Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tu mejor opción por Angel_Chan

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Pareja: Shun - Kanon

Advertencia: Lemon

Notas: Bien, aqui esta el Fic y uno de los dos Extra, espero que les gusten.

Fecha: Este fic lo escribí el 11 de Mayo del 2009

Tu mejor opción

 


 

 

 

No era algo que él quisiera que transcendiera, pero aunque quisiera disimularlo, parecía que lo llevaba impreso en el rostro.

¿De verdad podrían leerlo tan fácilmente?... ¿Qué se dieran cuenta de a quién amaba sólo por cómo brillaban sus ojos?..

—Imposible, debe haber un error— Se dijo a sí mismo escapando de un momento, para él, totalmente bochornoso.

No sabía cómo, pero alguien había podido ver más allá del rubor de sus mejillas.

“No puedo creer que estés enamorado de él…”

Eso lo había escuchado, y sabía que no era para tanto la reacción… Pero peor sería si la noticia trascendía a más de una persona. ¿Qué haría si él se enteraba?

 Además, no podía confiar ciegamente en Seiya. Él no era malo, ni un mal amigo… Por lo que no revelaría lo que descubriera sólo por gusto; pero su manía de no poder mantener la boca cerrada era lo que le preocupaba tanto.

—¿Shun, estás bien?— La voz grave hizo que a Shun le bajara la glucosa a los pies. —¡Estás muy pálido!... Ven aquí.

Su Aniiki, el gran Santo del Fénix, quien vivía preocupado por él, por su bienestar, su salud… De todo cuidaba Ikki, respecto a Shun. Y a Shun le aterrorizaba que su ‘Nii-chan’ también quisiera cuidarlo en ese asunto sentimental.

—Sí, Niisan… Estoy bien.

¿Qué más podía decirle?

—Mmm… No te creo, no te veo nada bien… ¿Estás seguro que no estás mareado, o algo así?

—No, Ikki, estoy bien… Es que tengo hambre, vengo de entrenar.

No era una mentira en sí, venía de correr y trepar empinadas montañas; por lo menos de esa manera excusaba el por qué aparecía tan sudado. Y la verdad era que tenía hambre: Siempre que se ponía nervioso le daba por comer más de la cuenta.

Por eso, cuando logró escapar de la insistente preocupación de su Aniiki, se dirigió directamente a los comedores destinados en exclusiva a los Santos. Allí su visión se nubló, hasta casi caer en el desmayo… No podía estarle pasando esto… ¿O sí?

—Buenas tardes, Andrómeda…— El saludo fué una exhalación suave, tranquila… Sumamente extraño.

—Buenas tardes, Kanon— Shun saludó con inusuales ganas de echarse a llorar. Y es que todo eso lo traía muy nervioso.

Kanon lo observaba moverse, sentado cómodamente sobre una de las mesas de madera del comedor. Llevaba una camisa de seda entreabierta desde el plexo solar, pantalones de jeans oscuros y unas botas de cuero en color habano…

“Athena… Dime que es por casualidad que esté vestido así…”

No, por supuesto que no era casualidad el atuendo de Kanon.  Pues lo que Shun sospechaba y temía se había vuelto una terrorífica verdad. Su casi declaración de amor había llegado a los oídos del Santo de Géminis, y no solo a él, si no que casi la mitad del Santuario ya lo sabía debido al boca a boca; y la otra mitad de seguro no tardaría más de media hora en enterarse.

Pueblo chico, infierno grande…

Lo cierto es que Shun trataba de actuar con demasiada normalidad, intentando de paso no reparar mucho en el cuerpo de Kanon. Y mucho menos en el pecho moreno que se dejaba entrever bajo aquella camisa azul.

—¿Tienes hambre, Andrómeda?... Puedo acompañarte si quieres…

 Shun casi se atraganta; de golpe el primer bocado que se había llevado a la boca estaba en su garganta, ahogándolo. ¿Había oído… qué?

—Vaya, deberías comer más despacio. Puedes tener un accidente así.

Kanon sonrió con picardía, ofreciéndole una servilleta

Shun dejó su plato de fruta y carne seca sobre la mesa, tomando el trozo de tela para cubrir su boca.

—Gracias… Pero es que…— Su mente buscaba una excusa, pues todo aquello ya no le parecía casualidad. —… Me tengo que ir de inmediato.

—¿Entonces sales?...¡Qué bien! Yo también voy de salida… al pueblo.

“Sale… Por Athena… Sale…”

Genial, de golpe reconocía que la verdadera razón de la vestimenta de Kanon no era por su persona, y el nerviosismo derivó en tristeza con una velocidad asombrosa.

—Ah, sí pero yo… no quiero estorbarte… Sólo voy al mercado.

—No estorbas, yo voy al bar de un amigo… ¡Vamos!

Gracias al jalón de Kanon Shun casi se ahoga por segunda vez en menos de cinco minutos.

“Esto tiene que ser una dimensión paralela… ¿O es un sueño?”

Shun trastabillaba cada dos por tres, imposibilitado de seguir las grandes zancadas que daba Kanon en su camino al pueblo de Rodorio. Antes de salir a la bulliciosa Atenas, ya el Santo mayor lo asía fuertemente de la muñeca, evitándole zafarse de ningún modo. Además, Shun casi no lo intentaba, estaba más preocupado por ver con quiénes se cruzaban en el camino… No fuera cosa que su…

—¡Por Zeus… Lo sabe!

Murmuró en voz baja cuando detrás de unas viejas columnas a medio caer, Shun reconoció la sonrisa socarrona de Milo, quien sostenía de su mano a Seiya. El Pegaso sin embargo parecía estar triste, como si le pidiera perdón con los ojos.

Shun miró hacia adelante. El hombre que lo estaba arrastrado fuera del Santuario era el doble que él, en tamaño y fuerza. Kanon tenía una espalda ancha y fuertes brazos; además era un Santo verdaderamente extraordinario, con un poder magnífico; de seguro tendría todas las de perder si lo enfrentaba allí mismo… Y llamar a Ikki estaba fuera de consideración, eso jamás ¿Qué le diría?... Si él mismo había sido el causante de todo aquello.

“Si salgo de ésta… Juro no volver a enamorarme…”

—Kanon, por favor… ¡Kanon, espera!

Shun estaba a punto de largarse a llorar, Kanon no hacía caso a sus súplicas, ni dudaba en su agarre. Tan sólo caminaba llamando la atención de cualquiera que volteara a verlos.

—No hay problema, Andrómeda, ya estamos cerca, no te preocupes… Te divertirás.

Esa declaración no le gustó nada a su razón, pero su corazón -y aún más su cuerpo- comenzó a latir más apresuradamente al escuchar todas esas palabras.

Si bien él ya no era un niño, y podía tener cierta idea de a qué forma de ‘diversión’ se refería Kanon… No por eso se sentía menos nervioso.

“Quizás… por fin… ¿Pase…?”

El pensamiento lo sonrojó de inmediato. ¿Cómo era capaz de pensar en hacer semejante cosa…dado el desarrollo de los acontecimientos?... ¿Realmente estaba dispuesto a decirle que sí… en el caso de que fuera eso lo que Kanon insinuara?

“Es que no está dispuesto a hacer ninguna insinuació: lo hará y listo. ¡Está decidido!”

Shun comenzó a temblar. Si bien era obvio que Kanon conocía su más arraigado secreto, no sabía en qué situación estaría. Quizás nada más deseaba llevarlo a donde estuvieran solos para preguntarle si eso que ‘oyó’ era verdaderamente cierto. No había ningún motivo por el cual darle tanta rienda suelta a su imaginación.

Por supuesto que mentiría y le echaría la culpa a Seiya, de todas formas se lo merecía, diciéndole que únicamente había sido una broma del Pegaso.

—Entra, y ponte cómodo…— Kanon soltó su mano justo dentro del local… absolutamente vacío.

—Dijiste que venias a un bar… Aquí no hay nadie.

—Por supuesto, el bar abre de noche, y apenas son las cuatro de la tarde…—Kanon sonrió con superioridad. —… Pero si te apetece beber, tengo todo a mi disposición. ¿Qué dices?

—No, gracias. No bebo.

—¿Ni siquiera un brindis por una hermosa amistad?

Shun elevó una de sus cejas, viéndolo a Kanon como si de golpe el Santo tuviera más cabezas que Cerberos.

—Kanon, tú y yo no tenemos una ‘hermosa amistad’.

El santo de Géminis sonrió de lado, alzando su copa muy frente a los ojos de Shun.

—Entonces… Es mejor brindar por la ‘hermosa amistad’ que podríamos empezar a tener… ¿No?

La copa relució llena de vino carmín, y aunque él no bebía, acepté la copa mojándose apenas los labios con el líquido.

—¡Salud!... Vamos, bebe… No te hará mal.

Shun negó amablemente, devolviendo la copa con su contenido casi igual a cuando Kanon se la ofreció; tenía que adelantarse a la situación si quería responder elocuentemente, aunque en verdad no sabía qué clase de pensamiento podría tener Kanon para llevarlo allí.

—No gracias, está bien así… Será mejor que me vaya.

—¿Tan rápido? Ni siquiera te has relajado… ¿Siempre estás nervioso?— Kanon rió, los hombros de Shun se veían realmente rectos.

….Además temblaba de pies a cabeza; definitivamente no daba ningún aspecto de normalidad.

—No necesito relajarme, sólo quiero ir a ver una película…— Shun chasqueó su lengua, intentó salir directo hacia la puerta, pero Kanon lo detuvo en un segundo.

—Pero no puedes ir a la ciudad así… Sabrán que vienes del Santuario.

“¡Genial… bravo!”

En su afán por descubrir qué era lo que planeaba Kanon, no se dió cuenta que había salido del Santuario vestido como un simple aprendiz, con su ropa de entrenamiento, totalmente sudado y sucio.

—Vamos, quédate; te aseguro que no molestas, además… No puede ser tan mala mi compañía.

“Si lo supieras”

Shun tragó saliva. Sabía que no era una mala idea, después de todo… Eso era lo que él quería, pero aún le seguía pareciendo muy raro que hubiera sido Kanon quien lo buscara directamente. Si sus suposiciones eran ciertas, y Seiya había hablado de más, ya sabía que era de él de quien estaba enamorado. ¿Quizás estaba tratando de descubrir si lo oído era cierto?

—Perdona… ¿Para qué me trajiste aquí?...— Eligió ser directo.

—Ya te lo había dicho, para divertirnos… Es obvio ¿Acaso tú no te diviertes?

No, Shun jamás se había divertido en la manera que lo hacía pensar Kanon, y eso le hacía subir los colores al rostro.

—No…— A pesar de lo bochornoso que pudiera ser, le gustó presentar ante Kanon lo impoluto de su inocencia.

—Ah… y dime, ¿No te pesa la virginidad?

“¿Por qué tiene que decirlo así?”

—No… bueno… creo que hasta ahora no lo había pensado.

Shun estaba realmente inmóvil, tan solo exhibía un vaivén casi imperceptible, que sólo él reconocía, y el cual lo ponía aún más nervioso. Quería que aquella ‘pequeña’ pesadilla acabara pronto… Bien o mal, pero que acabara.

—Sábes, escuché por ahí que estabas enamorado de un Santo Dorado… ¿Es verdad?— Kanon presionó a Shun, sentado sobre una viejas butaca de madera, con las piernas elegantemente cruzadas. Andrómeda no contestó pero se removió, incómodo con el interrogatorio. —Porque si es así, yo podría ayudarte a conseguir lo que tanto quieres… Obviamente, pediría algo tuyo a cambio.

“¿Pedir… qué podría pedir?”

—¿Y eso… qué sería?

Kanon no contestó. Con una sonrisa dibujada en su rostro se puso de pie frente a él.

—¿No imaginas lo que te podría pedir?

Sin esperar un minuto para que Shun contestara, Kanon atacó su cuello con total voracidad, haciendo que sus incisivos marcaran la piel clara de Andrómeda. Fué un ataque frontal al que Shun no estaba ni remotamente preparado.

Un ataque sumamente sensual y provocativo, extremadamente erótico. Shun sentía que iba perdiendo el aplomo -que no tenía ya-, y lentamente se iba entregando a los deseos que Kanon le trasmitía con su cuerpo.

—Déjame ser el primero, y ganaras más experiencia que con cualquiera… Eso te lo aseguro— Kanon jadeó muy cerca de su oído, y Shun se estremeció por completo; además, las audaces manos del guerrero ya le hacían temblar todo el cuerpo.

—No, espera… Estoy todo sucio y sudado. No podría… además tú…

—Tranquilo, aquí no hay excusa que valga…— Con una carcajada que heló a Shun en su lugar, Kanon volvió a tirar de él, esta vez hacia el interior de la casa, por las escaleras hasta el primer piso donde estaban las habitaciones.

El último jalón lo dejó dentro de una habitación pequeña…

—Aquí está el baño… aséate que yo estaré esperando fuera.

Shun no pudo ni protestar, que ya había cerrado la puerta justo frente a su nariz.

Permaneció de pie, en medio del rustico baño pensando en si debía desvestirse o no. Terminó por arrojar toda la ropa sucia a un costado… Por lo menos una ducha lo ayudaría a relajarse… Eso esperaba él.

Salió cubierto de pies a cabeza con una enorme toalla gris, justo frente a los azules ojos del Santo de Géminis.

—Vaya… No pensé que saldrías tan pronto…— Kanon se acercó a la cama. —Pero lo puedo remediar enseguida…

Shun volvió a sonrojarse:  Kanon no llevaba nada debajo de sus jeans; incluso la camisa salió rápidamente de su cuerpo.

—¡Ven aquí… estarás más cómodo!— El Santo Dorado palmeó el costado de la cama, justo a su lado.

—Eehh…— Shun se quedó inmóvil, tan sólo viendo las piernas abiertas de Kanon…

“No creo que ésto sea una buena idea”

—¿Sabes qué, Kanon?... Cambié de parecer…

Apenas volteó para recoger su ropa del baño, que ya Kanon había saltado de la cama para salir tras él. Le arrebató la toalla de un tirón antes de que pudiera llegar a la puerta.

—¡No Kanon!... Oh, por Dios…

—No te avergüences de tu desnudéz… Tienes un cuerpo hermoso— El susurro penetró en sus oídos de manera lúbrica, al mismo tiempo que era preso por la espalda.

—Kanon, por favor… No creo que ésta sea una buena idea…

—Puede que así sea, pero pensarás distinto cuando te demuestre quién es el mejor de los dos…

Shun no supo entender el porqué de tal declaración, sólo pudo gemir al sentir las manos rugosas posarse en su masculinidad; más aún cuando lo guió con aquellas mismas manos hasta la cama que los estaba esperando.

—Debes relajarte aún estás muy tenso.

Andrómeda asintió, pero la verdad era que no podía evitar el temblar por completo, por más excitado que estuviera. Y ahora que se había imaginado qué haría si su hermano llegara a enterarse…

—Oh, por el amor de Athena…— Emitió un grito ahogado al dibujarse en su mente el rostro enfadado y decepcionado de Ikki.

—Vamos, no exageres… Apenas es un dedo… todavía falta lo mejor— Kanon sonrió contra su estómago, sin dejar de mover su mano para prepararlo.

“¿Acaso ya está dentro?... ¡No puede ser!”

Shun parecía molesto, y no con Kanon, más bien consigo mismo… Tan preocupado por cosas superfluas que no estaba disfrutando de aquello que tanto había deseado.

—Entonces, ¿qué esperas?... Mete otro Kanon, vamos…

Los ojos azules lo miraron con cierta picardía, al tiempo que una sonrisa se formaba en su rostro.

—Con gusto… sólo relájate.

Con un poco de lubricación extra, Kanon fue deslizando uno y otro dedo, hasta que Shun pensó que se desgarraría por la presión que hacían en su esfínter.

—Por Zeus, Kanon... basta… ¡Para ya!

Sólo que Kanon no prestaba atención a sus súplicas… Sus dedos se movían a voluntad propia ‘allí dentro’, mientras su boca succionaba con arte el sexo del otro Santo.

—Por favor, Kanon… Me vengo, no aguanto más…

Las palabras bastaron para que el Santo Dorado dejara el miembro libre de su boca… Todavía no era el momento para que aquella criatura pequeña conociera lo que era tocar el cielo con sus manos.

Con cuidado, sacó sus dedos de su interior, notando como todo el cuerpo de Shun atravesaba por un leve temblor antes de caer sobre la cama.

—¿Crees que podrás aguantarlo… o prefieres darte vuelta?

Shun parpadeó, viendo a Kanon estimularse frente a sus ojos. Tan viril, tan ‘grande’ que… sería doloroso. ¿Cuántos dedos había metido el Santo para prepararlo?

—Así está bien… Creo.

Abrió sus piernas para recibirlo, tan sólo el roce de su sexo lo estremecía por completo, mientras él se deleitaba con el rostro de deseo y necesidad del Santo de Géminis.

—Oh, Kanon… ¡Oh, Dios!

“¡Duele, Niisan… duele!”

No fue como pensó, la preparación previa no fué suficiente para la hombría que Kanon tenía para ofrecerle, por lo tanto, sufrió lo indecible hasta que éste estuvo ‘cómodamente’ dentro suyo.

—Vamos, si no te relajas ésto no va a resultar… Confía en mí.

El aliento de su boca fue más de lo que Shun pudo resistir, y de golpe cada musculo de su cuerpo pareció aflojarse por completo.

Kanon llevaba un ritmo salvaje, forzando las piernas de Shun a que cada vez se doblaran más de la cuenta, todo para conseguir una penetración más profunda y total.

Shun gemía y jadeaba, colapsado por tantas sensaciones nuevas, y ya totalmente entregado al ritmo sensual y animal del hombre del cual se había enamorado sin remedio.

“Qué importa si todo el Santuario se entera… ¡Kanon, te amo!”

Su mente pensaba muy seriamente, pero la verdad era que él apenas sí podía  pronunciar palabra.Así como el poco aire que llegaba a sus pulmones era utilizado para gemir y pedir más… Una y otra vez, hasta llegar al clímax.

—Por Dios, por el amor infinito de Athena… Kanon— Shun gemía y resoplaba luego de que Kanon cayera rendido a su lado.

—Te lo dije, no hay comparación… Ni siquiera mi hermano podrá hacerte lo que yo…

Shun lo quedó mirando mientras aún trataba de normalizar su respiración.

—¿A qué te refieres con eso?...— Preguntó, sin poder contener su curiosidad… Saber a qué se refería Kanon lo carcomía por dentro.

—Tú estás enamorado de Saga… ¿No es así? Pues, si quieres reconsiderar tu decisión, ya sabes que aquí hay más hombre de lo que mi hermano es capaz de ofrecerte… No lo dudes.

“Ya lo creo…”

Shun rompió a reír a carcajadas, lo cual desencajó a Kanon enormemente. ¿Por qué reiría en una situación así?

—Oh, por favor… discúlpame Kanon, pero olvidé hacer algo en el Santuario…— Besó los labios abiertos. —Otra vez lo volvemos a repetir, si quieres…

—¿De verdad?...— Preguntó deseoso el Santo Dorado —Quiero decir, por supuesto… ¿Y mi hermano?

Shun parpadeó unos instantes; era mejor seguir aquel juego.

—Creo que lo consideraré… Puede que tengas razón.

Shun saltó de la cama hacia el cuarto de baño, vistió sus ropas sudadas y salió del lugar, pero antes de que se alejara lo suficiente…

—Andrómeda… Shun, la semana que viene… ¿Te paso a buscar?...

—Sí, por qué no… Hasta entonces.

Kanon pareció quedar colgado de aquella última sonrisa, olvidando que estaba semi desnudo en la puerta del bar. Le resultaba verdaderamente increíble, que hubiera sido tan fácil el convencerlo de que lo eligiera a él por sobre su hermano.

—Por suerte pude sacarle la información justa a ese estúpido de Pegaso… Aunque ahora le deba un favor a Milo.

Kanon se echó de bruces sobre el colchón, para poder sentir y recordar el aroma de aquel chiquillo que lo traía de cabeza desde hacía años.

Mientras tanto Shun corría por el pueblo, hasta llegar al Santuario. Tenía que encontrar a Seiya diera lo que diera, así que fue directamente a la casa del santo Dorado con el que lo había visto por última vez… el Santo del Escorpión.

—¿Seiya… Estás ah…?— Shun quedó sin habla al ver al Pegaso.

—¡Shun!...— Gritó el moreno, limpiándose los labios luego de separarse de Milo, y corrió a su encuentro para saber si estaba entero.

—Sei, necesito hablar contigo… ¡Vamos!

—Hey, Seiya, aún no has terminado…

El Pegaso se dio la vuelta a sacarle la lengua, entre caras y gestos que Shun secundó con ganas.

—¿Qué fue lo que les dijiste, Sei-Chan?

—Ellos me obligaron a decirles si tenías novio o algo… O si estabas enamorado, así que les dije que sí… pero no ciertamente de quién… y Milo hizo que se la chupe…— Seiya sacó su lengua con evidente asco. —Te digo que no fué gracioso…

—Pero fué estupendo Seiya… Te debo una— Shun saltaba de alegría, besó los labios del Pegaso, lo que…

—Esa no fue una buena idea, Shun…

—Sí, lo sé…

Seiya lo veía, y la curiosidad se le hacía insostenible. Pero Shun no se veía diferente a como lo había visto horas antes.

—¿Y… me vas a contar cómo estuvo?...—Explotó el Pegaso

—Seiya, no te voy a contar eso… Pero lo que te diré es que está celosísimo de Saga, y no sé por qué.

Shun alzó sus cejas a una sonrisa que Seiya parecía ensanchar cada vez más.

—Si tú me dices lo que sabes, yo te traeré material interactivo de mi próximo encuentro con él…

“Oferta muy tentadora… Seiya”

—Ok… Según lo que Milo dice, Kanon está loco por tí hace bastante tiempo pero nunca se acercó porque cree que le temes…

—Ósea que está a mi merced mientras él crea que lo puedo…

—…Cambiar por Saga. Así es.

Shun sintió ganas de volver a besar a Seiya, pero por obvias razones se abstuvo de hacerlo.

Necesitaba tomar un baño, y de seguro que Seiya lo acompañaría. Ahora que tenía una gran carta bajo su manga se le ocurrían muchas cosas para hacer con Kanon… Por lo menos antes de contarle la verdad, y decirle que era de él de quien estaba enamorado. Primero obtendría algunas cosas.

—¡Vamos, Seiya: el que llega último a las termas se la vuelve a chupar a Milo!…— Shun gritó, y bastó para que Seiya saliera corriendo como alma que lleva el diablo, superándolo en poco tiempo.

Fín… ¿o continuará?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).