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Coma por Winy9

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Notas del fanfic:

Me vais a tachar de pesada pero me aburro hoy ^^ 

Y cuando subo algo que no es Eunhae, me siento mal (?) y debo compensarlo. 

Serán (como dije y voy a cumplir) cinco (quizás seis) capítulos =)

Si queréis, claro, muahaha! 

Em... son esas tres parejas, sí, pero hay alguna más... turuturu... No, no es Kyuhae xDD. Por cierto, que ya veo al KyuMin con otros ojos ^^ 

¡Buena lectura! 

San Valentín. Un día irritante para muchos, un día que celebrar para otros, un día indiferente para los demás. O bien un día comercial como cualquier otra fiesta absurda inventada por los grandes centros comerciales. Como sea, él es una de esas personas a las que le es totalmente indiferente que no lo celebra ni se entristece por no poder celebrarlo. De hecho sí que podría celebrarlo y de algún modo tendrá que hacerlo. Su pareja es demasiado tradicional para algunas cosas, y lo que a fiestas refiere aún más. Debería agradecer de todas formas que la gente se tome ese día tan a pecho y que regalen cosas poco originales como bombones.

Desde pequeño ha ayudado en el negocio familiar: una pastelería, así que todos los catorce de febrero hacen récords de ventas. Venden pasteles y bombones caseros, hechos por las manos de una madre experta en consentir a sus hijos. A la gente le encantaban y a ella le encanta hacerlos, ¿así que por qué no aprovechar ese talento? El problema está en que cada catorce de febrero se queda solo en la pastelería ya que sus padres salen a celebrarlo. Qué bueno es tener a un hijo a quien poder dejarle la tarea. De todas formas no se queja, le encanta trabajar allí y robar algún que otro bombón. La gente se ve ilusionada con los regalos de San Valentín y eso de alguna manera le alegra el día, sabiendo que le espera una bronca por no haberse acordado de comprarle nada a su pareja. Le llevará alguna tarta, pero quizás cante mucho que sea producto de su madre.

Un chico rubio entra en la tienda y lo reconoce de inmediato. Sonríe cuando ve que el muchacho lo hace. Vino ayer a encargar una tarta para su novia personalizada ya que San Valentín coincidía con el cumpleaños de la chica.

-          Un momento.

Donghae entra en la “fábrica” de su madre para buscarlo, por supuesto, aunque él sepa hacer alguna cosa con una masa, nunca será tan experto como ella, por eso ayer ultimó cada pastel para que él solo tuviera que venderlos cuando llegara su comprador. Incluso está empaquetado y envuelto, quizás no sean solo los pasteles los que atraen a la gente hasta allí.

Sale de nuevo ante el chico rubio que ojea algunos pasteles del escaparate. Donghae sonríe una vez más llamando su atención con una tos débil que pretende ser disimulada.

-          Aquí tienes – lo deja sobre el mostrador -. Y de regalo de la casa… - busca en las cajas que tiene a sus pies y saca la mejor rosa que encuentra poniéndola sobre el pastel encadenado -. Feliz San Valentín.

-          ¿Ni siquiera me pides el recibo?

-          Me acuerdo hasta de tu dedicatoria – Donghae sonríe un poco más.

El muchacho le devuelve la sonrisa mientras Donghae busca una bolsa donde meter el paquete, se lo da ya totalmente listo y el rubio sale de allí realmente agradecido. Solo cuando ya ha salido de la tienda ve que se ha dejado la rosa sobre el mostrador y, según órdenes estrictas de su madre, no debe haber más rosas que pasteles o si no le castigará. Da igual que tenga veintidós años, eso para ella no es ningún problema. Así que con la rosa en la mano, sale casi corriendo del mostrador y de la pastelería para alcanzarlo, afortunadamente se ha detenido en un cruce y puede alcanzarlo perfectamente.

-          Se te olvidaba.

El chico se gira sorprendido y una tierna sonrisa adorna su rostro cuando ve la rosa y distingue a quien se la ofrece. Para quien no sepa de qué va el asunto puede resultar un tanto raro, pero no es que le importe mucho lo que piensen los demás.

-          Oh, gracias.

-          A ti y vuelve pronto.

Una última sonrisa adorna el rostro del muchacho antes de que se dé la vuelta. Donghae vuelve a la pastelería, ha sido también irresponsable por su parte dejarla sin atención. Pero se detiene cuando escucha un frenazo y a gente escandalizada. Se gira de nuevo a tiempo de ver cómo un conductor alterado se baja del coche para atender a un chico rubio tendido en el suelo, ahora inconsciente.

 

No es de su incumbencia, no lo conoce de nada y sabe que no debería estar aquí. Pero se siente culpable, él le distrajo, él le hizo que se olvidara momentáneamente del cruce y que después cruzara sin ni siquiera mirar, él y su estúpida rosa. ¿Qué más daba no entregarla? Ahora no solo ya no importa si no que han atropellado a un chico por culpa suya. Su madre lo matará, ese será su castigo.

Así que cerró la pastelería - ¡el día de San Valentín! – y se fue al hospital para interesarse por el estado del muchacho, no le tranquilizó para nada saber que estaba en estado crítico y que probablemente caería en coma. Vale que él no iba al volante, ¿pero qué importaba una estúpida rosa? Apoya la cabeza en la pared y suspira profundamente. No puede hacer nada por él pero de alguna forma sabe que su sitio está allí.

Lo peor de todo es que no llevaba ningún documento que lo identifique. Solo dio dos iniciales para recoger el pastel y no dio tampoco el nombre de su novia, aunque realmente serviría de poco. No pueden avisar a su familia porque no llevaba ni un mísero móvil. ¿Quién sale hoy en día a la calle sin teléfono? Así que está allí, casi en coma, en el hospital y solo. Bueno, solo no, el conductor que lo ha atropellado y el pastelero idiota que le dio una flor como “oferta” están en la sala de espera, uno preocupado por las repercusiones legales y el otro porque sus remordimientos así se lo exigen.

Y cuando ve el nombre de quien lo llama en la pantalla de su móvil desea con todas sus fuerzas haber sido él el atropellado. ¿Cómo pretende que celebre el día de los enamorados sintiéndose como un completo miserable y delincuente? Hace de tripas corazón y responde la llamada intentando controlar el tono histérico de su voz.

-          ¿Dónde estás, Hae? He ido a verte a la pastelería ya que según tú no podías comer conmigo porque tenías que trabajar, pero, ¿sabes? Está cerrada.

-          Lo siento, he tenido un…percance. Esta noche estaré ahí, no te preocupes.

-          No, si yo no me preocupo, tú mismo.

Le cuelga sin decir nada más y sin que deje decir algo más. Suspira de nuevo, aunque le explicara la situación, no sería capaz de comprenderla. Él es así, necio, negado y celoso. Aún no entiende por qué salen juntos. Quizás por la costumbre de estar a su lado o las facilidades que le ofrece. Tampoco encuentra el valor para decirle que se acabó, que no está enamorado, que siempre será su mejor amigo, pero nada más. Lo perdería para siempre y tampoco quiere eso. Si aceptó salir con él, vivir con él y llevar una relación de noviazgo más o menos normal con él fue simplemente por el miedo a que dejara de hablarle. Son amigos desde el instituto y no cree ser capaz de dejarlo de lado. Claro que ese tampoco es un motivo para intentar enamorarse de una persona. Porque el amor no funciona así.

Cuando sus amigos le contaban cosas sobre sus conquistas, que si dejaban a la novia y al fin de semana ya tenían otra, él no lograba entender qué sentido tenía eso. ¿Salir con alguien por simplemente salir y no estar solo? Él siempre creyó, sin embargo, que solo saldría con una persona, que se enamoraría de ella para toda la vida, porque sino no sería amor. Puede resultar un poco ridículo o demasiado idealista, pero así fue educado, así creció viendo el amor de sus padres, y así pensará el resto de su vida, aunque ahora esté con Siwon por miedo a perderlo. Tiene claro que no está enamorado de él y dado que sus creencias le impiden ir mucho más allá de los besos, las caricias o tomarse de la mano, no dejan de ser dos amigos que solamente viven juntos.

Algún día, cuando tenga el valor suficiente para confesarle sus verdaderos sentimientos, se centrará en la búsqueda de su amor verdadero, porque que no esté enamorado de la persona con la que está, no significa que haya dejado de creer en el amor. Él sabe que hay alguien esperando por ser correspondido y que algún día ambos se encontrarán. Pero aún no ha llegado ese momento y tampoco tiene prisa porque llegue. Ahora tiene suficientes problemas.

El conductor causante del accidente se despide de Donghae después de realizar una llamada telefónica que parece haberle calmado un poco los nervios. Él también debería irse, pero antes quiere verlo, espera que despierte y le libere de cualquier culpa. Suspira, si todo fuese tan fácil ni siquiera hubiera hecho falta que fuese al hospital. Entra en la habitación de cuidados intensivos donde lo han ingresado y lo observa desde la puerta, sin decidirse a entrar o no.

Bueno, de perdidos, al río. Entra cerrando tras de sí y lo observa sintiéndose aún más culpable. Aparte de que ya era de piel pálida de por sí, ahora está aún más pálido, como un color azulado más propio de un muerto que de un vivo, además, los moratones en la cara no ayudan mucho. No puede ver mucho más de él, pero supone que el resto del cuerpo no presenta mejor aspecto.

-          Lo siento… - murmura Donghae sintiéndose un poco inútil.

 

Llega a casa, tal como le prometió a Siwon, a la hora de la cena. Ha pasado todo el día en el hospital y lo que menos quiere ahora mismo es darle explicaciones y escuchar reproches por su parte. Pero tampoco tiene ganas de pasar una velada romántica con él, aunque sabe que no le queda más remedio.

Y menos cuando ve la mesa preparada, huele una exquisita comida ya lista y a Siwon esperándolo tranquilamente sentado en el sofá con una sonrisa de oreja a oreja al verle aparecer. Bueno, debe alegrarse de que no esté enfadado entonces.

-          Feliz San Valentín, Hae.

Le tiende un pequeño paquete envuelto y se siente aún peor porque se ha olvidado por completo de tan siquiera coger un pastel de la pastelería. La sonrisa de Siwon tiembla quizás viendo en su expresión el olvido, pero aún así la mantiene.

-          Eh… no te lo tomes a mal, ¿vale? Pero no… hoy ha sido un día largo y difícil y lo único que quiero es irme a la cama.

-          Pero Hae, es San Valentín y me prometiste que…

-          Ya lo sé pero… en fin, ¿qué más da? Es solo un día comercial y sin sentido, podemos celebrarlo otro día o incluso toda la semana – sonríe cogiendo su regalo y dejándolo delicadamente sobre la silla más cercana -. Y te dije que nada de regalos.

-          Siempre haces lo mismo, Donghae.

Se da la vuelta y vuelve al sofá en el que estaba antes de que él llegara. Hae suspira, sabía que esta actitud tendría sus consecuencias, pero será aún peor si intenta que todo salga bien cuando tiene clarísimo que no va a ser así.

-          No te enfades, ¿vale? Solamente intenta comprenderme.

-          Compréndeme tú a mí, siempre soy el último en tu lista de prioridades.

Donghae lo mira desconcertado, ¿cómo puede decir algo así? Si está con él es precisamente por todo lo contrario a lo que acaba de decir. Se sienta junto a él y apoya una mano sobre su pierna, intentando sonreír de nuevo aunque sus fuerzas no parezcan querer colaborar.

-          Tú eres lo más importante para mí, no digas una tontería como esa. Pero sabes que no me gustan estas tonterías y hoy no es el mejor día.

-          ¿Por qué? – inquiere Siwon sin mirarlo.

-          Un chico fue atropellado enfrente de la pastelería, por eso estaba cerrada, fui al hospital con él.

Siwon se digna entonces a mirarlo, no parece comprensivo, en realidad parece incluso más ofendido que antes.

-          ¿Has estado en un hospital con un desconocido todo el día? ¿Y a ti qué te importa?

-          ¿Cómo? Oye me importan los demás, ¿vale?

-          Oh, por favor, Hae, está claro que te importa todo menos yo.

Se levanta de nuevo y sale de la sala de estar, no pasa demasiado rato hasta que escucha la puerta de su habitación cerrarse con fuerza.  Donghae no le da más importancia, tampoco podría dársela en estos momentos. Una pelea tan absurda no le quitará el sueño, tiene la conciencia tranquila respecto a eso. Así que se levanta como si pesara tres veces más y se dirige a su cuarto para tumbarse en la cama sin ni siquiera desvestirse.

Lo único que le roba el sueño ahora mismo es el chico que está en coma por su culpa y la búsqueda de algún momento del día para poder escaparse a verlo un rato. Ya que nadie puede ir a visitarlo porque no saben absolutamente nada de él, estará ahí para cuando despierte, para que no se sienta solo y para que pueda tener una explicación verídica de lo sucedido. Eso, claro, contando con que despierte.

 

-          ¿Y no te ha saludado siquiera?

Donghae niega con la cabeza despidiendo a un cliente que ha ido a comprar el pan, también cocinado por su madre. Su mejor amigo, Sungmin, siempre se pasa por allí antes de ir a la universidad para saludarlo, según él, pero solo en busca de información sobre cualquier persona que ambos conozcan.

-          No. Se ha encerrado en el baño y ya está.

-          Claro, ayer lo dejaste con el calentón – se ríe Min apoyándose en el mostrador -. El día de San Valentín es día de sexo para toda pareja.

-          Te aseguro que no para él – replica Hae sonriendo. No es que le moleste ese detalle de su novio -. No fue para tanto, solo quise posponer una maldita fecha, no creo que…

-          Oh, pero fue porque estuviste visitando a un desconocido en el hospital, yo también me enfadaría.

El menor sale de detrás del mostrador para limpiar un poco la tienda. Hoy su madre lo tiene de “chacha” por haber cerrado la pastelería en San Valentín. No le sorprende que se haya enfadado, y de hecho considera que es poco el castigo impuesto, pero no fue porque quisiera, fue porque su conciencia así se lo pedía.

-          En fin, ¿cómo te fue a ti? – prefiere no ahondar en ese tema.

-          ¿A mí? Genial – ironiza un tanto molesto.

Donghae se muerde el labio inferior, sabiendo que ha cometido un error. Se le ha olvidado por completo que Sungmin y su chica lo dejaron hace una semana porque ella consideraba que le prestaba poca atención. Bueno, en eso debe darle la razón a ella pues pasaba más tiempo en su pastelería que con la muchacha. No es que le doliera mucho la ruptura, es solamente que llevaba tres San Valentines con ella.

-          Lo siento – murmura Hae apartándolo para poder barrer -. Podrías haber salido de caza, como en tus mejores días. Desde que te formalizaste ya no eres el mismo.

Sungmin sonríe de medio lado, sin mostrar verdadera alegría. Se encoge de hombros y suspira.

-          Bah, el catorce de febrero es para los idiotas.

-          Anda ya, con lo romántico que tú eres.

-          Pues eso, para los idiotas. Pero con pareja, claro.

Donghae termina de barrer y vuelve tras el mostrador en el momento en que una mujer mayor entra en la pastelería. El muchacho le sonríe alegremente para atenderla con amabilidad y ella le devuelve la sonrisa con un saludo agradable. Sungmin aprovecha para despedirse de él, a lo que simplemente puede responder con un gesto de la mano.

Cuando su madre termina de cocinar la tanda de bombones del día y la clientela va disminuyendo, Donghae le pide permiso para poder irse antes, permiso que no le niega. Está preocupado por el estado del chico, ya no es solo la culpa que le corroe, es que siente verdadero interés por su progreso.

El médico le informa al llegar de que sigue como ayer y que se verán obligados a analizar su ropa para poder avisar a su familia, aunque la foto del accidente ya ha aparecido en todos los periódicos y posiblemente sean ellos los que se pongan en contacto próximamente. Le acompaña hasta la habitación donde lo deja solo con él, que sigue, como bien le ha dicho, como ayer. Arrastra una silla hasta su lado y busca la mano no cubierta por las sábanas, fría y pálida, e inerte.

-          Ojalá pudiera ayudarte – comenta dejando una rosa de las que ayer sobraron sobre la mesita que tiene junto a él -. Ojalá supiera tan solo cómo te llamas.

Analiza cada rasgo de su cara, como si así pudiera averiguar su nombre. Necesita saberlo, necesita hacer algo por él, algo más que estar allí a su lado observándolo mientras él no es consciente de nada. Le gustaría poder estar allí cuando despierte y pedirle perdón, pero no puede quedarse todo el día. También necesita que Siwon le perdone y tiene que trabajarse la celebración de un San Valentín el quince de febrero para contentarle. No parece que vaya a haber muchos cambios de todas formas.

La puerta se abre a su espalda y él se levanta rápidamente, soltando su mano y dándose la vuelta para poder explicar su presencia allí. Una chica desconcertada, pero igualmente guapa, ha entrado con un ramo de flores en la mano. Mira al rubio en coma y después a él y frunce el entrecejo.

-          ¿Quién eres tú? – espeta con algo de brusquedad.

-          Eh… Donghae – le tiende una mano que la chica ignora -. ¿Lo conoces?

-          Es mi novio – dice ella poco receptiva -. ¿Y tú? ¿De qué…? Oh – abre los ojos de una forma exagerada y aprieta el puño que tiene libre de pura furia -. ¿Eres tú? ¡¿Y tienes el descaro de venir aquí?! ¡Pero cómo puedes ser tan…!

-          ¿De qué hablas? – Donghae no entiende nada -. Yo no lo conozco de nada, solo estaba delante cuando ocurrió el accidente.

La chica parece relajarse un poco, respira profundamente un par de veces y solo entonces sonríe, teniéndole ella entonces una mano un poco temblorosa. Donghae la estrecha como saluda un tanto confundido.

-          Gracias por estar con él. Yo acabo de ver la noticia en el periódico y… no me lo podía creer.

Al menos publicar su foto ha tenido sus efectos. La muchacha se sienta en la cama, al lado del chico, y lo mira con una expresión que no sabría describir. No parece tan afectada como intenta aparentar, pero tampoco parece indiferente.

-          En realidad lo dejamos hace unos días, pero ayer habíamos quedado. Era el día del amor… - suspira y se ríe amargamente -. Y me sentí tan mal esta mañana por pensar que me había dejado plantada…

Donghae la escucha con verdadero interés, aunque incómodo por sentirse un intruso en vidas ajenas. No sabe cómo podría consolarla, si es que es eso lo que busca, o simplemente qué decir. La chica coge la mano del rubio y la besa levemente antes de levantarse y soltarlo de nuevo.

-          En realidad se lo merece y no sé qué estoy haciendo yo aquí.

-          ¿Cómo puedes decir eso? Nadie se merece algo así.

Un bufido sale de los labios de la chica antes de dejar las flores sobre la mesita. Se vuelve hacia Hae con una sonrisa sarcástica, sin rastro de ese desconcierto o esa tristeza que intentaba transmitir.

-          Él sí, cada cual recibe lo que merece en cada momento de su vida. Ya le ha tocado a él.

Donghae sigue sin poder creer que alguien pueda decir semejante barbaridad. Puede que él no sepa nada de su vida, ¿pero quedarse en coma por un accidente es un castigo adecuado? No lo cree.

-          En fin… me voy.

-          Ey, espera. Eres la única persona que sabe que está aquí, ¿podrías avisar a su familia o proporcionar un nombre a los médicos?

-          Se llama Lee Hyukjae. Es todo lo que sé de él – se encoge de hombros -. Nunca quiso que lo conociera. ¿Ves? Es todo consecuencia de sus actos.

-          Pero…

-          No se merece que tú te preocupes por él por haber estado en ese momento presente. No es la persona que aparenta.

-          Bueno, acabas de decir que no lo conocías – replica Hae fríamente.

Quizás no deba defender a un desconocido, pero no cree que merezca todo lo que se está diciendo de él. La muchacha se encoge de hombros con una sonrisa de superioridad antes de salir de la habitación y dejarlo solo de nuevo.

Lee Hyukjae…

Debería avisar al médico que se ocupa de él. 

Notas finales:

En compensación por fics anteriores... Sungmin y Hae serán súper amigos, sí xDDDD

Espero que os haya gustado =)


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