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"SOLO TÚ... SOLO YO..." por Orseth

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            -¿Y entonces que necesitas?

            -Necesito disciplina señor.

            -Bien… -dijo Harry levantando la mano para finalmente estrellarla en ese suave trasero.

            Draco resistió la primera tanda de nalgadas con bastante estoicismo, pero aquella mano parecía golpear cada vez más fuerte, por lo que al cabo de un rato, se encontró apretando los dientes para no gemir de dolor.

            -Muy bien putita… lo haces bien, eso demuestra que no todo lo que hago es en vano –dijo Harry metiendo la mano en la caja y sacando una pala de goma con la cual comenzó a golpear alternativamente cada nalga haciéndolas arder de nuevo.

            -¡Oh!... –gimio  comenzando a removerse en las rodillas de Harry.

            -No te muevas.

            -Per-perdón… ¡Ay!...

            -¡A callar! –exclamó  golpeando con más fuerza haciendo a Draco gemir mas fuerte mientras intentaba alejarse instintivamente de la mano de Harry.

            -No metas la mano –dijo el moreno viéndolo intentar cubrirse las nalgas con una mano.

            -¡Es que… me duele! –gimio  quitándola renuente- ¡Ay, Dios…! –balbuceó al recibir sus golpes con más fuerza.

            Harry veía fascinado como las blancas nalgas ahora parecían un par de manzanas rojas y por un momento detuvo la azotaina para poner su mano sobre ellas y sentir su calor y suavidad.

            Las lagrimas ya inundaban los ojos grises mientras la mano de Harry le sobaba el trasero no ofreciéndole en realidad ningún consuelo, pues sabía también que por haberse quejado y metido la mano, el castigo iba a ser mucho peor, sino mas bien disfrutándolas y cuando sintió la mano elevarse nuevamente, por puro instinto metió la mano sintiendo un horrible dolor en el pequeño hueso de la muñeca debido al golpe de la pala de goma haciendo que la retirara rápidamente sacudiéndola como si sacudiera agua.

            -Eso es solo un pequeño castigo por desobedecer.

            Draco ya no dijo nada, pero fue la última vez que metió la mano.

            -Bien… -dijo Harry después de quince minutos de suplicio, en los que Draco solo hipaba tratando de no hacer ruido- levántate.

            Sintiendo el trasero punzarle dolorosamente, el rubio se levanto quedando con la cabeza gacha y las manos agarradas por delante en una actitud sumamente dócil.

            -Ve a terminar de lavar la ropa, no creas que vas a estar de holgazán -  ¡muévete!

            -Sí, sí, ya voy… -respondio  agachándose para subirse las pantaletas.

            -¿Quién te dio permiso de subírtelas?

            -¿Eh?... oh, perdón, perdón… lo siento… -exclamó enderezándose de nuevo- ¿ya voy a lavar?

            -¡Claro, torpe! –dijo levantándose de repente para tomarlo por una oreja y llevarlo a trompicones al cuarto de lavado.

            Cuando llegaron ahí y fue soltado, Draco se sobo la oreja sintiéndola muy caliente mientras las lagrimas no dejaban de fluir.

            -Si no me gusta como quedan, haré que las laves de nuevo pero en un lavadero de piedra ¿entendiste?

            -Sí –musito  sintiéndose abrumado al ver  las camisas desbordar del cesto.

            Puso manos a la obra separándolas por colores y materiales, llenó de agua la lavadora y busco el jabón adecuado, siempre observado por Harry, quien se había sentado en un pequeño pero cómodo sofá atrás del rubio, siempre sujetándolo de la correa.

            -¡Esa camisa es de seda! –exclamó dándole un cuerazo en las pantorrillas haciéndolo bailotear.

            -¡Por eso le puse agua tibia! –gimió sobándose dolido mientras se replegaba en la lavadora.

            -¿Te atreves a responderme? –dijo poniéndose de pie lentamente.

            -No –respondio Draco evadiendo nerviosamente su mirada, pues francamente ya estaba cansado de usar esos zapatos y lo que menos quería era hacer mas tareas domesticas- es que soy muy torpe y necesito que usted me diga que debo y como debo hacer las cosas.

            -¡Pues ponte a lavar y deja de perder el tiempo! –exclamó dándole un fuerte bofetón.

            -Lo siento… -respondió con voz temblorosa y poniendo manos a la obra.

            Para cuando el pobre termino de lavar y planchar, ya eran la 1:00 de la mañana, por lo que exhalando un suspiro de alivio, colgó la ultima camisa en un perchero.

            -Listo señor.

            -Déjame verla… -dijo tomándola y examinándola con ojo crítico para después arrojársela a la cara- tiene una arruga, plánchala de nuevo.

            -Si señor… eee… señor, necesito ir al baño.

            -Tú necesitas solo lo que yo te permita, ahora plancha la maldita camisa que aun tienes mucho trabajo que hacer.

            -¿Son labores domesticas señor? –se atrevió a preguntar mientras planchaba la camisa.

            -Si ¿algún problema?

            Como Draco se tardara unos segundos en responder, Harry se levanto haciéndolo respingar y poner la camisa al frente a modo de escudo.  

            -¡Ningún problema señor, ningún problema!

            -Ven acá –dijo tomándolo de un brazo y jalándolo con brusquedad- necesitas ser educado con regularidad y de eso me voy a encargar.

            Draco le seguía el paso con trabajo debido a las pantaletas de encaje en sus tobillos.

            -Por favor… -exclamó sintiendo miedo al ver su cara enojada- voy a hacer todo lo que me ordene…

            -¡Ah pero por supuesto que lo harás! –Respondio regresando a la sala, en donde por fin lo soltó- pon las manos en el asiento de la silla.

            Viéndolo tomar esta vez un cinturón de cuero, de un centímetro de ancho, Draco tragó en seco al saber muy bien sus efectos, solo que no esperaba que estos aparecieran tan rápido, pues el primer golpe que recibió fue aplicado con fuerza, además de que sus nalgas ya estaban muy sensibilizadas debido a la azotaina anterior.

            -¡Ah!... –gritó retorciendo las piernas.

            -Eres un perro inútil… -exclamó Harry levantando nuevamente su brazo y azotando las rojas nalgas con furia.

            -¡Ay…!

            -No sirves más que para que te coja…

            -¡Oh Dios!...

            -¡Levanta el maldito culo!

            -¡Ah!....

            -No sabes ni planchar una mugrosa camisa…

            Draco ya tenía un amplio margen de dolor, sin embargo Harry también ya sabía cómo pegarle para hacerlo doler más, aunado a la gran fuerza que estaba aplicando.

            Cuando volvió a levantar su brazo, Draco esperó con los puños cerrados fuertemente sobre el asiento  mientras apretaba el culo para apaciguar de alguna forma el dolor del siguiente azote, solo que este azote ya no llegó.

            -Enderézate y mírame.

            Cuando Draco se giró, su rostro empapado en sudor y llanto, complacieron a Harry, quien acercándose a él, coló su mano debajo de la falda para estrujar una adolorida nalga.

            -¡Mgh!...

            -Qué ¿te duele? –preguntó  a un palmo de distancia de su rostro.

            -No señor, para eso estoy –respondio aguantando las ganas locas de gritar de dolor al sentir esa mano estrujarlo con fuerza.

            -Exacto, para eso estas –dijo soltándolo al fin- ve al baño y toma agua –añadió soltando la correa.

            Si Draco no corrió al baño solo fue porque los malditos tacones casi le hacen romperse un pie, pero cuando al fin pudo orinar, suspiro de alivio; después de lavarse las manos, las puso sobre su trasero caliente encontrando algo de alivio en sus manos frías; después se apresuró a ir a la cocina en donde tomo agua de una botella de la nevera, después regresó a la sala.

            -Ven aquí, te falta mucho para ser un buen culo dispuesto como a los que a mí me gustan, te daré una lección y debes agradecerme por ello.

            -Y yo lo agradezco señor… ¿pero qué lección me va a dar?

            -Eso  te importa un pepino ¡dije que vinieras aquí! –gritó Harry señalando sus muslos.

            Mojándose los labios resecos con la lengua, Draco se apresuró a colocarse sobre las piernas de Harry, el cual levantó la falda y observó las enrojecidas nalgas marcadas ya por los azotes.

            -Bueno, pequeño puto… es hora de tu lección –dijo tomando un enorme pene de goma de su caja y un tubo de lubricante.

            Draco se sobresaltó al sentir el frio gel entre sus nalgas y supo de inmediato lo que iba a suceder, por lo que lo único que pudo hacer, fue agachar la cabeza y apretar inconscientemente los muslos de Harry con las manos.

            -¡Ah!... –jadeó al sentir el frio dildo ser empujado dentro de su ano sin siquiera ser preparado.

            -Muy bien… -musitó Harry embobado al ver como la pequeña y fruncida entrada era estirada dolorosamente.

            -¡Por Merlín! –balbuceó Draco removiendo las piernas.

            -No te muevas o te lo meto más rápido.

            -¡No, por favor…! ¡Más rápido no!

            Sin embargo el moreno iba introduciéndolo solo lo suficientemente despacio para no rasgar la tierna piel, por lo que eso de no hacerlo más rápido, era solo un decir.

            Draco ya lloraba para cuando el pene iba a la mitad, por lo que mordiéndose una mano se tragó sus sollozos.

            -Listo… -dijo habiéndolo metido todo- levántate y cuidadito con que se te salga.

            Poniéndose una mano en el culo para evitar eso, Draco se puso de pie en tanto Harry buscaba algo en su caja.

            -Listo… ven.

            El moreno le hizo sacarse por fin las pantaletas de los tobillos y comenzó a ponerle una especie de cinturón parecido a una tanga que impedía que el dildo se saliera.

            -¿Qué tal? –preguntó recargándose en la silla.

            -B-bien… -respondio Draco apretando los puños de puro dolor.

            -Maldito cabrón… ya estas duro… -dijo metiéndole la mano en la entrepierna tomando en su mano el pene de Draco.

            Y es que efectivamente Draco ya estaba duro, el dolor y la actitud odiosa y mandona de Harry estaban causando estragos en su libido.

            -Preferiría que fuera el de usted el que estuviera adentro –comentó tímidamente.

            -No lo mereces, no tienes educación y tu actitud sumisa es una mierda, eres desobediente y cualquier trol lavaría mejor mis calzones que tú.

            -Prometo hacerlo mejor, esforzarme de verdad…

            -Siempre prometes eso y nunca lo cumples.

            Draco ya no pudo decir nada, solo alzó la cara al techo cerrando los ojos al sentir al mano del moreno masturbarlo con fuerza.

            -No te corras, no te lo permito… -dijo al verlo gemir de placer.

            -N-no… no lo haré…

            -Pues eso espero –dijo disfrutando el caliente miembro del rubio.

            -Pero señor… si sigue haciendo eso… yo… yo…

            -Pues aguántate.

            Pero ante la gloriosa mano de Harry, Draco ya no pudo aguantar más y…

            -¡Ah!... –gritó apretando los puños mientras mojaba la mano del moreno.

            Por poco no lo sostienen sus piernas, así que se quedó encorvado mientras trataba de regular su respiración mientras Harry se miraba la mano mojada.

            -Señor… -gimio Draco sintiendo genuino miedo- lo siento, lo siento… de verdad lo lamento…

            Harry se levantó y sin decir nada sacó un fuete de piel de la caja haciendo que el rubio caminara unos pasitos atrás.

            -Señor… señor, por favor…

            Harry se planto frente a él con el fuete en la mano.

            -Date vuelta.

            -Señor… -gimio suplicante.

            -¡Date vuelta!

            Sin más remedio se dio la vuelta para sentir en seguida un fuetazo en sus piernas.

            -¡Ay…!

            -¡Nunca más te atrevas a desobedecerme! –Exclamó Harry azotándolo una y otra vez viéndolo bailotear desesperado- ¡tú solo debes hacer lo que yo te ordene, puto estúpido!

            Al cabo de un buen rato en donde las medias negras de red dejaban ver unas piernas con marcas rojas, Harry finalmente se detuvo, pero no para darle descanso, pues tomándolo del cabello lo llevo casi a rastras escaleras arriba, hasta llegar a su habitación.

            Draco lloraba convulsivamente sintiendo mucho dolor al caminar, tanto en su interior como en sus piernas y nalgas.

            -Límpialo… -dijo Harry abriendo el cuarto de baño y aventándolo dentro.

            El baño estaba hecho un verdadero desastre, pues la tina y los pisos estaban llenos de lodo como si un jugador de futbol hubiese estado ahí después de jugar bajo un aguacero.

            Sintiendo dolor a cada paso, Draco miró el cuarto y sin dejar de llorar se hincó para limpiar el piso.

            -¡Lo quiero limpio en una hora! ¿Entendiste?

            -Si señor –musitó sorbiendo la nariz en tanto Harry se recargaba en el marco de la puerta para observarlo.

            Lo vio moverse con incomodidad por el dildo que llevaba dentro, por lo que sonriendo con malicia, dijo:

            -Levántate la falda por detrás, quiero verte el culo mientras trabajas.

            Draco levantó su faldita atorándola en la cintura para que no bajara dejando ver el delgado cinturón que impedía la salida del dildo y sus nalgas maltratadas.

            Harry comenzó a sobarse el paquete al ver las marcas a punto de brotar sangre junto a las líneas moradas.

            Cuando al fin terminó de limpiar todo, se volvió hacia Harry permaneciendo en el suelo.

            -mmm… si –dijo al fin el moreno viendo el cuarto con ojo crítico- parece que has cumplido…

            Luego bajo la mirada viendo a Draco gimotear con la cabeza gacha.

            -Te has portado bien… estoy orgulloso de ti –dijo acariciándole la cabeza, a lo que Draco alzo la vista viéndolo con adoración.

            Harry vio su rostro iluminarse con sus palabras, por lo que sonriendo, decidió concederle un premio.

            -Puedes chupármela.

            Con manos ansiosas y temblorosas, Draco le desabrocho el pantalón para dejar libre un pene ya erecto, por lo que de inmediato se lo metió a la boca mamándolo gustoso.

            -Oh si… si… -gimio Harry tomándolo del cabello- sigue así…

            Draco chupaba y lamia el pene de Harry como si solo tuviera ese momento en toda su vida, como si al minuto siguiente todo fuera a terminar; lo disfrutaba como un verdadero premio, pues se sentía feliz al saber que por esa vez  había logrado que su señor se sintiese orgulloso de él.

            Estuvieron así por un buen rato, hasta que Harry sintió que iba a correrse, por lo que sin ninguna preocupación se dejó ir llenándole la boca de su semen, el cual Draco tragó ávidamente hasta que el moreno dejó de jadear.

            -Genial… esta mamada estuvo genial, buen chico… -dijo separándose ante un renuente rubio que se negaba a separarse- quítate ya.

            -Si señor… me hace feliz que le haya gustado… señor…

            |-¿Si? –respondio Harry saliendo del baño.

            -¿Puedo hacerle una pregunta? –dijo Draco saliendo tras él a gatas.

            -Hazla.

            -¿Esta vez… si me la va a meter?... es decir… la ultima vez no lo hizo.

            -La última vez te portaste mal y necesitabas un escarmiento.

            -¿Entonces si?... señor, dijo que estaba orgulloso… ¿esta vez sí?

            -Deja de ser tan insistente, ya sabré yo si te la meto o no.

            -Lo siento –musitó Draco sentándose con cuidado sobre sus talones para no lastimarse con el dildo de goma.

            -Ve a traerme un vaso de agua –dijo Harry recostándose en la cama dejando sus pies en el suelo.

            -Si señor.

            -Pero no te levantes –añadió al verlo ponerse de pie.

            -Perdón –respondio saliendo a gatas.

            Cuando regreso con el vaso de agua, se lo dio viéndolo beber.

            -Ve tú también a beber agua.

            -Gracias señor.

            Draco desapareció por más de cinco minutos, por lo que extrañado, Harry se levantó y bajo a la cocina encontrándose con algo que lo dejó sorprendido; pues el rubio se había quitado las medias para sobar sus doloridas rodillas.

            -¿Qué demonios estás haciendo? –preguntó haciéndolo respingar en el suelo.

            -¡Yo… yo…! –balbuceó viéndose sorprendido con las medias hasta los tobillos.

            -Ven acá –dijo saliendo de ahí.

            Draco se levantó lo más rápido que pudo subiéndose las medias y abrochándolas al liguero siguiéndolo afuera, en donde se encontró parado a media sala a su señor, con una expresión que en verdad lo asustó.         

            -¿Quién te dio permiso de quitarte las medias?

            Draco fue acercándose despacito mientras estrujaba sus manos nerviosamente.

            -Yo… yo ya me las puse de nuevo…

            -Eso no fue lo que te pregunté ramera.

            Tragando saliva, se obligó a responder, pues sabía que de no hacerlo le iba a ir peor y aunque amaba el dolor físico, Harry tenia la facultad que ningún otro había logrado… infundirle miedo.

            -Nadie…

            -¿Y porque lo hiciste entonces?

            -Porque soy un desobediente –respondio llegando hasta Harry, quien poniéndole una mano en un hombro, fue haciéndolo arrodillarse y después sentarse sobre sus talones hasta separarlos y sentarse en el suelo con gestos de dolor.

            -¿Y qué mereces por eso? –dijo Harry poniéndose atrás e hincando una rodilla para estar a su altura.

            -Merezco un castigo… señor por favor… -suplico sintiéndose agotado a tal punto que los pies le punzaban y el todo el cuerpo le dolía.

            -¿Por favor, qué? –respondio tomando el cierre con sus dedos y bajándolo lentamente dejando ver poco a poco la blanca espalda.

            -Tenga piedad… es-estoy muy cansado y eso me duele mucho…

            -¿Qué es lo que te duele?

            -Lo que me metió… se-señor ¿Qué es lo que me va a hacer? –Preguntó con los ojos anegados en lágrimas- prometo portarme bien, lo juro.

            Harry había bajado el cierra hasta abajo, después puso sus manos en el cuello y luego las bajo por los hombros llevándose con él, el vestido.

            Draco temblaba sintiendo su espalda ya desnuda y sus hombros descubiertos, por lo que lo único que atinó a hacer, fue a dejarse hacer completamente dócil en las manos de Harry.

            -¿Prometes portarte bien y ya estas jodiendo que te saque el dildo del culo? –Susurró Harry detrás de su oreja haciéndolo estremecer- ¿Qué puta actitud es esa, acaso estas burlándote de mí?

            -¡No señor, juro que no! –respondio girando el rostro para verlo recibiendo un coscorrón que le hizo ver estrellitas.

            -Esta vez si vas a aprender quien es Harry Potter y cuál es tu lugar –dijo poniéndose de pie y tomando su cinturón.

            Draco se estremeció quedándose muy quietecito mirando al suelo y apretando los dientes, algo que no sirvió mucho al recibir el primer azote en su espalda.

            -¡Ah!

            -Cállate, no quiero oír tus quejas.

            -¡Perdón señor! ¡Ay…! ¡Oh!... ¡oh Dios!

            Inmisericorde, el cinturón golpeaba una y otra vez hasta comenzar a dejar rastros morados en la espalda de Draco, quien de plano ya había apoyado las manos en el suelo sin dejar de llorar.

            -¡Basta, me hartan tus quejas! –Gritó Harry tomando la pantaleta de encaje que estaba en el suelo- abre la boca.

            Draco la abrió para recibir en ella su pantaleta hecha una bola y enseguida un par de tiras de cinta gris para embalar impidiendo así que se le saliera.

            -¡Las manos atrás!

            Cuando puso las manos atrás, Harry se las ató con una cinta y después continuo su azotaina haciendo a Draco recargar la frente en el asiento del sofá.

            Un azote tras otro fueron mordiendo la espalda, nalgas y piernas de Draco, quien sollozaba convulsamente tumbado sobre el sillón hasta que comenzó a emitir balbuceos desesperados.

            -¿Quieres decirme algo? –preguntó Harry con la frente perlada de sudor debido al esfuerzo.

            -¡Mgh!... –respondio el rubio asintiendo frenéticamente.

            -Así que quieres hablar… -dijo sin dejar de azotarlo en tanto Draco continuaba asintiendo desesperado.

            Sin embargo Harry no se detuvo, contó mentalmente cinco azotes más, hasta que de pronto y sin dejarlo girarse le arranco la cinta de la boca para después sacarle la pantaleta.

            -¡Fri-frijolitos… frijolitos… du-du…!

            Después le alzo la falda y arrancando el cinturón, sacó bruscamente el dildo de goma, después quitó la cinta de las manos y sin siquiera tener tiempo de decir nada, Draco se giró abrazándolo por el cuello y lanzándose a su boca    cayendo al suelo encima del moreno, quien respondio al beso de forma hambrienta, pues contrario a lo que cualquiera pudiese pensar, Draco no estaba enojado por no haber sido soltado justo cuando quiso, de hecho Harry nunca se detenía cuando el rubio decía su palabra clave, siempre esperaba un poco mas haciéndolo sobrepasar su límite, algo que hacía a ambos enloquecer de pasión y algo que Draco agradecía pues lo hacía sentirse orgulloso de sí mismo sabiendo tambien que Harry solo tardaba unos segundos en detenerse.

            En el suelo Draco besaba y mordía la boca de Harry mientras éste le alzaba la falta y estrujaba las adoloridas nalgas.

            -¡Ha-Harry!... ¡oh Harry!

            Harry se giró dejándolo abajo abriendole las piernas con la rodilla y era justo en esos momentos cuando le hacía el amor, porque Draco se le entregaba con una necesidad abrumadora, una entrega devastadora que absolutamente nadie más que él podía satisfacer.

            -¡Ah!... –gritó cuando Harry lo penetro de un golpe.

            -¿Solo yo Draco?... ¿solo yo? –preguntó Harry comenzando a embestirlo con  fuerza.

            -¡Sí!... ¡solo tú, Harry!... –respondio abrazándole la cintura con las piernas.

            Y eran felices… no solo en la noche y no solo en el día… no solo con dolor, no solo con risas… aunque cualquiera que pensara lo contrario al ver su rara relación, eso era amor; porque se procuraban, se cuidaban, porque satisfacían aquella extraña necesidad de domar y ser domado y si infringirse dolor les hacia felices y procurar la felicidad del otro con lo que lo que deseaban, no era amor ¿entonces que era?

            Tampoco sus relaciones sexuales eran puros golpes y humillaciones, también tenían sexo tranquilo en donde una cena romántica era predecesora de varios orgasmos en su cama de suaves sábanas blancas.

            Tal vez no se lo decían, pero cada día agradecían al destino haberse encontrado en aquella casa de citas en donde tenían que pagarle a alguien para tener aquellas vivencias llenas de locura, en donde siempre usaban un Obliviate para que el prostituto que les tocara no les reconociera y en donde al terminar tenían que salir bajo un hechizo Glamour para no ser reconocidos, pues nadie debía saber que ellos tenían gusto por aquellas “perversiones”.

            Ambos sufrieron antes de encontrar aquella casa vendedora de sexo, pues en el caso de Draco no falto quien le mirara raro al exclamar al punto del orgasmo “¡Pégame!” y Harry por su parte tuvo que conformarse muchas veces con unas simples jaladas para satisfacerse pues tampoco era como para ir preguntando “¿Te gusta que te peguen mientras te cogen?”

            Y aunque en apariencia la peor joda se la llevaba el rubio, éste no lo consideraba así, pues desde que estaba con el moreno, podía ser él mismo, sin mascaras ni hechizos de ocultamiento, libre de juicios morales y sobre todo, lleno de amor, pues sentía que Harry no solo llenaba su necesidad sexual, sino toda su vida, en todos sus aspectos y sabia que Harry sentía lo mismo por él y que de igual manera se arriesgaba a partes iguales, pues sabía que el moreno también mostraba una faceta muy intima y privada de sí mismo, porque ¿Qué diría la gente si se supiese que El Salvador del mundo mágico era un pervertido al que le gustaba golpear y dominar a otro al momento de tener sexo? … y no solo golpear y dominar ¿Qué dirían si supieran que no era a una mujer precisamente a la que le gustaba dominar? ¿Qué dirían si supieran que eran los culos lo que le gustaban?... odiaba tanto tener sesiones con un Obliviate al final, pero era necesario, la identidad de Harry Potter tenia que permanecer oculta; lo mismo que la del único heredero de una de las familias más poderosas del mundo mágico… si el mundo supiera que a Draco Malfoy le gustaba besarle los pies a quien le nalgueaba con singular alegría, lo mejor sería mudarse a la luna.

            Ahora podían verse a la cara con libertad, ahora podían expresar sus deseos sin culpabilidad… sin ningún tipo de carga emocional, ahora eran completamente felices… si eso no era amor… ¿entonces que era?

            -¡Harry!... –jadeo sintiendo su culo romperse- ¡Oh Harry!...

            Harry sonrió sin dejar de penetrarlo con tanta fuerza que ya habían avanzado medio metro en el suelo.

            -Solo tú... –jadeó clavando sus ojos grises en aquellas salvajes joyas verdes mientras se venía.

            -Solo yo… -respondio corriéndose dentro.

 

 

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            Al día siguiente, Draco se despertó con un delicioso aroma a café cosquillear en su nariz.

            -Buenos días –saludó Harry dejándole una taza en el tocador mientras él se peinaba con los dedos su húmeda melena.

            -Buenos días… ¿Qué hora es? –respondio desperezándose en la cama constatando que sus golpes ya casi habían desaparecido gracias a una poción medicinal.

            -Son casi las 8:00 am.

            -¿A dónde vas? –Preguntó al verlo sacar una chaqueta del armario- es sábado.

            -Si, pero tengo una cita con un posible cliente ¿Qué no recuerdas que tú mismo concertaste la cita con Douglas Whitlock, el empresario americano?

            -Oh si… ¿y vas a ir vestido así? –dijo frunciendo el ceño mientras tomaba su taza de café.

            -Sí, ¿Qué tiene de malo? Voy informal pero elegante –respondió Harry viendo sus jeans y su chaqueta de piel.

            -Elegante mis nalgas, te quitas eso inmediatamente y te pones un traje –respondio Draco levantando las mantas.

            -Odio los trajes y lo sabes, así voy más cómodo.

            -Me importa un pito tu comodidad, te pones un traje, sino no sales.

            -Pues no voy –respondio Harry alzando los hombros con desparpajo.

            -Ajá y el nombre de quien queda mal no es el mío, sino el del gran Harry Potter –exclamó  dirigiéndose al baño.

            Harry lo vio desaparecer mientras él torcía la boca y se daba la vuelta para abrir de nuevo el enorme armario que compartían.

            -¡El azul oscuro te queda perfecto! –gritó Draco desde el baño.

            Cuando el rubio salió diez minutos después, encontró a Harry sentado en la cama vestido ya con un traje color azul.

            -¿Todavía aquí?

            -Sip, no podía irme sin esto… -respondio el moreno abrazándolo por la cintura y besándolo tiernamente.

            Cuando terminaron de besarse, el moreno se separó diciendo:

            -Listo, ahora sí.

            Draco sonrió al verlo salir del cuarto, al cual regreso unos segundos después.

            -Por cierto, Ron me invito a ir a pescar.

            -¿Y?... no puedes ir, recuerda que vamos a ir a la agencia de viajes a arreglar nuestras vacaciones.

            -Pero podemos ir otro día, Ron me lo ha estado pidiendo desde hace semanas.

            -¿Y a mí qué?... lo que quiera la comadreja no es mi problema, haz con ese lo que quieras mientras no interfiera con nuestros planes, así que te regresas derechito para acá y después de que arreglemos nuestro viaje vete con él a la luna si eso quieren, así que mejor ya vete, que mientras más pronto te vayas, mas pronto regresarás.

            Murmurando un sinfín de cosas que a Draco no le importaron en lo mas mínimo, Harry se fue para hacer lo que tenía que hacer para regresar al cabo de un par de horas.

            -Al fin… -murmuró el moreno enfundado ya en sus cómodos jeans.

            -¿Listo? –dijo Draco asomándose a la habitación.

            -Si.

            Y tomándose de la mano caminaron por un parque en el Londres muggle, ajenos al mundo que les rodeaba, disfrutando la tarde en silencio, disfrutando su simple compañía; y deteniéndose en un lago que albergaba patos, Draco miró a Harry sonriendo para después acercarse y darle un beso mientras decía:

            -Solo tú…

            -Solo yo…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

FIN

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Notas finales:

ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO Y QUE ME LO HAGAN SABER EN CASO DE QUE ASI HAYA SIDO, Y SI NO, PUES... ¡¡YO SI ME DIVERTI ESCRIBIENDOLO!!!


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