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Devil's Trill por Korou Tanako

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Fue una noche como cualquier otra, en la que la muerte había alcanzado al humano delante de él; una sonrisa sardónica se dibujo en los labios de aquel ser vibrante de luz, sus ojos no reflejaban emoción alguna a pesar de estar cundido en lágrimas, aquel ser deslizó sus yemas por el cuello del humano, dibujó un circulo en el pecho de éste, y así recogió el alma destinada, como dios de la muerte que era. Para su mala suerte o buena, otro humano pasaba por ese sitio y al verlo sintió sus sangre bullir, sus ojos amatista se posaron en la figura tambaleante que le miraba con ojos aterrorizados, los labios de aquel bello espécimen se cerraron con fuerza; él le sonrío mostrándole su fina y blanca dentadura, el humano huyó dejando a Noelle atrás.

Noelle, era conocido en el submundo como uno de los dioses de la muerte más despiadados y sádicos, con más de un millón de almas recolectadas, era un veterano en el asunto sin contar que poseía bajo su mando a los siete demonios de los pecados capitales. Todos los miembros de aquel bien conformado círculo sentían terror por aquel hombre, su belleza andrógina casi femenina y sus modos delicados le hicieron ser conocido como  el “príncipe celestial demoniaco”. Noelle no tomaba importancia a los rumores que circulaban en torno a él, el simplemente realizaba su trabajo, no sentía emoción alguna hacía los humanos que debía llevarse, puesto que pensaba y estaba completamente seguro que esos seres inferiores solo merecían el castigo eterno.

Luego de haber terminado con su trabajo, Noelle regresó al mundo de los muertos, ahí uno de sus mejores amigos autoproclamado lo esperaba con los brazos cruzados y una mirada de desaprobación en el rostro.

— ¡Te has descuidado! ¡Has sido visto por un humano y no has hecho nada! — exclamó el joven de cabellera plateada mientras se acercaba  a Noelle.

Noelle suspiró y lo pasó de largo, no veía problema alguno a que lo hubiesen visto, sabía  a la perfección que los humanos nunca creerían en seres como ellos, así que preocuparse estaba de sobra.

— Noelle, lo que has hecho es inaudito, ¡serás castigado! — agregó el joven alcanzando a Noelle, tomándole del brazo. Noelle posó su amatista y gélida mirada en los ojos carmesí del más joven y colocó una sonrisa ladeada.

— Tienes mucho tiempo libre, deberías ir en búsqueda de almas en vez de estar aquí perdiendo el tiempo conmigo. Sé lo que hago y sé las consecuencias de mis acciones, no te necesito para que me cuides. — dicho esto Noelle zafó su brazo del agarre, abrió sus alas y voló lejos de aquella molestia.

Frederick le miró irse con los puños apretados y la furia llenándole, odiaba a Noelle desde que lo había conocido, pero a la vez, no podía evitar sentirse atraído por esa misteriosa belleza.

Como Frederick había predicho, Noelle fue llamado por los altos mandos y expulsado del sub mundo y mandado al territorio humano, el peor lugar posible para su existencia. Había ocupado el cuerpo de un hombre moribundo.

 

— Roger, no mueres por favor, dijiste que siempre estarías a mi lado — la voz cristalina de un joven penetró en el cuerpo de Noelle como agujas. El cuerpo en el que estaba parecía haber muerto hacía rato, pero, los altos mandos había restaurado la vida de aquella carne para así poder  relegarle al “Príncipe celestial demoniaco”.

“Así que este cuerpo es de un tal Roger. La voz de este jovencito hace que mi cuerpo se estremezca…es una sensación extraña” Pensaba Noelle mientras trataba de abrir los ojos, una calidez se instaló entre sus dedos, abrió ambos ojos sorprendido y lo vio; el jovencito que le sostenía la mano con ojos llorosos, era aquel humano por el cual había sido castigado, aquella mulata piel era inconfundible, un perfume a sándalo invadió sus fosas nasales, extrañado por aquella nueva sensación se removió en la cama y frunció el entrecejo.

— ¡Roger! ¡Estas vivo! — exclamó el jovencito rodeándole con sus brazos del cuello, Noelle no logró apartarse, a pesar de que el cuerpo estaba curado, sentía una enorme pesadez en él, posiblemente producto de las anestesias.

— ¡Doctor! ¡Roger despertó! — el jovencito se separó de Noelle y salió de la habitación en búsqueda del doctor. Noelle miró sus manos, una de ellas se sentía todavía cálida, su pecho latía con fuerza, posó su mano en él.

— imposible… ¿son latidos? — una triste sonrisa se le escapó de los labios, las lágrimas amenazaron por salir de sus ojos, las limpió de inmediato y cerró nuevamente los ojos. Todo aquello era sumamente confuso; antes de convertirse en dios de la muerte, Noelle había sido un humano cualquiera, el destino le había arrebatado su existencia a temprana edad pero no se arrepentía de lo que había vivido; con mas de mil años muerto, ya sus recuerdos de su estadía humana se habían esfumado.

Durante los siguientes meses, Noelle fue recordando poco a poco el modo de vida de un humano, a pesar de que se dio cuenta de que el cuerpo actual, Roger, poseía una relación fuera de amistad con aquel joven mulato de nombre Adriel, durante ese tiempo había rehuido a las demostraciones de cariño que Adriel trataba de proporcionarle.

 

— Roger, ¿por qué huyes de mí? ¿Me odias? — preguntó Adriel una mañana en la que ambos desayunaban tranquilamente. Noelle fijó su mirada en los enormes y dorados ojos de Adriel.

— Imaginas cosas muchacho — dicho esto terminó de desayunar y se refugió en la tranquilidad de su alcoba. Adriel no quedó satisfecho con la respuesta por lo que luego de lavar los trastes se dirigió al cuarto de Roger.

 

— ¡No lo soporto más! Si debo deshacerme de él, ¡déjenme hacerlo! ¡Quiero regresar! — exclamó Noelle a la imagen reflejada en el espejo, era un hombre de cabellera azabache y sonrisa amable.

— Noelle, no has recapacitado sobre tus acciones, te hemos consentido demasiado. Si bien has sido el que más almas ha recogido pero a la par eres al que menos le importa juzgarlas, sencillamente las tomas sin miramientos sin importar si darles una segunda oportunidad. Tu crueldad tiene límites. Espero que en el mundo humano logres encontrarlos — el hombre al finalizar aquellas palabras desapareció del espejo, Noelle golpeó con toda su fuerza el vidrio haciéndolo romperse, odiaba de sobre manera ser un humano, podía sentir, eso era algo perturbante, ya que sus emociones advertían con explotar en cualquier momento.

Adriel que había presenciado todo, abrió la puerta de un golpe y corrió a auxiliar a Roger. Éste le recibió con una mirada llena de furia, Adriel la pasó por alto y lo tomó de la mano para llevarlo al baño y así poder curarle. Noelle se sintió como una muñeca en esos momentos, se dejó hacer, se sentía cansado, hastiado de luchar día y noche con aquellas emociones que Adriel le hacía sentir,  quería corresponder al amor que el otro le profesaba pero le daba una enorme repugnancia admitir que había caído en las redes de ese humano.

Después de aquel incidente, Adriel dejó de querer ser correspondido, simplemente se limitó a cuidar de Roger como si fuese un amigo más, dicha actitud hizo que Noelle comenzara a preocuparse, al parecer el chico se estaba dando por vencido y él no podía soportarlo. Una tarde en la que Adriel se dirigió al trabajo y Noelle de compras, se topó con un niño que le hizo recordar el motivo de su estadía en el mundo humano.

— Noelle, regresa pronto, date cuenta. Esperaré por ti — el niño mencionó aquellas palabras como hipnotizado, cuando terminó de dar el mensaje las lágrimas cundieron sus ojos y gritó en búsqueda de su madre. Noelle enseguida lo tomó del brazo y lo llevó a la estación de policía cercana.

De regreso a casa con los brazos ocupados de las bolsas de súper mercado, escuchó la voz de Adriel provenir de un callejón; su interior le dijo que debía acercarse y así lo hizo, la visión de un chico cubierto en sangre y una sonrisa sardónica en el rostro le hizo estremecer, era así como él se veía cuando debía deshacerse de almas errantes.

— Oh…. Que fácil murió, no dejó que me divirtiera. Inútil, si tan solo los humanos no fuesen tan frágiles — Dijo Adriel mientras sacaba la navaja del cuello del cadáver, otro chico que había estado en la escena le miró aterrado, trató de salir corriendo pero fue interceptado por un golpe en el estómago.

— no tan rápido pajarito, debo cortar tus alas — Adriel tomó del cuello al chico y lo lanzó contra la pared, éste gimió de dolor; Adriel se acercó a él  y le clavó la daga la espalda, la deslizó desde omoplato hasta la espalda media, el hombre aulló de dolor. Noelle soltó las bolsas de comida y corrió hacia Adriel, lo tomó de la cintura y lo apartó del moribundo. Adriel reaccionó y miró a su alrededor, notó la sangre en sus manos y ropa, las lágrimas se derramaron por sus ojos. El hombre moribundo cayó laxo al suelo. Noelle volteó a Adriel y lo hizo mirarle.

— ¡Adriel! ¡Que has hecho! — exclamó furioso mientras lo movía de adelante hacia atrás, Adriel le miró con los ojos rojos en llanto, rodeó a Noelle del cuello y junto sus labios. Noelle no pudo reaccionar, el cuerpo de Adriel se pegó al de Noelle, éste sintió la inminente excitación en los pantalones del mulato. Empujó al jovencito y lo hizo separarse para luego tomarlo de la mano y correr de regreso a casa; sus emociones habían explotado, la imagen de aquella inocente figura cubierta en sangre le había excitado, su parte baja dolía en sus ajustados jeans.

 

Noelle apenas llegó a la casa que compartía con Adriel, lo llevó consigo a su recamara, ya ahí lo tomó del rostro y junto sus labios, exploró su boca, su lengua ávida de sensaciones recorrió cada rincón de esa húmeda cavidad. Adriel recibió gustoso esa muestra de amor. Ambos cayeron en la cama, Noelle encima de Adriel, sus pechos bajaban y subían agitados, las mejillas de Adriel se tornaron carmesí y sus labios entreabiertos se le antojaron al peli castaño, el cuerpo de Roger no era tan hermoso como el de Noelle, pero poseía una belleza masculina inigualable.

En pocos segundos la ropa fue dejada de lado y reemplazada por la suavidad de dos cuerpos sudorosos fundiéndose en un ritmo melodioso, los labios de Noelle recorrieron la piel del mulato, mientras que las manos expertas del joven le devolvían el favor; el eco de gemidos inundó la habitación aumentado la excitación de ambos, en el éxtasis del momento Adriel tomó la navaja que había estado esperando pacientemente bajo su almohada y la deslizó por el pecho de Noelle, éste se sobresaltó y trató de separarse, pero las piernas de Adriel se aferraron a sus caderas, y su cuerpo volvió a fundirse ocasionando un sonoro gemido del mulato. Noelle no sentía dolor pero sabía que debía alejarse, su interior se lo gritaba pero no podía moverse. Una sonrisa melancólica se instaló en los labios de Adriel hipnotizando a Noelle, entonces, la navaja se deslizó por el cuello del mayor haciéndolo gritar para luego caer muerto en los brazos de Adriel.

— Shh…duerme mi querido, este mundo no es para nosotros. Por fin estaremos juntos, mi querido Noelle.

Frederick regresó a su forma original, los cabellos ondulados largos y plateados cayeron en el rostro de Noelle, quien había dejado el cuerpo de Roger y ahora poseía su cuerpo real. El dios de la muerte lamió la herida del cuello de Noelle, lo rodeó con sus brazos y cerró los ojos.

— Buenas noches mi amor.

Fin


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