Todos los días siempre es el mismo cielo y siempre es el mismo día.. la única diferencia es que tú ya no estás aquí..
¿Cuánto había pasado desde que había visto tu hermosa sonrisa? Como la extrañaba.. suspiro todos los días esperando a que me perdones , que ahora comprendo que tú eres mi felicidad.. Yoseob por favor vuelve, te necesito, todos los días ya no son lo mismo sin ti.
¿Recuerdas cuando te me declaraste? Nervioso, tímido, pero con ese brillo de seguridad en tus ojos. Aunque no lo demostré.. me sentía realmente feliz, yo también te amaba, solo que muy pocas veces te lo demostré, supongo que pensaste que te deje de amar.. pero nunca fue así.
Yo pensé en dejarte ir y deshacerme de ti.. no, no todavía no soy capaz de dejarte ir..
Cuando te fuiste me dolió, pero mi orgullo intento olvidarte. Me embriagaba hasta que no podía más, y cuando quise borrar todas aquellas noches en las que no hacíamos uno, demostrándonos amor, con una mujer barata.. simplemente no pude, tu rostro avergonzado, aquellas finas gotas de sudor resbalando por tu frente haciendo ver tu fina piel como lo más bello del mundo, esas imágenes se me vinieron a la mente.
Salí rápidamente de aquel lugar, pensando como mujeres se entregaban sin vergüenza, sin pudor alguno, sin esperar amor, solo necesitando saciar sus deseos carnales.. nadie jamás se compararía a ti, nadie.
¡No quiero dejarte ir! Duele.. duele mucho, no puedo dejarte, pero yo mismo me encargué de alejarme de ti.
Anhelo, anhelo por ti.. estoy anhelándote, porque te anhelo a ti, te llamo y te llamo todos los días.
Era San Valentín, muchas parejas felices por la calle y yo saliendo ajetreado de la universidad. Pase por tu chocolatería preferida y me quede viendo aquellos bombones que tanto te gustaban.
Sentí unas manos sobre mis ojos y el deseo de tenerte cerca me hizo tener una leve esperanza de que fueras tú.
-Yoseob.. –Susurre antes de girarme y encontrarme con el semblante triste de mi hermana.- Oh! Lo siento.. –Dije triste bajando la mirada.
-Tranquilo.. –Respondió ella abrazándome y sin poder aguantar más.. nuevamente lloré.
Nuevamente había dicho tu nombre, nuevamente lloraba por ti.
Te extraño, yo te extraño, estoy extrañándote y ahora grito tu nombre como si fuera una hábito, incluso hoy..
Otra vez desperté en medio de la noche con un fuerte dolor de cabeza.
-Seobbie.. –Susurre a penas, al ver que no respondías, vino a mi mente de un golpe, el que tú ya no estabas aquí conmigo.
Mis lágrimas se derramaban sin señal alguna de querer detenerse y mi corazón volvió a doler.
Comencé a gritar tu nombre en vano, sosteniendo la vana esperanza de que aparecieras en el umbral de aquella puerta, arrollándome en tus cálidos brazos y callar mis sollozos con tus suaves labios, pero jamás llegaste.
Gritando tu nombre caí en los brazos de Morfeo, aun susurrando entre suspiros un débil “te amo”.
Día a día siento que estoy muriendo, entonces ¿qué puedo hacer? Te amo, te amo.. yo te amo, no soy capaz de decirte esto, tuve que dejarte ir así..
El día que te rogué que nos juntáramos, estaba muy nervioso. ¿Hace cuánto no nos veíamos? Hace como dos meses.. dos estúpidos meses en los que sufrí de una manera inimaginable, pero en los cuales me pude dar cuenta que eras lo único y más importante que tenía en mi vida.
Ya era la hora, salí hacia el restaurant.. ¿qué te diría?, ¿debería confesarme? Yoseob te necesito.
Al llegar miré alrededor y supuse que aún no llegabas, no quise pensar que no irías, o acaso ¿te habrías olvidado de mí?
Sacudí mi cabeza ligeramente intentando alejar aquellos pensamientos que me comenzaban a invadir. Fue el sonido que hizo tu voz para captar mi atención, el que me incito a levantar mi mirada.
Hay estabas tú, aún tan hermoso, me sentí un completo idiota al haberte dejado ir, tus labios que tantas veces probé con delicadeza, pero tus pequeños ojos ya no tenían ese brillo que tanto los caracterizaba.
Tomaste asiento y bajaste la mirada.. mi cuerpo se tensó y nuevamente me puse nervioso, todo lo que planeé decirte, se borró de mi mente.
Lo siento, yo lo siento, ¿puedes escucharme?, ¿podrías escuchar mi confesión aunque sea demasiado tarde?..
-¿C-como haz e-estado? –Pregunté nervioso, levantaste la mirada y por una fracción de segundos me perdí en tus ojos.
-Bien.. supongo..- Susurraste lo último, pero aun así fue audible para mí.- ¿Y tú?
-Yo.. he estado mal.- Me miraste sorprendido y luego volviste a bajar la mirada. Debía hacerlo, debía decir cuán arrepentido estaba, era ahora mi última oportunidad. –Perdóname.. –Levantaste tu mirada, pero la volteaste enseguida hacia otro lado.- .. yo se que fui un completo idiota. Casi nunca te demostré cuanto te amo, pero este tiempo sin ti.. realmente fue un infierno.- No pude evitar volver a llorar, me miraste y aclaraste de forma nerviosa tu garganta. De seguro me dirías que no me perdonabas.- ¡Te amo Yoseob! –Interrumpí antes de que hablarás.- .. amo como eres, tu rostro, tus caricias, tus besos, tu aroma, tu calidez, tu sonrisa, tus abrazos, tú.. –Al mirarte, estabas sonrojado y mirabas cualquier otro lugar intentando ocultarlo.-.. por favor, perdóname.
-Eres un idiota Junhyung.. –Dijiste serio. Me lo esperaba, no ibas a perdonarme.- .. pero al idiota que amo con toda mi alma. –Levante mi rostro sorprendido y vi que tus ojos comenzaban a aguarse, me levante y me acerque a ti, tome tu rostro entre mis manos y te bese intentando transmitirte todo mi amor.- Te amo. –Susurraste mis labios.
-Yo también.- Respondí mientras sonreía ampliamente al tenerte nuevamente entre mis brazos.
Te amo..~