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Diviértete conmigo por Shun4Ever

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Las ganas le estaban pudiendo y ya no se podía aguantar. No soportaba el ver como se le acercaban noche sí y noche también para tratar de tener algo con él. Eso no se podía quedar así pues le pertenecía y todo ese tonteo se debía acabar. Cansado de ser el niño bueno, se acercó a su presa, apartando a las víboras que se aproximaban a devorarlo.  Se posicionó delante de todas las muchachas que salivaban por el caballero del cisne y tiró de uno de sus brazos hasta sacarlo de la pista y arrinconarlo dentro de los aseos.

- ¿Se puede saber que haces? Me estaba divirtiendo – Se quejó Hyoga soltándose del agarre.

- Por el amor de Zeus Hyoga! Si te estaban acorralando y no te dejaban ni hablar.

-¡No me hagas reír chaval! He venido a divertirme.

- ¡Pues diviértete conmigo! – Shun acotó alzando más la voz de lo debido pero el enfado que poseía en esos momentos le obligó a hablar – Ya no lo soporto.

Se aproximó más al rubio hasta acorralarlo contra la pared y se lanzó a sus labios sin ningún miramiento. Hyoga abrió los ojos sorprendido por lo acontecido pues jamás pensó que Shun pudiera sentir aquello por su persona. Reaccionando se entregó en aquel beso cerrando los ojos y abrazando al menor por la cintura. Shun al notar que su rubio amigo correspondía al beso lo atrajo más hacia él liberándolo del contacto con la fría pared. Las lenguas se comenzaron a enredar y el calor les fue llenando las entrañas. En ello estaban cuando un hombre entró en el cuarto de aseo con el único fin de liberar la carga de su vejiga.

- Perdón. No quería molestar.  – Shun escondió la cara en el fuerte pecho de su amigo – Creo que este no es lugar para una señorita – Hyoga solo se quedó mirando al hombre y decidido salió del baño llevándose a Shun con él.

- Vámonos “señorita” – Una breve risa se escapó de su boca y Shun le pegó un codazo en el costado haciendo que este se quejara pero sin dejar de bromear – Au! Que malos modales tienes “chica”!

Nuevamente se encontraban en la pista de baile y las muchachas anteriormente acosadoras de Hyoga, se aproximaron al verlo aparecer, Hyoga levantó su mano haciéndolas parar.

- Lo siento señoritas pero ya tengo a una que deseo.

Las muchachas un tanto entristecidas y tras un colectivo “ooooohhh” dejaron partir al rubio buscando una nueva presa con quien entretenerse. Hyoga por su parte seguía a Shun, que había decidido por su propia cuenta desaparecer del local al ver a aquellas alimañas ser acercaban nuevamente a la persona que amaba.

- ¿A dónde vamos ahora? – Le preguntó el caballero a su castaño amigo.

- ¿Vamos? – Shun gruño por un momento – No sé a donde irás tú pero yo me voy. Ya me cansé de esperar un tren que no va a llegar.

- Oh! Vamos! ¿Ahora eres tú quien no quiere divertirse conmigo?

Shun no contestó pues estaba verdaderamente cansado de tener que seguir al cisne y reírle las gracias para conseguir una sonrisa hacia su persona. Cansado verdaderamente de todo y enojado consigo mismo por su estupidez, se subió a su moto y se colocó el casco con prisas.

- ¿Eh? – Hyoga le sujetó un momento del brazo cuando estaba a punto de arrancar la moto - ¿En serio te vas?

Como respuesta Shun ladeo la cabeza y arrancó la moto haciendo que Hyoga le soltara. Shun aceleró la moto y dejó a un parado y sorprendido Hyoga en la puerta de la discoteca. ¿Pero que se había creído Shun para calentarlo y marcharse como si nada?  Resignado entró nuevamente a la discoteca y dio una vuelta por la pista buscando a alguien que le aliviara la entrepierna. Tras unos minutos se encontraba recostado en uno de los sillones de la sala, revolcándose bucalmente con un chico bien parecido.

- Lo siento – Dijo el chico rubio rompiendo bruscamente el beso.

- ¿Qué sientes? – Preguntó obviamente molesto el que ahora era su compañero.

- Solo no puedo dejar de pensar en otra persona.

El muchacho solo sonrió y como despedida volvió a besar al rubio que de tan buen ver estaba. Cuando rompió el beso, le entregó una tarjeta.

- Llámame guapo.

- Hyoga, mi nombre es Hyoga.

- Encantado y nos vemos Hyoga – Ando unos pasos de manera sensual y se giró nuevamente – Mi nombre es Kaoru.

Hyoga sonrió mientras veía desaparecer al chico entre la multitud y cuando ya no se apreciaba ni la silueta del muchacho apuró su trago y salió del local con prisas. Debía llegar al apartamento Shun para tratar de hacerse con él, pues desde hacía mucho que le tenía ganas, pero no lo había manifestado por miedo a ser rechazado. Se apresuraba con el paso de las calles, como si así fuera a llegar antes que el muchacho de ojos verdes.

Shun por su parte, se encontraba en la ladera de una pequeña montaña apoyado sobre su moto mientras fumaba un cigarro contemplando las pequeñas luces de la ciudad. Se dejó caer al suelo y quedó sentado sobre su perfecto trasero y apoyando sus brazos sobre sus piernas. Levantó al cielo y soltó lentamente el humo de la calada recién pegada, pensando en la estupidez cometida. ¿Cómo podía quitarse a ese rubio de la cabeza? ¿Qué no se daba cuenta que no le iba a corresponder nunca? Decepcionado apagó la colilla sobre una pequeña piedra cercana y soltó el humo sobrante de su cigarrillo. Tras unos instantes y una nueva ronda de humos tóxicos, se levantó de su improvisado asiento y tras limpiarse el trasero, se posicionó en su moto, dispuesto a emprender el camino de regreso a casa. La noche, sobre ser aún temprano, se le había hecho eterna por las tonterías cometidas, a su entender.

Hyoga se encontraba en la puerta del apartamento del que fuera caballero de Andrómeda tocando desesperadamente la misma. Rezaba con toda su alma porque el poderoso Fénix no estuviera de visita en casa de Shun, pues no quería hablar con él desde que le insinuó que si acercaba a su hermano pequeño, se quedaría sin nada que llevar en la entrepierna. Una gota de sudor recorrió su espalda cuando le tocó llamar por segunda vez a la puerta. Tras no recibir respuesta y un tanto cansado, se resignó y se dio media vuelta para retomar el viaje a su casa.

- ¿Qué haces aquí?

Shun se encontraba frente a él, ahora que se había girado, sujetando el casco de la moto en su antebrazo derecho.  Hyoga se quedó callado admirando la dulce belleza de ese ser con el que siempre pasaba su tiempo libre, pero nuevamente la tierna voz de Shun le sacó de sus pensamientos.

- ¿Qué quieres?

Sin duda aun parecía dolido por lo que fuera que le estaba pasando por su cabeza por lo que, tragó la saliva que tenía enganchada en su garganta y abrió la boca para hablar.

- Pues yo…

No sabía porque pero no le salían las palabras. ¿Cómo podía no decir nada cuando ese recital lo tenía más que ensayado? Shun suspiró moviendo la cabeza y tras pasar por el lado de Hyoga, abrió la puerta del que era su apartamento.

- Pasa

Hyoga como si de una orden de la que fuera su Diosa se tratara, obedeció sin replica alguna y tras cambiarse las zapatillas, pasó al salón, en donde se dejó caer en el blanco sofá del muchacho. Shun tras quitarse la chaqueta y colocarse sus zapatillas de estar por casa, se acercó a la nevera para sacar dos cervezas de ellas y entregarle una a Hyoga, que la aceptó de buena gana. El menor se acercó al sofá en donde estaba sentado el cisne y se dejó caer justo a su lado.

- ¿Qué haces aquí? – Por segunda vez preguntó, tras un largo trago de aquel líquido divino.

Hyoga imitó al dueño de la casa y bebió un largo trago de aquella deliciosa bebida, para después quedar callado mirando a esos ojos color esmeralda que tanto le paralizaban el habla.

- ¿Qué quieres? –Ya un tanto inquieto volvió a preguntar el castaño.

A modo de respuesta Hyoga dejó su botellín en la mesa de café cercana al sofá y se levantó del asiento para acercarse a Shun. Le quitó el botellín de las manos y lo dejó junto al suyo propio para después levantar al muchacho tirándole delicadamente del brazo. Shun se dejó hacer sin rechistar pues quería saber que era lo que hacia Hyoga en ese lugar. El rubio solo acercó a Shun hasta su cuerpo atrayéndolo por la cintura y tras posicionar su mano izquierda en la nuca del muchacho, tomó por su cuenta esa sabrosa boca que tan a gusto había probado esa noche. Shun correspondió el beso sorprendido pues pensó que Hyoga no le volvería a hablar por lo acontecido aquella noche. Unos breves instantes después se encontraban en una batalla de lenguas que querían comprobar quien sería la ganadora de la noche. Cuando no pudieron continuar con el beso por la falta de aire, se quedaron mirando a los ojos mutuamente, al tiempo que juntaban sus frentes. No dijeron ni una palabra y de hecho no fueron necesarias pues entre ellos eran innecesarias, siempre se habían comprendido sin abrir la boca y esa no era la excepción.

Un nuevo beso los llevó a entretenerse nuevamente y otro y otro… hasta que el calor les fue invadiendo el cuerpo y comenzaron a quitarse las ropas que llevaban. Shun admiraba cada centímetro del perfecto cuerpo del rubio mientras Hyoga se encontraba recorriendo la delicada y suave piel de su amigo como si fuera la más perfecta de las joyas. Una nueva oleada de besos los acompaño hasta la habitación del menor, que se dejó aposentar en la cama, notando la endurecida entrepierna del rubio rozando con la suya también erecta.  Sin prisas pero sin pausa, se entretuvieron en quitarse los pocos ropajes que tapaban su cuerpo hasta quedarse por completo desnudos. Llegado ese momento Shun volteó a Hyoga y lo dejó apoyado sobre su espalda en la cama para comenzar a bañarlo en besos tiernos pero pasionales. Cuando Shun se posicionó en la entrepierna de Hyoga y se llevó el duro miembro a la boca, Hyoga no pudo evitar estremecerse del placer y un leve gemido salió de su boca, haciendo que Shun sonriera  por lo bajo pero acelerara su labor. La chupo y la degusto desde el tronco hasta la punta y viceversa, haciendo que Hyoga sujetara su nuca marcándole el ritmo al son de sus gemidos. Cuando lo encontró a punto de caramelo, Shun se posicionó en cuatro invitando a Hyoga a entrar en su cuerpo.

- Diviértete conmigo.

Tan sensual y sexy encontró a su amigo que no pudo hacer más que posicionarse entre las piernas blancas de su compañero y frotar su ya más que endurecido miembro sobre la entrada de su amigo. Shun al notar que Hyoga dudaba de si hacerlo o no, alargó la mano hasta el miembro de su compañero y lo posicionó el mismo sobre su entrada, ejerciendo un poco de presión hacia las caderas de Hyoga. El rubio al ver tan decidido a su, ahora, amante, apuntó correctamente y comenzó a ejercer presión hasta que estuvo dentro en las entrañas de Shun. Shun no pudo evitar soltar un pequeño gemido de dolor, que se tornó en placer cuando el rubio tocó el punto de su próstata. El rubio nunca había experimentado tanto placer y se lo dejó ver a su nueva pareja.

- Esto si es diversión.

Y sin esperar más comenzó con el vaivén de caderas, al tiempo que sujetaba fuertemente las mismas de Shun, como tratando que no se escapara de ahí. Shun gemía con cada embestida con los ojos cerrados al tiempo que se movía al compás de Hyoga para facilitar la completa penetración de su amigo. Hyoga centrado en aquel mar de sensaciones que le proporcionaba el de Andrómeda gemía de igual manera, mordiéndose los labios cuando sus redondeces compañeras rozaban las de su amigo. Con mucha pasión y verdaderas ganas llevó una de sus manos hasta el endurecido miembro de Shun para comenzar a masajearlo delicadamente. Shun ante ese contacto gemía con más ganas y cansado de la posición se alzó para quedar simplemente apoyado por sus piernas. Hyoga soltó un pequeño gemido involuntario, pues aquella nueva posición le estaba haciendo llegar al cielo sin moverse del suelo. El rubio separó el contacto un breve momento consiguiendo una pequeña queja del menor.

- Hyoga!

Como respuesta a la suplica, volteó al menor y le hizo apoyarse sobre su espalda para después tirar de su muslo derecho atrayéndolo nuevamente hacia él. Con sumo cuidado levantó las caderas de su pareja y volvió a embestir al muchacho sin pensárselo más veces. Ante esta brusquedad Shun arqueó la espalda pero se aferró fuertemente al cuello de su amigo, clavándole las uñas en la espalda con cada nueva estocada. Esto estaba enloqueciendo al rubio, que por fin estaba degustando de su “chiquillo”. Sin poder evitarlo y tras un par de caricias más, Shun llegó al clímax derramándose sobre sus vientres al tiempo que gemía dulcemente cerca del oído de Hyoga. Este ya completamente extasiado por aquel maravilloso momento, se derramó por completo en el interior de Shun, tras un breve pero ronco gemido.

Shun soltó el agarre del rubio y se dejó caer en la cama, al tiempo que el mayor salía de las entrañas del menor. Hyoga aun sin aliento y un tanto sudoroso, se posicionó al costado de su amigo, apartando un mechón de su pelo de la cara, en donde se había quedado pegado, debido al sudor del momento.

- Shun…

El muchacho solo lo miraba tratando de recuperar por completo su aliento.

- No sabes cuanto te amo.

Shun se quedó sin habla mirando al rubio. ¿Había escuchado bien? Intrigado pero con miedo de saberse en un sueño, decidió simplemente contemplar esos ojos color mar que le hablaban tan solo con mirarlos. Hyoga sonrió ante la mirada dulce del chico y lo atrajo hacia su pecho para después besar su frente y buscar las mantas para taparse con ellas. Shun se dejó hacer y aprovechó hasta el último momento para contestarle.

- Hyoga…

El rubio solo quedó en silencio esperando que Shun prosiguiera con lo que fuera que estaba a punto de decir, pero más le valía que fuera algo que él mismo quería escuchar o no le podría hablar en una temporada. Desesperado lo atrajo más hacia su pecho como instándole a hablar, cosa que causo el efecto deseado en Shun.

- Siempre te he amado…

Sin poder expresarse mejor lo que sentía, besó la frente de su pareja y lo abrazó de mejor forma para que pudiera descansar. Shun se dejó hacer y quedó dormido en unos momentos en el fuerte pecho de Hyoga.

Por fin su deseo se había hecho realidad y era nada más y nada menos que tener a ese rubio entregándole su corazón.

Que suerte la de Hyoga, que había conseguido escuchar aquellas palabras con las que siempre había soñado.

Y entre deseos y sueños continuaron la vida juntos sin separarse más de lo necesario. Y es que cuando se está verdaderamente enamorado, uno no está completo ni tranquilo sin la que es su otra mitad.

Notas finales:

Muchas gracias por leer el fic y espero haya sido de vuestro agrado. 

Como siempre, se aceptan todo tipo de reviews. ^_^


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