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Crime of Passion por Korou Tanako

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Notas del capitulo:

He de admitir que estaba bajo la influencia del manga Bronze cuando escribí esto xD

Sander se había escapado nuevamente de casa, aborrecía pasar la noche con viejos mirándole morbosamente y ancianas queriendo colarse debajo de su cobertor; odiaba cada una de las personas en su familia, deseaba día  y noche haber nacido en una familia común, en donde no tuviese que terminar con las manos llenas de sangre o cuidándose las espaldas, anhelaba una vida normal.


Antoine por su parte envidiaba el estatus social de su amigo, lo consideraba un crio mimado que no tenía la más mínima idea de lo que era una vida real, él había pasado la mayor parte de su infancia y adolescencia trabajando para ayudar a su madre; vivía en un complejo departamental junto con sus dos hermanos y su madre que ya no era tan joven, a pesar de ello, la mujer los cuidaba, procuraba y tomaba cualquier empleo que le diesen para poder criarlos, incluso si eso significaba vender su cuerpo.


Sander y Antoine habían quedado en encontrarse a unas cuantas calles de la casa en donde la chica popular de la universidad daría la fiesta, ambos chicos llevaban sus mejores ropas, cualquiera hubiese pensado que eran familia, su físico era similar; algo que en varias ocasiones había hecho sospechar a Sander, su padre era igualmente un gigoló.


— Oh…quien diría que no eres niño de mami y papi, llevas unas pintas muy decentes, si fueras una chica, no hubiese dudado ni un segundo en llevarte a un hotel — comentó Sander pasando su brazo por el cuello de Antoine, ambos caminaban hacia la casa de la fiesta.


— Sander, a veces creo que tus ligues son fachada para ocultar tu homosexualidad — respondió en tono irónico Antoine mirándole de soslayo con una sonrisa dibujada en sus labios. Sander le empujó enseguida y coloco cara de pocos amigos.


—  No digas estupideces, me encantan las mujeres, los coños son lo más excitante — respondió Sander enfatizando la última palabra, Antoine soltó una sonora carcajada.


— Como digas, espero que más noche no tenga que ir a rescatarte de las garras de algún muchacho guapo mayor a nosotros — Dijo Antoine caminando aún más rápido huyendo de Sander, sabía que aquel comentario lo enojaría y le haría irse contra él.


Después de algunos minutos, ambos chicos llegaron a la casa, los recibieron con los brazos abiertos y un par de cervezas, Antoine no era el tipo de chico que gustaba de consumir, pero esa noche dejaría su mojigatez de un lado y se divertiría como había visto divertirse a Sander.


La fiesta transcurrió como cualquier otra, Antoine y Sander fueron reconocidos como las almas de la fiesta, ambos ya con unas cuantas copas encima, bailaban y hacían mil y un malabares ocasionando ovaciones y gritos de fanáticas. Por primera vez en su vida, Antoine se sintió parte del montón, siempre se había rezagado en su esquina hasta que conoció a Sander, el cual le había obligado a salir a la luz.


— Esto está de poca, ¿puedo quedarme hoy en tu casa? — preguntó Sander al oído de su amigo, la música a todo volumen obligaba a ambos amigos a hablarse en voz alta y a pegar los cuerpos.


— Claro, hoy mi madre ha ido a visitar a la abuela junto con mis hermanos, estaré solo en casa — respondió Antoine igualmente al oído de su amigo; ambos chicos sonrieron y siguieron bailando hasta la madrugada, la hora en la que debieron retirarse de la fiesta, a pesar de todo, debían cumplir con la obligación de ir a la universidad.


Luego de pedir el taxi, en el cual se la pasaron comentando sandeces entre risa y risa, Sander pagó al conductor y se bajó del carro cuando éste aparcó delante la casa de su amigo, Antoine le siguió. El chico vivía en un complejo departamental, era la primera vez que Sander se percataba de la diferencia de sectores entre él y su amigo. Subieron al departamento, Antoine tuvo que pedir ayuda a Sander para abrir la puerta, al ser su primera vez tomando, el alcohol en su cuerpo no se había disipado ni un poco todavía, en cambio, Sander llevaba tiempo en fiestas y consumiendo alcohol, por lo que ahora se encontraba un poco ebrio.


— Dame acá — exclamó Sander arrebatándole las llaves a Antoine, éste le había pedido ayuda pero se negaba a entregarle las llaves. Entraron tambaleándose, Antoine se apoyaba de Sander.


— fenomenal…de lujo… ¡hay que ir a otra fiesta! — exclamó Antoine emocionado soltándose del agarre, a punto estuvo de caerse al suelo pero Sander lo tomó en brazos evitándolo.


— Tranquilo hombre, no estás en tus cabales — lo amonestó Sander, Antoine le miró fijamente y sonrió.


— ¿Te han dicho que eres muy guapo?, seguro que si — dijo en voz baja Antoine rodeando del cuello a Sander, éste sintió que sus mejillas se teñían de rojo; se sentía como aquellas chicas vírgenes a las cuales él siempre había conquistado, el corazón le latía descontrolado, azorado empujo a su amigo haciéndolo caer en el sofá cercano. Antoine se recobró un poco con el movimiento, se levantó del sofá.


— ¿Qué te pasa?, ¿Por qué me has empujado así? — preguntó Antoine furioso acercándose a Sander, éste bajó la mirada y extendió su brazo hacia el deteniéndole el paso.


— Creo que mejor me largo, no estoy muy tomado después de todo — respondió caminando hacia la puerta, Antoine sintió que la sangre le comenzaba a hervir.


— así que no soportas un lugar que no tenga lujos, ¿eh? — le reclamó en voz alta con los puños a los lados y la mirada fija en él.


Sander detuvo su paso y encaró a Antoine, había sospechado que su amigo le tenía envidia, pero nunca le había prestado atención hasta ahora.


— no tiene nada que ver, sabes que no me interesa eso de las clases sociales, si fuese así nunca me hubiese llevado contigo r13; respondió Sander cruzándose de brazos, lo siguiente que sintió fue un golpe en su mejilla, al parecer su amigo llevaba tiempo aguantando las ganas de golpearle.


— ¡Niño de mami y papi!,  no mientas, ¡me has tenido lástima todo este tiempo! — vociferó Antoine propinándole un segundo golpe en la mejilla contraria; Sander le tomó de las muñecas y lo acorraló contra la puerta.


— escucha bien Antoine, el que me lleve contigo no tiene nada que ver con que seas rico o no, odio mi estatus social, tu eres importante para mí, te quiero y no me gusta estar peleando —le dijo mirándole fijamente a los ojos, Antoine bajó la mirada y sonrió.


— te creo…entonces, ¿has aceptado que te gustan los hombres? — respondió Antoine aun sonriente, fue entonces cuando Sander comprendió, todo había sido una farsa para hacerle decir cosas de las que luego se arrepentiría.


— no… ¡no he dicho eso! — exclamó Sander desviando la mirada, sus manos aun sostenían las muñecas de Antoine.


— No mientas, has dicho que me quieres, además te ves bastante nervioso en estos momentos — comentó Antoine relamiéndose los labios, su plan había funcionado a la perfección, había logrado enfadar a Sander y obligado a someterle.


Sander sintió que la habitación se achicaba obligándolo a juntar su cuerpo con el de Antoine, miró las sonrosadas mejillas, los delineados y carnosos labios, sin pensarlo dos veces tomó aquella fruta prohibida, su amigo tenía razón, no le gustaba los hombres, solo le gustaba él, aquel jovencito de pueblo.


Antoine se sorprendió por el repentino beso mas no hizo ademán de evitarlo, movió sus manos para que Sander las soltase, rodeo de la cintura a su amigo mientras que éste le tomaba del rostro y seguía explorándole, la cavidad de Sander sabía a alcohol, pero ello no le desagrado, al contrario, aumentó su excitación; Sander siguió besándole mientras sus manos bajaban por su cuello acariciándole, sus cuerpos se juntaron hasta sentir cada uno la dureza del otro encima de la ropa.


Minutos después ambos chicos se encontraban en la recamara de Antoine, sus cuerpos moviéndose el uno contra el otro, las ropas habían quedado esparcidas en el camino, sus pieles se rozaban quemándose entre sí; Antoine agradeció mentalmente que su familia no estuviese ya que Sander era sumamente escandaloso.


— Es…fantástico — susurró Sander entre gemidos rodeando la cintura de su amante, aumentando la invasión en su cuerpo, Antoine le besó los labios, las mejillas; dejo chupetones por aquí y por allá mientras movía su cadera al ritmo marcado por Sander.


El cuarto se encontraba en penumbras, las cortinas cerradas, a pesar del aire acondicionado, ambos cuerpos estaban aperlados de sudor. Antoine sintió que estaba a punto de llegar al clímax, tomando de la cintura a Sander, le obligó a sentarse encima de él, Sander emitió un sonoro gemido por el cambio de posición;  minutos después ambos dejaron salir su semilla, Antoine dentro de Sander y éste en el abdomen de Antoine.


La mañana los recibió con el sonido de los pájaros, Antoine abrió primero los ojos y observó a su alrededor, tenía recuerdos confusos de lo ocurrido, Sander descansaba a su lado boca abajo.


— no inventes…. ¿qué he hecho? — se recriminó Antoine llevando ambas manos hacia su cabeza, miro las sabanas, revueltas, el cuarto despedía un olor a alcohol, semen y sudor; aquel olor le hizo recordar por completo la noche pasada, azorado se escondió debajo de la sábana.


— Te dejaste llevar, eso fue lo que pasó — dijo Sander mirándole sonriente, el repentino movimiento en la cama lo había despertado. Antoine volteó su cuerpo hacia él.


— Perdóname, no debí haberte seducido de ese modo — se disculpó escondiendo su rostro entre sus manos, Sander llevo una mano hacia su cabellera y la acarició.


— nunca había experimentado algo como lo de ayer, me di cuenta que las chicas no me hacen sentir así de excitado como tú logras hacerlo — Dijo cerrando los ojos, el sueño amenazaba con volver.


Antoine quito las manos de su rostro y sonrío, él secretamente se había enamorado a primera vista de Sander, hacerse su amigo le había costado demasiado, evitar atacarle en las mil veces que se habían quedado solos, había sido toda una odisea; ahora que lo tenía junto a él, desnudo y con marcas de besos suyos en todo su cuerpo, le hicieron sentir dichoso, al fin se había cumplido su anhelo escondido. A partir de ese momento, Sander y Antoine comenzaron una relación amorosa secreta, ya que sabían que ni sus padres y mucho menos los compañeros y compañeras de colegio verían con buenos ojos.


Pasó el tiempo, Sander siguió comportándose como el chico gigoló de la universidad, el único cambio fue que dejó de llevarse a la cama a toda mujer que se le cruzaba enfrente; Antoine comenzó a trabajar medio tiempo, por lo que salir juntos se había vuelto algo exclusivo.


— paso por ti a las cinco, ¿te parece? — preguntó Sander sonriente mirando de reojo a su novio. Antoine desvió la mirada, odiaba tener que ocultarse de sus padres, pero no tenía más opción que esa.


— Si, a las cinco, de ahí podemos ir a mi casa a ver alguna película, hoy mi madre y hermanos irán a un recital, por lo que regresarán tarde — respondió Antoine mirando hacia todos lados en búsqueda de alguna persona, al no encontrarla tomó de la mano a su novio y lo arrastró hacia un callejón en donde lo rodeo de la cintura y besó.


Sander recibió gustoso el beso, le fascinaban los besos de su novio, salvajes y hambrientos por más, en la universidad podían besarse cada que estaban solos, pero fuera de ella, era difícil.


Así siguieron por un año entero, de alguna manera habían logrado burlar cada una de las sospechas que en sus padres se habían forjado, pero aquello no duraría mucho, las chicas antes fanáticas de Sander, ahora le veía con recelo, el rumor de que el joven semental era gay comenzó a esparcirse por la universidad en cuestión de semanas.


— maldita sea, sabía que esas chicas dirían algo — se quejó Sander apretando con fuerza la hoja que tenía en mano, en la cual se encontraba escrito en letras grandes: “el semental de la universidad se ha vuelto mariquita”.


— no podemos hacer nada, era obvio que dirían algo, después de todo el “semental” ha dejado de juguetear con ellas — dijo Antoine apoyándose en la pared con los ojos cerrados, debía pensar en alguna manera de evitar que el rumor llegase hasta su barrio.


Antoine la llevaba más tranquilo ya que nunca había resaltado, pero aun así, las chicas le perseguían e incordiaban con preguntas acerca de su relación con el ex  semental.


Ese día ambos debieron quedarse ya que habían sido citados por el director, éste les había cuestionado acerca de los rumores, ambos habían manejado la situación con experta diplomacia sin poner en riesgo la relación ni sus sentimientos, el director había aceptado las respuestas convencido; sabían que aquello no duraría mucho, pero por el momento se habían librado de una expulsión por actos inmorales.


— ¿Qué debemos hacer?, si mi familia se entera, seguro te asesinan — comentó Sander apoyándose en la pared al lado de él. Antoine volteó a verle y le sonrió, Sander sintió que toda la oscuridad que comenzaba a acumularse en su corazón se disipaba con aquella cálida y sincera sonrisa.


— no estamos haciendo nada malo, tu familia no se enterará a menos que les digas, ellos no están al pendiente de ti, les importa más tu hermano mayor — respondió Antoine tomándole de la mano entrelazando sus dedos.


Sander apoyo la cabeza en la pared y cerró los ojos, pudo sentir la fuerza que su novio le transmitía con ese simple gesto; con fuerzas renovadas le abrazó.


— Tienes razón, nuestro amor es puro al igual que una pareja heterosexual — dijo Sander sonriente juntando su frente con la de Antoine. A pesar de que se encontraban en la azotea, no se percataron de que una indiscreta cámara fotográfica había captado sus coqueteos.


Días más tarde, la fotografía de ellos abrazándose se encontraba en primera plana en el periódico escolar, el director había mandado a llamar a los padres de los jóvenes, a pesar de ya contar con mayoría de edad, la escuela no permitía ciertas actividades y era cuando los tutores eran llamados aun con la negación de los hijos.


— No importa por donde lo vea, tú y ese jovencillo tienen una relación más allá de la amistad, ¡es inaceptable, inmoral, asqueroso! — reclamó la madre de Antoine al chico cuando ésta fue llamada a la dirección. Sander por su parte había logrado evitar que alguien de su familia se enterase, excusándolos de un viaje familiar, se había librado por el momento.


— ¡No es verdad madre!, ¡es amor como el que tú sentiste por padre! — exclamó Antoine con los puños cerrados y los ojos echando chispas, Sander había optado por mantenerse alejado, sabía que no debía meterse en asuntos familiares.


— Tú, seguro ha sido tu culpa que mi querido hijo haya caído en las redes del demonio, ¡eres un pecador! — siguió vociferando la mujer señalando a Sander, el cual la miraba con tristeza y furia mezclada.


Antoine  corrió al lado de Sander y le tomó de la mano, ello solo ocasionó que la madre del chico ladrase aún más alto, el director trato de calmarla pero recibió una sonora bofetada por atreverse.


— ¡es suficiente!, nos vamos a casa Antoine, ¡no volverás a ver a este inhumano! —exclamó la mujer tomando del brazo a su hijo, pero éste se aferró a la mano de Sander; Sander tomo con fuerza la mano de su novio, no iba a permitir que lo apartasen de su lado, pidiendo perdón en voz alta empujo a la mujer logrando así separarla de Antoine.


— larguémonos, este lugar no es para nosotros — dicho esto Antoine y Sander salieron corriendo de la dirección tomados de la mano, por el camino escucharon risas, llantos y blasfemias en sus nombres, pero no les importó, con la adrenalina al máximo corrieron hacia donde creían que estarían a salvo.


Sander optó por llevar a Antoine a su casa, sus padres no sabían al respecto por lo que meterlo no sería problema, pero sus planes fueron mermados al ver a la madre de Antoine en la puerta hablando con su padre.


— ¡Aleje a su hijo del mío, lo que comenten es un pecado imperdonable! — exclamó la mujer con el rostro enrojecido de la furia que llevaba, el padre de Sander la miró perplejo, al sentir a su hijo cerca volteó a verle y apenas notó que llevaba de la mano al otro joven la rabia estalló en él.


— ¡Insensato! ¡¿Así es como nos pagas el haberte criado?! — vociferó furioso el hombre mientras caminaba hacia Sander, éste sintió enseguida el aura de maldad emanando de su padre, consciente de su personalidad, soltó a Antoine.


— Vete, debes protegerte, te veré en la noche — le susurró en el oído para luego darle un beso en la mejilla, lo cual enfureció aún más al padre del joven; Antoine obedeció y junto con su madre se retiró a su hogar.


Sander recibió el castigo de un padre enfurecido, después de azotarle, golpearle y casi matarlo; el chico se hallaba en su recamara con comprensas de agua fría en los moretones y al cuidado de uno de los hermanos de la asociación.


— has sido un estúpido, debiste pedirme ayuda, sabía que tú y ese jovencito estaban en una relación amorosa — le dijo el hombre mientras le vendaba el brazo lleno de heridas de látigo.


— imaginé que sabias al respecto, ya veo que así fue como mi padre no se dio cuenta durante todo este tiempo, pero la suerte no suele durar mucho — respondió Sander sonriente con lágrimas en los ojos, las heridas le dolían, pero su corazón sufría con el rechazo de su padre y la lejanía de su amado.


Dos horas más tarde, Sander sintió que era el momento de huir de casa, de liberarse de aquellas ataduras con las que había cargado durante toda su vida, aprovechando que su cuidador se encontraba dormido, tomó una chamarra y salió de casa.


Antoine había sido castigado, no le permitirán volver a  la universidad, incluso le habían dicho que se mudarían, su corazón se sentía partido en dos; no concebía un futuro sin Sander, las lágrimas bajan por sus mejillas sin querer detenerse. El chico miraba el techo sin mirarlo, su mente viajaba por aquellos momentos con Sander, desde que lo había conocido hasta un día atrás, cada uno de ellos había sido especial para él; ensimismado en sus pensamientos no se percató que la ventana de su habitación se había abierto hasta que la brisa de otoño le golpeó en el rostro.


— Sander… — susurró Antoine sorprendido con una sonrisa en el rostro y los ojos cubiertos de lágrimas. Sander extendió sus brazos hacia él, Antoine corrió a ellos y se refugió en un cálido abrazo.


— no lo soporto, debemos estar siempre juntos — le susurró al oído apretándole con fuerza, temía perderlo si lo soltaba.


Antoine le apretó de vuelta y asintió con la cabeza, se percató de algo duro entre sus ropas, se dio cuenta de lo que era; fue entonces que sintió que debía estar siempre con aquel hombre, que no había nada más en su existencia que ser uno con él, con aquella idea en mente tomo el arma de Sander.


— Siempre estaremos juntos amor mío, en esta vida y en la que sigue — dicho esto le entregó la pistola, Sander entendió el mensaje, tomó la pistola y besó los labios de su amante.


— Siempre — dicho esto colocó la pistola en su cien y jaló en gatillo, la sangre salpicó a Antoine, quien no paraba de llorar; la puerta se abrió haciéndole mirar hacia ella, su madre le miraba horrorizada, solo esa reacción necesitó para saber que su lugar era con Sander, tomó la pistola en el suelo y se disparó en la cabeza siguiendo a su amado hasta el fin de los tiempos.


 


FIN


 


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