Debí ser alguien horrible en mi otra vida.- Fue mi pensamiento cuando me di cuenta de la trampa en la que había caído. Todo había empezado el día anterior, un día que tenía libre, se supone. Pero en el último momento encontraron una pista que nos haría dar con el paradero de Orochimaru. Adiós día libre. Estaba algo cabreado cuando, junto con Ten-Ten, Lee y Gay Sensei empecé a seguir su rastro. Pero en un tramo del camino nos separamos para buscar mejor. Estúpido orgulloso.- Me recriminé a mi mismo mientras recordaba como habíamos hecho los grupos de búsqueda.
- Yo iré hacia la derecha, Ten- Ten, tú puedes ir recto con Neji. – Nos ordenó Gay Sensei.
- Yo puedo ir solo.- Dije molesto, levantando la cabeza con orgullo.
Maldito el momento en el que decidí ir solo, maldito mi orgullo, maldito Sensei, maldito Orochimaru...
-¿Creíste que sería tan estúpido como para dejar una pista tan clara?- Oí que decía una voz maliciosa a mis espaldas.
Genial, ya me había olvidado de la jodida serpiente.
-Si vas a matarme hazlo ya, no quiero que mis últimos pensamientos sean un montón de imágenes tuyas.- Escupí estas palabras entre dientes, intentando retenerlas. Orochimaru sonrió.
-Pero yo sí lo quiero.- Esta bien, eso dio auténtico miedo.
-¿Acaso vas a torturarme?
-Oh, no, tranquilo, todo lo contrario. Vas a disfrutar mucho.- Vale, eso sí que dio miedo. ¿No se estaría refiriendo a...? Oh, dios mío. Vale, tranquilo Neji, no es para tanto. Solo estas inmovilizado y con un jodido asesino que resulta que también es un maniaco sexual, que te torturará y violará para matarte después. No es tan grave, has estado en peores situaciones.
Pero empecé a dudar de eso cuando le oí deslizarse hacia mí lentamente. Se puso frente a mí y pude observarlo. Miré desafiante sus ojos de serpiente, y él deslizó la lengua por sus repugnantes labios mientras se agachaba hasta quedar a mi altura.
- Es hora de jugar.
Me acarició la cintura con las yemas de sus gélidos dedos un momento antes de sacarme la camiseta por encima de la cabeza. Se tomó su tiempo para admirarme, y siendo sinceros, prefería que me mirase a que me hiciese otras, ejem, cosas. Pero claro, como ya he dicho antes, debí de ser una persona horrible en la otra vida, por que empezó a pasar sus dedos por mi cuello, bajando lentamente, apenas rozándome. Para cuando llegó a mis pezones estos ya estaban completamente erectos. Él rió entre dientes mirándome.
-Frío.- murmuré como excusa, pero no podía engañarme a mi mismo, el frío no jugaba ningún papel en esta historia. ¡¡Idiota!! ¡¿Un tío esta a punto de violarte y a ti solo se te ocurre excitarte?!
Orochimaru apretó mis pezones entre sus dedos juguetonamente, lo que me provocó un escalofrío. La serpiente tenía razón, realmente estaba disfrutando de todo esto. Continuó bajando con sus manos por mi abdomen, hasta quedarse en el borde de los pantalones. Él me miró sonriendo, yo tragué fuerte. Empezó a bajarme los pantalones lentamente, mientras acariciaba cada trocito de piel expuesto. Él parecía estar pasándoselo muy bien, y yo ya estaba jodidamente caliente. Una vez que estuve completamente desnudo él se levantó para admirarme desde arriba. Yo me sonrojé, no por el hecho de estar desnudo, sino por que seguramente ya habría notado mi erección. Empezó a desnudarse, lentamente. Eso me ponía aún más caliente. Neji, eres estúpido. Ese fue mi último pensamiento coherente mientras Orochimaru se quitaba su última prenda. Me levantó del suelo con una delicadeza de la que no le hubiese creído capaz, y me llevó hacia un enorme cama que no había visto hasta entonces por tener la mente en otros asuntos, ejem, importantes. Me tumbó sobre ella y se acercó a mí, justo mientras sentía que el jutsu de inmovilidad desaparecía. Estaba a punto de huir cuando una mano se cerró sobre mi erección. Gemí, fue un gemido corto, bajito, pero él lo oyó.
-¿Eso es todo lo que me ofreces? No esta nada bien, voy a tener que recurrir a métodos más duros.
Bajó la cabeza. Yo estaba inmóvil, pero de la sorpresa. ¿Qué había querido decir con “métodos más duros”? De inmediato mi pregunta quedó contestada. Sentí algo caliente y mojado en mi entrepierna, lo que me hizo dar un respingo de sorpresa acompañado de un pequeño gemido. La lengua de Orochimaru se enroscó alrededor de mi pene, lamiendo a la vez que se movía abajo y arriba. Definitivamente ya había perdido la cordura. Retiró la lengua para pasarla por mi entrada, lo que me hizo volver un poco a la realidad y recordarme lo que iba a pasar... Pero estaba disfrutando demasiado como para preocuparme por eso ahora. Nos dimos un beso húmedo, salvaje. Su lengua invadía mi boca a la vez que su mano se cerraba alrededor de mi pene, masturbándome salvajemente. Pensé que como siguiese así me correría allí mismo. Él aprovecho mi distracción para deslizar un dedo en mi entrada, previamente lubricada por su saliva. No me dolió, claro. Yo era más duro que eso, pero se sentía incómodo.
-Relájate. – Me susurró al oído con una voz que se me antojó increíblemente sexy.
Empezó a mover el dedo lentamente en mi interior, mientras su lengua se paseaba por mi piel. Cuando sintió que me relajaba metió un segundo, que acepté bastante bien, por lo que rápidamente metió un tercero, penetrándome con ellos. Yo , inconscientemente, había empezado a removerme contra él para hacer las penetraciones más profundas. Él sonrió ante mi impaciencia, y sustituyo rápidamente sus dedos por su pene.
-Esto te dolerá un poquito.- Me dijo maliciosamente.
Hundió su pene en mi trasero lentamente, mientras soltaba un profundo gemido. Yo sentía como si me estuviesen partiendo en dos, no podía más. Orochimaru debió de notarlo ya que noté como sus manos se cerraban sobre mi erección y su boca me mordía el cuello, dejando pequeñas marcas rojas. Una vez que me acostumbré comenzó a moverse sobre mí. Las embestidas, en un principió lentas y suaves, se tornaron salvajes rápidamente. Empecé a gemir descontroladamente, a la vez que tornaba las posiciones, quedando justo sobre él, para así poder auto penetrarme. Sentía como el orgasmo estaba cerca, y me derramé sobre su abdomen con una fiera oleada de placer. Noté como él también se venía dentro de mí, llenándome con su cálida esencia. Caí exhausto sobre la cama, pensando que si me mataba en ese instante moriría feliz. Pero de nuevo la cruel realidad me aplastó. Me senté en la cama, mirándolo fijamente.
- ¿Qué?- Me preguntó extrañado.
-¿Vas a matarme de una vez o piensas humillarme un poco más?- Mi voz, más que irónica sonó herida. No sabía por que, pero el hecho de que me fuera a matar no me molestaba, me dolía. No me jodas, Neji. ¿Acaso te has enamorado de Orochimaru? El simple hecho de llamarlo por su nombre y no serpiente o algo parecido respondió a mi pregunta. Si, estaba total e irrevocablemente enamorado de él.
-No pienso matarte.- Me dijo repentinamente serio.- Nunca dije que fuese a matarte, se supone que eres tú el que debes matarme.
Estaba aturdido, ¿acaso quería que le matase? Él se quedo a mi altura, acercándome a él de la cintura.
-No podría matarte, te quiero demasiado. Ya sabía que no me dejaríais de buscar hasta que me encontraseis, y lo único que quería antes de morir era marcarte como mío.- Dijo pasando sus dedos por las marcas rojas de mi cuello.
Estaba algo aturdido, él me quería, y yo también. En cualquier otro momento no hubiese dudado en matarle, pero en ese momento no era yo mismo.
- Yo te am...- Empecé a decir, cuando me tapó la boca.
- Yo que tú no diría eso.- Me dijo alejándose de mi.
- ¿Por qué?
- Por que cuando lo digas no podré dejarte marchar.
- Jamás me separaré de tu lado.- Le asegure.
-Pero tendrás que dejar atrás todo; tu familia, tus amigos, tu vida.
- Tú eres mi vida, mientras este contigo todo estará bien.
Orochimaru me tumbó en la cama mientras que nos besábamos lentamente.
-Te quiero.- Le susurré al oído.
Le noté sonreír contra la piel de mi cuello.
-Yo también te quiero.
Y nos besamos de nuevo, cerrando nuestro trato de la más dulce manera
***************UNOS AÑOS DESPUÉS***************
- ¿Sabes amor? Estaba equivocado.
-¿Equivocado?- Me preguntó Orochimaru mientras me tumbaba sobre nuestra cama. Estábamos en nuestra casa, en el linde de un bosque alejado de todo y de todos, sobre un acantilado, justo encima de una playita. Era nuestro hogar.
-Si, estaba equivocado. Definitivamente fui alguien maravilloso en la otra vida.
-Y en esta también.- Susurró mientras besaba mi piel, llevándome al cielo, igual que en nuestra primera vez.