Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

この愚かな世界の記憶 por Infamous Metternich

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

何も.

Notas del capitulo:

Infamous evoca pasajes de un viejo encuentro donde el sufrimiento se hizo intencionado, inevitable y adictivo. Probablemente Audrey Metternich no se entere a tiempo del dolor que le ha causado y deba pagar por ello.

 

 

悲劇は目蓋を下ろした優しき鬱 /Una tragedia es depresión que cierra gentilmente los parpados

_________________________________________________________________ 

 

Los delgados y suaves muslos apartados a cada lado para que no pudiesen estorbar, su rostro de expresión sumisa bajo la eficiente opresión, el palpamiento lascivo y descarado que ejercía como un juego de descubrimiento; encima de las revueltas sabanas de blanca seda que no se habían molestado en tomar para cubrirse, todo eso  iba calentándole algo más que la sangre. Para su mayor deleite, el otro mantenía cerrados los parpados con fuerza, negándose a abrirlos, conteniéndose.  Sin el contacto visual era como hacérselo a alguien distinto porque bajo otras circunstancias, él era alguien que manejaba las miradas retadoras y palabras de provocación con bastante habilidad. En cambio, esos voluptuosos  labios  ahora se curvaban solo para mostrarle las más fascinantes gesticulaciones que le hubiese visto, indicándole la medida de cuan bueno era su trabajo.

 

      —Fascinante. — Murmuró Audrey Metternich desde su sombría  sonrisa especiada  con creciente placer sobre la mejilla del menor, estremeciéndolo y luego a ambos frente a una puerta abierta colmada de posibilidades de contacto. Uno surgido de efímero movimiento, tanto como la vida o un suspiro. Si bien, las sensaciones se manifestaban impetuosas en ambos, el deseo de poder admirar el rostro casi desconocido de Infamous llevó a Audrey, un peli-azul esquivo, a concentrarse únicamente en los ligeros cambios del semblante ajeno, ignorando sus propios espasmos. Las estocadas con que impelía en su interior  se volvieron menos violentas cerca del final, más como si el caso fuera complacerlos a ambos que solo adquirir el placer para el mismo. 

 

     Podía ser el mayor un ser orgulloso y preferir reservarse todo para sí mismo, sin embargo se permitió recompensar al otro con un sutil beso en los labios, complacido con trabajo bien hecho al callar los preciosos gemidos que pudieran haberlos delatado. Aunque,  razones para liberarlos hubiesen sobrado. Su amante le correspondió atrapándole entre sus piernas, cruzándolas por encima de su cadera y luego atrayéndole como en un abrazo para dedicarse a ofrecerle los  gentiles y tibios roces de su piel, pálida como nieve, sobre los costados.  Poco falto para que la forma de un escalofrío pudiera apreciarse en la amplia espalda, repleta con gotas pequeñas salinas, de Audrey.

 

     La reacción de Infamous ante lo que había provocado fue una obvia sonrisa que se dibujo a lo largo de sus labios, delgados, divertidos, sedientos. Por un momento, una bocana de aire que se filtró hasta sus pulmones, refrescándolo, le permitió comprobar el contraste entre la calidez que salía a raudales del cuerpo de Audrey y la temperatura de ese momento a su alrededor.  Más que esa porción de él dentro de su cuerpo y la tibia sensación de su lengua resbalándole por el cuello con vivacidad, para luego dejarle una sensación de frío que exigía su caricia de regreso. Era como si, estúpidamente, creyera sentirlo por completo. Qué fue entonces lo que cortó sus lazos?

 

     En apariencia, muchas de las creencias que concibió entonces a raíz de esa ambigua relación, no fueron más que desaciertos, teorías  erradas. Todo se presentó de forma distinta a un insignificante “Y a partir de entonces, las cosas se volvieron mucho mejor” Cuando un ser se enamora, cae cegado. El problema, en muchos casos, era resolver la forma de su “amor”. En ocasiones simplemente consume sin dar oportunidad de ahondar en nada, de buscar explicaciones a nada.

 

 

     A le causaba tanta gracia como a Audrey el significado que se empeñaban en encerrar tras el concepto del “amor”. De verdad era una palabra ridícula. Era suficiente con reducirlo a una simple dependencia innecesaria. La desconfianza, una traición horrible que no pudo olvidar, al menos hasta que conoció a Audrey quién sacudió su mundo y luego, le dio a probar las amargas miserias de caer en la misma trampa, alentaron su predilección por esa clase de conclusiones prácticas. El gradual envenenamiento de su alma le impidió discernir entre las cosas importantes a final de cuentas.

 

     No tan débil como para caer en el encanto que supone regresar al refugio donde habitan las antiguas memorias, de un tiempo que ya no tiene cabida en el presente, concentró todo su odio disfrazado de apasionamiento en destruir  a aquellos que se le ordenaba liquidar.  Simplemente porque se trataba un peldaño más que era necesario escalar para conseguir lo prometido, sencillamente porque algo llamado vida seguía y el estaba insatisfecho. Si era una guerra, sin importar cuánto afectaran las circunstancias externas introducidas a su mente como malos recuerdos y deplorables experiencias, no se permitiría perder.

 

 

 

     ¿Qué se encontraría haciendo ahora Audrey, el patético Duque exiliado luego de una humillante derrota frente a las tropas de Bael? El primer rey del infierno desde luego, pero que una vez iniciado el conflicto de poderes en el submundo fue reducido a nada menos que demonio de ínfima categoría, por su incompetente actuación.

 

    Resulto paradójico que luego de las burlas del resto de poderosos gobernantes, que no lo creyeron capaz de obtener de regreso su estatus y poderío en menos de un cuarto de siglo, la carta que le regresaría un poco de credibilidad sería nada menos que la derrota de uno de los grupos rebeldes que más problemas les habían causado, liderado por un supuesto conde que intervenía como su comandante. Evidentemente a Bael no le regresaron corona, reino, ni trono alguno. Simplemente se había mostrado su valía dónde la situación lo exigía. De otro modo hubiesen recurrido a los extremos de aniquilarlo por innecesario, en una sociedad que no escapaba a la antigua regla de: El más fuerte devora al más débil. Sin embargo, lo consideraron de vuelta como digno miembro dentro de la cerrada cofradía en la que todos cuidaban sus intereses y espaldas. Nadie estaba exento de una repentina traición. Radicaba ahí lo fascinante y peligroso del “juego”

 

 

     De los rumores que concernían al “Duque” recordaba más bien poco, nadie hablaba mucho al respecto.  En realidad, se encontraban ocupados en protegerse e idear la forma de mejor salir librado de aquel desacuerdo con tintes bélicos. Todo era demasiado agitado, todo parecía tenso. Era natural que sintieran miedo. Se pregunto si también Audrey lo sentiría, donde quiera que estuviese. Si sentiría remordimiento ante su pobre táctica, por culpa de la cual había perdido a más de la mitad de su legión.  Vaya que los resultados fueron desastrosos y si por milagro no se había trastornado aun más, seguramente su orgullo estaría devastado. No tenía bastante sentido para el sacar conclusiones así que aguardaría a mirar los resultados con sus propios ojos.

 

 

     En el fondo, con una alevosa sonrisa dibujada en el rostro, espero resultados diferentes a lo previsto. No por compasión, sino porque conocía lo suficiente a ese tipo como para creer cosas distintas del, a lo que la mayoría. Quién sabe, si volvían a verse, tal vez le permitiría probar de su mano un abismo más hondo de lo que se hubiese imaginado. Todo lo que le había ensañado le valdría de nada y sin duda, le haría pagar por su debilidad, por ser un traidor.

Notas finales:

Lamento si perdieron el hilo o divague… -Lo hace a menudo y para ella es normal (WTF?)-

También mi redacción, siento como si hubiese decaído. La verdad no creo que haya sido muy buena, ni antes ni nunca. Sin embargo, el intento se hace. Las críticas son bienvenidas.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).