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Memorias infringidas. por Zarek

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Notas del capitulo:

Bueno, éste fic no es solo mío, verán el otro día quede con una chica de éste foro (Aidell) pues mientras leía su fic me puse en contacto con ella y terminamos haciéndonos amigos, como ambos vivimos en Monterrey, México, quedamos varias veces, en una de esas, mientras hablábamos de mil desvaríos, llego una pregunta (al ver a una tipa leyendo la saga de Meyer) “¿Cómo crearíamos una historia con esta temática?” mientras bromeábamos pensamos en varias ideas y de repente Aidell saco su computadora y comenzó a escribir como loca, al final terminamos en un Starbucks escribiendo esto, obviamente estábamos influenciados por varios vasos de café, VK, Stoker,  Meyer (a ninguno nos van mucho sus libros, pero el tema que planteaba nos parecía interesante) y Rice. No sabemos si les vaya a gustar, pero les aseguro que nos divertimos mucho escribiendo, tanto que en un día llegamos a casi 100 páginas (aunque el resumen lo hiso Ai sola), en fin, esperamos sea de su agrado, comenten que opinan.

La  lluvia caía continuamente, los haces de luz entraban por las rendijas de la casa cada quince segundos  unidos a estruendosos sonidos. Las gotas cayendo sobre el techo hacían un sonido escalofriante. Me cubrí con la sabana y tape mis oídos para evitar escuchar el horrible sonido. Me repetí  que solo era la lluvia lo que se escuchaba,  pero  mi mentalidad de niño me hacía pensar todo lo contrario. Estremecí al oír  la puerta abrirse, apreté los ojos con fuerza mientras temblaba bajo aquellas sabanas que me parecían el único resguardo seguro.

Unos pasos ligeros llegaron a mis oídos, trague saliva e internamente llame a mi padre, pero mi petición ceso cuando reconocí la voz que me llamaba;  sonaba preocupada.  Con el miedo fuera de mí quite la sabana lentamente, él se encontraba al pie de la cama, sonrió y yo hice lo mismo. Su rostro me tranquilizo.  Estiro su cuerpo hacia mí  hasta envolverme en un fuerte abrazo,  se separo de mí unos centímetros y  me miro por  varios minutos.

-         Sasuke… tenemos que irnos. - Sus ojos estaban llorosos.

-         ¿Por qué Itachi?- No podía entender por qué me pedía aquello.

-         No te preocupes no te ocurrirá nada. – lo mire algo dubitativo.

-         ¿Donde está mamá y papá?

 Bajo su mirada y me tomo de las manos. Las apretó con fuerza y no dijo nada. Un mal presentimiento me embargo  en ese momento, fue como si algo malo fuese a ocurrir – en ese momento no sabía qué y estaba ocurriendo – suspiro y quito un mechón de cabello que cubría mi rostro.

-         Sasuke ellos… ellos  no irán con nosotros. – aquellos susurros eran casi inaudibles.

-         ¿Por qué?  ¿Les ocurrió algo? – en ese momento evito mi mirado como si ésta le hiciera un daño mortal.

No respondió, guardo silencio y espere a que dijera lo que había ocurrido. Pero no dijo nada; soltó una de mis manos y me miro  a los ojos.

-         Vamos a jugar un juego ¿sí? Mira, comenzare por cubrir tus ojos ¿está bien? Ya no le temes a la oscuridad ¿cierto? - dijo mientras pasaba por mis ojos un lazo de color  blanco.

-         Ya no, pero Itachi, no me has respondido.- me sentía molesto, no solo porque usara ese tono de animador infantil conmigo, sino también porque no me hablaba claro.

-         Lo hare,  pero primero  tenemos que salir de aquí.- su voz era dulce y tranquilizadora.

-         Hermano, está lloviendo.

-         Vamos Sasuke tenemos que salir.- me saco de la cama y me llevo a hasta la puerta.

-         Salimos del cuarto a una paso apresurado, mientras me sujetaba a su mano para guiarme intentaba seguir sus paso, no sé cuánto tiempo paso, ni tengo idea de que camino habíamos, pero lo que sí sabía era que aquella oscuridad en la que me encontraba comenzaba a asustarme, sostuve su mano con fuerza, no quería apartarme de su lado.

-         Itachi ya me quiero quitar esto. – me queje por primera vez al momento que ponía mi mano sobre aquel lazo, en ese instante Mi hermano puso su mano sobre la mía. Se sentía fría.

-         No lo hagas, aun no termina el juego, si te la quitas perderás.- su voz  tranquila disminuyo el miedo y desesperación que comenzaba a penetrarme.

-         Mmm, está bien, quiero ganarte. -Sonreí y su risilla se hizo presente en aquel silencio dándome aun más tranquilidad al escucharla.

Seguimos caminando y más adelante sentí como la lluvia caía en mi rostro, me abrace a mi hermano, el agua estaba fría, él me cubrió  el cuerpo para evitar que me mojara más. En aquel movimiento el lazo que cubría mis ojos cayo, los abrí lentamente esperando ver la luz  de  alguna lámpara,  pero lo único que vi fue oscuridad; los rayos que aparecían cada quince segundos era lo único que iluminaba el campo.

El miedo apareció de repente,  voltee  a ver a mi hermano,  sostenía un arma que papá nos había pedido no agarráramos nunca, porque era peligrosa, mi corazón comenzó a latir muy rápido ¿para que necesitaba Itachi una pistola?

-         Hermano, ¿Por qué traes el arma de papá?

-         Me miro extrañado y se detuvo.

-         Sasuke…  ¿porque te quitaste el lazo? - cuestiono con un deje de molestia.

-         Yo no lo hice, se cayó, en serio – señale el pañuelo en el suelo, mi hermano se llevo una mano a la frente.

-         Mira…- inspiro hondo y cerró los ojos – Escúchame, lo que te voy a decir  es algo que se supone nunca sabrías, le prometí a nuestros padres que callaría esto para protegerte, pero ahora para protegerte necesito que sepas que pasa.-Suspiro y se puso frente a mí de cuclillas.

Lo mire expectante.

-         -Sasuke, hay muchas cosas que todos creemos que no son reales, leyendas o fantasías que se cuentas para asustar a los niños o hacerlos dormir por la noche. –Suspiro de nuevo -Se que no me vas a entender muy bien pero necesito que trates de comprenderlo ¿de acuerdo?

Asentí y el continuo hablando.

-         -Bueno... ¿Cómo decir esto sin sonar como un idiota? – pregunto más para si mismo. – Sasu ¿recuerdas el libro que te leí la otra noche?

-         ¿El principito? – lo escuche resollar algo irritado.

-         Sí, pero no, hablo del libro de Bram Stoker ¿listo? – asentí mientras me esforzaba por recordarlo, Drácula se llamaba, pero por más que me esforcé no me vinieron muchos recuerdos a la mente y no era mi culpa, solo tengo seis años y mi hermano me leyó un libro muy aburrido. -  ¿recuerdas al monstro de la historia? – asentí nuevamente, pues el día que me leyó la escena donde él caminaba por la pared asimilando a una lagartija hasta llegar a la ventana, me hizo tener mucho cuidado con no olvidar ponerle llave a la que estaba en mi cuarto. – ese tipo de monstros existen.

Lo mire incrédulo ¿estaba intentando asustarme? Él mismo me había dicho un sin número de veces que solo era mentiras creadas por un hombre con mucha imaginación.

-         No te entiendo hermano.

-         Lo supuse y no necesito que lo hagas ahora, solo quiero que sepas que lo que tus ojos verán no es lo que parece,

-         ¿Lo que veré? – Itachi miraba en todas direcciones pegándome cada vez más a la pared.

-         Sí Sasuke, lo que veras, estos seres no son lo que parecen, no son como nosotros, mucho menos son amistosos, lo único que quieren es nuestra vida ¿entiendes?

 

Guarde silencio. A pesar de que yo no sabía lo que eran exactamente aquellos seres,  sabía perfectamente que mi hermano estaba seguro de lo que decía, él estaba asustado, al percatarme de aquello sentí mi piel erizarse y un escalofrió recorrer mi espalda, sentía miedo.

-         ¿Lo dices en serio? – pregunte esperando que dijera “solo bromeaba” su expresión me quito aquella esperanza.

-         Sí Sasuke, por eso debemos salir de aquí.

 Seguimos caminando y llegamos al final de la propiedad de nuestros padres, durante todo el camino me pregunte por que ellos no podían  venir con nosotros. Pensaba preguntarle Itachi cuando llegáramos al lugar al que nos dirigíamos.

Después de un par de minutos reconocí un poco el lugar, no tardamos en llegar a la carretera, caminaba un poco distraído, intentando entender lo que mi hermano quería decirme, pero en medio de ello choque con su espalda, Itachi se había detenido, su mano me empujo detrás suyo, un rayo ilumino por completo la carretera y pude verlos.  Me tarde un poco en contarlos, pero al final conté quince hombres. Al principio me sentí relajado por ver personas, pero al verlos caminar sentí que había algo extraño en esos movimientos, de un momento a otro el miedo se hizo más fuerte y agarre la camisa de Itachi con fuerza.

-         No te preocupes, yo cuidare de ti.- Su voz era firme pero tranquila.

Un estruendo se escucho, fue seco y sin ningún eco, al principio pensé que había sido un trueno el que había hecho aquel sonido, pero deseche  ese pensamiento al escuchar otro más. Mi hermano maldijo en voz baja.

-         ¡Sasuke, debes huir! – su grito era fuerte y acelerado.

-         ¿Que pasara contigo? hermano.

-         No te preocupes, yo estaré bien, aun tengo un cartucho más, pero no puedo pelear y protegerte. Vamos vete, los distraeré. – lo mire inmóvil. - ¡Vamos Sasuke! te prometo que te buscare, soy tu hermano mayor ¿cierto? Siempre estaré contigo.- su hermosa sonrisa solo logro que me sintiera peor, quería quedarme y ayudarlo, pero sabía bien que solo sería un estorbo.

Aun inmóvil las lágrimas llenaron mis ojos y rodaron por mi rostro. Itachi se volvió a mí y me golpeo la frente con dos dedos.

-         No llores pequeño tonto,  estaré bien, te lo prometo.- Sonrió nuevamente -Vamos vete y no confíes en nadie.

Me dio la espalda y disparo de nuevo, comencé a correr, las lágrimas se mezclaron con las gotas que caían, el dolor y la desesperación se acumularon en mi mente. ¿Qué haría después si mi hermano no me encontraba? ¿Qué iba hacer si le ocurría algo malo?  Seguí corriendo hasta que sentí que mis pies me dolían por el  esfuerzo que había hecho. Me detuve y un joven se encontraba enfrente de mí, di un paso hacia atrás al recordar las últimas palabras de mi hermano.

-         ¿Te sucede algo pequeña? -  pregunto aquel joven con voz dulce.

Lo mire pero en aquella oscuridad me era difícil verlo bien, entonces un rayo apareció y haciendo que me sobresaltara, pero también me permitió ver su hermoso rostro afilado acompañado por un largo cabello rubio, mire con detenimiento aquellos ojos que poseían un hermoso tono azul pero que  expresaban una tristeza que me trato de ocultar. Dude unos segundos más, Itachi me había pedido que huyera, que no confiase en nadie, pero este tipo no era para nada aterrador, no sentía miedo, solo calma, no estaba seguro si era bueno o malo, solo sé que por un instante creí que dios había enviado un ángel para salvarnos, mire detrás de su espalda, pero no había alas.

-         ¿Eres un ángel?- le pregunte, mirándolo fijamente.

Sonrió  y meneo la cabeza en forma negativa. Su  sonrisa era cálida y sincera, me quede en silencio  observando  aquel ser  tan hermoso ¿si no era un ángel, entonces que era?

-         No soy un ángel, soy algo completamente distinto.

-         Entonces no puedes ayudar a mi hermano - comencé a llorar de nuevo - ¡¿Por qué dios me mando a alguien tan inútil como tú?!

-         ¡¿A quién llamas inútil niña malcriada?!

-         No soy una niña soy…

-         Da igual, dime ¿Dónde está? – seque mis lagrimas, ¿él me ayudaría?

-         Está como a un kilómetro atrás. –ni siquiera sabía cuánto era eso, pero los adultos siempre necesitaban números. - Solo le quedaba un cartucho más.

-         Está bien, ven conmigo, no te preocupes lo salvaremos.- me sonrió, su sonrisa era enorme y exagerada, pero sentía que podía confiar en él.

 Me tranquilizo al saber que Itachi iba a estar bien.

-         ¿Te molesta si te cargo?, así llegaremos más rápido - dijo mientras me miraba fijamente.

-         No, está bien.

Se acerco y sentí sus gélidas manos en mi piel, me estremecí y pensé que se debía a que había estado lloviendo, tal vez tenía tanto frío que su cuerpo se encontraba congelado. Se quito la gabardina y me la puso cubriendo todo mi cuerpo. Sentí un dulce calor abordarme y un delicioso aroma embriagarme, una vez cubierto me levanto y me puso en su espalda, su cabello largo y rubio llamo mi atención, no pude evitar tocarlo y sentir su textura; era demasiado liso.  Comenzó a correr y pude sentir el aire frio chocar en mi rostro, cerré los ojos con fuerza para evitar que las gotas entraran en ellos.

Al llegar vi a mi hermano, estaba usando la Katana que le había obsequiado mi padre, se giro y nos miro a ambos. Su rostro lucia sorprendido y confundido a la vez, en un segundo su rostro cambio por completo dejando atrás aquella cara de confusión por una de molestia, el joven me bajo y saco una pistola de su costado. Disparo  y un grito se escapo de mis labios, unido a miles de lágrimas que se mezclaron con las gotas de la lluvia; caí de rodillas cubriendo mis ojos en un intento de evitar  ver  lo que había ocurrido. No entendía por qué le había disparado y me mantuve inmóvil.  Los disparos se siguieron escuchando uno tras otro,  me puse las manos en los oídos  y cerré los ojos con fuerza. Me sentí  angustiado, la vista comenzó a nublarse y  perdí el conocimiento. Entonces una obscuridad absoluta me rodeo por completo.

 

Notas finales:

Las cosas que se le ocurre a la gente cuando ve a otras personas, este capítulo es corto, ya que Dell pensó que lo mejor sería saber si les gustaría el fic o no (después de todo casi podría considerarse un tributo a todas las cosas vampirescas que hemos leido o escuchado jeje).

Bueno, entonces, eso es todo. Nos leemos.

 


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