablé y detuviste tu marcha, sin mirarme. ‘Sé que no soy perfecto, no quise hacer eso. Sé que te hice llorar. Antes de que te vayas, quiero que sepas que gracias a ti he encontrado la razón que tengo para seguir adelante…’


 


‘¿Ah si? Que bueno. ¿Y puedo saber cuál es esa razón?’ Preguntaste sin mucho interés.


 


‘Tú’ Dije sin más. ‘Te pido perdón por lastimarte. No puedo borrar el dolor que sentiste, pero al menos déjame ser sincero contigo. Yo…’


 


Me interrumpiste…entre risas descaradas, para luego mirarme.


 


‘No me lo digas, vas a decir estupideces como que me amas y que quieres que vuelva a ti. ¿Para qué? No voy a arrastrarme contigo, eso ya pasó. Ahora solo déjame vivir con mi libertad, me enferma el solo pensar de que quieres atarme a ti.’


 


Tus ojos brillaban por el odio que sentías hacia mí. Lo entiendo. Pero no puedo solo entenderlo…quiero entenderlo y reparar este error que no me deja vivir tranquilo. Me acerqué a ti e intenté tocarte, pero me rechazaste, golpeando fuertemente mi mano, dejándome desesperado por intentar tocar nuevamente tu corazón. Shuichi, yo sé que tu corazón aún late por mí, algo me lo dice y lo siento con fuerza. Tú aún me amas…quiero estar seguro de eso.


 


‘Entiende que ya no quiero nada contigo. Todo ese amor que sentía por ti, tú lo mataste con tus rencores, por pensar que en tu vida no había mejor persona que Kitazawa. Pues ahora ya estarás contento, porque a menos que te busques una amante cualquiera, nadie va a poder amarte como alguna vez yo lo hice. Así que quédate con esa idea y con tu hermoso y repugnante recuerdo de tu fracasado maestro que por imbécil se murió.’


 


Yo estaba molesto y te diste cuenta.


 


‘¿Qué te pasa? No me digas que estás molesto porque ofendí el recuerdo de tu amado Kitazawa. No me digas que quieres golpearme por ser así hablando mal de tu gran amor.’


 


‘Lo que digas de Kitazawa me tiene sin cuidado. Me enoja el darme cuenta del tipo de persona en la que te has convertido, Shuichi. Tú no eras así…’


 


‘Adiós Eiri’ Dijiste por último, desapareciendo completamente de mi vista.


 


Me quedé de pie mientras veía constantemente y sin cansancio la puerta de entrada de la casa, quizás, esperando a que volvieras a entrar por esa puerta y me dijeras que aún me seguías amando como hace un año, con la misma o más intensidad. Pero lo único que gané al mantener mi esperanza…es ser golpeado por la insensata realidad de mi vida…la cual ya no parecía tener valor por el simple hecho de que yo mismo había hecho trizas esa felicidad que el destino y que el poder de la gravedad me habían ofrecido en bandeja de oro, esperando a que yo la tomara y no que la desperdiciara como lo hice sin piedad ni contemplaciones. Destrocé el corazón de la única persona que amaré en mi vida y mi condena es vivir sin él. Viviré sin mi única razón de vivir. Aunque…puede que muera pronto por su despecho.


 

Notas finales:

Me disculpo por andar de perdida últimamente. La máquina en la que guardé mis fanfics, se malogró y a quienes les prometí el epílogo de "Los colores del amor", les pido miles de disculpas y un poco más de tiempo, intentaré colgarlo sea como sea. Al final de ese fic, les prometí que subiría este, así que aquí se los traigo.

Una vez más me disculpo y les prometo que apenas acabe con el epílogo de mi anterior fic, lo subire cuanto antes :)

Se me cuidan!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).